Bolivia: Crónica de una tentativa de golpe de Estado

Fueron horas de violencia y tensión que pusieron en riesgo a la democracia en Bolivia. El pueblo salió a las calles a defenderla. Nuestra corresponsal estuvo ahí y lo cuenta.

Una caravana de tanques y más de un centenar de soldados enmascarados comenzaron a rodear la Plaza Murillo, sede política de Bolivia. Alrededor de las 14:30 horas, los efectivos militares entonaron canciones castrenses para alentar su objetivo: tomar el edificio de gobierno y «recuperar la patria».

El despliegue iba encabezado por el general depuesto y excomandante del Ejército de Bolivia, Juan José Zúñiga.

Mientras tanto, las calles de la ciudad de La Paz se inundaron rápidamente de personas que pretendían regresar a sus hogares. Pero ante la amenaza de otro golpe militar, similar al ocurrido en 2019, que obligó al expresidente Evo Morales (2006-2019) a dimitir de su cargo, cambiaron de opinión.

Zúñiga, que lideraba la subversión, se posicionó dentro de un tanque e intentó traspasar las puertas del palacio presidencial, también conocido como el «Palacio Quemado». Adentro, estaba el presidente Luis Arce Catacora.

Yo soy su capitán”

Por seguridad, las puertas permanecieron cerradas, lo que obligó a Zúñiga a regresar a su tanque. Redobló fuerzas para atravesar con fuerza la puerta principal del edificio más importante de la nación andina.

“No puede seguir más así nuestro país, haciendo lo que les da la gana. Estamos mostrando nuestra molestia. Vamos a recuperar esta patria, basta de destrozarla, basta de empobrecer a nuestra patria, basta de humillar a nuestra patria”, dijo Zúñiga a la prensa.

Zúñiga es un exmilitar boliviano con una larga trayectoria en el Ejército. Desde noviembre de 2022 hasta su reciente destitución en junio de 2024, ocupó el cargo de comandante general. Fue responsable de liderar las operaciones militares de Bolivia.

Durante su mandato, Zúñiga ostentó el rango de coronel y estuvo a cargo del regimiento REIM-23 Max Toledo entre 2012 y 2013. Su trayectoria se vio empañada por acusaciones de malversación de fondos públicos. Tiene acusaciones por la supuesta desviación de 2,7 millones de bolivianos destinados a programas sociales como Renta Dignidad y Juancito Pinto. Por esta razón, fue encarcelado por un período de siete días.

A pesar de estos señalamientos, Zúñiga continuó ascendiendo en su carrera militar. Gracias a su desempeño como jefe de Estado Mayor y general de brigada, el presidente Luis Arce lo eligió para liderar el Ejército como comandante general a partir del 1 de noviembre de 2022.

El apoyo a Arce

Luego de que un grupo de aproximadamente cuarenta soldados ingresaran al palacio presidencial en compañía de Zúñiga, el presidente Arce se enfrentó para intentar contener la insurgencia militar.

«Como capitán, ordeno a todos los policías militares que vuelvan inmediatamente a sus cuarteles. General, no permitiremos que continúe con sus acciones en contra del pueblo boliviano», declaró con firmeza Arce al rostro de Zúñiga.

Arce, un economista de sesenta años, asumió con autoridad la presidencia de Bolivia el 8 de noviembre de 2020. Su experiencia como ministro de Economía y Finanzas Públicas entre 2006 y 2017, y nuevamente en 2019, lo ha hecho reconocido como el principal responsable del impresionante crecimiento económico del país durante el gobierno de Evo Morales.

Desde 2006 a la fecha, Bolivia es gobernada por el Movimiento al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS–IPSP), fundado en 1997 por las organizaciones sociales que conforman el Pacto de Unidad.

“Las fuerzas armadas pretenden reestructurar la democracia, que sea una verdadera democracia, no de unos cuantos, no de unos dueños que ya están treinta, cuarenta años manejando el país”, expresó Zúñiga a la prensa después de su intento por tomarse la casa de gobierno.

Zuñiga también exigió la liberación de Jeanine Áñez y Luis Fernando Camacho, señalados como principales responsables del golpe de Estado contra el expresidente Evo Morales en noviembre de 2019.

“Un pedido que he recibido y lo vamos a cumplir es la inmediata liberación de todos los presos políticos, vamos a liberar a todos los presos políticos absolutamente, desde Camacho, desde Añez, los generales, los tenientes coroneles, los mayores que se encuentran presos, ese es el pedido de la fuerza armada. Queremos restablecer la democracia, el pueblo no tiene futuro y al ejército no le falta cojones para velar por el bienestar y progreso de nuestro pueblo”, expreso Zúñiga.

Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), 36 personas perdieron la vida en diferentes regiones del país durante los conflictos de ese año.

Movilizaciones y heridos

Durante la crisis institucional, Arce nombró nuevas jefaturas para las fuerzas armadas. Una gran cantidad de personas se congregaron en el palacio incendiado para mostrar su apoyo al gobierno. Los militares tomaron medidas para contener a los manifestantes, utilizando gas lacrimógeno y erigiendo barricadas.

Según afirmó el ministro de Seguridad de Bolivia, Carlos Eduardo del Castillo, hubo enfrentamientos que resultaron en al menos nueve heridos civiles. La naturaleza y gravedad de las lesiones causadas por las balas no fueron especificadas.

“Hay civiles que han sido heridos con armas de fuego. Evidentemente, los heridos nos demuestran que esto no fue un simulacro, la desobediencia al poder del pueblo residido coyunturalmente en nuestro presidente, demuestran que aquí lo que estaban buscando era cometer nuevamente un golpe de Estado”, señaló Castillo en rueda de prensa.

Posterior al repliegue de los militares, Zúñiga fue detenido al salir de la sede del Estado Mayor de Bolivia. La Procuraduría General formalizó la acusación penal en contra del depuesto general y otros responsables de “un intento fallido de golpe de Estado y subversión del orden constitucional imperante”, señalo el ministerio público en un comunicado oficial.

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