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La historia de Katty Fontey, presidenta del primer colectivo trans de Chile
Por Víctor Hugo Robles Katty Fontey es la presidenta de TravesChile, una trans adulta mayor en permanente actividad social y comunitaria. Nació en un tiempo donde la diferencia sexual era imposible en su pueblo y clase social y por eso decidió migrar a la gran ciudad escapando de la rabia de su padre y la…
Katty Fontey es la presidenta de TravesChile, una trans adulta mayor en permanente actividad social y comunitaria. Nació en un tiempo donde la diferencia sexual era imposible en su pueblo y clase social y por eso decidió migrar a la gran ciudad escapando de la rabia de su padre y la discriminación. Ni la disciplina escolar, ni los trajes de sastre para niño pudieron aprisionar su cuerpo libre que deseaba crecer, bailar y volar. Se educó entre sus amigas de la calle, armando una particular biografía, ejerciendo el comercio sexual en tiempos difíciles y protagonizando la primera protesta de la diversidad sexual en la historia de Chile, épico e inolvidable hecho acontecido un 22 de abril de 1973.
En el presente diálogo con Presentes, Katty Fontey revisa su historia, una biografía de película que no desfila por alfombras rojas sino que recorre las calles de Chile asistiendo con cariño a sus amigas trans adultas mayores olvidadas por el reloj del tiempo.
– Katty, cuéntanos de tus orígenes.
– Mi historia es tragicómica. Yo nací el 29 de diciembre de 1951 en la ciudad de Curicó. Mi padre era ni más ni menos que el entonces alcalde de Curicó, Arnoldo Parra Donoso. Mi madre una visitadora social, una mujer fría, que no tenía mucha relación conmigo. Soy hija única.
– ¿Y cómo era tu vida en tu infancia?
– Regio, estupendo, todo sin problemas, tenía casa y un bienestar. Todo estaba bien gracias a Dios y a la Virgen Santísima. Recuerdo que de chica me gustaban los hombres y ahí tuve problemas, serios problemas.
– ¿Dificultades en la identidad o de otro tipo?
– Problemas de aceptación y violencia porque a mí me gustaba el chofer de mi papá. No recuerdo cómo descubrí mi diferencia sexual solo sé que miraba a los cabros con mucho gusto y a las mujeres las miraba como amigas. Yo me vestía con las enaguas de mi mamá, las toallas me las ponía de turbante en la cabeza, las camisas de dormir. Me mirada al espejo y hacía poses. En este tiempo eran famosas la Sophía Loren, la Marilyn Monroe y la Brigitte Bardot. Yo quería ser como ellas.
– Sí pero a escondidas y un día la nana, Berta, me descubrió. Ella me dijo: ¿Qué estás haciendo? Eso no se hace. Me dijo que mi padre se enojaría mucho, que no lo hiciera más. También me dijo que jugara mejor a la pelota y a las bolitas. Me dijo que saliera de la pieza, que no estuviera solo, que saliera al patio de la casa.
– ¿Y te gustaban las bolitas?
Jamás jugué a las bolitas, mucho menos a la pelota, me gustaba el futbol pero para verle las piernas a los futbolistas. En el colegio no hice ni gimnasia, me daba vergüenza que vieran mi cuerpo. Todo transcurría relativamente bien hasta que quedó el escándalo para el mundial del 62.
– ¿Qué pasó?
– Yo empecé a abrazar al chofer del auto de mi papá, era buenmozo el hombre, me encantaban los vellos que tenía y le buscaba la boca para darle besos. El hombre se dio cuenta, imagino que sabía lo que me pasaba: por lo mismo tuvimos intimidad. Después de eso se asustó y me dejó en la puerta de mi casa. Mi nana se dio cuenta. Todo el mundo supo de mi relación con el chofer, todos, hasta mi padre se enteró. Quería matarme. Mi nana Berta le dijo a mi familia que yo era “enfermo y degenerado”. Mi padre se enfureció porque pensó que le costaría el cargo. Me expulsó de la casa. Me envió con la nana Berta a Santiago.
– ¿Qué recuerdos tienes de ese exilio?
-Recuerdo que vivía en un buen barrio con mi nana. Ella me educó y me mandó a un colegio que estaba en Vitacura, la Escuela 44, una escuela mixta. Hice todos los cursos de la primaria y cuando pasé a primero de humanidades me pusieron en un liceo de hombres.
“La manzana podrida”
Katty relata que en el colegio comenzó a tener problemas porque su identidad de género se hizo evidente. “Yo creía que era la única, estaba poco a poco descubriendo mi sexualidad”, señala, agregando: “Recuerdo que cuando llegue al liceo conocí al Erasmo y al Cartagena. Yo tenía unos 15 años. Todo transcurría con cierta tranquilidad hasta que me descubren teniendo relaciones sexuales en el gimnasio con el hijo del director del colegio. Me expulsaron. El director me sacó de la fila y recuerdo que dijo: “Esta manzana tiene que salir del cajón porque esta manzana es la que va a podrir todo el resto de las frutas”.
– ¿Y tú qué sentiste, qué hiciste?
– Yo le digo, un momentito. Cállese, dice él. No me haga callar, le dije yo. Existen dos manzanas más en el colegio, el Erasmo y el Cartagena, grité fuerte. Entonces, mandaron a buscar a mi nana y antes de que llegara ella, yo me arranqué del liceo y el cabro hijo del director también se arrancó conmigo y a los otros también los expulsaron. Me querían matar el Erasmo y el Cartagena. Después nos fuimos a la Alameda a recorrer la ciudad. Recuerdo que nos fuimos con el cabro a carretear, Larry se llamaba. Después llegó el Cartagena y el Erasmo, andábamos las cuatro por las calles. Nos reconciliamos. Poco a poco fuimos conociendo más gente, conocimos a la Dania, la Milenka, a la Cuca, la Estrella, la Doctora, tanta gente nueva.
– ¿La Doctora? ¿La famosa travesti de calle San Camilo?
– Sí. Yo conocí a La Doctora cuando era joven, cuando no se vestía de mujer todavía, andaba de hombre, de colita, su nombre era Tomás Rivera González. El Mario, La Estrella, era su pareja, eran estupendos. Ellas trabajaban el comercio sexual. Yo en esos años había arrancado de la casa y no tenía donde dormir ni nada ni nadie que me ayudara.
– ¿Te gustaba la calle?
– Sí, me gustaba mucho, pensaba y sentía que existía mayor libertad. Nunca más supe de mi nana ni de mis padres. Yo comencé a vivir mi vida, me liberé.
– ¿Cómo empezaste tu transformación hasta ser Katty Fontey?
– La Doctora me ayudó. Ella me hacía colectas y me ponían en el Bosco, una famosa fuente de soda en Santiago. Ahí me compraban un café para que la esperara porque veía que yo no era buena para pinchar. Ella tenía sus carretes, sus clientes, todas esas cosas. Un día La Doctora me llevó a su casa para que la ayudara con las cosas. Ella me prestaba ropa pero yo después tenía que devolverlas. Yo de mi casa salí con anillos, reloj y gargantilla. No me quedó otra alternativa que empezar a vender todo para sobrevivir. El Mario, que era pareja de La Doctora, que le decían Estrella, me llevó a San Camilo. Recuerdo que llegué a vivir a la casa de Jorge, un cabrón, que vivía al frente de su prostíbulo en calle San Camilo, así que ahí me hizo una camita en un cuarto que tenía y en el día yo iba a hacerles la pieza a las mujeres, a comprarle sus cosas, a barrer el salón. No podía vestirme de mujer porque era menor de edad.
La famosa Doctora
Katty habla de la Doctora. Yo recuerdo haber conocido a la Doctora, una travesti afamada por su experiencia en la calle. Ella me explicó que antes en San Camilo eran solo mujeres heterosexuales las trabajadoras sexuales y que después con el tiempo fueron incluyéndose las mujeres trans que trabajaban con ellas. Fue el caso de Katty que del aseo diario pasó al comercio sexual. De los mandados a vestirse de mujer.
– ¿Te gustaba San Camilo?
– Sí. Yo llegué a San Camilo cuando estaban colas como la Chalba, la Cecilia, la finá Liliana, la Sandra chica que era muy bonita, era ver a la Liz Taylor pero en miniatura.
– ¿Cómo te llamabas en esa época?
– Parra, o sino Megaterio, porque era tan flaca y justo en ese tiempo encontraron un esqueleto, si hasta apareció en las noticias, se trataba de un dinosaurio y le pusieron Megaterio. Yo parecía puros huesos de cabra flaca y por eso me decían Megaterio. Después la Chalva con la finá Viviana me mandaron a comprar a 10 de julio y me tomaron cariño y bueno, había un programa en la tele que se llamaba «La Tía Katty», un programa en blanco y negro. Yo dije que bonito el nombre Katty. “Ponte Katty poh niña”, me dijeron mis amigas. Ya tú vas a ser la Katty Fontey, así me puse cuando entré a hacer show y a bailar en diferentes lugares. Mi personaje recorrió muchos teatros humoresques, picaresques. Para un año nuevo me regalaron ropa para vestirme de mujer. La Chalva me regaló una falda, la finada Viviana los zapatos. Y así, vestida de mujer, me mandaron a comprar a la calle 10 diez de julio para ver qué me pasaba, para ver si me descubrían o no.
– ¿Una especie de prueba trans?
– Sí, claro, fui a una farmacia que no existía, se trataba de una prueba. Recuerdo que tenía el pelo corto, atrás un poco corto de colegial y adelante largo me hacía un moño como un abanico y no me pasó nada. Cuando llegaron, todos me abrazaron. Ahí empecé a vestirme de mujer. En el día andaba de civil y en la noche toda mujer.
La Tía Carlina
Taconeando la noche en calle San Camilo, Katty conoció a otras travestis que trabajaban con doña Carlina Morales Padilla, la mítica “Tía Carlina”, emblema patrio de los más reconocidos prostíbulos en Santiago de los años 70.
– ¿Cómo era la Tía Carlina?
La dueña y señora de todo, muy correcta. La Doctora me llevó donde la Tía Carlina en la calle Vivaceta 1226. La señora había escuchado hablar de mí, que tenía el cartel de “achacadora” (meter la mano a los bolsillos del cliente). Entonces me miró y me dijo: “Tú eres la achacadora de San Camilo, aquí no me vas a echar a perder el trabajo, mijita, aquí no porque yo voy a prender una luz blanca acá. Si quieres ven a ver el espectáculo pero nada más que eso”.
– ¿Y fuiste?
– Sí, fui los puros días domingos, los otros días no me dejaban entrar. Un día fui con la Chalva, la Viviana y la Doctora. “Ay señora, no sea así”, le dije a la señora Carlina. La Andrea, las Patas Caldea, como le decían, dijo que ella me cuidaría, entonces me dejaron entrar y ella me regaló un bikini tejido a crochet rosado. Tomé unas clases con el coreógrafo Paco Mairena y él me enseñó como un mes a bailar como una mambosera. Me pusieron taco alto para llamar la atención porque el mambo se bailaba a pie pelado. Yo salía de lo común así, esa era la idea. Y ahí quedé, empecé a bailar, les gusté.
– El baile comenzó a ser una profesión…
– Sí, claro, luego me profesionalicé y se me olvidaron los prostíbulos. No me gustaba mucho la prostitución. Fue un tiempo duro pero bonito. Ya con los años se terminaron los prostíbulos y entró la droga, ahí se puso mala la cosa.
– ¿Qué tipo de droga? ¿Cocaína?
– No, había pero era para la gente con plata, cuando entró la droga era la pasta base, lo peor. Estoy hablando de los años 80 con la dictadura de Pinochet, ahí se echó a perder todo, acá en Santiago, en el norte. Ya cuando fue el Golpe de Estado del 73 se echó a perder la noche bohemia. Si tu miras los teatros revistas, humoresques, picaresques hasta el Bim Bam Bum, que era lo mejor lo más in que había en Santiago de Chile, el mismo histórico lugar donde se presentó la famosa Cochinelli.
En la inauguración del primer mausoleo trans de América Latina, un logro de TravesChile
La primera protesta de la diversidad sexual
El 22 de abril de 1973 acontece la primera protesta de la diversidad sexual en Chile, eran los tiempos de Salvador Allende. Katty declara que fue testigo de aquel histórico hecho.
– Cuéntame de esta protesta de esta marcha del domingo 22 de abril del año 1973. ¿Tú estuviste ahí?
– Estábamos en la Alameda, en la fuente de soda El Bosque. Ahí empezaron a llegar y se le ocurrió al Mario. La Estrella dijo: ”Apuesto que no son capaces de juntarnos y ponernos a protestar en la plaza. Y otra dijo: “si nos apalean nos llevan presas capaz que vamos a estar unos seis meses. Vamos nomás.” Y éramos entre 10 a 14 más o menos. Fue más para hacer escándalo. En vez de ponernos en la plaza nos pusimos en el caballo de Pedro de Valdivia, eso fue lo que llamó más la atención.
– ¿Te acuerdas de esos nombres? Yo tengo varios en la memoria. En su mayoría jóvenes homosexuales. Según mis registros, estaban: La Raquel, La Eva, La Larguero, La Romane, La José Caballo, La Vanesa, a una que le decían La Fresia Soto, La Confort, La Laucha.
-Sí, la Laucha es la Lucha que está viejita y participa ahora en TravesChile. Recuerdo que luego de la protesta, un mayor de Carabineros dijo que a esta gente hay que tenerle cuidado, porque si no la atajan van a empezar a empoderarse y a hacer agrupaciones que van al Congreso y todo. Parece que venía de fuera o había visto los movimientos gays en Estados Unidos porque así mismo ha sido nuestra historia.
Katty junto a la activista muxe mexicana Amaranta Gómez Regalado y a Selenna, una niña trans que tiene mucha visibilidad en Chile
– ¿En esa protesta hubo represión inmediata o fueron perseguidas después de la repercusión en los medios de comunicación?
– No hubo represión en el momento pero después llegaron las represalias. Imagínate, tu andabas normal. Otro le decía ese es maricón, iban y te pescaban, sin saber si eras o no, Estábamos asustadas y arrepentidas porque pensábamos que nos iban a matar.
– Tú que participaste en esa primera protesta, ¿cómo ves las protestas de ahora?
– Éstas son una taza de leche porque, imagínate, antes nos perseguían pero ahora las resguardan, las cuidan hay cordones de Carabineros.
– ¿Tú sientes que existe una discriminación hacia la población trans en relación a los derechos y la visibilidad que tienen los hombres gays?
– Sí, existe y mucho. La discriminación se nota en todos lados. Se nota en el consultorio. Tienen la ficha de uno y me llaman como Harold Nelson, sabiendo que una ha ido millones de veces
– Y ahora Katty en que estás, a qué te dedicas, qué haces de tu vida?
– Ahora vivo en la Gran Avenida y en la casa fabrico trajes y bikinis, me llaman para despedidas de solteros o me voy al Circo Timoteo, el primer circo transformista de chile. A veces hago show o vendo cabritas en el Timoreo. Yo vivo mi vida tranquilamente, no molestó a nadie y espero que nadie me moleste. Yo lucho por los derechos de mi comunidad, especialmente de las trans adultas mayores. Soy la presidenta de la agrupación TravesChile y espero que nuestro trabajo ayude a mejorar la existencia de nuestras compañeras como lo ha sido la construcción del primer mausoleo trans, la querella criminal por la muerte de Paloma y otras tantas acciones políticas, sociales y culturales que estamos planificando para el presente y el futuro.
Apostamos a un periodismo capaz de adentrarse en los territorios y la investigación exhaustiva, aliado a nuevas tecnologías y formatos narrativos. Queremos que lxs protagonistas, sus historias y sus luchas, estén presentes.