Teatro disidente para homenajear a las amigas trans de la Patagonia

Inspirándose en las amistades de su infancia, Martín Marcou escribió una obra de teatro que rinde homenaje a Gaby y Nayla, dos mujeres trans que viven en un pueblo de la Patagonia. Mi corazón no es de piedra ni de madera puede verse hasta noviembre en Buenos Aires.

4 de octubre de 2024
Agustina Ramos
Edición: María Eugenia Ludueña

BUENOS AIRES (Argentina). Cuando la nieve azotaba en Tres Lagos, un pueblo de la Patagonia profunda, tres niñes se reunían al calor de un hogar de los 90 a bailar unas cumbias. Combatían la helada agitando sus cuerpos, mientras sonaba de fondo “Ni de piedra ni de madera”, de Los Cartageneros. A los 18 años, uno de elles, Martín, decidió migrar a Buenos Aires. Gaby y Nayla vivieron su transición de género y se quedaron en ese pueblo de la provincia de Santa Cruz -entonces contaba con menos de 200 habitantes y hoy no llega a las 500 personas-. Allí construyeron sus casas-refugios, amores y desamores.

La casa y el cuerpo

Tres décadas y media después, en el Espacio Tole Tole Teatro, en el cónclave popular y cosmopolita de la zona comercial de Once (Ciudad de Buenos Aires), se construye otra grupalidad, trinchera y “bálsamo” en momentos de crisis. Martín Marcou dirige la obra Mi corazón no es de piedra ni de madera. Estrenada en septiembre, estará en cartelera hasta noviembre inclusive. La interpretan Morena Berenise Torres (Morena Yfran), Facundo Tomás y Cris Bernal Niño. Se trata de un homenaje a las amigas de Martín. La obra muestra el cotidiano de Gaby, una mujer trans que vive en un pueblo del sur de la Patagonia, y la relación que mantiene con sus vinculos. Una madre con quien se encuentra distanciada, una perra que adora, su marido de ocasión que es capataz de una empresa que hace el asfalto en la zona, y Jairo, un viajero que acaba de conocer.

Morena Berenise Torres (Morena Yfran), Facundo Tomás y Cris Bernal Niño en Mi corazón no es de piedra ni de madera, obra de Martín Marcou.
Fotos: Gentileza Espacio Tolte Tole Teatro.

“Una de las preguntas que yo me hice para escribir esta obra fue por qué ellas decidieron quedarse en Tres Lagos. Las casas de ellas son muy importantes como espacio físico y como territorio para desplegar esas identidades, el lugar donde arraigan. Su modo de estar en el mundo, al quedarse allá, es eminentemente político. La acción política más fuerte es existir”, compartió Marcou, en una conversación con Presentes en la sala de teatro que inauguró en 2013. 

“Migramos a las grandes ciudades en busca de respuestas”

Martín Marcou, dramaturgo y director de Mi corazón no es de piedra ni de madera.

Muchos migramos a las grandes ciudades en busca de respuestas. La mayoría somos expulsados de nuestros hogares por ser parte de una disidencia sexual. Tuvimos que reconstruir nuestras identidades”, explicó Marcou.  

La obra posa su mirada en los amores y desamores en una Patagonia austral, donde los pueblos reciben la visita de hombres que viajan por trabajo y, lejos de los mandatos familiares, surgen otras posibilidades. “Había algo en ese salseo de encuentro de los cuerpos donde se trascendía la cuestión de las identidades de género, sexuales. Se permitían estar con una chica trans o un chico gay. Había algo que primaba que tenía que ver con el deseo. Me parecía fascinante que te permitieras que eso circule”, confesó Marcou.

Cuando Morena leyó el libreto de la obra no dudó. “Me interesó que fuera una historia de amor”, compartió la actriz del colectivo travesti trans que interpreta a Gaby. Morena tiene 54 años y es de la localidad bonaerense de Bernal, desde donde decidió no migrar, quedarse. 

“Nosotras estamos deseosas de tener alguien que nos ame. Pero también nos preguntamos -y todavía lo estamos trabajando-: ¿cómo hacemos para bajar un poco la guardia y decir bueno, sí, hay gente que nos quiere, que se enamora de nosotras? La historia siempre nos ha mostrado como personas de consumo. Lo hemos escuchado tantas veces y desde tan chiquitas que hasta nosotras nos creemos esa historia. Entonces cuando se nos acerca alguien que verdaderamente quiere compartir algo, decimos está loco, está mintiendo”, contó la actriz sobre las vivencias sentimentales del colectivo.

Gaby y Nayla, de amigues a personajes

De pastizales duros de estepa y clima frío y seco, el pueblo Tres Lagos contiene a siete cuadras que se extienden a la vera de la ruta 40, sobre el kilómetro 765. Fue fundado en 1937 y su nombre hace mención al cruce de caminos que llevan a los lagos Viedma, Tar y San Martín. Según el último censo de 2022, cuenta con 408 habitantes. 

Gaby, en quien se inspira la obra, se jubiló hace poco, luego de haber sido empleada municipal. Nayla Fernández -quien junto a Martín y Gaby conformaban el trío de amistad en la infancia- es la primera persona travesti en ser Comisionada de Fomento de Tres Lagos

“Ahora tenemos internet, hay otro nivel de comunicación y acceso a la información, pero en su momento, una de ellas se hormonizaba por correo. Iba a buscar las hormonas a El Calafate, a 160 kilómetros”, comentó Martín. Su búsqueda teatral fue mostrar otras configuraciones en torno al universo trans que fueran diferentes a las que existen en la ciudad

“No son las chicas que por ahí salen a la calle en las grandes ciudades a levantar un cartel. Ellas hacían sus luchas pero en un pueblo. Es re distinto, ni mejor ni peor, y está bueno que eso se vea. Esas historias, esas vidas existen, tienen valor. Quise contarlas desde el teatro”, explicó. 

Vidas reales

Morena Yfran interpreta a Gaby, una mujer trans que vive en un pueblo de la Patagonia.

Morena Yfran se levanta temprano todos los días para ir al Congreso de la Nación, en la ciudad de Buenos Aires. Trabaja en el staff de Seguridad. Algunas veces se emociona y piensa: «Tengo un trabajo gracias a mis compañeras». A partir de la Ley de Cupo Laboral Travesti Trans, puede mostrarse en su empleo tal como es. En sus trabajos anteriores lo hacía disfrazada de varón. Para ella es un gran desafío interpretar a otra travesti que es independiente, tiene su casa y su trabajo. Cada día de la semana espera ansiosa que llegue el sábado para hacerlo. 

Desde pequeña supo que quería actuar. “Mi mamá bailaba, mi papá pintaba. Yo incursioné en arte. Me encantaba bailar, hacía shows, actos en el colegio. Me metía en cualquier lugarcito para actuar”, recordó.

Para ella, el arte es un “pilar fundamental por el cual nos mostramos y sentimos”. “No darle espacio al arte es estancarnos, lastimarnos. Ni la comunidad ni las personas que aman el arte lo van a permitir así que la batalla la vamos a seguir dando”, reflexionó, en relación a la situación actual de recorte y censura en la cultura argentina

Además de ser un bálsamo, el arte es un espacio donde vas produciendo pensamiento, investigación en términos actorales. Mientras tanto, vas reflexionando sobre la coyuntura y construyendo respuestas para la supervivencia a partir del encuentro. De eso sabemos mucho la gente de nuestra comunidad. Es muy fuerte todo lo que está pasando y acá estamos haciendo teatro como respuesta y a como dé lugar”, concluyó Marcou.

«Mi corazón no es de piedra ni madera» se presenta los sábados a las 21 en Espacio Tole Tole Teatro (Pasteur 683, CABA). Las entradas se pueden comprar a través de Alternativa.

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