Hasta siempre Ilse Fuskova: pionera de la visibilidad lésbica y los derechos LGBTI+ en Argentina

Ilse fue fue la primera lesbiana en visibilizarse en la televisión argentina y una de las organizadoras de la primera marcha por el orgullo gay-lesbiano en el país. Falleció el jueves por la noche, apenas unas horas antes del Día Internacional del Orgullo LGBTI+, a sus 95 años.

¿Cuántas Ilse Fuskova caben en 95 años? Nacida en Buenos Aires en 1929, de padre alemán y madre checoslovaca, Ilse fue reportera gráfica, poeta, fotógrafa y azafata. También estuvo casada con un hombre y tuvo tres hijos. Difícil de imaginar cuando se nos viene a la cabeza la imagen de una Ilse de pelo corto y pulover amarillo amorzando con Mirtha Legrand. Por entonces, aquél era el programa de mayor rating de la televisión argentina para el horario del mediodía y allí, frente las cámaras y una audiencia nacional, se proclamó orgullosamente lesbiana. Y rompió la matrix. 

Ilse en el programa de Mirtha Legrand

“Yo pienso que es un gran dolor no poder decirlo abiertamente porque es como tener una vida dividida: una para afuera y otra para adentro, que es la parte de intimidad. Creo que hace mucho daño tener que vivir en esas condiciones”, explicó aquel día. Desde ese día y en adelante, muchas lesbianas salieron masivamente del armario. Entre ellas se encontraba Claudina Marek, una maestra de normal de Entre Ríos que decidió mandarle una carta. Así comenzó una historia de amor que duraría 22 años, hasta la muerte de Marek. 

“Ilse entendió, antes que Monique Wittig, que había algo en la lengua lesbiana donde de conjugaba y conjuraba nuestras existencias poéticas, políticas y sexuales”, cuenta Gabi Borrelli, activista lesbiana, poeta y gestora cultural. La poesía es un amor que ambas compartían. “Recorrió gran parte de la intensidad democrática de nuestro país y a esa intensidad le puso un ritmo casi poético con su tono de voz y su manera de hablar”. Nombrarse lesbiana visible en una época en la que norma era la clandestinidad trajo a su vida importantes decisiones y la reafirmación de un compromiso inquebrantable con el movimiento lésbico-feminista. 

“Apasionadamente lesbiana”

Varias cosas tuvieron que pasar para que Ilse pudiera sentarse en la mesa de aquel programa televisivo que recibió a miles de celebridades, pero a muy pocas lesbianas. Primero debió separarse de su marido y comenzar a militar en el movimiento feminista, para terminar siendo parte del movimiento lésbico-feminsta. 

Ilse tenía más de 50 años cuando se dio cuenta de que era posible desearlo todo en la vida. Quizás por eso mismo, y hasta sus últimos años, mantuvo una actitud activa y curiosa. Así la recuerda María Luisa Peralta en sus redes sociales, donde comparte que se sorprendió cuando, a sus 65 años de edad, Ilse comenzó a estudiar artes plásticas. 

El acontecimiento fundamental llegaría hacia mediados de 1985. Ese año, dos astros colisionaron. Ilse conoció a Adriana Carrasco, quien por entonces militaba en ATEM (Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer), y junto a ella iniciaría un camino de políticas y poéticas por la visibilidad lésbica en la sociedad argentina. En el año 1987, con la democracia recuperada en nuestro país, coeditaron los Cuadernos de Existencia Lesbiana, en donde incluyeron seis historias de vida de compañeras lesbianas

Un año más tarde, el 8 de marzo de 1988, en plena convocatoria por el Día Internacional de la Mujer en Plaza Congreso, Ilse y Adriana, entre otras ocho lesbianas, se pararon con un estandarte de tela rosada que llevaba el nombre de los Cuadernos, una flor en la camisa y una cinta en el pelo que decía “Apasionadamente lesbiana”. Por entonces, la revista ya iba por el cuarto número. “Fue lindo cuando hacíamos cosas que nadie más se atrevía hacer”, escribió en sus redes Carrasco, a modo de despedida, junto a una fotografía de juventud en donde se las ve a las dos abrazadas. 

Ilse junto a Claudina Marek, su pareja durante 22 años

“Estoy con la persona que amo y no quiero ocultar mis sentimientos”

En los años 90, Ilse se unió a la organización Gays por los Derechos Civiles, liderada por Carlos Jáuregui, primer presidente de la Comunidad Sexual Argentina (CHA). Carlos se convertiría en una persona determinante para su vida. Junto a él, organizaron la primera Marcha del Orgullo Gay-Lesbiano en 1992. Alrededor de 300 personas marcharon ese invierno con máscaras de cartón debido por temor a ser reconocidos y perder sus empleos. 

Las ideas que Ilse fue gestando durante esos años de militancia y activismo lésbico quedarían plasmadas, algún tiempo más tarde, en el libro Amor de mujeres. El lesbianismo en Argentina hoy, coescrito junto a Claudia Marek y publicado en 1994. En esas páginas expone que darse un beso con otra mujer en un espacio público es una profunda sensación de autoafirmación, de salir de la clandestinidad. 

“Estoy con la persona que amo y no quiero ocultar mis sentimientos. Son hermosos sentimientos y nadie va a hacer creer que no son dignos de ser expresados en público”, escribe. No era común que, por ese entonces, las mujeres hétero se preguntaran por qué se ha instalado como obligatoria la heterosexualidad cuando de hecho en todas las épocas históricas y en todos los continentes existió la atracción entre mujeres. O, en sus palabras, “cómo se beneficia el patriarcado con nuestra ciega obediencia”. Creo que tampoco hoy es común, aunque algunos caminos fueron desmalezados desde entonces. 

Cerrará ese libro diciendo: “Las lesbianas existimos y estamos en todas partes. A quien crea que esto me trajo problemas, le aseguro que no fue así. Por el contrario. El no tener que ocultar ni fingir nada es un canto a la libertad”. 

Hasta siempre, Ilse Fuskova

Adelantándose a lo que podría ocurrir algún frío día de junio, en el año 2021 estrenó el documental Ilse Fuskova, dirigido por Liliana Furió y Lucas Santa Ana. La propuesta retrata la vida de la activista lesbiana y una de las pioneras en militar los derechos LGBTI+ en Argentina. Querían que su legado llegara a todxs. “Conocer a Ilse, para mí, fue una revelación absoluta y un camino de aprendizaje total. A poco tiempo de haber salido del closet, luego de estar muchos años casada, tuve el privilegio y la suerte de conocerla en persona”, cuenta Lili Furió. 

Esta amistad se profundizó a partir del año 2015, cuando surgió la propuesta de hacer una película de su vida. “Compartir estos últimos años con ella fue otro aprendizaje hermoso. El libro que hicieron con Claudina y todo lo que nos dieron como herramienta de lucha es un aprendizaje, y tuve mucha suerte de estar muy junto a ella en estos últimos años”, cuenta la directora del documental.  

En el film, puede verse a una Ilse de pelo completamente blanco, reaccionando ante sus fotografías de la infancia, de sus años de azafata, junto a sus hijos. Todas las Ilse que buscó, encontró y se animó a ser en sus 95 años. “Hoy estamos de duelo porque ayer se fue Ilse, a quien le debemos tanto las lesbianas, los lesbianos, les lesbianes y todos los mostris. Ilse supo hacer del lesbianismo un cuaderno de resistencia, de la visibilidad un artilugio de supervivencia, de la fotografía un manifiesto y de la literatura un campo para sembrar otros posibles”, escribió la escritora e investigadora Vir Cano, a modo de despedida, en su cuenta de Instagram. 

El viernes 28 de junio velaron a Ilse. Crédito: Luli Leiras

Su legado

Me pregunto cuántas existencias lesbianas tomamos el coraje de Ilse como un trampolín propio. Y es que, de esto estoy segura, no somos lesbianas en soledad. Muchas son las que, a partir de su aparición televisiva, pudieron salir del clóset, de sus propias catacumbas. Darle la mano a la persona amada en un lugar público. Animarse a vivir una existencia sin temor a represalias. Incluso yo, una lesbiana hija de su generación, una adolescente que creció en una provincia del noroeste argentino, debo algo a esta historia. Ocurrió una siesta. Lo recuerdo bien. Pude rastrear las huellas de Ilse en una lenta computadora de un cyber, verla sentada y tomando la palabra por asalto en aquella entrevista de los años 90, y sentirme menos sola. Pude pensar: “Hay otras como yo”. Y después, pude animarme a vivir.

Crédito: Luli Leiras
Crédito: Luli Leiras

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