Travesticidio en Tucumán: encontraron a Ayelén Gómez en el Lawn Tennis

Ayelén Gómez fue asesinada. La hallaron bajo una tribuna del Lawn Tennis de Tucumán. Su madre reconoció el cuerpo golpeado y con signos de asfixia. En 2012 había denunciado a la policía. Después se había mudado a Buenos Aires, donde estudió en el Bachillerato Popular trans Mocha Celis. Regresó a su provincia natal el año pasado.

Ayelén Gómez fue asesinada. La hallaron bajo una tribuna del Lawn Tennis de Tucumán. Su madre reconoció el cuerpo golpeado y con signos de asfixia. En 2012 había denunciado a la policía. Después se había mudado a Buenos Aires, donde estudió en el Bachillerato Popular trans Mocha Celis. Regresó a su provincia natal el año pasado. Por María Eugenia Ludueña y Ana Fornaro Ayelén Goméz tenía 31 años. Su cuerpo fue encontrado ayer bajo las tribunas del Lawn Tennis de Tucumán, con golpes y signos de asfixia. Había vuelto a su provincia el año pasado, para reencontrarse con su mamá, con quien vivía, después de pasar varios años en Buenos Aires. En Buenos Aires, activistas travestis y trans convocan el jueves 17/8 a partir de las 15.30, a sumarse a la ronda de las Madres de Plaza de Mayo. Después se quedarán en una vigilia con el pedido de Justicia x Ayelén. el miércoles 16 de agosto a las 10 de la mañana en la Casa de Tucumán en CABA (Suipacha 140). Dos empleados del club, emplazado en el Parque 9 de Julio de la capital provincial, la encontraron bajo la tribuna sur del Lawn Tennis. Colgaban carteles publicitarios, antes de un partido de rugby, cuando hallaron el cuerpo. Ayelén yacía desnuda. La prensa local habló primero de “una persona” asesinada y luego de “un travesti”.  Después de algunas horas y tras el reconocimiento de su madre, se supo que la víctima era Ayelén Gómez, una mujer trans oriunda de Ranchillos, una comuna a 24 kms de San Miguel de Tucumán. El parte policial, al que Presentes tuvo acceso, no respeta su identidad de género. Según este parte, se dio aviso a la Policía y luego a la fiscal Adriana Reinoso Cuello, subrogante la Fiscalía X. La fiscal quedó a cargo de la investigación y se acercó al lugar donde encontraron el cuerpo.

Había denunciado a la policía de Tucumán

Ayelén había regresado a su Tucumán natal el año pasado, luego de pasar una temporada en la Ciudad de Buenos Aires. En Tucumán, el 19 de abril de 2012, al regresar en remise de un boliche, había sido detenida por la policía junto con el remisero. Ambos fueron llevados a la seccional segunda de San Miguel. Ayelén denunció que mientras estuvo detenida, en condiciones infrahumanas, un policía la violó y otro la obligó a practicarle sexo oral. También la amenazaron («Puto, cuando te vea en la calle te voy a reventar») y le pidieron una coima para arreglar su situación. Ayelén denunció estos hechos apenas recuperó su libertad.
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«Tuve que hacerlo para que no vuelva a suceder a otras compañeras. ¿Por qué tengo que tener miedo de salir a la calle si no hice nada malo?»». Su abogado, Carlos Garmendia, contó que esas situaciones no eran algo excepcional: «Es constante. Escucho con frecuencia de abusos de un sector de la policía hacia las personas más vulnerbales de la sociedad», dijo Garmendia en aquel momento a los medios locales.

«El Estado no hacía nada»

Al llegar a Buenos Aires, se puso en contacto con el Bachillerato Trans Mocha Celis y allí pudo retomar sus estudios durante un año, a pesar de seguir en situación de calle y de prostitución. “Ella venía de una situación muy complicada, como es la de casi todas las compañeras. Situación de prostitución, acoso policial. Acá en Buenos Aires vivía en una carpa en los Bosques de Palermo y la iban moviendo. El Estado no hacía nada Estaba muy emocionada de llegar a la escuela, hacía mucho esfuerzo, ponía mucho empeño en terminar sus estudios. Y era muy alegre y solidaria con sus compañeras”, dice a Presentes Francisco Quiñones, director del Bachillerato Trans Mocha Celis. Si bien entre 2014 y 2015 pudo estudiar y encontrar cobijo en el Mocha Celis, su situación de desamparo – habitacional, laboral- no podía resolverse. Sus amigxs y compañeros la ayudaron para que volviera a Tucumán, a reecontrarse con su madre y seguir estudiando en el Centro Educativo Trans de Puertas Abiertas (Cetrans). “Ella decía que quería volver a su mamá, a quien no veía desde hacía mucho tiempo y acá la estaba pasando muy mal. La idea era que siguiera estudiando en el Cetrans, pero no tuvo tiempo”, agrega Quiñones.

“Reclamar Justicia”

 Mahia Moyano conocía Ayelén desde hace trece años. La primera vez que la vio fue en un boliche de Tucumán. Dice que quedó impactada por su belleza. Años después, se la volvió a encontrar en Buenos Aires, en el Mocha Celis, pero no la reconoció. “Había sido la más linda pero después había sufrido muchas violencias y eso el cuerpo lo resiente. Quedé muy impactada cuando me contó todo lo que le había pasado. Ahí retomamos la amistad. Después yo me volví a Tucumán. Yo sabía que ella también había vuelto pero perdimos el contacto. Creo que estaba viviendo con su mamá”, dijo a Presentes Mahia, que estudia y colabora en el Cetrans. “Acá en Tucumán hay una mafia de trata y todo el mundo lo sabe. Yo pido a las compañeras feministas que se pongan la camiseta también por las compañeras trans. No es necesario ser trans para militar por nuestros derechos, porque son derechos humanos. Ahora estamos viendo de armar una movilización para reclamar justicia”, agregó Mahia. En Buenos Aires, la convocatoria es para el miércoles 14 de agosto. «Por Ayelén Gomez, quien nos hace vibrar el alma de furia, porque ella somos todxs, y es inevitable que cada muerte de una compañera no nos mate poco a poco a TODAS. Por eso nos juntamos, repudiamos, gritamos, lloramos, pero teniendo bien en claro quiénes son responsables, y por ellxs vamos.

“Otro travesticidio social”

Cuando Francisco Quiñones habla del asesinato de Ayelén insiste en el desamparo y violencias que sufrió por parte de Estado. “Nosotros hablamos de travesticidio social, porque son estas violencias que arrastran de toda la vida, estas carencias, esta vulneración de derechos que terminan con estas muertes violentas. Ayelén no había podido hacer el cambio registral en el DNI. “Esto quiere decir que va a ser enterrada como otra persona, que la Justicia no va a respetar su identidad de género. La violencia seguirá después de su muerte”, agrega Quiñones.
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