¿Qué es el sexilio? Una cineasta peruana emprendió un proyecto para contarlo
Lucía Florez es una comunicadora audiovisual peruana especializada en retratar la desigualdad en todos los niveles: desde los ambientales hasta los sociales. Así nació su productora El Taller, orientada principalmente a temas de medioambiente. Antes, creó y produjo la serie Siete y Cuarto: 6 piezas audiovisuales que retratan la vida de personas LGBTIQ en el Perú.…
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Lucía Florez es una comunicadora audiovisual peruana especializada en retratar la desigualdad en todos los niveles: desde los ambientales hasta los sociales. Así nació su productora El Taller, orientada principalmente a temas de medioambiente. Antes, creó y produjo la serie Siete y Cuarto: 6 piezas audiovisuales que retratan la vida de personas LGBTIQ en el Perú.
Hoy busca contar la historia de Anton, un chico ruso en camino a convertirse en una mujer trans, y su proceso para pedir asilo en Estados Unidos.
La historia de Anton, como la de muchas personas LGBTI que migran de sus países por las leyes anti-LGBT o para buscar geografías más amigables con las diversidades sexuales, se enmarca en lo que se ha denominado “sexilio”. Los “sexilios” son los exilios motivados por la orientación sexual o identidad de género.
– Estás empezando un nuevo proyecto en tu estadía en EE.UU. sobre migración LGBT desde Rusia a EEUU. ¿Habiendo estado cercana a contextos de desigualdad en EEUU, Perú y ahora indirectamente con Rusia, que patrones en común encuentras entre los afectados?
– En una ciudad como NYC, que ha sido en algunos sentidos la cuna de derechos civiles y en ellos LGTB, la diferencia con el Perú es enorme. Creo que si bien existen lugares destinados a la comunidad LGBTIQ, se puede ver como están mucho más integrados y visibles en todos los lugares sociales. El debate está mucho más consensuado como sociedad y es más raro encontrarse en la clásica situación donde tienes que explicar tu identidad y hacerle entender al resto quien eres, que siempre es incómodo.
Eso igual es Nueva York, que no representa al resto de Estados Unidos donde la situación es diferente. Igual al ser una ciudad de tantos migrantes, encuentras vecindarios, comunidades donde aún existe mucha discriminación y ahí las similaridades con mi país se hacen más visibles. Con el proyecto en el que estoy trabajando tuve la oportunidad de conocer más cercanamente la situación de Brighton Beach en Brooklyn, donde la mayoría la comunidad rusa reside. Aquí el nivel de discriminación e invisivilidad puede ser comparable al de Perú, con la diferencia de que existen herramientas legales que respaldan a la comunidad.
La comparación con Rusia sí es un poco más extrema. La homofobia en este país está respaldada por el Estado bajo la ley que se pasó en el 2013 contra la propaganda gay – que podría ser agarrarte de la mano con tu pareja en público. Creo que en el Perú se está poco a poco visibilizando más el debate y la gente no tiende a esconderse preocupados por su vida. Sin embargo, creo que los sentimientos y emociones a los que nos enfrentamos son los mismos. El hecho de no sentir que tu país te escucha y que tienes un lugar seguro al cual pertenecer te quiebra adentro y creo que en ese sentido la gente de la comunidad LGBTIQ, en diferentes manera, se identifica y relaciona no importa el lugar del que vienen.
¿Cómo ha sido documentar temas de discriminación, minorías y desigualdad en un contexto distinto al de tu país?
– Siempre es difícil ganarse el acceso a comunidades a las cuales no perteneces completamente. Desde que decidí mudarme a NYC supe que ese iba a ser un obstáculo que iba a enfrentar, pero que de cierta manera me iba a hacer crecer como documentalista.
Creo que la clave está en buscar qué ángulo tienes en común con los personajes que estás retratando. Y siempre hay uno. En el caso de este proyecto, donde la comunidad son exiliados LGBT de Rusia podría parecer no tan obvio, pero en la realidad sí lo fue. Salvando las distancias abismales de discriminación que encontramos en un país como Rusia, la comunidad LGBT peruana, en la cuál me incluyo, enfrentamos retos parecidos. Al final la discriminación de tu propia identidad te pega en el mismo lugar y te hace cuestionar las mismas inseguridades, lo cual nos une.
– Tu trabajo siempre ha tenido un corte socio-medioambiental ¿Qué te ha motivado a seguir realizando contenidos audiovisuales en estos temas?
– Mi trabajo comenzó siendo de corte socioambiental y hasta el día de hoy es un tema que me sigue moviendo. Creo que cuando vemos los retos que vienen con un problema sistémico como la crisis socioambiental que enfrentamos, nos damos cuenta de que todas las injusticias están conectadas atrás de la cortina. Si nos alejamos de la concepción “ecológica” del cambio climático y lo vemos como un problema político y de corrupción, creo que es más evidente cómo se vincula con temas relacionados a derechos humanos sobre todo con poblaciones más vulnerables. Es por esto que no me fue tan descabellado saltar de estas historias a trabajar con la comunidad LGTBIQ. Para mí es importante apuntar con mi trabajo hacia la misma dirección, y mientras sienta que las historias que cuento colaboran a una visión del mundo con más equidad y menos injusticia social me va a seguir motivando trabajar en ellos.
– ¿De qué manera estás financiando este proyecto? ¿De qué forma las personas te pueden ayudar? ¿Cuáles son otros de los retos que enfrentas aparte de los financieros?
– Al momento este proyecto es autofinanciado al ser un proyecto en el marco de mis estudios. Estoy comenzando una campaña de crowdfunding donde la gente que le mueva podrá aportar para ayudar a poder terminarlo, postproducirlo y difundirlo en diferentes festivales, esperemos. Creo que es importante que este tipo de proyectos se mantengan hasta cierto punto independientes para poder contar estas historias tan importantes sin ningún tipo de interés. El tema de la discriminación a la comunidad LGBTIQ en Rusia, y en muchos otros lugares del mundo, es un tema meramente político. También lo es el tema de migraciones en los EEUU de Trump. En ese contexto me hace sentido que para desapegar posiciones y contar la historia con dignidad no se pueden permitir censuras.
– Cuáles serán tus siguientes proyectos en tu retorno a Perú. ¿Hay algún tema en particular de la sociedad peruana que te gustaría abordar en un futuro documental?
– Tiendo a ver mi trabajo como una suerte de activismo con el cual se pueden lograr cambios y esperemos lograr cambiar la situación poco a poco. En ese sentido el tema de derechos LGBTIQ siempre me va a seguir interesando y más en un país como el Perú donde falta tanto por hacer y hay tantas injusticias. Me gustaría empezar a documentar historias en diferentes partes del país y ver cómo cuando metes más interseccionalidades a la ecuación la situación se vuelve más compleja. Creo que también me gustaría comenzar a trabajar con el tema de violencia doméstica, donde en el Perú estamos que campeonamos. Realmente duele y me indigna escuchar desde lejos las historias de víctimas de feminicidios. Esta situación no puede seguir siendo la norma y creo que necesitamos más visibilidad con esto.
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