#Argentina: La atacaron por lesbiana y está presa por homicidio
Analía de Jesús está detenida desde octubre, cuando una patota la atacó salvajemente. «Te voy a hacer sentir mujer, lesbiana», le dijo uno de los agresores. Estaban por violarla, cuando le asestó una puñalada. La Defensoría de Género y organizaciones sociales y políticas denuncian irregularidades en la causa y falta de acceso a la Justicia.…
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Analía de Jesús está detenida desde octubre, cuando una patota la atacó salvajemente. «Te voy a hacer sentir mujer, lesbiana», le dijo uno de los agresores. Estaban por violarla, cuando le asestó una puñalada. La Defensoría de Género y organizaciones sociales y políticas denuncian irregularidades en la causa y falta de acceso a la Justicia. Por Paula Bistagnino Fotos: Facebook de Justicia x Higui y Google. (#BUENOSAIRES) — Eva Analía de Jesús está presa desde la noche del 16 de octubre, acusada de apuñalar a Cristian Rubén Espósito en una casa del barrio de Mariló, en Bella Vista (provincia de Buenos Aires). Cuando policías de la Comisaría segunda la detuvieron, la mujer de 42 años -“Higui”, como la llaman familiares y vecinos- estaba casi inconsciente y sin poder moverse, con golpes en el cuerpo y la ropa destrozada. Al día siguiente, en su declaración, dijo que varios hombres la atacaron a patadas, que le dijeron que iban a violarla y le rompieron la ropa; que se defendió como pudo. Y que llevaba un cuchillo porque ya había sido agredida en ese barrio por ser lesbiana. Pero la justicia no considera que haya elementos para pensar en legítima defensa. Tal como está la causa, podría ser condenada a 25 años de prisión. “Es un caso terrible en el que se pone de manifiesto la homofobia, la falta de acceso a la justicia: la maltrataron en todas las instancias, no se buscaron testigos, no se hizo informe socioambiental, no se peritó su ropa, no se le hizo revisación médica”, dice Carolina Abregú, referente de la Defensoría de Género de Malvinas Argentinas. Desde allí, logró que el caso empezara a difundirse, hace unos días. La causa tiene hasta ahora la única declaración de Analía –cuatro fojas- y la de tres testigos, que ella señala como los agresores.
Mesa de trabajo para la causa
“Sentí que me pegaba no sólo uno, eran dos o más, porque eran muchas las patadas, y quería que me deje, porque yo estaba en el piso, y me asusté cuando me rompieron el pantalón, porque creí que me iban a violar”, dijo Analía en la única declaración que le tomó el fiscal Germán Muñoz de la UFI 25 de Malvinas Argentinas, al día siguiente. Para defenderse, tomó una cuchilla; le dio en el tórax, provocándole una herida mortal. En las últimas semanas, organizaciones sociales y políticas -entre ellas, Pan y Rosas, Folk, Defensoría LGTB, La Cámpora, Diversidad del municipio de Hurlingham, Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA), Tortas de barrio, Federación Argentina LGBT, Las fulanas, el MST y defensorías de género- formaron una mesa de trabajo para exigir justicia y acompañar a la familia, que no contó con asesoramiento. La mesa de trabajo quiere entender por qué la causa está en el estado en el que está. Cómo se llegó a que, a pesar de las evidencias, no se considere la legítima defensa a Analía. “Los funcionarios de la comisaría segunda de San Miguel, quienes la detuvieron, no tomaron en cuenta lo que ella decía. Y está el desconocimiento de la familia de cómo actuar, el temor de ir a denunciar», dijo Abregú a Presentes.«En ese barrio la habían agredido por ser lesbiana»
Analía dice que pasó a saludar a un amigo por su casa, en el barrio de Mariló, zona de calles y viviendas precarias, en el límite de los partidos de San Miguel y Moreno. Estuvo un rato. Al ver que Espósito –cuñado de su amigo- estaba ahí, prefirió irse. Ya había tenido problemas con él, la agredía por ser lesbiana. “Ella andaba con un cuchillo, porque hacía muchos años en ese barrio ya la habían agredido, por ser mujer y lesbiana. Aquella vez la corrieron y le dieron unos puntazos en la espalda. Y mientras estaba en el hospital atendiéndose, le prendieron fuego la casa. Se tuvo que mudar”, confirma Azucena Díaz, su hermana, lo que declaró Analía. Ella dijo que llevaba el cuchillo “por miedo, porque los chicos son malos y no quieren a las lesbianas” y que había decidido no denunciar la agresión anterior por temor a que le pasara algo en el barrio a sus hermanas y sobrinos, defenderse sola.Denuncian maltrato e irregularidades
“Higui” nunca había estado detenida. Nació en Haedo, tercera de ocho hermanos, se crió en el noroeste del conurbano y desde hace años vivía en Bella Vista, partido de San Miguel. Antes en el barrio de Mariló –donde ocurrió el último ataque- y ahora en Barrufaldi, cerca, a orillas del río Reconquista. «Sufrió toda su vida discriminación, por ser lesbiana y pobre. Eso le impedía muchas cosas. Siempre se las rebuscó y trabajó para sobrevivir. Ahora vivía de hacer jardinería, cortar el pasto y juntar cartones. Se la rebusca, no tiene trabajo fijo”, dice Azucena, la sexta de los ocho hermanos y quien se puso al frente de la familia pidiendo justicia. “Nosotros somos pobres e ignorantes. Apenas pasó esto, no tuvimos asesoramiento y no sabíamos movernos. Analía temía denunciar para protegernos a nosotros. En ese barrio viven otra hermana y mis hijas”. Azucena la visita en la cárcel cada viernes y tiene su relato de primera mano. Apoyada por la mesa de trabajo, la hermana denuncia una serie de irregularidades: que la maltrataron y la degradaron tanto en la comisaría segunda de San Miguel (donde estuvo en un calabozo), como al declarar, a las 15.30 del día siguiente –menos de 24 horas después del hecho y sin que se constatara si estaba en condiciones-. En esa declaración, cuenta la hermana, Analía aun estaba confundida y dolorida. Ni siquiera estuvo presente la defensora oficial asignada, María Luba Lazarczuk, sino un auxiliar letrado de la Defensa Pública –así consta en el acta-. “La defensora está de feria y no nos dejan poner un abogado hasta que vuelva. Mi hermana está imputada, desde el primer momento, por homicidio simple. Nunca se habló de defensa propia”, señala Azucena.Sin atención médica
Otra de las denuncias es que Analía, a pesar de los golpes evidentes, estuvo una semana sin atención médica. Al día siguiente del hecho, cuando el fiscal le tomó declaración, un perito forense la vio. Según Azucena, sólo tomó fotos, no la revisó. A a pesar de que la defensa pidió urgente atención médica para constatar lesiones en la espalda y evaluar un agudo dolor de cabeza. “El fiscal la trató mal, además de que no le creyó de entrada y dio por resuelto el caso. El dice, como los familiares de Espósito, que ella lo mató de traición. A ella la encontró la policía, inconsciente, en el suelo. Si fuera así, ¿quién le dio la paliza? ¿quién le rompió la ropa? La golpearon salvajemente: en la cara, la cabeza, los brazos, los riñones, la espalda, la cola, la cintura, las piernas”, dice Azucena.«Casi cerrado: homicidio simple»
Recién una semana después –cuando la trasladaron al destacamento femenino de San Martín, donde está detenida- la llevaron al hospital porque tenía fiebre y seguía dolorida. Tampoco se hicieron las pericias sobre la ropa, algo que el mismo 17 de octubre había pedido la defensa, como consta en el acta de la declaración. Esa información fue confirmada por esta agencia en la UFI 25 (Unidad Fiscal de Investigación) de Malvinas Argentinas. Una fuente con acceso al expediente admitió que, si bien faltan pruebas y elementos, “esto ya está casi cerrado en homicidio simple, porque no hay ningún testigo ni dato que confirme la versión de Analía. Todos dicen que ella lo fue a buscar para agredirlo”.Entre seis y diez agresores
Si bien en la declaración Analía habla de “dos hombres o más”, a través de su hermana, denuncia: no es lo que le dijo al fiscal el 17 de octubre . Que eran más los agresores, entre seis y diez, no pudo contarlos. “La noche que la llevaron a la comisaría le hicieron firmar un papel que no pudo leer. Sólo alcanzó ver que decía ´Homicidio’. Se le reían, la insultaban y le decían que no hiciera quilombo, que no le habían hecho nada. Ahora pudo ver su declaración y dice que no es lo que contó. No la asesoraron. Ella no tiene ningún conocimiento de leyes ni derechos. Es la primera vez que pisa una comisaría”. Pasaron tres meses desde la detención, y su familia dice no tuvo contacto con la defensora oficial, Lazarczuk. Al menos tres veces fueron en persona a verla. “Le dejamos nuestra dirección y teléfono, jamás se comunicó ”. Recién la semana pasada, la familia de Analía pudo acceder a una copia del expediente. Fue por intervención de las organizaciones y de la diputada provincial Lucía Portos (La Cámpora), que tomó personalmente el caso. Así consiguieron reunirse con una defensora subrogante que les explicó el estado de la causa.«Presa por mujer, pobre y lesbiana»
Una de las cosas que le recriminaron a la defensora subrogante fue que la justicia decidió prácticamente “cerrar” el caso sin investigar y que le pidieron a la familia de Analía que les llevara pruebas y testigos. “¿Sabés que nos respondió? Que ellos no cuentan con los medios necesarios para mandar a recabar material probatorio en este tipo de circunstancias…”, señala Abregú. Para ella, es difícil esperar justicia cuando los defensores de oficio, los fiscales, la justicia, se manejan con lo que encuentran en el momento y en el lugar. “No buscaron testigos, no tomaron prueba ni hicieron informe socio-ambiental. Es vergonzoso y es terrible. Cada vez que tenemos un caso de este tipo, es igual. Porque está lleno de ‘Analías’, todo el tiempo, y queremos que se haga justicia con ella, claro, pero que además sirva para visibilizar lo que le pasa a una mujer pobre y lesbiana; condicionada primero por la sociedad y después por las instituciones”. Seguí a Presentes: Twitter @PresentesTLGBI Instagram: PresentesTLGBI Facebook: https://web.facebook.com/presentesTLGBI/ ]]>Somos Presentes
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