Fiesta y memoria: El bachillerato Mocha Celis celebró su festival anual y rindió homenaje a Zoe López

El bachillerato trans Mocha Celis cumplió 13 años y celebró su Mocha Fest anual con homenaje a Zoe. En la calle, con entrada libre, música, performances y feria.

19 de noviembre de 2024
Mariana Leder Kremer
Mariana Leder Kremer Hernández
Edición: Ana Fornaro

Reina de la selva, 

Cuando las leona’ se suelten no habrá quien se salve.

No pueden bregar con el hecho que exista,

Cambia el rumbo de la historia como Juana de Arco.

Los versos de la rapera puertoriqueña trans Villano Antillano suenan fuerte en el barrio porteño de Balvanera, a orillas de la canchita de la Plaza Velasco Ibarra. Algunos futbolistas aficionados, jóvenes y adultos y curiosos se cuelgan del alambrado porque quieren saber a qué se debe tanto jolgorio de música, banderines metalizados celestes y rosas que atraviesan la calle de un árbol a otro y coronas de papel de margaritas. La tarde del sábado 16 de noviembre y el sol están que pelan.

¿Me escucha alguna travesti del fondo?

Los gritos en respuesta no tardan en llegar. El Mocha Fest, el Bachillerato Popular Travesti-Trans y No Binarie (TTNB) Mocha Celis ha comenzado y el ingreso de gente por México y Jujuy es constante. La calle está cortada por una hilera de bancos de escuela azules, rojos y verdes. La música en vivo, los shows y la feria serán los protagonistas de la jornada.

Segundo hogar

Sale tres mil pesos, accesible, dice Julieta mientras le agrega un poco de mayonesa y limón a un generoso sánguche de pollo que se lleva un hombre que recorre la feria de emprendimientos y comidas. Montada a lo largo de toda la bicisenda de México, son unos treinta puestos en los que estudiantes de la Mocha Celis y compañeras de otros espacios exponen sus proyectos productivos. El hombre del sánguche le agradece y Julieta responde con todo gusto, mientras se pone a abrir panes. Julieta Noel tiene 38 años y es alumna de la Mocha Celis, bachillerato que funciona desde hace trece años y que fue la primera escuela secundaria travesti-trans del mundo. Es un espacio de referencia ineludible que impulsó la creación de programas similares en más de 15 provincias de Argentina, y en países de Latinoamérica y el Caribe.

“En la Mocha Celis me encontré con una segunda casa, un lugar muy cómodo, donde puedes socializar y puedes ser tú, donde no están pendientes a las miradas que vienen desde la heterosexualidad, entre nosotras tenemos códigos, nuestra propia jerga, y es más ameno. En la escuela en la que yo estuve, no podía soltarme como me suelto acá”. Julieta vino de Perú y llegó al Bachillerato Popular a través de una amiga que conoció en una época en la que vivía en situación de calle. “Cuando me fui recuperando, me pusieron al tanto de cómo podía hacer para inscribirme y continuar mis estudios. Viajé a Perú, traje mis certificados, me inscribí y ahora aquí me tenés”. En Perú había cursado hasta el segundo año de la secundaria. “Yo no podía estudiar, no me quedaban las cosas. Y ahora puedo estudiar, lo asimilo y me concentro”. Julieta dice que la Mocha es un espacio muy importante: “Tomar herramientas para evolucionar como persona y porque puedes tener esa solidaridad y abrazo del otro que sabe por lo que estás pasando. Están invitados”.

Homenaje a Zoe  

Unos cuantos puestos más allá, cerca del escenario, una chica con pollera de jean y remera blanca con volados se peina el cabello con suma delicadeza, mientras charla a los gritos con alguien a lo lejos. Es el puesto del Gondolín, el hotel cooperativo, recuperado, autogestionado y habitado por feminidades travestis trans. En la mesa del puesto hay un portaretrato con una foto, es Diana Zoe López García, referente de la comunidad travesti trans, presidenta del Hotel Gondolín y víctima de travesticidio cuando hace un año fue asesinada por su pareja, Norberto Villegas.

Justicia por Zoe López fue una de las consignas del festival

Justicia por Zoe es la consigna de esta edición del Mocha Fest. El año pasado todas la esperaban en este mismo festival, pero Zoe nunca llegó. Su foto también puede verse al ingresar por México y Jujuy, en un atril de madera junto a una mesa cubierta por un mantel azul lleno de flores y mariposas de papel que rodean tres fotos de otras compañeras muertas este año. Un altar al que cualquiera puede acercarse y dedicar unos mensajes escritos que serán quemados al final de la jornada.

«No importa la edad, el género, el color»

“El Gondolín es mi casa”, dice Viviana y sigue: “Yo vivo en el Gondolín por Diana Zoe López García, ella para mí trascendió la amistad que teníamos para convertirse en mi familia y todavía no puedo procesar su muerte, la conozco desde que era una niña casi, el próximo año cumplo 60”. Viviana también pudo terminar sus estudios secundarios en la Mocha Celis y hoy es enfermera. “El Mocha es un lugar inclusivo para quien quiera estudiar, no importa la edad, el género, el color, nada, si vos tenés ganas de estudiar, de cultivarte, no solamente podés terminar la secundaria, también tenés cursos de cocina, de informática, yo estoy haciendo uno de inglés, así que está muy bueno que te vengas al Mocha a chusmear, si querés progresar, hay muchas cosas lindas para venir a aprender al Mocha Celis”.

La Comisión Directiva de la Mocha Celis

¿Patito estás por ahí? La pregunta llega desde el escenario donde Tita de San Telmo y Diana, una egresada y otra alumna del Mocha, animan la jornada. A la que buscan es a Pato, hermana de Zoe, que sube escoltada por tres compañeras del Gondo. 

“Fuiste víctima de travesticidio y voy a pedir justicia hasta el último día mi vida como te lo prometí. Siempre quise y quiero cumplir esos sueños que teníamos y que tantas tardes hablábamos. Hoy armamos La Casa de Zoe, un espacio socio cultural para toda la comunidad LGBTQ+, manteniendo viva tu esencia en cada rincón del espacio, hoy, mañana y siempre. Acá todes te recuerdan, hermana. Sólo me queda decir que vamos a seguir pidiendo justicia. Fue travesticidio, justicia por Zoe”.

Las perfo

El duelo colectivo y la celebración se intercalan a lo largo de la jornada como un vaivén demasiado conocido. 

«Por favor se van preparando los alumnes de teatro que se viene el momento de la perfooo», agitan Tita y Lariana arriba del escenario, después que Viviana Gonzalez leyera una poesía dedicada a Norma Nahuelcura, madre de Tehuel de la Torre, presente en el Mocha Fest.

En el puesto de sánguches de Julieta Noel está Vanesa Strauch, actriz, improvisadora y co-conductora del programa radial Furia Bebé. Cuenta que da clases de teatro para todos los años del Bachillerato Popular. “Quería ofrecer algo que yo hubiese aprendido y que pudiera transmitir”, cuenta y agrega: “Pero la Mocha no es solamente una escuela secundaria, es un lugar de contención, un lugar en el que se pueden tratar temas de salud, temas psicológicos, temas de amor, temas de acompañamiento. Hay que pensar en todo eso para entender la importancia de La Mocha y por eso estamos todos hoy acá”.

La cooperativa

Frente al puesto de Julieta, sobre la vereda de la canchita de fútbol, hay una acotada extensión de la feria. Allí se encuentra la Mocha Textil, una cooperativa del bachi en la que estudiantes apuestan al trabajo digno, colectivo y creativo, como Emma y Merlu, una egresada y otra estudiante.

“Esta cooperativa es un desprendimiento de las clases de textil donde trabajan egresades de tercer año. Empezó como parte de un taller de formación profesional de sublimación que se hizo en la escuela. Hemos hecho pedidos para empresas como Electrolux y Prisma”, explican entre las dos. 

“Todavía me quedan algunas materias pendientes, pero no pienso dejar de ir a la escuela porque me parece un lugar maravilloso”, dice Merlu y sigue: “A mi parecer, es la manera correcta de enseñar, divirtiéndote, aprender divirtiéndote”. Emma dice que estos espacios son necesarios para poder expresarse libremente, “es muy difícil, y más ahora, poder ser quien realmente querés ser públicamente y tener un espacio desde el cual podés construir a base de quien sos”, y Merlu agrega: “Aparte es un lugar abierto a la comunidad, no hace falta que seas travesti, trans o no binarie, cualquiera puede venir, héteros, bisexuales, no nos interesa eso, nos interesa que vengas, te acerques y disfrutes de esto que es maravilloso”. 

Abierto a todas las comunidades

El Bachillerato Mocha Celis es no-exclusivo y por lo tanto hay estudiantes y docentes de otras comunidades o colectivos como personas afrodescendientes, indígenas, personas con discapacidad, migrantes y madres solteras.

¡¡Fuera Milei!! La arenga proviene, una vez más, del escenario. ¡Fueraa! Responde la gente que ya ocupa gran parte de la calle, algunas personas paradas y otras sentadas en el suelo o en bancos de escuela mientras comen ensalada de fruta, budines y toman mate o algo fresco. Acaban de bajar un grupo de docentes, todes con la pechera de la Mocha Celis. Entre elles, engalanada en un vestido celeste, está Virginia Silveira, alumna egresada del bachi, docente y flamante Presidenta de la Asociación Civil Mocha Celis. 

Virginia cuenta que las veces que intentó estudiar en otros lugares, le resultó muy difícil. “Y cuando conocí la Mocha, encontré mi lugar de pertenencia, en donde me enseñaron a conocer mis derechos y creo que eso es lo importante, conocer tus derechos y aprender a exigir que se cumplan”. Virginia también destaca el paradigma de enseñanza del bachi: “En todas las escuelas se piensa que hay un ser supremo que tiene el saber, en la Mocha trabajamos con el saber que trae cada persona”. La coyuntura política no queda afuera de las palabras de Virginia: “Tenemos muchas personas que, debido al contexto político, están pasando por situaciones no deberían suceder, más de 40 personas en situación de calle, las personas no pueden pagar el colectivo para venir a estudiar, o pagan el colectivo o comen, así que estamos atravesadas por esas cuestiones. Nuestro deber y nuestra lucha es continuar brindando apoyo y sosteniendo las realidades de nuestras compañeras”.

La luz de la cuadra empieza a menguar y el escenario recibirá a las bandas para que se arme el cachengue y la celebración continúe. Y desde el escenario llegan las palabras, casi como un mantra:

Acá estamos, existimos y resistimos. Con amor, con rebeldía y con nuestra locura.

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