Un preuniversitario que enseña desde el feminismo y la diversidad

El espacio es conocido popularmente entre la comunidad LGBTI chilena como el “Preu Trans”, pero debe su nombre a Mara Rita, una profesora trans del equipo de voluntarixs que falleció el año pasado. Aquí se juntan personas trans, travestis, lesbianas, gays y queers para recibir formación académica, social y personal.

Por Airam Fernández, desde Santiago de Chile El preuniversitario “Profesora Mara Rita” es una experiencia inédita en Chile. Funciona como un curso orientado a personas de la diversidad sexual. Pronto cumplirá dos años, pero desde el equipo de coordinación decidieron anticipar la celebración con un encuentro realizado la semana pasada. Lo llamaron “Resonancias” y pretenden repetirlo al menos una vez al año, para conversar sobre pedagogías desde el quehacer feminista. El espacio es conocido popularmente entre la comunidad LGBTI local como el “Preu Trans”, pero debe su nombre a Mara Rita, una profesora trans del equipo de voluntarixs que falleció el año pasado. Aquí se juntan personas trans, travestis, lesbianas, gays y queers para recibir formación académica, social y personal. No sólo con el objetivo de prepararse para rendir la Prueba de Selección Universitaria (PSU), sino también para compartir experiencias e historias de vida.

Aprender a cuestionar

El Preu Trans propicia un espacio para cuestionar el sistema educativo local y escuchar testimonios de chicxs de varias regiones del país. Invitadxs especialmente a Santiago para la actividad que festeja sus dos años, viajaron desde Buenos Aires representantes del Bachillerato Popular Trans Mocha Celis. Allí estuvo su director Francisco Quiñones junto a la activista trans Alma Fernández, egresada de la institución y presidenta del centro de estudiantes. “El Mocha Celis fue nuestro primer referente para este proyecto. Apenas hace dos años supimos lo que estaban haciendo, por una chica que hoy es una de nuestras alumnas. Desde entonces son inspiración pura. Finalmente nos pudimos conocer y escuchar de primera mano cómo les ha ido. Ha sido un aprendizaje constante”, contó a Presentes Andy Ko, una de las coordinadoras y tallerista de la escuela. “Desde el principio tuvimos muy claro que queríamos desmarcarnos del modelo tradicional de la educación formal y despatriarcalizar el aula para crear dinámicas de educación popular. Trabajamos reconociendo cinco estructuras de opresión: la clase, el patriarcado, el racismo/colonialismo, el especismo y el adultocentrismo”, agregó Andy.

Lxs trans en la educación formal

En el encuentro hubo mesas para conversar sobre educación pública, pedagogías antirracistas, descolonización, el rol de las lesbianas en el movimiento feminista, y por supuesto, una mesa para conocer con detalle la historia del bachillerato trans Mocha Celis. Asistieron alumnxs del Preu, docentes y estudiantes de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Chile. Paris Sofía Catalina tiene 32 años y es una de las alumnas más motivadas de la escuela. Fue la encargada de moderar un panel donde el foco del debate estuvo en las mujeres trans y su paso por la educación formal. “Recuerdo que tuve profesores muy tiranos, que todavía existen y se comportan igual. Son modelos que se multiplican. Por eso no quise estudiar más, luego lo retomé, lo dejé, y así estuve muchos años. Parece que la pedagogía no se ha hecho cargo de estos temas porque todavía sigue pasando. Así que es una buena noticia que finalmente en Chile tengamos un espacio como este preuniversitario, para quienes hemos sufrido tanto y nunca encajamos en los espacios académicos tradicionales, pero sí queremos estudiar”, dijo.
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Otra de las invitadas a esta mesa fue Scarlett Fernández, activista trans de Arica, ciudad ubicada en la frontera con Perú. Antes fue dirigente estudiantil de la recordada Revolución de los Pingüinos del 2006. Ahora está vinculada a varias organizaciones y facilita talleres, en los que siempre procura mencionar por qué abandonó la carrera de Trabajo Social cuando terminó el primer semestre y por qué la retomó dos años después. “Los profesores no comprendían cómo es que una mina como yo, que luce así, quiere estar a las 8 de la mañana en un aula de clases. Me cansé, me fui, pero luego con los años volví, después de etapas personales muy duras. Todo lo aprendido esos días fue lo que me condujo hasta la persona que soy hoy, muy distinta a la que era antes, que no cuestionaba nunca el modelo hegemónico y que entendía la feminidad desde otra parte”, dijo Scarlett a Presentes.
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Magdalena Fabbri tiene 26 años, es psicóloga y trabaja con la organización OTD desde Concepción, una ciudad del sur de Chile, donde creció. En el panel contó cómo fue su proceso de transición y habló de lo traumática que fue su vida hasta la adolescencia, por el hecho de estudiar en un colegio evangélico, con recuerdos de incontables episodios de discriminación, bullying, abusos sexuales y hasta un intento de suicidio. “Mi experiencia en la infancia fue una experiencia maricona, no trans, como creo que ocurrió con todas las que estamos acá. Por eso hemos sufrido tanto, pero me parece que desde ahí podemos hablar para crear conciencia y seguir cambiando un poco el mundo”, dijo a Presentes. “A mí me parece muy bonito que me inviten acá a hablar de pedagogía, pero para eso tenemos que cuestionarnos qué significa ese término. ¿Estamos hablando solo del aula? Porque por ejemplo, algo pedagógico para mí fue estar en la calle cuando fui adolescente, alejarme de mi familia, eso me enseñó mucho más que otras instancias. Volver a nacer, transitar, eso es pedagógico y no se da solamente en el aula. Yo agradezco que existan espacios como el que se generan desde varias organizaciones que trabajamos con la diversidad y ahora desde este preuniversitario, pero lamentablemente el aula no nos salva a nosotras y eso hay que tenerlo claro y decirlo siempre”, agregó Magdalena.

“Estamos expuestas a un travesticidio social”

Francisco Quiñones, director del Mocha Celis, comparte las visiones de Magdalena: “Después de este encuentro de fortaleza latinoamericana, vemos que hay un reto muy grande, tanto para nosotros en la Argentina, como para las compañeras de este preu. Nos toca pensar en cómo sacar estas conversaciones a la calle y hacer que esto verdaderamente aporte para derribar esa estadística de que las personas trans no pasan los 35 años de vida. Sí, durante tres o cuatro horas a la semana acá se sienten muy bien, pero al salir deben enfrentarse a la violencia cotidiana y todo lo que esto implica”. La activista Alma Fernández agregó que ese planteamiento es lo que se llama “travesticidio social”: “A eso estamos expuestas. Entonces es un trabajo que no se termina y se hace más difícil en un contexto que en este momento no nos acompaña, ni allá ni acá, porque no hay financiamiento ni apoyo estatal”.

A pulmón

El “Preu Trans” actualmente funciona gracias al trabajo voluntario de talleristas, profesorxs y profesoras. A pesar de que su sude está en la Universidad de Chile, no es financiada por la institución. Desde el equipo de coordinación evalúan estrategias de recaudación de fondos para poder mantenerse y sumar al aporte simbólico de quienes se inscriben: 3000 pesos chilenos (4 dólares). Este año se matricularon 45 estudiantes. El año pasado fueron 50. En su página de Facebook entregarán información sobre el próximo proceso de inscripción. El promedio de edades de lxs alumnxs va entre 15 y 45 años, con realidades distintas y muchas veces difíciles: algunas viven en situación de calle, otras ejercen la prostitución. Muchxs ya lograron entrar a la universidad, aseguró Andy, pero la meta en la comunidad va más allá del preu: “No nos basta con que logren el acceso a la educación superior. Nos interesa que se mantengan y que logren sacarse un título. Ojalá que este encuentro y los próximos sean una motivación adicional”.]]>

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