Fran Bubani, una mujer trans en el mundo de las ciencias duras de Argentina
Fran Bubani se graduó en Ingeniera Mecánica y actualmente es Investigadora Asistente del Conicet en el Centro Atómico de Bariloche.
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Por Alejandra Zani
La primera vez que pensó en hacer una transición de género, Fran Bubani ya sabía a lo que debería enfrentarse. Graduada de una carrera a la que denomina “machista” y en el ámbito de una institución a la que percibe como “históricamente patriarcal”, las posibilidades que tuvo para hacer visible su experiencia fueron casi nulas.
Si las personas trans siguen siendo el punto ciego de la ciencia, el dato que nunca llega a aparecer entre las estadísticas que muestran las desigualdades por género, esto tiende a radicalizarse en el ámbito de las ciencias duras. Allí pertenece Bubani, que se graduó en Ingeniera Mecánica y actualmente es Investigadora Asistente del Conicet en el Centro Atómico de Bariloche y la primera mujer “visiblemente trans” en el Instituto Balseiro en esa ciudad.
“Decir que soy la primera trans visible significa que seguro hay más personas que no se identifican con el género asignado al nacer, pero que deciden no hacerlo público porque no se sienten protegidas. Tampoco conozco a nadie más que haya hecho una transición social y cambiado su DNI aquí adentro”, cuenta Fran a Presentes.
Nacida en 1980 en Belo Horizonte (Brasil), Fran comenzó sus estudios en Ingeniería Mecánica en la Universidad Federal de Mina Gerais cuando todavía no sabía que su deseo sería realizar una transición de género. “Por entonces seguía viviendo como hombre. En ese momento me preocupaba la salida laboral y pensé que Ingeniería sería una buena carrera para insertarme en el mercado. La Ingeniería Mecánica es un ambiente machista, gobernado por hombres, del cual diría que es un ambiente hostil”.
Su primera parada en Argentina fue en 2008, cuando comenzó su Doctorado en el Balseiro, donde comenzó a cuestionarse sobre su propia identidad de género. Pasaron algunos años hasta que pudo llevar a cabo la decisión de transicionar. “Mi proceso empezó en 2015 y fue lento”.
Finalmente, en 2016 y tras realizar un posdoctorado en Brasil, volvió a Argentina para instalarse definitivamente con un cargo como Investigadora Asistente del Conicet. “Yo no sabía si iba a hacer una transición completa o no. Comencé a cambiar mi cuerpo de a poco, a hablarlo con algunas personas, me comuniqué con la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA), pero por ese entonces intentaba no llevar lo que sucedía en mi vida privada a mi lugar de trabajo”.
Transicionar en el sur, un secreto a voces
“En Bariloche no hay una casa LGBTI+, no hay bares LGBTI+, y la diversidad está muy tapada. Lo que se hace cada tanto es una fiesta cerrada en algún lugar alquilado, pero no se hace todos los meses y no es público”, cuenta Fran. Por eso, cuando tomó la decisión de transicionar, recurrió al Equipo de Diversidad Sexual e Identidades de Género de la Municipalidad de Bariloche para que la apoyaran. “Ellxs me ayudaron durante todo el proceso y estuvieron muy presentes”.
En el Instituto Balseiro no se sentía cómoda. Diariamente tenía que atravesar situaciones que denominó “microagresiones”. Un grito de “eh, muchacho” y algunos chistes transfóbicos hicieron lo suyo: Fran calló su transición de género hasta el último momento. “Quise protegerme. El Balseiro es una institución tradicionalmente machista y todo lo que implica diversidad está todavía muy invisibilizado, no se expone”.
Por este motivo, esperó hasta finales del año 2019 para blanquear la situación con su jefe y pedirle licencia para una cirugía de reasignación de género. “Aquí hay una infinidad de problemas vinculados a la estructura fundamental del patriarcado. Los problemas son discriminación por género, discriminación a la diversidad, y que mucha gente no se siente cómoda en su propio lugar de trabajo”.
La sanción de Ley de Identidad de Género brindó el marco legal indispensable para que pudiera realizar su transición. “Hay distintos ámbitos sociales en donde una persona puede hacerse transición de género y algunos son más favorables e inclusivos que otros. Para las personas que estamos en lugares tradicionalmente cerrados y patriarcales, es fundamental la protección legal que brinda la ley”.
“Se pierden personas, pero se ganan otras”
Después de animarse a pedir su licencia para la cirugía de reasignación de género, Fran se trasladó a Buenos Aires donde contó con el acompañamiento de Alba Rueda, subsecretaria de Políticas de Diversidad del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación. “Ella estuvo muy presente en todo mi proceso y me acompañó cuando estuve en Buenos Aires”.
Una vez de regreso en el sur, tuvo que enfrentarse nuevamente con su lugar de trabajo. “Mi experiencia con la transición de género es que te cambia absolutamente todo. Modifica todas las relaciones que tenías, te cambia el círculo social, y la gente reacciona de manera distinta a como se relacionaba antes de la transición. Se pierden personas, sí, pero se ganan algunas otras y esas son las que valen la pena”.
Al poco tiempo de su transición, Fran se unió al Grupo de Mujeres, Estudiantes y Trabajadoras del Centro Atómico de Bariloche, un equipo que se ocupa en mejorar las desigualdades y diferencias en materia de género dentro del Balseiro. “Ahí recibí un apoyo que no esperaba. Quiero enfatizarlo. Más allá de los neandertales y cavernícolas que se alejaron de mí después de mi transición, sobre todo varones cishétero, también hice nuevas amigas, sobre todo mujeres, y tuve muchísima contención por parte de mis colegas”.
A pesar de esto, las microviolencias a veces continúan y algunos compañeros no respetan su pronombre designado. “Por lo menos dejaron de hacer chistes transfóbicos y homofóbicos en mi presencia. Este es un avance, porque es algo que tácitamente estaba aceptado en la institución, y tiene que cambiarse. Y sobre los pronombres, hay quienes todavía se están acostumbrando y se confunden sin malas intenciones, pero también hay otras veces que me nombran en masculino de manera maliciosa”. Respecto a los comentarios transfóbicos, el Instituto Balseiro no tomó ninguna medida de reprensión.
Las personas trans, el punto ciego de la ciencia
Recientemente, Fran fue co-directora de una tesis de Licenciatura en Física que se defendió en la UBA con la nota más alta. Esta tesis tuvo particularidades. “Es la tesis de Micaela Panizo, una chica cis que estuvo aislada por tuberculosis antes de que llegara Covid-19, y en ese momento suspendió sus estudios. Cuando retomó, vino a Bariloche estuvo trabajando conmigo después de mi cirugía, y acompañó mi regreso al Centro Atómico ya con mi transición de género. La tesis sobrevivió al aislamiento por tuberculosis, al aislamiento por el Covid-19, y a mi transición de género”.
Cuando notificó a Conicet sobre su transición, Fran se sorprendió por la rápida gestión. La institución “se portó de manera espectacular”, remarca, y resolvió su solicitud de actualización de datos de manera inmediata. “Mandé este pedido en cuanto obtuve el DNI y al día siguiente ya estaban actualizados mis datos en la página. Me parece que el Conicet está super preparado, al menos a un nivel administrativo, para incorporar lo dictado por la ley de género. Por el contrario, en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), sigo peleando para que me cambien el mail”.
Aún así, algunos datos presentados por Conicet en 2019 permiten ver las desigualdades en el acceso a las categorías más altas de investigación en Argentina. De acuerdo al gráfico mostrado anteriormente, en las dos categorías más bajas (Asistentes y Adjuntos) hay un mayor porcentaje femenino, mientras que en las categorías más altas (Independientes, Principales y Superiores) el porcentaje mayoritario es de varones. En sus estadísticas, las personas trans ni siquiera aparecen.
En cuanto al CNEA de Bariloche, donde trabaja Fran, las brechas se incrementan. “La desigualdad de género en los gráficos de Conicet queda evidenciada en los niveles jerárquicos más altos”, explica la investigadora. “Esto, en el CNEA, expresa una diferencia más amplia. Y ni hablar de que estos gráficos evalúan sólo dos géneros fijos, hombres y mujeres, y no contemplan a otras identidades”.
*** Fran Bubani es Ingeniera Mecánica, Doctora en Ingeniería e Investigadora Asistente del Conicet en el Centro Atómico de Bariloche. Actualmente es Jefa de Trabajos Prácticos en la materia Termodinámica para Ingeniería Mecánica y Nuclear en la Universidad Nacional de Cuyo.
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