Entrevista al teólogo Hugo Córdova Quero: “Es una mentira que la Biblia condene la homosexualidad”

Hugo Cordova Quero es teólogo queer y especialista en estudios religiosos. Analiza la relación de la Iglesia Católica Romana con la diversidad sexual y con el cristianismo. Los impactos en la elección de un nuevo Papa.

BUENOS AIRES, Argentina. El Cónclave para elegir el próximo líder del Vaticano comenzó el 7 de mayo y despierta gran expectativa en el mundo. Particularmente en la Argentina y en América latina, luego del paso de un referente de estas geografías. La elección puede llevar varios días. Son muchas las especulaciones respecto a quién puede tomar el lugar que dejó hace unas semanas el Papa Francisco, a quien se lo considera un funcionario que realizó cambios fundamentales dentro de la Iglesia.

“En el mundo religioso hay una confusión, la gente piensa que el Papa es la cabeza de todo el cristianismo, cuando en realidad es solamente la cabeza de la Iglesia Católica romana. Así como Dalai Lama no es cabeza de todo el budismo sino simplemente del budismo Shingon”, explica el teólogo queer Hugo Córdova Quero. “El cristianismo es mucho más amplio”, agrega.

Hugo Córdova Quero el primer docente de teologías queer y enseña en la Facultad de Teología de California. Dirige el Instituto Sophia, en Saint Lois, Estados Unidos, además de ser doctor en Estudios Interdisciplinarios en Migración, Etnicidad y Religión. Profesa la fe cristiana y es cuarta generación de ministros protestantes dentro del amplio espectro del cristianismo.

El teólogo analiza el paso del Papa Francisco como máximo referente en el Vaticano, habla sobre la relación de la iglesia con las personas LGBT y plantea la necesidad urgente de que las personas que profesan la fe, estudien las escrituras para “desmantelar” algunas falsas interpretaciones sobre la religión y la diversidad sexogenérica.

Francisco y el cristianismo

-¿Qué significó el paso del Papa Francisco por el Vaticano?

-Sin dudas ha sido un paso contundente dentro de la Iglesia Católica Romana, pero ha habido altibajos en la relación ecuménica con el Papa. Hay iglesias que son católicas, pero no romanas, es decir que no obedecen a Roma. También hay iglesias evangélicas, protestantes, anglicanas, episcopales o iglesias ortodoxas a quienes lo que el Papa diga y la Iglesia Católica Romana es anecdótico porque afecta en lo más mínimo institucionalmente. Ninguna de estas iglesias cristianas está bajo la tutela del Papa. Y creo que también hay una gran confusión a raíz de eso con la diversidad sexogenérica. Especialmente en América Latina que es muy religiosa.

Entiendo el pasado colonial de la Iglesia Católica romana, pero no todo el cristianismo sigue lo que el catolicismo romano dice. Poner a todas las personas en la misma bolsa es una debilidad muy grande en América Latina, que no sucede en otras partes del mundo donde la diversidad sexogenérica y los grupos progresistas dentro de las distintas iglesias trabajan de manera mancomunada. En América Latina es una guerra. Eso es algo que para mí es una debilidad.

-¿Cómo es esta relación en otras iglesias?

-En las iglesias evangélicas, protestantes hace décadas que la diversidad sexogenérica está presente. Tenemos más de 70 años de teologías queer y teología LGTB, teologías homosexuales que han estado creando espacio y conciencia para las personas de la diversidad sexogenérica dentro de las distintas iglesias. Que Roma se haya sumado a esto con este Papa es como montarles la fiesta teológica. La primera persona que fundó una iglesia inclusiva fue el pastor el reverendo Troy Perry, (fundador de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana, en Los Ángeles en 1978); pero en 1971 la Iglesia Unida de Cristo de Estados Unidos nombró el primer pastor abiertamente gay. Roma todavía no puede ni siquiera reconocer a las personas de la diversidad sexual genérica en términos de igualdad. O sea que estamos muy lejos, muy detrás de lo que al resto del cristianismo ha logrado hacer.

-No hubo cambios estructurales

-¿Cuántos matrimonios del mismo sexo se han hecho en el catolicismo romano? El documento sobre las bendiciones es una burla, porque bendecimos a las personas del mismo sexo, pero no pueden hacer matrimonio, no puede ser liturgia, no se puede hacer en público, no puede haber el público presente, no puede haber testigos. Entonces ¿qué hacen? En muchas iglesias el matrimonio como sacramento es para todas las personas, independientemente de su orientación sexual o de su género. No fue hasta el Siglo XIV donde los heterosexuales empezaron a casarse dentro de la iglesia. Desde el V al siglo IX, los varones, sobre todo, se casaban en matrimonio. Entonces, si hay alguien que tiene derecho a casarse dentro del cristianismo son las personas del mismo sexo. Y Roma no ha logrado comprender esto.

El valor político de un papa católico, apostólico y romano

– ¿Por qué entonces las expectativas por quién pueda asumir como Papa?

-La Iglesia Católica Romana no sé si va a cambiar. Hay demasiadas luchas de poder internas que están anquilosadas. Pero el panorama ecuménico de todo este año no cambia, porque no es cabeza de toda la Iglesia cristiana. Ni siquiera es cabeza de la confesión católica, donde hay más de 600 o 700 fieles de católicas que no son romanas, como por ejemplo la Unión de Ultrech

-Y lo que plantean los Papas romanos ¿qué impacto tienen en otras iglesias cristianas?

-Afecta a los diálogos ecuménicos. Hay iglesias dentro del Consejo Mundial de Iglesias que ordenan personas de la diversidad, casan personas del mismo sexo. Entonces, cuando la Iglesia Católica Apostólica Romana se pone en una posición muy intransigente afecta el diálogo, a pesar de que tiene carácter solo de veedor, es la única que no está en el consejo. Precisamente porque quiere hacer ecumenismo a su manera. Es decir, Roma dicta cómo hacerlas, o sea, es una imposición. El resto de las iglesias dialogan. Cuando los papas hablan y dicen alguna de estas cosas, lo que hacen muchas veces es entorpecer el diálogo.

-¿Por qué sucede todo ese poder?

Roma es el único componente del cristianismo que tiene estatus de estado a nivel político, como el Vaticano. No sucede esto con otras episcopales cristianas ni sucede con otras religiones. En Argentina tenemos que también bajar los decibeles con esto. En el Censo de 2010 de 44 millones de argentinos, solamente 28 millones de confesaron católicos romanos. Lo cual no estamos hablando del 100% como Roma donde el 100% son católicos romanos y de ese 28% de los 18 millones, solamente 3 millones eran practicantes. Es decir que siguen los preceptos de Roma y van a misa. Estamos hablando de que en la realidad la adhesión del catolicismo romano es menos del 10% de la población.

Y hay un poder simbólico que se afirma en el artículo 2 de la Constitución Nacional, y que entonces les otorga un poder simbólico de regir temas en la sociedad que no debería. Porque el resto de las iglesias se nos juzga por cuántas personas tenemos. En Argentina no hay igualdad de culto, hay libertad de culto. Excepto la Iglesia Católica Romana el resto de las iglesias cristianas y de las religiones tienen que inscribirse en el Registro Nacional de Culto.

-¿Con qué tiene que ver en su momento la elección de un Papa como Jorge Bergoglio?

– La elección de Papa siempre es una elección política. Francisco no fue Papa en el momento en que se eligió a Ratzinger por una cuestión política pero el gran candidato ya en ese momento era Bergoglio. Dentro del catolicismo romano es una gran hazaña que el Papa ya no sea un italiano ni otro europeo como ha sido la tradición por más de 500 años. Pero al resto del cristianismo no le hace mucha diferencia, porque en la mayor parte de los países latinoamericanos ese poder simbólico sigue generando poder. Dentro del catolicismo romano, así como dentro de todas las iglesias hay muchísimos ministerios, pero pocos que trabajen con personas de la diversidad sexogenérica. El tema es que todos esos ministerios, por más bien intencionados, siempre quedan en un lugar de segunda.

Cristianismo y diversidad sexual

-¿Cómo impacta en las personas de la diversidad sexual?

A pesar de las declaraciones, no he visto ninguna persona abiertamente gay ser ordenada ni casarse, como sí veo en otras iglesias. En América Latina y en Argentina todas las religiones mayoritarias están representadas. Pero también las religiones ancestrales de los pueblos originarios se están recuperando. Entonces debemos empezar a dialogar y respetar. Quedarnos solo con el catolicismo es seguir participando de la invisibilización de otras iglesias cristianas que han hecho muchísimos procesos por respetar la diversidad.

-¿En qué se traducen esos procesos?

En agosto vamos a ordenar a dos diáconas transgénero. Es decir, el acceso a las órdenes sagradas no está condicionado por la orientación sexual o por el género. Eso en Roma todavía no ha llegado y se perdió la oportunidad de hacerlo. Las mujeres no son ordenadas, cosa que en la iglesia del Siglo I sí lo eran. Las personas de la diversidad no son ordenadas a sacerdocio cosa que por once siglos en el cristianismo sí lo fueron. Las personas de la diversidad sexogenérica no se casan dentro del catolicismo romano, cosa que en el cristianismo del siglo V sí sucedía. El catolicismo romano tiene muchas deudas pendientes que las iglesias del cristianismo hace décadas que ya resolvieron.

-¿Cuáles son los debates que existen hoy en esas iglesias?

– Hay iglesias que ya no debaten si dos personas del mismo sexo se van a casar. Eso está resuelto. Hoy hay iglesias que debaten cómo van a darle la bienvenida a las personas bisexuales y sus múltiples parejas, las personas poliamorales y sus múltiples parejas. Las discusiones en el cristianismo están a ese nivel ya. Y Roma todavía se sigue preguntando si podemos siquiera bendecir a las personas de la diversidad. El resto del cristianismo ha hecho procesos que Roma no ha hecho y que dada las condiciones no creo que se vean por los próximos 20 años.

Las personas que ejercen el ministerio ordenado tienen una vida. En Colombia uno de nuestros ministros hace drag. Pero esto no solamente es cristiano, también en el budismo pasa, hay un monje budista japonés (Kodo Mishimura) que es muy famoso porque es trans. En el mundo hay tanta variedad y hay tantas cosas pasando que acá desconocemos.

“Tenemos que conocer la historia para no aceptar lecturas reduccionistas”

Hugo Cordova Quero recuerda que la palabra homosexual ingresa en los textos bíblicos recién en 1945, en inglés; en 1970 en castellano y en 1980 en portugués. “No existía como concepto. Existían actos del mismo sexo. Pero la medicalización y la criminalización de la homosexualidad surge con la utilización del término homosexual en el siglo XIX. Tenemos que conocer los textos sagrados, porque cuando se nos dice ‘la Biblia condena la homosexualidad’ es una mentira”, enfatiza.

También, el teólogo cuenta que en el episodio en el que Jesús cura al esclavo del centurión romano, el término que usa para describir esa relación es la palabra griega “amor” en el sentido de amor de pareja.

-¿En qué momento nace esa supuesta condena a las personas de la diversidad dentro del cristianismo?

-Fue en el siglo XI que el teólogo Pedro Damián escribió un libro, Liber Gomorrhianus (Libro de Gomorra) donde por primera vez interpretó el Génesis 19 como una condenación de las relaciones entre personas del mismo sexo. Ni los profetas de la Biblia hebrea, ni Jesús ni Pablo entendieron que la condenación de Sodoma y Gomorra eran relacionadas con esto. Es decir que esa interpretación en relaciones del mismo sexo pasó once siglos después de Jesús. Tenemos que conocer la historia para no aceptar esas lecturas reduccionistas como si fuera la verdad.

La fe no nos deja afuera, la institucionalidad nos deja afuera

-¿Cómo es posible entonces acercarse como persona de la diversidad sexual desde esa fe a la iglesia cristiana?

Tenemos que hacer tres cosas más que los heterosexuales. La primera es conocer los textos sagrados de la Biblia hebrea y la Biblia cristiana. Muchos argumentos que se esgrimen en contra de la diversidad sexogenérica son interpretaciones de los textos sagrados sacadas de contexto original.

Lo segundo es que tenemos que conocer los 2000 años de historia. En los primeros once siglos del cristianismo los santoriales de la Iglesia Católica Romana, de las iglesias ortodoxas, de las iglesias lutheranas, de las iglesias católicas independientes y de otras iglesias, están repletos de santas y santos que, en términos modernos, fueron gays, lesbianas, transgéneros. Y lo seguimos reconociendo en los altares, les prendemos velas, los recordamos en los santorales y en las festividades.Y son personas de la diversidad sexogenérica que existieron en el pasado del cristianismo. Desconocer eso es como que las personas gays y lesbianas caímos al cristianismo después de Stonewall lo cual es una lectura histórica no solamente reduccionista, es chiquitita.

Lo último es que tenemos que conocer los textos sagrados, la historia de nuestra religión y la historia de nuestras creencias. Se nos dice Jesús instituyó el matrimonio. Pero el sacramento del matrimonio para los heterosexuales es del siglo XIV. Si no conocemos la historia de nuestras creencias, también terminamos afirmando esta interpretación tendenciosa poniendo en boca de Jesús algo que está mal. Las personas de la diversidad sexual que profesamos, particularmente, la fe cristiana tenemos que hacer estos tres ejercicios para poder desmantelar esa narrativa cisheteropatriarcal que pretende dejarnos fuera de la fe. Cuando la fe no nos deja afuera, sino que la institucionalidad nos deja afuera.

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