Contra homofobia y transfobia: lesbianas exigen igualdad ante la ley

En el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia, el Palacio de la Moneda, instituciones públicas y privadas del país iluminan sus fachadas con los colores de la bandera LGBTI. Este año, el día global de lucha pone su acento en la familia. Activistas lesbianas cuentan cuáles son las deudas pendientes en Chile para…

En el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia, el Palacio de la Moneda, instituciones públicas y privadas del país iluminan sus fachadas con los colores de la bandera LGBTI. Este año, el día global de lucha pone su acento en la familia. Activistas lesbianas cuentan cuáles son las deudas pendientes en Chile para las parejas del mismo sexo. La visibilidad como estrategia política. Por Daniel Rojas, desde Santiago de Chile Fotos: Dagne Cobo Buschbeck El Palacio de La Moneda, sede de la Presidencia de Chile, se iluminará en su parte frontal a partir de las 19:00 horas, con los ocho colores que conforman la bandera del movimiento LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales). Este miércoles se celebra en el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia, en conmemoración del 17 de mayo de 1990. Ese día la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales. Al acto se han sumado 73 instituciones públicas y privadas del país. Izarán la bandera e iluminarán sus frontis para apoyar el respeto a las diversas orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género. El tema central que guía el 17 de mayo este año en todo el mundo está inspirado en el Día Internacional de la Igualdad Familiar (se celebró el 15 de mayo).

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El movimiento lésbico chileno está entre quienes vienen dando batalla fuerte en el tema familiar. La lucha pasa por el matrimonio igualitario, pero también por poner el acento en los derechos filiativos, a propósito del limbo legal de las mujeres que conforman familias lesboparentales. También reclaman, junto con otros colectivos LGBTI, por la tipificación de los crímenes de odio- como el femicidio-. Presentes conversó con reconocidas activistas por la causa lésbica chilena sobre estos temas. Las familias del mismo sexo al Senado El pasado 20 de enero, durante el acto de solución amistosa entre el Estado y la comunidad LGBTI, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, señaló que alrededor de 20 mil chilenxs han formalizado su vínculo con el Acuerdo de Unión Civil (AUC). De esa cifra, el 23% corresponde a parejas del mismo sexo. El canciller chileno Heraldo Muñoz confirmó ese día que en el transcurso del primer semestre de este año se enviará un proyecto de ley sobre matrimonio igualitario. No obstante, para las organizaciones lésbicas Rompiendo el Silencio y VisiBLES, este instrumento legal no forma parte de sus prioridades, aunque lo apoyan. Las activistas lesbianas aseveran que es imperante, más allá de casarse, un marco jurídico que regule la relación entre parejas del mismo sexo y sus hijos. El 22 de abril de 2016 la organización Familia es Familia, junto con VisiBLES, Rompiendo el Silencio y Corporación Humana, ingresaron el Proyecto de Ley de Derechos Filiativos en el Senado.

Reconocer las maternidades lésbicas

Luego de más de un año, el proyecto permanece sin discusión. “Está en la Comisión de Infancia, conformada por muchos diputados de derecha, como Jacqueline Van Rysselberghe y José Manuel Ossandón, quienes se oponen al tema de la diversidad. No está en la agenda. Cuenta con cierto apoyo del Consejo Nacional de la Infancia y nos piden que hagamos sensibilización en la población, que sea más mediático, pero va muy lento”, lamenta Erika Montecinos, periodista y coordinadora ejecutiva del movimiento Rompiendo el Silencio. Erika Montecinos, Rompiendo el Silencio.  Así las cosas, el movimiento busca que las maternidades lésbicas sean reconocidas ante la ley, en igualdad de condiciones, incluyendo a la madre de crianza. “También aplicaría para las parejas que hicieron inseminación artificial, en las que no exista un padre reconocido y en la adopción. Nuestro rol es todo lo que ocurre en el plano legislativo y en la acción socio-cultural que son procesos que no van, necesariamente, juntos, pero en los que nosotras estamos fuertemente trabajando por la visibilidad como herramienta política”, enfatiza Gabriela García, psicóloga e integrante del movimiento VisiBLES.
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La fuerza del clóset

La vocera de Rompiendo el Silencio agrega que, en general, en Chile las lesbianas siguen manteniéndose “más escondidas”. Hay menos organizaciones lésbicas, o muchas mujeres prefieren sumarse a colectivos LGBTI para no ser señaladas directamente y quedar “al descubierto”. Para algunxs, es una suerte de lesbofobia interiorizada. “Tiene que ver a cómo estamos construidos como sociedad. Con una base heteropatriarcal, en la que recién se está considerando a la mujer como una persona sexual. El tema lésbico es complejo. A las mujeres heterosexuales e, incluso, a las feministas, les cuesta unirse a nuestra causa, por el temor a que vayan a ser calificadas como lesbianas”, relata Montecinos. Gabriela García, de VisiBLES, manifiesta que el temor a ver descubierta su intimidad, con la consecuente discriminación, opera en muchas lesbianas, quienes optan por ocultar su orientación sexual. “Una puede sentir esa sensación de que se está revelando algo muy íntimo, cuando en verdad no debiera tener esa connotación. Produce una limitación personal”, dice. Gabriela García y Josefina Lyon, VisiBLES. 

Desigualdad laboral

En 2015, la Fundación Iguales y Gestión Social elaboraron una investigación: el “Primer Estudio sobre la Diversidad Sexual y Trabajo Dependiente”. Los resultados arrojaron que el 47, 1 por ciento de las lesbianas en Chile considera difícil conseguir trabajo, debido a su orientación sexual. Josefina Lyon, profesora de Lenguaje y miembro de VisiBLES, dice que en Chile, progresivamente, se han derribado barreras inherentes al desarrollo igualitario de las mujeres heterosexuales. Pero la deuda continúa pendiente en cuanto a las lesbianas. “Hoy falta mucho en ese aspecto desde la igualdad laboral y el temor de las mujeres lesbianas a desarrollarse como sujetos y como personas. Hay que ir desmitificando ciertas creencias y elevar la idea de que todos somos personas y tenemos derechos a desarrollarnos socio-afectivamente, al igual que los demás”, dice Lyon. Otra traba insoslayable para alcanzar mayor visibilidad, recuerda Erika Montecinos, es la inestabilidad que ha tenido el movimiento lésbico en el país. “La primera organización de lesbianas acá se creó en el año 1984 y se llamó Ayuquelén. De ahí ha habido toda una historia que ha sido invisibilizada, porque lo que sí ha tenido el movimiento lésbico es que ha sido muy inestable en el tiempo. En la década de los años 90 hubo mucho. Luego desaparecieron. Y después, entre los años 2003 y 2007, también surgió una eclosión y, ahora, nosotras que nos conformamos en 2013”, refiere la activista.

El prejuicio: las “no mujeres”

Otro punto focal de la lucha tiene que ver con la urgencia de reformar la Ley Antidiscriminación, mejor conocida como Ley Zamudio. Para Rompiendo El Silencio y VisiBLES la referida normativa jurídica es débil, porque es reactiva, pero no sancionatoria. “La ley sanciona cuando hay una agresión física. Pero cuando hay discriminaciones en los colegios o en los medios de comunicación no pasa nada. Por otra parte, en el Congreso hay una discusión sobre la violencia contra la mujer y se está tratando de incluir un apartado sobre el acoso callejero”, explica la abogada Francisca Orrego, de VisiBLES. Francisca Orrego, VisiBLES.  Montecinos rememora que cuando se propuso esa ley, entre los años 2002 y 2003, el texto original contemplaba la creación de un Instituto Antidiscriminación como el de Argentina. El país vecino cuenta con el Instituto Nacional contra la Discriminación, Xenofobia y el Racismo (Inadi). Sin embargo, el planteamiento no se materializó.   “Lo que necesitamos es una eventual ley contra el acoso callejero o el proyecto de Ley contra la Violencia hacia las Mujeres, que se está tramitando en el Congreso y para lo cual hay que trabajar mucho. Porque a nosotras no nos consideran mujeres ni tampoco a las compañeras trans. También es importantísimo tipificar los crímenes de odio, como el femicidio”, indica la periodista. Entretanto, en el Chile contemporáneo, ser lesbiana, más que una dificultad, es una reñida cotidianidad entre ser mujer, ser reconocida por amar a las de su mismo sexo y luchar políticamente por ello.    ]]>

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