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Una policía de Tucumán la agredió por ser trans: ella la grabó con su celular
En la madrugada del 30 de septiembre, Aracely Figueroa, de 26 años, estaba en la esquina de las calles Buenos Aires y Crisóstomo Alvarez en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Una policía se le acercó, y la agredió fisica, psicológica y verbalmente por su identidad de género.
Por María Eugenia LudueñaFotos archivo Presentes y video de A.F
En la madrugada del 30 de septiembre, Aracely Figueroa, de 26 años, estaba en la esquina de las calles Buenos Aires y Crisóstomo Alvarez en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Una policía se le acercó, y la agredió fisica, psicológica y verbalmente a causa de su identidad de género. Aracely denunció los hechos en la seccional primera. «Se me discriminó, además de que todo el tiempo me trató como si no valiera nada», dijo en la denuncia. Y pidió se tomen medidas contra la agente «Una persona homofóbica no puede ser parte del cuerpo policial».
«Yo estaba en la esquina donde paro desde hace años. Por suerte, tenía mi celular y empecé a grabar algo de lo ocurrido», contó Aracely a Presentes.
-Volá de acá, put*o de mierd*a.
-Pará, flaca. ¿Qué te pasa?- dice Aracely que le preguntó.
-Rajá, me das asco. Las personas como vos no deberían existir.
-Hablame bien. Porque tengas una placa y un trajecito no me vas a hablar así.
-Morite.
-Respetame.
Aracely contó a Presentes que sacó su móvil: «No pude filmar todo, pero sí cómo la policía se me acercó para quitarme el teléfono a la fuerza. Después me pegó, me agarró de los pelos, me empujó y me arrojó contra la pared. Caí con el brazo operado, donde hace poco, a raíz de una caída, me pusieron clavijas. Tengo hematomas que dan prueba de los golpes».
Llegaron más móviles. «Primero tres agentes femeninas me quisieron agarrar. Vino hasta el comisario de turno. Eran como diez efectivos. Me pidieron que por favor no la denunciara. Pero yo sé cuáles son mis derechos. No soy una delincuenta. Hace medio año a una señora en esa esquina la arrastraron para robarle una cartera, ¿dónde estaban ellos, eh?».
«Salgo a la calle porque no me queda otra»
«¡Me fui de acá por tantas cosas!», suspira Aracely, mitad bronca, mitad tristeza. Nació en Tucumán. «Soy trans de muy chica, desde los 12 años. Mi familia siempre me apoyó. A los 16 decidí irme a Buenos Aires, acá me iba a arruinar. Me quisieron agarrar para violarme y me escapé. Al mes y medio de estar allá, me fue tan bien que me operé y me puse prótesis. Después viajé por Europa, por Chile, México, Panamá, Venezuela. La primera vez con un cliente. Después le agarré la maña y seguí viajando sola. Conocí el mundo trabajando».
Aracely vuelve a Tucumán a visitar a su familia una vez al año. Esta vez regresó antes de lo previsto» porque me caí, me rompí el codo y tuvieron que operarme del brazo».
«Salgo a la calle porque no me queda otra. Terminé la primaria, pero me exigían vestirme de varón para ir a la secundaria y dejé. Trabajo desde hace años en la esquina donde pasó esto. Estoy sentadita, no molesto. No hay ninguna escuela ni iglesia que me impida estar ahí. No llamo la atención. Todavía estaba en el posoperatorio, pero hay que trabajar porque tengo que comer», dijo a Presentes.
«Una persona homofóbica no puede estar en la policía»
Dice que nunca había sentido la violencia de manera tan directa. «La policía me hizo chocar contra la pared. Le dije, flaca estoy operada, no me pegués. Si me lo pedía de buena manera era distinto. Pero me vino a agredir y discriminar. Una persona homofóbica no puede estar en el cuerpo de la policía». Cuando pidió el nombre de la agente que intervino, le dijeron que se llama Cuevas Vallejo. Ese es el nombre asentado en la denuncia.
Aracely dice que a partir del incidente, originado por la policía, los otros efectivos la acusaron de resistencia a la autoridad y amenazaron con dejarla detenida. «Me hicieron firmar un papel de resistencia a la autoridad. No lo tendría que haber firmado, pero me dijeron que si no, me iban a retener una semana en la comisaría».
Cuando quedó en libertad, los denunció. «Se metieron con la chica equivocada. Hace poco acá en Tucumán mataron a Ayelén, una de las tucumanas mas lindas. Años atrás, los policías ya la habían violado y ella los denunció», dijo.
A través de un abogado, Aracely pidió al ministerio de Justicia y Derechos Humanos que requiera la información de la denuncia por lesiones, maltrato y discriminación, a la comisaría.
Lo que se vive en la noche de Tucumán
El video de Aracely se compartió y voló los grupos de Whatsapp que ellas armaron para cuidarse, para chequear que están todas. «El caso de Aracely muestra lo que se vive en la noche de Tucumán», dice Mahia Moyano. Está por cumplir 30 años y es una de las integrantes de una nueva organización: LOTO.
«Desde el asesinato de Ayelén las mujeres trans del Centro Educativo Trans de Puertas Abiertas (Cetrans), donde estoy terminando el secundario, y otras militantes e independientes, nos organizamos», cuenta Mahia, la abanderada del Cetrans. Está terminando el secundario y planea estudiar Letras.
LOTO: Libertad y Orgullo Trans Organizadas. Una de las tareas urgentes de la nueva agrupación, además de capacitar en derechos a las compañeras, es acompañar las denuncias de violencia policial. «La policía se apodera de las calles en la noche y hace abuso de poder, especialmente con las chicas trans que trabajan en la calle y también en los barrios mas vulnerados. Pero debo decir que últimamente estamos sufriendo agresiones de todos lados, no solo de parte de la policía. También de organismos públicos y de hospitales», dice Mahia.
Foto: Ignacio López/Archivo Presentes
«Acá, más agresión hacia las compañeras trans y travestis»
Lo que le pasó a Aracely no le parece un hecho aislado. «Tuve que hacer la noche en Tucumán pero también viví en Buenos Aires, estudié en el Bachillerato Popular Mocha Celis y volví a terminar el secundario. Acá veo más agresión hacia las compañeras travestis y trans que en los 10 años que pasé allá. En Tucumán, estás presa en tu casa por miedo a las burlas y a los agravios. Muchas chicas no se animan a ir a tomar mate al parque, entonces sólo salen de noche. Yo hace poco dije, ¿por qué tengo que quedarme en mi casa si no hice nada?»
Mahia dice que antes parte del trato era pagar la coima: «con dinero o con sexo». En su momento, ella lo veía como «normal, o como parte de esto. Hoy digo no».
En el día de ayer, Presentes se puso en contacto con fuentes oficiales del ministerio de Gobierno, Justicia y Seguridad de Tucumán, desde donde quedaron en brindar una respuesta acerca de este hecho.
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