La Factoría: un espacio para combatir la desinformación de género en América Latina

La Factoría es la nueva unidad de verificación de datos de Presentes para luchar contra desinformación de género en América Latina. Abrimos la conversación con periodistas y activistas para entender escenarios e intercambiar herramientas. Alba Rueda, Danielle Cruz, Ana Prieto, Silvia Soler y Melina Barbosa.

Ilustración La Factoría

La Factoría es la unidad de verificación de datos que lanzó Agencia Presentes con el objetivo de combatir la desinformación de género en América Latina. Para presentar el nuevo proyecto -que en su génesis contó con la capacitación de Chequeado (Argentina) y el acompañamiento de Verificado (México)- convocamos a activistas y periodistas de México y Argentina a una charla en X Spaces. ¿Cómo operan los grupos que trabajan difundiendo datos falsos o tergiversados? ¿Qué desafíos nos plantean? ¿Qué estrategias podemos aplicar para afrontar la desinformación de género? 

Entre todes fueron delineando una cartografía que es también una herramienta de trabajo para abordar estos temas.Participaron la activista travesti Alba Rueda, Danielle Cruz, periodista no binarie y critique de medios; Ana Prieto, de AFP Factual; Silvia Soler del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir y Melina Barbosa, fact-checker de Verificado México

Danielle denunció el rol de los medios de comunicación tradicionales que actúan como legitimantes de falacias que toman de la viralidad. Ana Prieto remarcó esos conceptos fundamentales para construir un criterio de verificación confiable. Melina Barbosa compartió cuáles son los ejes de las piezas de desinformación que más circulan. Y la activista travesti Alba Rueda, desde la cuenta de Noti Trans Argentina, desmanteló cómo pera la ideología que se reproduce con los discursos de odio. “Necesitamos nuevas herramientas autogestivas para hacer contrapeso en estas oleadas de desinformación” -señaló Silvia Soler-, “como La Factoría de Presentes, aunque la cancha es un poco desigual”.

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Compartimos algunos de los aprendizajes que giraron en esta ronda virtual del 27 de junio.

¿Qué entendemos por desinformación?

“La desinformación es una información falsa que se difunde con la intencionalidad de conseguir algo y/o de hacer un daño” explicó Ana Prieto. “Debería haber una respuesta fácil, pero se complejiza”, advirtió la periodista de AFP Factual, departamento de la Agencia France-Presse. Y desarrolló algunas recomendaciones para hablar del tema con respaldo teórico. 

Explicó por qué utilizar la expresión “Noticias falsas” -un oxímoron- no ayuda a comunicar el tema. “La noticia, por definición, es una información verdadera. Cuando se usa la construcción “noticias falsas” se tiñe a las demás noticias de esta posibilidad”, remarcó la experta en fact checking. Para ella, una buena definición debe remarcar la intención de la desinformación. 

Ana Prieto, periodista especializada en Verificación de datos, AFP Factual.

En inglés, explicó, existen dos palabras diferenciadas para aludir a distintos tipos de desinformación: Misinformation refiere a una información errónea. Disinformation, en cambio, tiene una intención de falsear datos: “Es un pedazo de información que se arroja en las redes sociales (o en los medios) con la intención de manipular, de dañar, de hacer propaganda”. 

Si bien siempre existieron ambas, aclaró, con la aparición de las redes sociales la desinformación comenzó “a viajar a unas velocidades nunca vistas”, llegando “a unas audiencias gigantescas, polarizadas, que dialogan poco entre sí”. 

“Además, la desinformación muchas veces viene impregnada en discursos de odio”, sintetizó, antes de adentrarnos en la temática específica: la desinformación de género.

Danielle Cruz, periodista no binarie y critique de medios, dijo que las oleadas suelen comenzar con una campaña de dis-información, y luego se provoca una ola de mis-información, de gente que la reproduce sin malas intenciones. 

Textos, contextos y algoritmo

Enmarcando a la desinformación como parte de un sistema, Alba Rueda señaló que “la desinformación también se nutre de una perspectiva ideológica que construye un sentido, que se une a otros sentidos, y crea una realidad por fuera de los parámetros”.  

Alba Rueda, activista travesti, fue Representante Especial sobre Orientación Sexual e Identidad de Género de la Cancillería Argentina.

Rueda, que hasta diciembre de 2023 fue Representante Especial sobre Orientación Sexual e Identidad de Género de la Cancillería Argentina, recuerda que los medios de comunicación “siempre han desinformado sobre las noticias que involucran a travestis y trans”. Pero agrega que, en los últimos años, hay periodistas que invitan a personajes que propagan desinformación muy estructurada. Los periodistas anfitriones quedan en ridículo, sin poder desenmascarar la falsedad de los mensajes de odio de estas campañas. 

 “Hay una operación en los medios en invitar a personas expertas, antiderechos, y por otro lado personas que no están preparadas para defender con el mismo carácter los derechos humanos y los derechos de las personas LGBT+”, dijo, como denuncia pero también como consejo. 

Ponerle carnada al odio

“La gran mayoría de los medios, principalmente los grandes, de alcance nacional o internacional, tienen monitoreo en sus redacciones, programas o herramientas que les permiten saber qué se está haciendo viral en las redes”, subrayó Danielle, desde México. ”Esa información es generada de forma automática. Toman una historia de la viralidad y redactan notas en medios que son leídos como legítimos y legitimantes. Si uno ve una nota en Clarín, o en El Espectador o en El Universal, ya asume una legitimidad en la nota que estás viendo. Aunque esa nota puede que esté jalando desinformación de otro país”, subrayó.

Cómo opera la desinformación de género

Danielle ofreció a modo de ejemplo una noticia proveniente de Irlanda. Allí se aprobaron hace algunos años leyes que protegen a les alumnes y prohíben la malgenerización. Un profesor de historia estaba usando otro pronombre para algún alumne, el conflicto escaló, se amonestó al profesor, prohibiéndole acercarse a la escuela por 10 días. El profesor violó la restricción, se acercó al establecimiento, se le detuvo, se le procesó y pasó 60 días detenido. 

Danielle Cruz, periodista no binarie y crítique de medios.

“Para cuando esa noticia llega a España, medios como El Español, un medio de ultraderecha, toma la nota y la convierte en Profesor de Irlanda es detenido por no respetar los pronombres de una alumna. Esa nota es tomada varios días después por Infobae en Argentina y Milenio en México. La nota ya era Profesor va a la cárcel por negarse a decir elle. Lo que vemos es una escalada de manipulación de la información y de alimentar el odio, en una estrategia de generación de contenidos que consiste en ponerle carnada al odio”, graficó Danielle.

“En cuanto empresas, los medios de comunicación priorizan la monetización y las ganancias. Y por cómo operan las redes sociales, que priorizan el engagement y la emoción violenta, el tipo de contenidos que generan están anclados a las demandas de las plataformas digitales. Tienen una corresponsabilidad directa inmediata, porque hubo una decisión completamente voluntaria de los medios de comunicación de ceder su agenda noticiosa y su línea ética a las plataformas digitales”, denunció. 

Alba Rueda agregó: “La posición que tienen estas empresas está atada a los intereses de los sectores conservadores de las estructuras políticas. Su posición es ideológica y política”. 

Todo odio es político: algunos ejemplos

Silvia Soler, del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir (ILSB)  planteó que la iniciativa que propone Presentes con La Factoría  “es una tarea titánica frente a titanes, actores que se encargan de monetizar esa desinformación, y otros que por fines ideológicos se dedican a propagarla”.

El ILSB tiene sede en México, donde Claudia Sheiunbaum ganó las elecciones y asumirá la presidencia el 1° de octubre. En este proceso, el Instituto Nacional Electoral aprobó unas medidas afirmativas: cuotas de representación para poblaciones históricamente vulneradas, entre ellas personas indígenas, afrodescendientes y LGTBIQ+

En contra de este avance, se llevó adelante una campaña de desinformación. Se trataba de una serie de notas, en medios y formatos diversos, todas sobre hombres CIS/blancos que usurparon el cupo electoral de personas trans/indígenas. La que más circuló: Ocho candidatos se presentan como mujeres trans. Según esta narrativa “perversa”, la mera existencia de sujetos políticos históricamente marginades, y sus cuotas afirmativas, tendrían la culpa de “un borrado de mujeres”. 

“La desinformación cobra una sofisticación que produce ignorancia deliberadamente. Lo que hace es controlar la narrativa de cierta producción de noticias. Y eso termina culpando a las comunidades históricamente vulneradas”, sintetizó Soler, Maestra y Doctoranda en Ciencias Antropológicas. 

No le echaron la culpa a los organismos de control estatal, –lamentó Soler– que tenían que regular y asegurarse de que esas candidaturas fueran efectivamente representación de esos sectores”.  

Silvia Soler, Maestra y Doctoranda en Ciencias Antropológicas. Trabaja en el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir (ILSB)

Narrativas de desinformación más habituales

Melina Barbosa, fact checker en Verificado México, destacó que “una de las narrativas desinformantes más habituales es la que acusa a las personas LGTBIQ+  de sufrir trastornos físicos y psicológicos, y de representar un problema de salud pública en general. Las infancias y adolescencias que son las más vulnerables, son muy instrumentalizadas en comunicaciones que dicen que los colectivos y las instituciones educativas les están adoctrinando con lo que llaman “ideología de género”.

“Ideología de género” es un término que no existe, como ya hemos explicado en Verificado junto con Presentes, señaló. Esta narrativa se utiliza para desinformar desde 1995, por lo menos, explicó Melina, siguiendo la estrategia que el Vaticano planteó para hacer frente a las reformas que consiguió el movimiento feminista en la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Mujeres de Naciones Unidas que tuvo lugar en Beijing, en ese año. 

Melina Barbosa, fact checker de Verificado (México)

Este concepto en México fue “incansablemente instrumentalizado» en el contexto electoral, y es un término acuñado con el objetivo de denostar a la reivindicación de los derechos de las mujeres y de las diversidades sexogenéricas. 

“También hemos visto que constantemente se viralizan publicaciones que aseguran que no existen las infancias trans. Y esto es muy violento. Es muy importante que las familias puedan tener acceso a información verificada. Y que con datos puedan defenderse de muchos obstáculos tanto institucionales como sociales”, dijo Melina. 

La transgresión en disputa

Con significantes como “ideología de género”, los sectores antiderechos están disputando la noción de verdad, desde un lugar de transgresión. “Antes la transgresión jugaba siempre de parte de las izquierdas, los transfeminismos, la disidencias. Y ahora, como dice un paisano suyo, la derecha se leyó a Gramsci y lo entendió mucho mejor, para generar hegemonías desde la transgresión”, analizó Silvia. 

“Hay un contexto clave para entender cómo es posible que ahora estos sentidos comunes se jueguen desde un lugar conservador o casi fascista, desde un lugar de disputa de cómo se produce la verdad”,explicó. La urgencia interpela al continente entero. “Argentina era uno de los casos de una institucionalidad que más fuerte había asentado derechos, y vemos cómo de pronto desaparecen de un plumazo. Desde una disputa en la que la institucionalidad es una amenaza de mentiras, de falsedades, de engaño a la población”. 

Ejemplos de narrativas a desmitificar 

Como anfitriona, Maru Ludueña, co-directora de la Agencia Presentes junto a Ana Fornaro, invitó a colegas y activistas a compartir los aprendizajes en relación a la desinformación. ¿Con qué evidencias construir nuevas referencias que ayuden a contrarrestar el efecto de estos discursos en nuestras sociedades?

¿Qué podemos hacer? 

-“Hay que innovar combinando metodologías de fact checking con el combate de los discursos de odio, algo que Presentes ya viene haciendo, con técnicas periodísticas”, resalta Ana Prieto. Una dificultad para algunes es no poder desmentir “discursos de odio” porque según una máxima del fact-checking “las opiniones no se pueden chequear”.

-“Construyendo contra-narrativas”, dice Danielle, como hace Presentes muchas veces, sin ir atrás de la agenda ajena. O bien desmintiendo lo que otros dicen. 

-El riesgo de darle más alcance a la mentira siempre debe evaluarse, coinciden. 

-El llamado a la emoción es un aspecto a considerar, mencionan Ana y Danielle. “Estos discursos se combaten por un lado con datos, pero llegan a la gente con emoción. Una historia contada desde emociones que contrapongan el odio, el miedo o la ansiedad económica, que a veces va de la mano de estos discursos, es el mejor ejercicio que hay. Lo que hacen desde Presentes, Las Morras, medios como Altavoz LGBT en México, son fundamentales para frenar y contrarrestar este tipo de desinformación”, valoran.

– Danielle propuso que los medios tengan un observatorio crítico, un espejo crítico de lo que están haciendo. 

-“Esa confirmación de los prejuicios de cada quien juega un papel clave. Desde el ILSB  Instituto de Liderazgo nos hemos dedicado a hacer representaciones que desmonten un poco esos mitos, estereotipos, información que produce ignorancia y  muy rápidamente emociones”, dice Silvia.

-“Es muy importante combatir a la desinformación con espacios que visibilicen las prácticas de colectivos que son blanco de desinformaciones para vulnerar o quitarle sus derechos, siempre en riesgo de perderse”, propuso Melina, desde Verificado México.

Les invitamos a conocer La Factoría, nuestro nuevo espacio acá. El desarrollo gráfico estuvo a cargo de Andamos Flotando.  

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