Cómo funciona el primer comedor comunitario gestionado y atendido por personas trans

Lleca abrió sus puertas hace un año en Ciudad de México. "Este comedor es una respuesta comunitaria a los cuidados que el Estado no tiene con nuestras poblaciones".

14 de agosto de 2024
Geo González
Geo González
Edición: María Eugenia Ludueña

CIUDAD DE MEXICO. Mujeres trans se autoemplean, sirven las comidas y dan la bienvenida a quienes necesitan un plato de comida caliente. Vienen de entornos de vulnerabilidad y gestionan un nuevo comedor comunitario, donde un plato de comida corrida de tres tiempos cuesta once pesos. 

En la calle de Rossini número 2 de la colonia Peralvillo en la Ciudad de México, quienes llegan al comedor impulsado por la organización Casa Lleca saludan a las muchachas que atienden y se registran en unos formularios. Sirven para registrar quienes solicitan este servicio, cuántas comidas se reparten día a día. Por ahora el comedor comunitario lleva cien comidas, y las cuentas de la cuota de recuperación.

Respuesta comunitaria a desigualdad en cuidados

“Este comedor es una respuesta comunitaria a los cuidados que el Estado no tiene con nuestras poblaciones. En las elecciones las y los políticos hablaron del sistema nacional de cuidados. Pero ninguna de estas políticas va enfocada a nuestras poblaciones ni a sus necesidades. Somos nosotras las que hacemos estas propuestas que vienen de los cuidados colectivos. Y si bien este comedor surge por un programa del gobierno, somos nosotras las que le damos este enfoque a través del trabajo comunitario que venimos haciendo porque el gobierno se está quedando corto en cuanto a políticas públicas para personas LGBT y personas en situación de calle”, comenta en entrevista Victoria Sámano, fundadora de Lleca.

El equipo de Lleca, el primer comedor comunitario creado y autogestionado por personas trans en Ciudad de México. Foto: Geo González/Presentes

Este comedor comunitario es un proyecto impulsado por Lleca, escuchando la calle. La organización surgió hace cuatro años, cuando la defensora de derechos humanos y trabajadora sexual Victoria Sámano abrió las puertas del departamento donde vivía para dar refugio a personas LGBT+. Eran, sobre todo, hombres gay y mujeres trans en situación de calle, más expuestes frente a la pandemia una vez que los hoteles cerraron sus puertas y la expulsión de personas jóvenes aumentó por la exclusión familiar.

Lleca abrió sus puertas hace un año en la colonia Peralvillo. Es el primer comedor gestionado enteramente por mujeres trans que además se autoemplean. 

En la Ciudad de México también está Manos Amigues, un comedor comunitario que nació durante la crisis por Covid-19 para hacer frente a las violencias específicas que atravesaron algunas personas LGBT+, en especial juventudes y trabajadoras sexuales.

Casa Lleca, el refugio que impulsa el comedor

Casa Lleca es el primer refugio para personas LGBT+ en situación de calle o en riesgo y nació como respuesta a la falta de espacios seguros para la población LGBT. Existen ocho albergues manejados por la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social (Sibiso) pero no están sensibilizados ni capacitados y las personas LGBT viven violencias por parte del personal y los usuarios en esos albergues.

Ha dado refugio hasta a una decena de personas y hoy viven allí cinco mujeres trans. La más joven tiene 25 años y la mayor 57. Cada una atraviesa situaciones y necesidades particulares: trabajo sexual, el consumo de sustancias, migración, desplazamiento forzado interno, reinserción social, desempleo, acceso a salud, vivir con VIH, etc.  

Erika es una de las integrantes del comedor comunitario que gestiona Casa Lleca.

“En Casa Lleca cubrimos las necesidades más básicas: hogar, alimentación y baño. Y nos vamos organizando en atender temas de salud física y mental, prevención y tratamiento de violencias. Pero había una cosa que se nos salía de las manos y era el trabajo. Algunas salen a pedir empleo y notamos lo difícil que es por el rechazo a su identidad de género, porque viven en un albergue, por la edad, y hasta por no tener un acta de nacimiento. Entonces, decidimos entrar al programa de comedores comunitarios de Sibiso con el objetivo de que sea algo que podemos gestionar y sobre todo para emplear a las compañeras”, comenta Victoria. 

Cinco mujeres trans se autoemplean

Victoria cuenta que el proceso para abrir el comedor comunitario fue mediante una convocatoria de Sibiso, donde exigen ciertos requisitos. A Sibiso le tomó un año aprobar la propuesta de Lleca. Los gastos de instalaciones de gas, sanitarias e hidráulicas, compra de mesas, sillas y ollas no lo gestionó el Estado, sino las integrantes de Casa Lleca. Algunas de ellas, ejerciendo trabajo sexual. 

Hoy las cinco mujeres trans que habitan Casa Lleca sostienen el comedor comunitario y reciben una remuneración simbólica, mas no un sueldo. Cocinan, hacen de meseras, cajeras y recepcionistas. Y sirven una comida corrida (generalmente arroz o frijoles, un guisado, tortillas, ensalada; y un vaso de agua). 

En la inauguración del comedor comunitario de Lleca se sirvió mole oaxaqueño, un platillo tradicional, emblemático y con alto valor de celebración en el país. Quien lo preparó fue Carolina, habitante, coordinadora de Casa Lleca y cocinera principal de este proyecto.

“Me siento bien feliz, y la verdad bien orgullosa de la casa y del comedor del que ahora me empleo. Y de ser la cocinera principal. Soy la que le da el toque mágico a la comida porque además soy oaxaqueña y tengo mi sazón. El autoemplearnos es una oportunidad y es muy satisfactoria. Después de no haber tenido nada, aquí no solo tenemos donde dormir sino también donde trabajar. Es un ingreso simbólico pero que significa mucho para todas nosotras”, cuenta Carolina en entrevista con Presentes.

“Tenemos el atrevimiento de cuidar”

Afuera del comedor hay una fila de personas registrándose y pagando once pesos para comer. Al fondo de Casa Lleca, en uno de los sofás le preguntamos a Victoria Sámano cómo aprendió a cuidar. “Quienes primero me enseñaron a cuidar fueron mi abuela y bisabuela materna. Ellas sabían lo que era yo desde mi infancia y procuraron cuidarme siempre. Yo me sentía muy segura. Después, las que me enseñaron de cuidados fueron otras mujeres trans”.

Mi forma de cuidar es cocinando con amor porque amor fue lo que encontré en este refugio. Amor para mis compañeras, amor para mí y para Victoria que ha sido un parteaguas en mi vida porque aquí recibí herramientas que el gobierno no me brindó, ya que me orilló al trabajo sexual y a la calle”, dice Carolina.

“Yo creo que los cuidados siempre surgen desde las personas trans ante la falta de un Estado que nos proteja. Siempre somos nosotras la respuesta. A pesar de todas las adversidades que vivimos las personas trans, todavía tenemos el atrevimiento de cuidar” reflexiona Victoria. “Saber cuidar no surge de la nada, son conocimientos que se van transmitiendo. Probablemente cuando yo no esté, alguien más se va a quedar a cuidar y es así cómo van surgiendo nuevas líderes comunitarias”. 

¿Dónde se ubica y en qué horario sirven de comer?

El comedor Lleva queda en Rossini 22 en la colonia Peralvillo, alcaldía Cuauhtémoc. Sirven comidas por una cuota de recuperación de once pesos, de las 13:00 a las 16:00 horas.

14 de agosto de 2024
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Edición: María Eugenia Ludueña

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