Juanse Rausch: el director que lleva el archivo marica a los teatros
Con 27 años y 4 obras teatrales en cartel en la Ciudad de Buenos Aires, el bahiense Juanse Rausch es también investigador del Conicet y doctorando en Historia. En esta entrevista habla de sus obras teatres, que recupera historias de disidencias gracias al trabajo de archivo y poniendo en el centro el humor.

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En la localidad bonaerense de Bahía Blanca (Argentina), un grupo de jóvenes estrenaba en 2010 su primera obra autodirigida. Una reversión de La Pasión de Cristo, pensada por adolescentes, se lucía en uno de los teatros más grandes de la ciudad bahiense, el Teatro Don Bosco, del colegio homónimo, con unas 1300 butacas.
Entre ellos había un chico de 12 años. “Fue hacer pruebas de actuación y una muy incipiente dirección, sin saber que estaba haciendo eso en ese momento. Eran obras que también escribíamos nosotros, un grupo de pibes muy autodidactas. Fue bastante fundante”. El que habla, Juan Segundo “Juanse” Rausch, hoy tiene 27 años y cuatro obras de teatro en cartelera en la Ciudad de Buenos Aires.
Desde una caracola gigante donde brilla una sirena, pasando por una lavandera marica, un Dios que canta temas de Whitney Houston, capocómicos que hacen justicia al Teatro de Revista argentino, hasta un performer amigo de Eva Perón. Los escenarios de las obras en las que participa Juanse, como director o guionista, están atravesadas por un lenguaje y un despliegue actoral que es celebrado con aplausos y gente de a pie cuando termina la función. También, por la música: cantos a capella, piano y bandas que en algunas de ellas son la base de musicales. Y, sobre todo, por el trabajo archivístico: en la mayoría hay puesta una especial atención en la historia, en el rescate de documentos, piezas, biografías, fotografías, partituras.


“El archivo enciende algo que después me permite imaginar. El hecho de encontrar historias, personajes, es algo increíble. Tengo fascinación por la anécdota, el chisme, pero el chisme de época. Creo que el archivo se volvió de alguna manera un insumo fundamental para crear obras. No me interesa tanto un trabajo de fidelidad con la historia, un intento de reconstrucción histórica. Sino, un puntapié para después imaginar otra cosa”, comparte a Presentes Rausch.
Juanse nació en Bahía Blanca, en la costa bonaerense, el 12 de marzo de 1998. Sus padres, ambos docentes, lo llevaron desde pequeño a ver espectáculos infantiles. Cuando viajaba a Buenos Aires con su familia, aprovechaba y se alistaba para ser espectador de la mayor cantidad de obras posible. La mayoría eran comerciales, un rasgo presente en la puesta escénica de sus obras. También musicales. Los veía tanto en teatros como por YouTube, donde desarrolló una formación autodidacta desde muy joven. El teatro de culto y el independiente llegaron mucho después.
Paquito como principio
A fines del 2015 viajó a la capital del país para estudiar. Conoció al grupo ORGÍE, que realizaba investigaciones escénicas, y empezó a participar como performer. “Ahí me introduje en la historia de la disidencia sexual en Argentina. Había algo de esa pregunta por las disidencias sexuales en el teatro que siempre me interesó. Cada vez que hacía una obra de alguna manera ingresaba en un proceso de investigación escénica. Para mí la investigación académica y la escénica están unidas. Lo que investigo académicamente es lo que después se vuelca en las obras”, cuenta. Hoy es licenciado en Dirección Escénica por la Universidad Nacional de las Artes, doctorando en Historia y Teoría de las Artes en la Universidad de Buenos Aires e investigador del Conicet.


En el marco de su fascinación por la historia, un conocido le sugirió que leyera un libro: La cabeza contra el suelo (Ediciones de la Flor, 1975), las memorias de Paco Jamandreu (1919-1995), diseñador de modas, artista, performer y amigo de Eva Duarte de Perón. “El libro me llegó de parte del protagonista de una obra que yo hacía -dice-. Su madre era una de las modelos de Paco. Y entonces él me cuenta unas anécdotas de cómo Paco lo había conocido a él y demás que ya me parecieron alucinantes. El libro de memorias es increíble, es una obra en sí misma, más allá de lo que hicimos con él. Paco, al igual que tantos otros personajes de la disidencia sexual tuvo una vida que no fue tomada por la historia oficial”.
En 2022 fue el batacazo. Estrenó como director Paquito (la cabeza contra el suelo). “Fue la primera de mis obras que tuvo más repercusión y en la que yo siento que pude trabajar con mayor ‘madurez creativa’. Fue un gran crecimiento y entender un montón de cosas que se venían organizando desde hace un tiempo y que ahí terminaron de tener una concreción”.
Chicas de Urano
Tiempo después, otro libro despertó su curiosidad. Esta vez se trataba de Médicos, maleantes y maricas: higiene, criminología y homosexualidad en la construcción de la nación argentina (1995), de Jorge Salessi, reeditado en 2023 por Planeta. Un insumo fundamental para pensar la obra -actualmente en cartel- Saraos Uranistas. En ella, Maiamar Abrodos, Lucía Adúriz, Manuel DI Francesco, Emiliano Figueredo y Tomás Wicz encarnan a las amigas, desviadas, dicharacheras y delincuentes que son objeto de estudio -y de fascinación- de un médico de la policía federal. Ambientada en una Buenos Aires de principios del siglo XX, el nombre de la obra hace referencia a la terminología usada en aquel momento por el sistema médico y policial higienista. “Sarao” es un encuentro nocturno distendido, con música y baile; mientras “uranista” era el adjetivo usado de forma peyorativa para nombrar a hombres homosexuales.


“Lo que hace La Bella Otero con los archivos en la obra es algo real. Ella escribió en los archivos de medicina una especie de autobiografía que los médicos leían como un caso de delirio, pero en realidad es una especie de humorada para los médicos. Hay como una especie de código, que por momentos operaba como código secreto. Y estamos hasta hoy riéndonos de las mismas cosas que se reían ellas”, cuenta Juanse, fascinado.
El humor es otro ingrediente muy presente en sus obras. Tanto desde el parlamento, como y sobre todo, desde la corporalidad. “El humor de loca o de marica es un poco intangible. Pero, a la vez, cuando uno habla de humor marica hay un tipo de humor que resuena, que tiene que ver con la parodia, la sátira, con cierta mordacidad en referencia a determinados íconos. Tiene que ver con ponerse en el lugar de objeto humorístico. Y como todo gesto humorístico conforma una comunidad, una especie de nosotros desde donde nos reímos”, reflexiona.
Sobre la inserción de la diversidad sexual en el mundo teatral, agrega: “Para mí las disidencias siempre fueron fundamentales para la producción del arte escénico. Siempre hubo una cercanía con el mundo artístico en general, desde la formación de actores, actrices, cantantes y demás, hasta los mismos equipos que los rodean. Estuvo siempre y seguirá estando”.
Cuatro obras
En un contexto de ataque a la cultura de parte del gobierno de Javier Milei, Rausch se siente agradecido con las personas que deciden ir a ver sus obras y con quienes posibilitaron que cuatro obras en las que participa estén en cartelera.
Además de Saraos Uranistas, actualmente se puede ver Viento Blanco, donde Mariano Saborido pone el cuerpo a Mario, una marica que mantiene con su madre un hostal en un pueblo perdido del sur y en su vida, monótona, surge un reencuentro inesperado. La dirección es de Juanse junto a Valeria Lois.


También La Revista del Cervantes, que colecciona localidades agotadas en el Teatro Cervantes. Allí los capocómicos Tato Bores y Enrique Pinti se encuentran en un especie de limbo en el que tratan de convencer a un ángel de los encantos del teatro de revista, con un recorrido por sus momentos estelares. Su curaduría requirió de la investigación archivística y el rescate de partituras originales. Cada número musical representa revistas de la década de 1920. En ella, Rausch es co-guionista, con la dirección general de Pablo Maritano. Mientras, en La Llamada, una obra original de Los Javis (Javier Ambrossi y Javier Calvo, creadores españoles de Paquita Salas, La Veneno y La Mesías), Rausch fue convocado como director. En un campamento religioso, dos adolescentes, María y Susana, se cruzan con un particular interlocutor: Dios, que les habla a través de canciones de Whitney Houston.
Defensa del teatro
Distintes artistas se hicieron eco las últimas semanas del intento de desmantelamiento del Instituto Nacional del Teatro a través del Decreto 345/2025. En relación a esto y la crisis cultural que vive la Argentina, Rausch advierte: “Hay ciertos sectores que en este momento están en una posición de poder mayoritaria que hacen que las discusiones en relación al teatro sean en torno a su rédito económico. Es una posibilidad discutir eso, pero no es la única vía para discutir la importancia y el impacto del teatro en la cultura. Por otro lado, vemos que el Estado se quiere desligar de su rol de promoción cultural. Ahí es donde me parece que hay que estar muy atentos y atentas, porque el rol del Estado es fundamental para el sostén de ciertas actividades”.
En un contexto no solo de recorte en cultura, sino de ataques y difusión de desinformación en relación a la diversidad sexual, que al menos dos obras de Rausch, con un amplio éxito, estén protagonizadas por personas LGBTIQ+ reconforta. No se trata de ‘panfletos’, sino de personajes con historias y problemas que afectan a todo el mundo, no solo a la comunidad.


“Otras formas de vida son posibles -dice Juanse-. Existen, existieron y seguirán existiendo, aunque tal o cual persona no quiera que existan. No es una cuestión de voluntad. Las obras son una invitación a imaginar la vida de otra manera. Para mí esa es la posibilidad que da el teatro: ver cuerpos, relatos, imágenes que amplían un poco nuestra visión. Y hoy existe una necesidad absoluta de ampliar la mirada del mundo”.
Saraos Uranistas se puede ver en El Galpón de Guevara (Guevara 326) los martes a las 20.30 y viernes a las 20. Entradas por Alternativa Teatral.
Viento Blanco tiene funciones los miércoles 21.30 y domingos 20.30 en Dumont 4040 (Santos Dumont 4040). Entradas por Alternativa Teatral.
La Llamada está los martes a las 20 en el Teatro Astros (Av. Corrientes 746). Entradas a través de Teatro Astros.
La Revista del Cervantes se puede ver de jueves a domingos a las 20 en el Teatro Nacional Cervantes (Libertad 815). Entradas por Alternativa Teatral.
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