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En tanto Constanza Valdés, abogada, activista trans y asesora en temas de género, contó su sorpresa: «El jueves por fin vamos a despertar en un Chile que finalmente despachó del Congreso una ley que en un principio no creímos posible, por vivir en el país en el que vivimos».
Minutos después de que culminara la votación, Zuliana Araya, activista trans, concejala de Valparaíso y presidenta del sindicato Afrodita también conversó con la prensa: «La mayoría de las compañeras ejercen el trabajo sexual y esta es una oportunidad para salir de la calle. Es una lástima que no se haya reconocido a les niñes también. Eso era muy importante porque se trata de las nuevas generaciones”.
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“¡Nadie me podrá quitar mi derecho a la identidad!”
A las 10:30 de la mañana de este miércoles, tanto activistas como detractores de la ley -evangélicos en su mayoría- ya estaban instaladxs en las tribunas de la Cámara. Durante toda la sesión, que se extendió hasta casi las 15hrs, no hubo banderas ni pañuelos. Fue la orden que dio el personal de seguridad, acatada sólo hasta el momento en que se conoció el resultado.
A diferencia de sesiones anteriores, esta vez hubo poca representación de la diversidad. Con activistas de OTD, Movilh, las fundaciones Iguales, Selenna y Renaciendo, junto a los sindicatos Afrodita y Amanda Joffre, no había más de 35 personas en el lado que aplaudía por cada intervención a favor. Del lado de los contrarios ocurrió algo similar, todos con pañuelos de colores rosa y azul atados al cuello en rechazo a la «ideología de género», como suelen llamarle.
«A pesar de que supimos con una semana de anticipación cuándo sería la votación, era muy difícil movilizar masas hasta Valparaíso un miércoles a las 10 de la mañana. Por eso hubo poca gente, tanto de nuestra parte como del lado conservador y religioso», dijo Valdés. También influyó el hecho de que a esta sesión sólo se ingresaba con una invitación. Sin ese papel sellado por la Cámara, nadie podía entrar. Por eso varios activistas se quedaron fuera.
Sin embargo, cuando el conteo de los votos se proyectó en las pantallas, la Sala estalló en aplausos y gritos de alegría. Mientras unxs se abrazaban y se felicitaban por lo que acababan de lograr, del otro lado de la tribuna les gritaban: «¡Los vamos a sacar!» y «¡Piñera, traidor!». Y de acá les respondían en coro: “¡Nadie me podrá quitar mi derecho a la identidad!”. Una y otra vez.
Antes del conteo, la mayoría de lxs diputadxs reiteró la naturaleza del proyecto, con énfasis en que es un instrumento que reconoce y da protección al derecho a la identidad de género y otorga la posibilidad de acceder al respectivo procedimiento de cambio de nombre y sexo registral.
«Este proyecto se ha ridiculizado y estigmatizado. Con esto no pretendemos obligar ni someter a nadie a operaciones quirúrgicas, mucho menos a los niños, como algunos sectores quieren hacer creer. Sólo se está hablando de que el nombre que deseen pueda estar en sus carnets de identidad», dijo el diputado independiente Karim Bianchi durante su intervención.
Un asunto de Derechos Humanos
Marcelo Schilling, diputado socialista, orientó su participación en la misma línea: «Este es un proyecto de libertades. No es un proyecto que busque imponer a nadie tomar tal o cual dirección», expresó.
Vlado Mirosevic, del Partido Liberal, lamentó que el Senado excluyera a las infancias en la votación anterior, basados en “un tema valórico”. “Este es un asunto de derechos humanos y hay que reconocer que no hemos estado a la altura de la discusión. El Senado le falló a los niños y niñas trans y el mundo conservador tilda esto como una ideología que no es tal, simplemente es una realidad», dijo.
Pero la más aplaudida fue Natalia Castillo, de Revolución Democrática, quien citó una canción de Los Prisioneras al final de su intervención, mirando hacia la tribuna de opositores: “Puedo entender estrechez de mente, soportar la falta de experiencia. Pero no voy a aguantar estrechez de corazón”.
“El Estado queda en deuda con la infancia trans”
La ley aprobada solo contempla a mayores de 14 años. Ante esto, organizaciones de la diversidad sexual interpusieron recursos ante la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La directora jurídica de Fundación Iguales, Jimena Lizama, dijo a Presentes que este paso es “un hito en el reconocimiento del derecho a la identidad de género de las personas trans y un tremendo triunfo para los y las adolescentes entre 14 y 18 años, quienes podrán acogerse a esta iniciativa”. Pero a su juicio, “el Estado queda en deuda con la infancia trans. Niños y niñas también son sujetos de derechos, y por ende, también tienen derecho al reconocimiento de su derecho a la identidad, el cual toma especial relevancia en esa etapa”, señaló. Por eso seguirán trabajando para que el Estado reconozca su identidad de género, aseguró.
Ahora el proyecto pasará a control preventivo del Tribunal Constitucional por contener normas de naturaleza orgánica constitucional. Luego de despachado, el presidente de la República, Sebastián Piñera, puede formular vetos de naturaleza aditiva, sustitutiva y supresiva, en caso de que no le parezca adecuado el contenido del proyecto de ley. Constanza Valdés estima un mes o un poco más para este proceso. En este caso, el proyecto vuelve al Senado para discutirse y debe aprobarse en ambas cámaras. Si el presidente no hace observaciones en ese periodo, la ley queda lista para promulgarse y publicarse. Lo reglamentario es que entre en vigencia en un periodo de seis o diez meses desde su publicación en el diario oficial.