Entrevista a Anohni: “Vivimos un rechazo total de lo femenino, de la creatividad y del mundo natural”

La artista inglesa Anohni se destaca por su energía trascendental, donde la fragilidad emocional y la fuerza política se encuentran en un mismo espacio. En esta entrevista recorre su carrera, habla de sus influencias, del pop y rock británico, y comenta la actualidad con la lucidez y sensibilidad de quien es atravesada por su entorno.

Anohni es la representación de la transformación como nadie. Artista, activista, poeta del eco profundo, sus canciones son espejos de un mundo que clama ser salvado.

Nacida en Inglaterra pero criada entre Amsterdam y Nueva York -donde reside desde su adolescencia-, es una de las figuras más singulares y vanguardistas de la música. Conocida por su distintiva voz contralto, una de las más poderosas y emocionales en el panorama musical, Anohni ha trascendido géneros y etiquetas desafiando las normas de la industria musical.

Primero fue Antony en Antony and the Johnsons, banda que fundó en 1995 donde inmediatamente ganó una base de seguidores leales y una crítica también fan, por su atmósfera introspectiva y su fusión de elementos de música clásica, cabaret y experimentalismo. Su segundo disco, “I Am a Bird Now” la catapultó al reconocimiento global, con letras profundamente poéticas y conmovedoras que exploraban temas como la identidad, la vulnerabilidad, la muerte y la belleza. En este trabajo la acompañan, entre otros, Lou Reed, Devendra Banhart, Boy George y Rufus Wainwright, nada menos.

La transición de Antony a Anohni marcó un punto importante en su vida, reflejando un proceso de autodescubrimiento y reafirmación de su identidad no binaria. La adopción del nombre Anohni fue parte de un compromiso con su propio sentido de ser, y así ofreció su visión, tan única, que conecta lo personal y lo universal en su música. Una música que es plegaria, una herida abierta y luminosa donde la belleza y el dolor se encuentran y florecen.  

En 2024 salió de gira después de mucho tiempo: Sí, casi diez años. Al principio estaba nerviosa, no sabía si tendría la confianza suficiente para actuar pero todo salió muy bien. Comencé la gira en Grecia con Marina Abramovich, queríamos que lo inaugurara y simplemente lo presentó con una meditación y fue maravilloso. Es una amiga muy cercana” – cuenta a Presentes.

Cambiaron los tiempos. La música ya no vive de vender discos, la industria tecnológica ha usurpado de alguna manera los flujos de ingresos: “Es un gran golpe para artistas independientes. También el precio de las giras se ha vuelto muy caro, así que es difícil ganar dinero. Este último año no gané nada de dinero, de hecho, perdí, pero lo hice porque realmente quería participar culturalmente, ser útil para mi comunidad y para la sociedad. Creo que estos tiempos son muy apremiantes y esa era realmente mi intención al salir de gira, no era por lo  económico”. 

¿Sudamérica impensado? Me encantaría. Y ver esos paisajes con los que he soñado durante tanto tiempo. Quiero ir, cantar en clubes pequeños, cosas así. Me gustaría ir con mi amiga Nomi Ruiz, cantante trans, increíble ella. Trabaja conmigo y tal vez vayamos a que la vean”.

Hay mucha poesía en tu obra, ¿qué leés?

― La verdad es que leo el periódico, toneladas de fuentes de noticias. Me cuesta leer, es decir, hay libros que me han influenciado pero ya no tengo la práctica de la lectura. Leía mucho cuando era más joven: E.E. Cummings, Jean Genet, Sylvia Plath, Toni Morrison… Leo ensayos, acabo de leer Doppelganger de Naomi Klein, también Adrienne Maree Brown recientemente, un libro antiguo suyo, Emergent Strategy

La voz de Anohni, potente y llena de matices, sigue siendo el centro de su música, capaz de transmitir una gama de emociones que van desde la fragilidad hasta la furia. Se destaca por su energía trascendental, donde la fragilidad emocional y la fuerza política se encuentran en un mismo espacio. Tiene la voz de fuego pero también de agua, tiene una garganta que abraza el dolor del mundo como un río oscuro cantando su historia. Ella es el grito de los que no tienen voz, un susurro que desafía,  consuela y estremece.  

― Una voz tan única la tuya… Todos deben decirte esto pero acá estoy hablando con vos, así que tengo que decirlo. Hablemos de cantantes.

― Siempre escuché a Kate Bush, Elizabeth Fraser, Allison Moyet, Nina Simone… Luego diré Donny Hathaway, Otis Redding, especialmente Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Ella James, Marvin Gaye… Cantantes afroamericanos son la base de la mayoría, del canto pop contemporáneo occidental. Crecí en una generación de cantantes inglesas que habían sido profundamente influenciadas por voces negras pero no me di cuenta hasta que crecí y fui directamente a la fuente. Ahí vi el lenguaje creativo a través del contenido de las letras, la composición y también a través de la danza y el movimiento. Eso es lo que me dio vida: las voces de otros cantantes, le dieron color a mi vida y me ayudaron a entender el camino a seguir. 

No nombraste a Siouxsie.

― Ella es una gran influencia, desde ya, la escuché miles de horas. Hay tantas cantantes inglesas de esa generación que tuvieron gran impacto en mí. Siouxsie fue definitivamente una de ellas y Diamanda Galas, otra. Pero también gente como Rozz Williams (fallecido cantante de Christian Death), la música underground de Los Ángeles de principios de los 80 también fue inspiradora para mí… ¡Hay tantos cantantes que amo! Marc Almond, Scott Walker.

Boy George

― Boy George fue una gran influencia cuando era muy joven. 

Mi primer amor

― Sí, hermoso. 

Es cierto eso de que la música negra fue la gran musa.

― Sí, incluso cantaban con acento estadounidense. Annie Lennox, escocesa, cantaba con acento estadounidense, también Boy George. También Bowie. Todos cantaban con acento estadounidense. Si ves el documental de Aretha Franklin, en un momento está cantando en la iglesia, se ve a una persona atrás, un hombre blanco, y es Mick Jagger, ¡tan emocionado! Está absorbiendo toda la información, va a llevarla a casa, porque ya lo saben, los ingleses somos colonizadores culturales, apropiadores culturales, y teníamos hambre, necesitábamos información, estrategias de supervivencia, pero los músicos estadounidenses habían desarrollado las estrategias más hermosas, resistentes, estáticas y brillantes a través de la tecnología de la música. Cuando eso llegó a Europa buscaron emular las voces, todo. De ahí vino toda la música pop inglesa, toda fue prestada y reconstituida de ideas estadounidenses, ideas negras. Los ingleses tenían más seguridad que cualquier otra persona en Europa porque hablaban el mismo idioma y no tenían miedo de robarlo. Otras culturas en Europa podían escuchar la música pero hay una especie de cortafuegos cultural que dificultaba el acceso a esa expresión, mientras que los ingleses podían simplemente probarlo para ver si les quedaba bien y hacerlo exactamente. Se convirtieron en expertos imitadores y empezó a cobrar vida. Le insufló vida. Y se convirtió en otra cosa, cambió de forma. Pero es una transferencia muy real y una apropiación muy real de una experiencia vivida muy profunda que vino de EEUU. Fue una respuesta al colonialismo inglés. Y con la esclavitud inglesa de los negros esa música dio un giro y se convirtió en un punto de base para los blancos de todo el mundo, así como para la gente de todos los colores. Me refiero a África, Sudamérica, Australia, todo el mundo escuchaba música estadounidense a mediados y finales del siglo XX. Estábamos obsesionadas, transformó nuestras vidas. Nos dio esperanza, alegría, una emoción a la que no siempre teníamos acceso, nos dio permiso para sentirnos diferente, experimentar nuestros sistemas nerviosos de otro modo. Cuando escuchamos esas voces, dulces, voces que lloran, nos dio permiso para sentir en culturas reprimidas donde los sentimientos no se expresaban. Por eso todos se volvieron tan locos en los 60, porque estaban tomando el aliento de esas chicas en los conciertos que gritaban por el derecho a expresar sus sentimientos. Por primera vez en una sociedad totalmente represiva donde eran ciudadanas de segunda clase que ni siquiera eran escuchadas, ahí estaban gritando. Es un fenómeno cultural que todas esas chicas estuvieran ahí paradas en los shows de los Beatles gritando, viviendo una especie de experiencia extática propia. Solo querían tener acceso a tener voz. Y eso es un regalo de la cultura afroamericana.

Su activismo, su visión del mundo

Además de su música, Anohni es una defensora activa de la justicia social, con un enfoque particular en los derechos LGBTQ+, la lucha contra el cambio climático y el activismo en favor de los pueblos indígenas y las minorías marginadas. A lo largo de su carrera, ha utilizado su visibilidad como plataforma para hablar de temas difíciles y a menudo invisibilizados, lo que la ha convertido en una figura fundamental en el ámbito cultural y político.

Tengo que preguntarte por Trump. Se perderán derechos… En “Breaking” cantás Esta vez, amigos míos, es diferente / Esta vez, nunca había sucedido antes.

― Es muy aterrador. Hay cierta clase privilegiada en EEUU que nunca ha tenido que experimentar la perspectiva de que se les quiten derechos fundamentales. Es un desastre, va a hacer lo que quiera y prometió hacer cosas bastante terribles. La justicia social crece y decrece como la luna o como la marea, dependiendo de las condiciones. Porque se plantean arquetipos que son tan fáciles de conjurar, el odio al otro, el hambre de culpa, este querer subyugar a los demás en un esfuerzo por aliviar el sufrimiento propio, esta especie de sociopatía, esta voluntad de desentenderse de los sistemas de empatía para enriquecerse. Y también es este tipo de aspecto suicida de la voluntad de lo que veo como el arquetipo masculino en nuestra especie. Así que esta terrible alienación que parece experimentar y culmina en su hambre de separarse de la creación y correr hacia una especie de solución apocalíptica cuyo remate siempre es ascender a otra dimensión espiritual donde se reencuentra con el Dios patriarcal, con un rechazo total de lo femenino y de la creatividad y del mundo natural y de los cuerpos de las mujeres.  Es una especie de expulsión de creatividad, una especie de autodesprecio y una ruptura en nosotros como especie que está impactando al resto de la biosfera. Nuestra enfermedad está afectando al mundo de una manera sin precedentes y creo que en esta canción que nombrás, dice “esta vez nunca había sucedido antes” porque como especie hemos pasado por rondas de brutalidad, sadismo, violencia y daño en relación con los demás e incluso hemos saqueado todo, pero estos últimos cien años hay una forma de aceleración Estoy leyendo mucho aceleracionismo, veo puntos de ruptura que estamos alcanzando hoy, lo que hay en nuestra memoria humana, cataclismos ambientales en iteraciones anteriores de vida en la Tierra, pero no es algo por lo que hayamos pasado antes, no tenemos referencia. No tenemos un marco a escala global para entenderlo, y no lo tenemos porque la historia la escriben los vencedores y los blancos llegaron a América y fue el apocalipsis para la población indígena, propagando enfermedades, aniquilando grandes franjas de la población. Así que hay precedente de una gran salida, sí hay un precedente de una especie de colapso de comunidades en términos de hiv pero no hay tanto precedente como, aparte de Hiroshima y Nagasaki, para este tipo de aniquilación no sólo como un estándar mítico, sino como una posibilidad física empírica. 

Y nos estamos metiendo en eso ahora, en una especie de gran noche de desaparición de la biodiversidad, una ebullición de los océanos, el colapso de los arrecifes de coral de modo que se los declarará funcionalmente extintos en 2030, la muerte del Amazonas, esa gran sequía en tantos lados y los aguaceros por otro causando estragos. Laurie Anderson hizo una hermosa declaración sobre estas elecciones en EEUU: no se trata de partidos, es una votación sobre la realidad. 

Tuve un maestro que nos enseñó que las tres etapas de una epidemia eran la negación, la culpa y finalmente el miedo. El miedo es lo más difícil antes de llegar al dolor para enfrentarlo. La negación y la culpa son medios potentes para alejar una realidad imperante. En EEUU se votó por la negación. Votar por alguien que no acepta el cambio climático es devastador. Es una atrocidad que más del 50% de mujeres blancas votara por Trump, a pesar de que es un delincuente sexual convicto, una atrocidad difícil de comprender. Es triste. Cuando llegué a EEUU en 1980, era el comienzo de una nueva expresión de evangelización y en muy pocos años, esas personas encontraron sus intereses en algunos de los capitalistas más malévolos del país, y han pasado de ser un partido marginal a ser ahora un partido nacional central. Es como el Frente Nacional (partido de extrema derecha en Gran Bretaña), o Marine Le Pen; sus votantes, la mayoría, no tienen educación universitaria. Así que las personas con menos recursos, con más dificultades, votan por las leyes que los destruyen. Es un diseño malévolo, una estrategia malvada. Esa desinformación, disociación, ese tipo de desconexión, la discordia, la disonancia entre lo que realmente está sucediendo y lo que la gente cree que está sucediendo. Y el espacio entre esas dos cosas crea una oportunidad para culpar. Culpamos a las mujeres, culpamos a los cuerpos transgénero, a los inmigrantes, las personas negras, culpamos a la educación. 

Es trágico aunque no me gusta el concepto de tragedia. Hemos visto muchas muertes miserables y finales inusuales en las vidas de las personas y siempre me resisto a la idea de llamar tragedia a un cataclismo porque es una especie de juicio moral y no lo aprecio. Lo que está sucediendo en EEUU es una enfermedad y no se limita a esta parte, pero EEUU fue pionero en esta enfermedad, zona cero. Fue uno de los centros más grandes de la esclavitud y ahora ese manifiesto continúa en forma de extracción del bienestar individual. Ahora son dos o tres tipos en California que están chupando las economías locales extrayendo el 30% o 50% de cada dólar que se haya ganado, de cada euro o peso que se haya ganado, para llevárselo directamente a esta gente súper rica que es más poderosa que los países. Todo el mundo lo sabe. Todo el mundo puede sentirlo. Y la gente está corriendo a refugiarse, tratando de descubrir cómo vivir, cómo soñar, y luego, algunos valientes están ahí en el frente, gritando a la tormenta. 

Vamos a necesitar ayuda. EEUU va a necesitar ayuda. Muchos van a necesitar ayuda en los próximos años, lo cual es una locura decirlo, pero especialmente en términos de nuevas estrategias para lidiar con el fascismo, porque es la primera vez en la historia del país que realmente se han enfrentado a un liderazgo fascista. Vamos a necesitar sabiduría y conocimiento para entender cómo, como activistas u oposición, sobrevivimos a nosotros mismos, sobrevivimos a este tipo de estructuras tóxicas o nos abrimos paso a través de ellas o tal vez no sobrevivamos a ellas. Como argentina lo sabés: EEUU ha facilitado el colapso de muchos países en América Central y del Sur a lo largo de los años, como ha corrompido la trayectoria de muchos otros países para su propio interés. Ahora esas personas son los sobrevivientes de esos sistemas y están muy por delante de nosotros en términos de saber cómo volver a algún tipo de equilibrio o bienestar. Vamos a necesitar ayuda y va a ser difícil para los países que han sido tan lastimados por EEUU ofrecer ayuda a este país, porque EEUU no ha sido más que un perpetrador durante décadas. 

Siglos.

― Sí, siglos.

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