Del clóset se sale cuando se puede
"Si existe un clóset es porque hay un entorno que nos pone en peligro. Pero la comunicación tiende a hablarle solamente a la persona en el clóset, librando de responsabilidad a la sociedad, factor decisivo en esta construcción".
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Foto: Josean Rivera/Archivo Presentes
Cada vez que hablamos de los clósets todo parece reducirse a una frase en redes sociales con su imperativo de felicidad: “Salí del clóset. Sé vos”. Muchas veces se habla desde un binarismo que sólo parece conocer dos espacios excluyentes: el “fuera del clóset” y lo “enclosetado”. Y en ese afuera/adentro se diluye la idea de que somos personas en tránsito. Y que los clósets pueden ser muchxs, y tienen un significado, una necesidad y un sentido diferente para cada unx de nosotres.
El loop de mi salida del clóset
Mi salida del clóset se convirtió en un loop continuo. Soy una mamushka que constantemente sale y sale de una etiqueta a otra. Primero salí a mi ser gay. Luego esta definición tan anglo y decorativa dejó de identificarme, así que salí a lo puto/marica. Después me tocó encontrarme con mi diagnóstico VIH positivo y decidir cómo y por qué hacerlo público. Después vino salir hacia la demisexualidad entendiendo que no todes sentimos la atracción sexual de la misma manera. Y estoy seguro de que seguirá habiendo otras salidas.
Aquella noche de cervezas lo más baratas posibles en estaciones de servicio, cuando senté a mis amigos heterosexuales para contarles que yo era gay, a ninguno le sorprendió. Mi declaración tampoco modificó nada de lo que sentían por mí. Yo armé toda la escena con un “Elige tu propia aventura” que incluía opciones de drama, llanto y épica. Pero no hizo falta, ellos ya la veían venir, sólo estaban esperando mi tiempo para compartírselo.
No pretendo ser la “Marie Kondo” de nuestros clósets ni dar los diez consejos infalibles de la gurú del orden para crear nuestras salidas perfectas en tiempo y forma. Todavía tengo muchas dudas sin doblar, sentimientos en proceso y una cantidad enorme de ideas que ya no uso y debo aprender a dejar ir. Creo sí que compartir nuestras inseguridades, dudas y procesos construye respuestas (y más preguntas) de manera colectiva.
Si existe un clóset es porque hay un entorno que nos pone en peligro
No tengo dudas: sacar a alguien de cualquier clóset es violento. No hay “chiste”, ni frase adornada con unicornios, que justifique esto. No respetar, forzar, exponer a alguien -de la manera que sea- es violencia.
¿Cuesta tanto entender que para algunas personas la puerta de nuestro ropero se puede ir abriendo de a poco? Si al abrir esta puerta nos encontramos con familias violentas, Estados con legislaciones anti LGBT+, ambientes de trabajo homoOdiantes nuestra estrategia tendrá que ser más cautelosa y pensada. Mirar como está todo allá fuera. Cerrar, entornar, abrir un poco más.
Si existe un clóset es porque hay un entorno que nos pone en peligro. Estar aquí adentro significa resguardarnos de una amenaza. La comunicación tiende a hablarle solamente a la persona en el clóset, librando de responsabilidad a toda la sociedad que es factor decisivo en esta construcción. Trabajemos para que además de que todes podamos abandonar los clósets, el afuera deje de ser hostil.
“Salí del clóset” es una frase imperativa y no todes pueden acatarla, ni deberían. Me parece fundamental construir espacios de contención para que, si alguien sale de su clóset, en el afuera además encuentre frases como “acá estamos”, “hay leyes que te protegen”, “tardaste el tiempo correcto” y “aguante vos”.
Seguir pensando que solo existe el binomio, enclosetadx y fuera del clóset, es, entre otras cosas, violento. Nadie se encontró con su identidad, la etiqueta que más le defina, su vivencia, de un día para el otro. Son procesos constantes. Imaginate estar pensando y descubriendo quién sos y tener al lado a alguien pasado de estímulos al grito de “¡Dale! ¡Asumite! ¡Sos esto! ¡Ay no seas tibix!” mientras te catapulta con brillantina. No ayuda.
Así como hay clósets muy evidentes, a otros ni los notamos. Ver personas fuera del clóset nos puede servir como pista, como coordenada para interpelarnos y encontrarnos. A su vez, nuestras salidas pueden colaborar a las de otras personas. Y cada salida llega a su debido momento.
Porque somos devenires. O ni siquiera “somos”, en este momento “estamos siendo”. Y en un mundo ideal lo mejor sería que estos procesos fueran lo más colectivos, contenedores, amorosos y compartidos que se pueda. Entenderlos de esta manera también debería colaborar a que finalmente dejen de existir esos clósets impuestos, los de la supervivencia porque el afuera es hostil. Y a que sólo queden ya no clósets sino unos capullos que nos abracen, nos tejan, nos gesten y nos hospeden amorosamente hasta nuestra nueva mutación, listas para avanzar a la siguiente, y a la próxima.
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