El ministro de Educación apoyó a la marcha antiderechos en Asunción
El ministro del nuevo gobierno y líder evangélico Eduardo Petta apoyó a los grupos anti-derechos que marcharon contra la educación sexual.
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Grupos anti-derechos marcharon al Ministerio de Educación y Ciencias de Paraguay, en Asunción, con consignas contra la educación sexual en las escuelas. Allí los recibió el ministro Eduardo Petta, quien rodeado de su equipo salió a la calle para garantizarles que apoya sus proclamas de educar en base a la “familia tradicional”: “La familia compuesta por el hombre y la mujer va a tener participación en las decisiones que va a tomar la educación en el proceso de transformación”, dijo el secretario de Estado, mientras lo ovacionaban.
Petta es uno de los varios evangélicos confesos que integran el nuevo gobierno, que asumió en agosto- que antes fue titular de la Policía Caminera y que ya se había declarado “pro-familia”. “Nos vamos a sentar con los sectores que piensan diferente, pero vamos a hacerles entender que la Constitución se enmarcó en torno a la familia y la educación debe ser protegida en forma coherente”, advirtió. Y agregó: “Vamos a respetar a todas las organizaciones internacionales, pero no se puede permitir que ningún tipo de ideología extraña a los preceptos constitucionales pueda quebrantar la soberanía de la República del Paraguay”, mientras los manifestantes gritaban: “Sí a la vida, sí a la familia”.
Además, dijo que la educación debe ser «promovida y sustentada por la familia compuesta por el hombre y la mujer», y que «es el fundamento de la sociedad paraguaya». Por eso, anunció que su gobierno iniciará un proceso de transformación educativa y que «se van a revisar» los currículum de la educación básica y superior para «preservar los valores que establece la Constitución». Por último: «No discriminamos a nadie por su condición u opción sexual pero ingresar a la malla curricular con ideologías que podrían afectar la decisión de un niño, orientándolo desde muy pequeño, lo vamos a proteger porque el niño es fruto de la familia paraguaya”.
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Las principales consignas de los grupos que se manifestaron y que se autodenominan “pro-vida” fueron por “el respeto a la patria potestad de nuestros hijos”, contra lo que llaman “ideología de género” y para exigir “la protección de la familia”. Además, pidieron la intervención del Estado para defenderse de organizaciones “que manipulan a los jóvenes a favor del género y de la legalización del aborto”.
Miguel Argandoña, uno de los voceros de la marcha, dijo en su discurso: “No queremos ninguna ideología de género que trastorne la identidad sexual de nuestros hijos. Tenemos el conocimiento de que esto se encarga de transformar aquello que es natural, que enseña a los chicos que desde pequeños pueden elegir su identidad sexual, algo que no estamos de acuerdo”, manifestó.
Para González, a pesar de la avanzada en las calles y en los debates, estos grupos que se hacen llamar “pro-vida”, no son nuevos. “Son los de siempre, que nunca se fueron, pero que se hacen visibles en Paraguay y en la región de la mano de la llegada al poder de gobiernos neoliberales, de derecha, conservadores y hasta fascistas que les dan lugar, en los que se sienten cómodos”, opina. Y explica que son movimientos con una agenda y organización regional, liderados no sólo por los grupos evangélicos sino también por la Iglesia Católica. Y tienen alianzas fuertes, están en congresos como legisladores, en gobiernos como ministros, en la justicia, etc.”
En la misma línea, el activista LGBT de Somos Pytyvohára David González señala que las declaraciones de Petta “olvidan” artículos de la Constitución que hablan de la no discriminación, del derecho a la educación, de generar herramientas para erradicar la desigualdad entre hombres y mujeres, etc. Y que los grupos anti-derechos digan que la educación en sexualidad es una ideología, bueno. ¿Pero un ministro de Educación diciendo esto? Es aberrante”.
El activista da vuelta la acusación y dice: “La educación sexual integral es necesaria y fundamental para construir una sociedad en la que no siga pasando lo que pasa: niñas embarazadas y niñxs abusados. Lo que no quieren es que los niños conozcan sus derechos, que puedan denunciar los abusos en la escuela, la familia, la Iglesia. No quieren niñes que sepan cuidarse, que se empoderen. Les temen”.
“La familia que ellos dice defender es minoritaria en Paraguay”
Los dos activistas coinciden además que poner a “la familia tradicional” como institución modelo es un despropósito. “En Paraguay el modelo tradicional de familia no existe. Tenemos una mayoría de niños y niñas nacidos de madres solteras, por fuera de los matrimonios… Es una falacia y una mentira que se completan con vincular esto con el movimiento TLGBI y con la despenalización del aborto”, dice David González.
Myrian González agrega: “Sólo le da un reconocimiento a la familia conformada por hombre y mujer en matrimonio, entonces discrimina incluso desconociendo la historia del Paraguay, donde siempre han predominado las mujeres madres solas: 35 por ciento de las jefas de hogar son mujeres. Además de que las estadísticas dicen que en esta ‘institución’ es donde más mujeres y niños y niñas sufren violencia”.
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