Comunidades indígenas de Paraguay exigen soluciones ante la sequía y la falta de agua potable
La comunidad Campo Loro asegura que tienen agua solo para dos meses y demandan que la Cámara de Diputados paraguaya declare la situación de emergencia.
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ASUNCIÓN, Paraguay. La sequía prolongada como consecuencia del cambio climático nos afecta como población a nivel mundial, pero esos niveles de afectación no son parejos, ni iguales.
En el Chaco paraguayo, para comunidades indígenas como de Campo Loro del Pueblo Ayoreo, la falta de agua es una problemática histórica. Y se ha recrudecido aún más en los últimos 8 meses por la falta de lluvia.
Décadas sin agua
A 300 kilómetros de la capital de Asunción, en el distrito de Filadelfia del departamento de Boquerón viven 260 familias en la comunidad Campo Loro. Alrededor de 1000 personas del Pueblo Ayoreo. Algunos pequeños grupos hasta la actualidad viven en el monte y sin contacto. Pero la mayoría viven en 13 asentamientos, se calcula unas 4.000 personas según datos de Amotocodie Pueblo Ayoreo – Iniciativa Amotocodie.
En Paraguay existen 19 pueblos indígenas y 5 familias lingüísticas; el Guaraní, Lengua Maskoy, Mataco Mataguayo y Zamuco, esta última es la lengua del Pueblo Ayoreo. Según el último Censo Indígena realizado en 2012: existen 371 comunidades indígenas en la región Oriental y Occidental; 117.150 representa al 2% de la población, y el pueblo indígena ayoreo representa el 2,2 % de ese total.
La comunidad Campo Loro fue fundada en 1979 por una iglesia llamada Misión Nuevas Tribus. Si bien la comunidad cuenta con título de propiedad, hace 43 años viven sin un sistema de provisión de agua potable que garantice el derecho de acceso al agua. Las familias dependen única y exclusivamente de las lluvias.
Sequía y falta de agua
Probablemente la mayoría de las personas que nos encontramos leyendo este material podemos por ejemplo lavarnos las manos con tan solo abrir una canilla o grifo, podemos tomar un baño al menos una vez al día.
Tal vez no forme parte de nuestras preocupaciones diarias servirse un vaso de agua o prepararse un mate caliente. Esta no es una realidad uniforme. No lo es para el Pueblo Ayoreo en el Chaco paraguayo.
El clima se caracteriza por ser árido y muy caluroso. Puede llegar fácilmente a temperaturas extremas como 40 a 45° grados o más en primavera-verano. En pleno invierno incluso la máxima puede ubicarse a los 28 y una mínima de 14°.
La situación de sequía en Paraguay se ha prolongado ya 3 años. Este año se han perdido cosechas de producción campesina, se han perdido semillas, solo por citar algunas de las consecuencias. Sin embargo, existen comunidades indígenas que hoy deben sortear formas para garantizar apenas el consumo de agua. Otras necesidades que parecieran tan simples como tomarse un baño no son primordiales.
“Solo nos queda agua para uno o dos meses más”
María Cutamiño y Marina Picanere, son mujeres indígenas del Pueblo Ayoreo. Ambas son madres y artesanas. Con preocupación cuentan la difícil situación que atraviesan ante la escasez de agua en su comunidad, Campo Loro. Las comunidades de pueblos indígenas que viven en el Chaco paraguayo, han denunciado permanentemente el abandono por parte del Estado. Pero solo consiguen acuerdos a partir de movilizaciones como medida de presión.
“Es difícil acceder al agua en la comunidad y la sequía nos afecta. La Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) no fue a visitarnos, necesitamos agua y alimentos también. Hace un mes nos visitó la gobernación, pero eso es poco y va a terminar. Comenzamos a tomar agua del tajamar y eso causa diarrea. Solo nos queda agua para uno o dos meses más”, Marina Picanere, artesana Ayorea.
“Para bañar poco. No hay agua”, dice María mientras sostenía a su hijo menor, Mauro, de un año y siete meses. Supondría que le decía que se quede quieto porque le hablaba en su idioma, Zamuco. “El líder siempre pide a la gobernación y la municipalidad, nos traen poco, no sé por qué. Tenemos tajamar, de ahí toman los animales también”, cuenta casi buscando las palabras precisas en castellano para explicar la situación.
En ese momento llega su pareja, Sereda Picanerai, y se une a la conversación. “La necesidad más urgente en la comunidad es por la falta de agua. Todos los años lo estamos sufriendo, en el Chaco hace 8 meses que no llueve. También los animales necesitan el agua. Sin agua para nosotros, los seres humanos, va a ser difícil y es la necesidad que sufrimos 250 familias”, explica.
Hacia una situación más grave
Tanto María, Marina y Sereda señalan que a través de las gestiones del líder es como muchas veces han podido acceder a un poco de agua. Pero el punto preocupante para ellas es que a veces la gobernación lleva cisternas de agua que no son aptas para el consumo, incluso terminan causando malestares estomacales.
La comunidad también cuenta con tajamares y un sistema para filtrar el agua. Ante la escasez de lluvia la situación podría agravarse considerablemente desde el mes de octubre. Estiman que la cantidad de agua actual apenas alcanzaría dos 2 meses más.
Maria y Sereda no dejan de pensar en otras comunidades del Pueblo Ayoreo. Manifiestan que casi la mayoría de las comunidades ayoreo sufren por falta de agua y que la situación es más grave aún para las familias que viven al norte de Filadelfia. “Ellos sufren mucho más. Si ellos hacen su pedido la gobernación casi no redondea, si lo hace es en 3 días o una semana, más de 100 kilómetros”, señalan.
Necesidad de más aljibes
La Secretaría Nacional de Vivienda y Hábitat (SENAVITAT) durante el gobierno pasado construyó 93 viviendas populares con aljibes de 5 mil litros para la comunidad de Campo Loro. Esto no benefició al total de la comunidad y algunos aljibes ya se han roto.
Además de los aljibes particulares, existen otros tres aljibes comunitarios de 25 mil litros cada uno. Así suman unos 75 mil litros de agua en caso de llenarlos; dos en escuelas y otra en iglesia de la comunidad. Desde allí acarrean agua a los aljibes particulares cuando hay disponibilidad del líquido vital.
En una Declaración DGCCARN Nº 1112/2016 la Secretaría del Ambiente (SEAM), -hoy conocida como Ministerio del Ambiente-, aprobó el estudio de Impacto Ambiental para la construcción de 228 viviendas rurales. Cada una con dos dormitorios de 41,25 metros cuadrados y que corresponden a unos 9.405 metros cuadrados.
“Sin embargo, la Resolución Nº1.788 del 2017 de la Senavitat, donde se aprueba el número de beneficiarios, señala que el número total de viviendas sería de 96, lo cual da una diferencia de 132 viviendas menos que el documento anterior. El mismo documento autoriza el desembolso a la empresa Arquitectónica SRL, responsable del trabajo. Detalla que el monto total a ser abonado por la institución es de G. 5.901.609.740, y el aporte de los beneficiarios (los indígenas), de G. 310.611.039 (varios programas de viviendas de la cartera de Estado prevén un aporte Estatal más contrapartida de la familia beneficiaria)”, el reportaje realizado por Roberto Irrazabal para el dossier Derecho al Futuro señala que esta situación no es nueva y que incluso en la pandemia covid-19 ya se había agravado. Dos años después las condiciones no han mejorado ni mínimamente.
Maria y Marina necesitan urgente una solución que le permita a sus hijas, hijos y familia acceder a agua potable para cubrir un derecho humano básico. Aunque manifiestan la necesidad de más aljibes y un sistema de agua potable. La comunidad Campo Loro y el Pueblo Ayoreo son solo uno de los casos de comunidades indígenas que hoy claman por agua en Paraguay.
Emergencia departamental
El departamento de Boquerón es uno de los territorios con mayor población indígena en el Paraguay. Representan el 60 % de una población de 85 mil habitantes indígenas y no indígenas.
Según la Dirección de Metereología e Hidrológico de la DINAC correspondiente al mes de julio, en los últimos meses se observó un marcado déficit hídrico de hasta 100 milímetros en el noroeste y el sur, en áreas bien definidas con condiciones de sequía moderada y excepcional en los últimos seis meses. Señalan en su informe que la sequía extrema podría afectar territorios de Boquerón (18,55 %); Alto Paraguay (22.17 %); y Presidente Hayes (0,58 %).
El gobernador del departamento de Boquerón, Dario Medina, ante la crítica situación a inicios del mes de agosto había declarado en situación de emergencia al territorio. Específicamente los distritos de: Filadelfia, Boquerón, Loma Plata y Mariscal Estigarribia.
Los legisladores Edwin Reimer, ANR-Boquerón; Basilio Núñez, ANR-Presidente Hayes; Marlene Ocampos, ANR-Alto Paraguay); y Enrique Mineur, PLRA-Presidente Hayes, quienes representan a los departamentos de la Región Oriental presentaron un proyecto de ley el 4 de agosto pasado. «Que declara en situación de emergencia a los departamentos de Presidente Hayes, Boquerón y Alto Paraguay, debido a la sequía que azota a toda la región del Chaco”. Dicho documento será debatido dentro de las comisiones asesoras de la cámara baja.
Hasta la fecha se aguarda que la Cámara de Diputados declare emergencia para el departamento de Boquerón y asista a las comunidades más afectadas por la sequía.
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