Soledad Cayunao, la defensora mapuche que pone el cuerpo para frenar a los alambradores del Río Chubut

"No se trata sólo de defender el territorio mapuche. Es que son las nacientes del agua, del río que atraviesa todo Chubut. Esto tiene que importarle a todo el mundo” dice Soledad Cayunao. Un recorrido por la larga lucha en la defensa del territorio en la mirada de un cronista que pasó seis dias en la zona.

22 de marzo de 2023
Denali DeGraf
Denali DeGraf
Edición: María Eugenia Ludueña

ALTO RIO CHUBUT, Río Negro. Soledad Cayunao camina 15 kilómetros por el valle del Río Chubut, que nace aquí en la cordillera de Río Negro, para llegar al lugar donde su familia tradicionalmente pastoreaba sus animales en verano. Esta mujer mapuche de 38 años hoy lidera la defensa de las nacientes del río. En estos días, trabajadores de un latifundio cercano extienden un alambrado por las altas cumbres, dejando encerrada no sólo la veranada tradicional de la Lof Cayunao, sino también las de otras tantas familias y las nacientes del río.

A lo largo de varios años hubo reclamos de muchas comunidades y organizaciones respecto al avance latifundista en esta zona. Soledad, con su compañero y sus hijes, lleva dos veranos poniendo el cuerpo delante de los alambradores para detener su avance. Ya han visto grandes extensiones de tierras comunitarias y libres quedar privatizadas. 

“Están talando los campos, secando las vertientes, las aguadas, los mallines. Desarmando el equilibrio que hay acá,” cuenta Soledad. “Lo que está pasando es muy triste, porque cuando yo era muy chiquita, pichi, solía entrar allí. Era libre, sabía ir a pescar. Ahora no puedo. Tengo que mirar desde una tranquera para adentro. No puedo pasar porque despojaron a mi gente”. 

Defender el agua ahí donde nace, en un lugar tan remoto y alejado, es más que una tarea ardua. En línea recta, este rincón en el valle del Río Chubut queda a 40 km al nordeste de El Bolsón y a 65 km al sur de Bariloche, en la provincia de Río Negro. Pero en la cordillera las líneas no son rectas. Para llegar hay que entrar desde el este, por el valle de El Maitén, en Chubut. Desde allí en auto lleva una hora llegar por un camino de ripio, difícil hasta la invernada, es decir la zona que se habita y se pastorea en invierno, que ya de por sí está a casi mil metros de altura. De allí Soledad sigue a pie y sube por una plantación de pinos que se incendió parcialmente en 2021. Luego baja hasta el río y remonta la orilla unos kilómetros entre torres de piedra y la vegetación típica de la estepa árida. El camino se aleja del río para subir la ladera de una montaña ya más boscosa, pasando por ñires y después lengas. 

El valle es inmenso y hay otros sectores, que fueron convirtiéndose en propiedad privada. Desde la altura se va la zona ya despojada de la que cuenta Soledad. Se ven los claros de bosque talado y las manchas oscuras donde la vegetación nativa fue reemplazada por plantaciones de pino. 

Sobre el filo de la montaña hay pilas de varillas, postes de madera y otros de hierro. Todo listo para seguir alambrando. Aquí, en un lengal a más de 1600 metros de altura, la Lof Cayunao mantiene un campamento en el puesto ancestral de veranada, de donde resisten con su presencia el avance del alambre. Todos los días salen a enfrentar a los trabajadores, a decirles que no puedan seguir encerrando territorio.

En este lugar tan alejado, resistir al poder requiere otro tipo de empeño. No hay comunicación y la ayuda no llega rápido. El hostigamiento es casi constante. Estas distancias implican un gran riesgo para Soledad y quienes la acompañan. 

Febrero de amenazas y despojo 

A principios de febrero enfrentaron a un grupo de más de diez jinetes que les amedrentaron desde sus caballos; en varios momentos han pasado por el campamento de noche para asustarlos. En agosto del 2022, el periodista turco Sadik Celik recorría la zona con Soledad y fue atacado por un empleado, quien golpeó al caballo para que saliera corriendo con Celik colgado del estribo. A Soledad la han amenazado de muerte. Frente a estas violencias, el no poder dar aviso rápido en caso de emergencia no es un tema menor.

El 25 de febrero, Soledad salió del campo para asistir a la inauguración de un mural en El Bolsón que homenajea a Casimiro Huenelaf, referente mapuche local fallecido hace 12 años. Al volver, Pablo, su compañero, subió a la veranada y en el camino empezó a encontrar carteles nuevos. Prohibido Pasar, Propiedad Privada. Al llegar al puesto, no había nada. “Nos sacaron todo,” dice con rabia. “El nylon del toldo, los aislantes, las frazadas. Las ollas, la pava, toda la comida. Se llevaron todo. Hasta la pala”. 

Para avisarle a Soledad, hubo que esperar la hora pautada para comunicarse, mientras ella se preparaba para subir al día siguiente. De esto se trata la resistencia en la cordillera. Soledad tiene que caminar media hora desde la invernada sólo para llegar a un lugar desde donde comunicarse por handy UHF con Pablo.  Ese día le tocó a él darle las malas noticias. Soledad volvió hasta la casa de invernada y salió con la yegua, en pelo porque no tenía la montura, a recorrer los 8 kilómetros por el camino a El Maitén hasta un lugar con señal, para poder hablar por teléfono y avisar del robo del puesto. Los 8 kilómetros de vuelta los hizo de noche. 

El Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir viene denunciando la situación desde hace tiempo, a través de publicaciones en sus redes y en Agencia Telúrica.  “Un grupo de personas, en su mayoría mujeres Mapuche, están resistiendo el alambrado ilegal que están tendiendo en la zona de las Nacientes del Río Chubut, río que recorre 800km hasta llegar al Mar. Los funcionarios de Río Negro no están respondiendo al pedido de resguardo de la vida de Les Defensores del Río Chubut. El Estado está dejando que capitales extranjeros se apropien del Agua. Es ley: Nadie puede apropiarse de lagunas, Nacientes de ríos y lagos”, expresaron en un comunicado. Y agregaron: “Les Defensores del Río Chubut subieron a pie durante horas. Gracias a la solidaridad se habían conseguido frazadas y bolsas de dormir, materiales para montar un refugio y víveres.Les robaron todo”.

Desde el 6 de febrero exigen una mesa de diálogo. “El Estado es Responsable de lo que les pudiera suceder. Hasta el momento no hay respuestas de los organismos responsables en involucrarse” advierten desde el Movimiento.

Antecedentes de fuego intencional

No es la primera vez que los terratenientes atentan contra bienes de los pobladores. Antes, en el mismo lugar donde la Lof Cayunao mantenía ese campamento, había una cabaña rústica de troncos que usaban integrantes de la comunidad Kom Kiñe Mu (Todos Somos Uno). Se trata de una comunidad mapuche histórica que nuclea varias familias de la zona, entre ellxs, parientes de Soledad. En diciembre del 2019 denunciaron que empleados de la estancia habían quemado el puesto comunitario. El hermano de Soledad los filmó mientras iban lanzando los troncos hacia la fogata. Esa denuncia quedó en la nada; la impunidad de quemar viviendas mapuches quedó firme. Al año siguiente, mientras la población estuvo encerrada por la pandemia, los estancieros siguieron avanzando. En invierno del 2020 apareció allí una cabaña nueva, forrada enteramente en chapa, justo donde estaba antes el puesto de la comunidad.

Desiguales

La siguiente vez que subió después del robo, Soledad se encontró con Andrés Saint Antonin, capataz del equipo alambrador. También había tres empleados, dos abogados y tres policías. Según el comunicado de la comunidad, Saint Antonin “fiel a su estilo de macho violento le tiró el caballo encima a la lamgen Soledad Cayunao, sin ninguna objeción de la policía que allí se encontraba.” Tuvo suerte: salió ilesa. Y la policía procedió a mirar las cámaras de vigilancia que evidentemente habían colocado en el territorio. 

La disparidad es vulgar, tanto respecto de la violencia como también de los recursos tecnológicos. Mientras Soledad dialoga con los empleados para decirles que no pueden alambrar territorio comunitario (“sabemos que ellos son sólo empleados,” dice), los estancieros la violentan. Mientras Soledad recorre los caminos de noche para hacer una sola llamada, la policía instala cámaras remotas a decenas de kilómetros de la red eléctrica y de la señal de celular.

Lucha histórica y lazos con Lago Escondido

El territorio está en conflicto desde hace mucho tiempo. En los primeros años del siglo XXI, Miguel Guajardo, intendente de la localidad vecina de El Maitén, Chubut, accedió a la compra de 14.698 hectáreas de tierras fiscales. Él no había vivido nunca en el lugar, que entonces ya era el territorio donde vivían muchas familias originarias. Esa venta se considera por lo menos irregular, ilegítima. Así lo considera una demanda del Consejo Asesor Indígena, histórica organización mapuche en Río Negro. 

En el 2009, el empresario Marcelo Mindlin le compró el terreno a Guajardo y el mismo día compró dos campos linderos, sumando un total de más de 19.000 hectáreas de cordillera prístina. Mindlin es presidente de Pampa Energía, una de las empresas de mayor facturación del país, y socio histórico del inglés Joe Lewis. Lewis está entre las 500 personas más ricas del mundo y es notorio en la zona por ser el dueño de 11.000 hectáreas que rodean el Lago Escondido entero. La veranada del Alto Río Chubut está a escasos 35 kilómetros al este de dicho lago.

También en el 2009, el Consejo Asesor Indígena, le inició una demanda colectiva al estado provincial, en la cual reclamó las tierras ancestrales de varias comunidades. Entre ellas, la Kom Kiñe Mu. En estos 14 años la demanda sigue trabada. La provincia de Río Negro hasta ahora nunca concedió que había entregado tierras habitadas por familias mapuche a terceros en forma irregular. 

El pasamanos de títulos entre empresarios lejanos hace difícil a veces saber quién está detrás de lo que sucede en el territorio. En el 2010 la Kom Kiñe Mu denunció la construcción de un alambrado, cercando lo que después se supo que era un exclusivo coto de caza. Lleva el nombre Rincón del Diablo, por un arroyo que lo atraviesa. Ése va hacia el Río Foyel, de allí al Río Manso y termina en el Pacífico, mientras el otro curso de agua principal es un arroyo sin nombre, segundo afluente del Río Chubut, que desagua en el Atlántico. Es decir, está justo sobre la división de aguas. Allí mantienen una población de ciervos colorados, especie exótica que hace destrozos en la flora nativa, con el único fin de que multimillonarios puedan venir de vacaciones a cazarlos.

Esa denuncia del alambrado también quedó en la nada, como la del puesto incendiado, y la demanda colectiva por la tierra. Fue ante la falta de respuesta a esa demanda que Soledad decidió encarar la resistencia directa. “Me agarró desesperación. Veía lo que estaba pasando y no podía defender el territorio” cuenta. Entonces decidió que sí podía, y en la primavera del 2021  empezó a plantarse con su familia delante de los alambradores. 

Estos últimos hechos, y el nuevo alambrado que se sigue extendiendo, ya responden a nuevos dueños. En el 2017, Mindlin le vendió a DIUNA Inmobiliaria S.A., empresa creada en ese momento. La cara visible a partir de ese momento es Hugo Alberto Barabucci, criador de caballos de polo en Santa Fe. Pero junto a Barabucci, en el directorio de la empresa figuran un actor bien conocido en la zona y otro muy nuevo en este escenario. El conocido es Nicolás Van Ditmar, histórico encargado de Hidden Lake y la mano derecha de Joe Lewis en Argentina. El que recién aparece es Matar Suhail Ali Al Yabhoumi Al Dhaheri, a quien todo indica que sería el dueño real (en la escritura el pago figura con origen en un banco de Abu Dhabi), mientras Barabucci oficia de testaferro principal.

Al Dhaheri es un empresario multimillonario de Emiratos Árabes Unidos. Si bien cuesta mucho encontrar información sobre estas personas, según fuentes periodísticas es alguien de extrema confianza de la familia real de Abu Dhabi, que suele estar al mando del país. Al Dhaheri es además dueño de la constructora e inmobiliaria Kopaonik, empresa que lleva el nombre de la montaña más alta de Serbia, donde construyó un complejo hotelero de esquí de lujo, por más de 70 millones de dólares. A raíz de sus negocios en Serbia, Al Dhaheri obtuvo la ciudadanía serbia en 2016.

Cuando Al Dhaheri compró el coto de caza en el 2017, formó parte de un importante desembarco de capitales árabes en la cordillera rionegrina. Y no fue casual—ese año, viajaron juntos a EAU Mauricio Macri y Alberto Weretilneck, entonces presidente y gobernador de Río Negro. El mismo año, el cuñado del actual Emir de Qatar (tanto EAU como Qatar, Arabia Saudita, Bahrein, Omán y Kuwait son monarquías absolutas) compró el complejo de esquí ultra-exclusivo Baguales Mountain Reserve, en asociación con el ex-tenista argentino Gastón Gaudio. Baguales está apenas 30 km al norte de Rincón de Diablo. El terreno intermedio, también enorme, está en manos del grupo BURCO, empresa de origen belga. Y cruzando la ruta 40 está el feudo de Joe Lewis. De hecho, allí también Al Dhaheri le compró a Mindlin unas 679 hectáreas linderas a Lewis sobre la orilla del Río Foyel. Eso de por sí es muchísima tierra, sólo parece no serlo al compararlo con las casi 20 mil que tiene en Rincón del Diablo.

Lo que sucede en estos lugares es muy opaco. En octubre del 2022 un avión militar de EAU aterrizó en Bariloche. Durante días, todo el mundo especulaba acerca del misterio de qué hacía allí. Finalmente se reveló que traía equipos para una estación satelital para instalar en la estancia de Al Dhaheri, pero nunca se supo con qué fines.

Esto tiene que importarle a todo el mundo

Mientras tanto, quienes caminan el territorio son Soledad, Pablo y un puñado de personas que han venido a apoyar su resistencia. Han llegado algunas personas solidarias, entre ellas, del Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas que viene haciendo campaña para visibilizar la lucha de Soledad.

«Caminé junto a ellos en el ascenso de la montaña», escribió la weychafe (guerrera) mapuche Moira Millán. «Experimenté a través de mi cuerpo el cansancio extremo, el frío de la noche, la falta de descanso, el dolor de mis pies, la carencia de tanto, pero también recibí la fortaleza y la amorocidad de la mapu y pude entender a partir de allí la obstinada decisión de defender la vida que habita en el piuke (corazón) de este Lof. He bajado transformada de aquella cima habitada por la certeza de que estamos a tiempo de salvar el Río chubut y que es posible lograrlo. Solo hace falta despertar nuestros sentidos, la unidad de nuestros pensamientos y accionar sin excusa alguna, moviendonos desde las pequeñas acciones hasta aquella que nos hagan subir la montaña».

Pero mientras el caso de Lewis tomó trascendencia nacional, y confluyen activismos, organizaciones de todo el país y banderas argentinas para reclamar el acceso al Lago Escondido, el Río Chubut parece no tener la misma resonancia. Aquí, en este lugar donde nace ese río, lxs enemigxs parecen quedar lejos y/o en las sombras, a diferencia del caso de Lewis, donde se cuenta con mucha más información. Aquí donde además de cuidar el río se reivindican los derechos del pueblo mapuche, se lucha en forma mucho más solitaria.  

“No se trata sólo de defender el territorio mapuche,” dice Soledad. “Es que son las nacientes del agua, del río que atraviesa todo Chubut. Esto tiene que importarle a todo el mundo.” 

Somos Presentes

Apostamos a un periodismo capaz de adentrarse en los territorios y la investigación exhaustiva, aliado a nuevas tecnologías y formatos narrativos. Queremos que lxs protagonistas, sus historias y sus luchas, estén presentes.

APOYANOS

Apoyanos

SEGUINOS

Estamos Presentes

Esta y otras historias no suelen estar en la agenda mediática. Entre todes podemos hacerlas presentes.

COMPARTIR