Militarización en Ecuador: «Las personas LGBTI somos consideradas sospechosas»

Entrevista con Lía Burbano, activista lésbica de Ecuador, sobre cómo la crisis económica, violencia narco y estado de sitio afectan a mujeres y personas de la diversidad sexual.

14 de enero de 2024
María Eugenia Ludueña
Edición: Ana Fornaro

Lía Burbano es activista lésbica, educadora y directora de la Fundación Mujer & Mujer, una organización comunitaria de lesbianas feministas y personas LGBTIQ+. Tienen más de 20 años de trabajo y sede en Guayaquil, la ciudad con mayor actividad económica y una de las más pobladas de Ecuador.  En esa ciudad, el martes 9 de enero un grupo armado y encapuchado irrumpió en el canal de televisión TC que transmitía en vivo, tomó rehenes entre gritos y disparos, y transmitió un mensaje: «Estamos en el aire para que sepan que no se juega con la mafia», dijo uno de los encapuchados. La escena dio la vuelta por los noticieros de todo el mundo, mientras en la misma ciudad se producía un intento de toma de la Universidad de Guayaquil y en la sede del Ejecutivo acechaban los disparos. 

El Gobierno respondió con despliegue militar y la declaración de estado de “conflicto armado no internacional”. Después de un pico de violencia que dejó 14 muertes y más de 375 personas detenidas, y mientras la Asamblea Nacional decide cómo continuar, hablamos con Lía Burbano  para conocer cómo afecta este escenario a las mujeres y diversidades. Y tratar de comprender el conflicto que sufre ese país desde una perspectiva de género y derechos humanos. 

Lía Burbano, activista lesbiana, Guayaquil, Ecuador. Fotos: Fundacion Mujer & Mujer

“Estoy bien, a buen recaudo, con todo el equipo de la organización en constante comunicación, aunque algunas de mis compañeras viven en sectores conflictivos y eso es una preocupación permanente, en especial cuando se tengan que retomar las actividades presenciales”, cuenta Lía. 

-¿Qué está pasando en Ecuador?

-Lo que sucede en nuestro país es el resultado de años de abandono y desatención de las verdaderas necesidades y problemáticas de los sectores más vulnerables. Se ha optado por aplicar la fórmula que no falla para los grupos de poder: las políticas liberales y capitalistas que han garantizado la estabilidad económica de ciertos sectores y los pactos con las élites políticas que han permitido que en cierta manera se siga manejando el país en relativa democracia en medio de brotes recurrentes de violencia dentro de algunas cárceles del país. En el proceso de estas alianzas, se han dado rompimientos en ciertos sectores y un abandono permanente de otros. Esto que ha sido conceptualizado por el actual gobierno como “actores no estatales beligerantes”, refiriéndose a grupos delictivos y al crimen organizado que tienen el control de las penitenciarías en este momento, es algo que se viene dando desde hace varios años sin que haya existido la decisión política de solucionarlo.

-Cómo crees que se fue cocinando este conflicto que se convirtió en noticia  el mundo y en especial en América Latina?

-Hemos sido testigos/as de una fuerte crisis carcelaria, una crisis a la que el gobierno de Moreno y el de Lasso no han dado respuesta porque no ha existido ni voluntad política ni la intención de hacerlo. Sólo se han tomado medidas paliativas, temporales, con la finalidad de calmar la opinión publica y mantener la gobernabilidad. No se ha llegado al fondo del asunto. No hay investigaciones. No se informa a la ciudadanía. Así, hemos llegado a este momento en que no hay manera de controlar esta situación en las cárceles, estallando todo este 9 de enero de manera simultánea a raíz de la fuga «misteriosa» de uno de los criminales más buscados. Entonces, esto no nació hoy; el abandono, la represión, el secuestro, los maltratos, la persecución y la violación a los ddhh han sido noticias de todos los días desde hace varios meses; esto en Guayaquil, Quito, Durán, Machala, Cuenca, etc. Pero las noticias que nos llegan desde el norte de Ecuador en Esmeraldas son mas fuertes aún. Mujeres de Asfalto y AMANDLA MEDIO tienen información valiosa y actualizada al respecto; ellas vienen recopilando lo que viene sucediendo allí. Acá en Guayaquil y cantones aledaños, han venido creciendo y endureciéndose estos actos vandálicos criminales, así como en Latacunga y Cuenca, alrededor de los centros de privación de libertad. Incluso la toma del canal de televisión indica claramente lo que todos saben: que las instrucciones fueron dadas desde la cárcel de Guayaquil, tomada por bandas de estos grupos organizados y narcos.

Para resumirlo: lo que había hasta el 8 era un choque de fuerzas entre las autoridades que quieren recuperar el control en las cárceles y los grupos narcos y del crimen organizado que las están controlando actualmente. Ante la imposibilidad de tomar el control a través de un nuevo estado de excepción, el gobierno recurre a esta declaratoria de “estado de guerra” con el despliegue total de las fuerzas armadas. No es un problema que nació ahora. Se viene cocinando a causa del desempleo, del total abandono de los territorios empobrecidos, de la desatención completa de las necesidades básicas del pueblo como salud y educación, de no mirar a la juventud, de invisibilizar a lxs que nadie quiere ver en las calles, etc. No hay dinero en las casas, no hay trabajo para lxs jóvenes y ellxs son el foco principal de estos grupos delictivos organizados. Hay tres cárceles que hace mas de dos semanas están bajo el control de estos grupos, no puede entrar ni la policía. En este contexto, se está preparando el marco constitucional para que las fuerzas armadas puedan irrumpir en las cárceles y, como lo dicen muchas personas, “hacer lo que tengan que hacer para recuperarlas”… con todo lo que eso implica.

-¿Cómo afecta esto a las personas LGBT+ privadas de su libertad?

-Como toda crisis, ésta tiene muchas aristas para el análisis. Una de ellas es lo que pasa en los centros de privación de libertad. Cuando ingresa alguien, se le obliga a suscribirse a los grupos que están controlando las cárceles y te convierten prácticamente en sirvientes / esclavos de estos grupos. Desde nuestra organización hemos logrado sacar de la cárcel a un chico gay venezolano que estaba siendo sometido a tortura física y sexual por estos grupos. Por ser joven y gay fue sometido a un sinnúmero de vejaciones. Interpusimos solicitud de un habeas corpus y logramos liberarlo. Gracias a su testimonio y el de su pareja, logramos conocer cómo viven las personas LGBTIQ, particularmente gays y mujeres trans, que están en las cárceles de varones. 

-¿Qué información tienen de la situación de personas gays y trans privadas de su libertad?

-Sabemos que cuando no son alojados en lugares específicos para la población LGBT, son sometidos a todo tipo de vejámenes y torturas, independientemente de lo que hayan hecho. Desde los espacios de incidencia, hemos logrado gestionar que mujeres trans sean trasladadas de la cárcel de varones o que los hombres gays sean ubicados en celdas separadas, pero nadie garantiza que eso suceda realmente. Al interior de las cárceles existe otro mundo y aunque la Constitución del Ecuador reconoce la identidad de género y orientación sexual de las personas, en la práctica eso no se respeta; por ejemplo, si una mujer trans que no ha completado “oficialmente” su transición, es alojada en una cárcel de varones, donde sufre violencia y abusos de todo tipo. Y luego está el tema de los familiares. Las mujeres que sostienen la vida también sostienen a sus familiares privados de libertad, son las que llevan comida y “dinero” para comprar protección”, visitan a sus parejas hombres y les llevan “lo que puedan”, etc. Fueron las madres, hermanas y esposas las que sufrieron la violencia, el atropello y la represión por parte de las fuerzas del orden en los exteriores de las cárceles durante las masacres carcelarias. Ellas reciben esa violencia de primera mano. Se encuentran en incertidumbre sin saber, incluso ahora, si están muertos o vivos… Con las personas LGBT la situación es simplemente peor porque en la gran mayoría de los casos, están abandonadxs a su suerte.

Foto: Fundación Mujer & Mujer

-En este contexto, ¿qué pasa con las organizaciones defensoras de derechos humanos? 

Las organizaciones defensoras de ddhh que trabajamos en estos contextos tan adversos y mantenemos una postura radical frente a la defensa de las libertades y de la vida, somos usualmente señaladas de “proteger criminales”. De esa manera se sataniza la defensa de los derechos. Es fácil en momentos de conmoción pensar que por estar en la cárcel estas personas merecen malos tratos, violencia y todo lo demás. Pero no es así. Y este escenario complejo es la cotidianeidad desde hace mas de dos años, no es de ahora. 

-¿Cómo es la situación en las calles?

En las calles el escenario es todavía incierto. La Asamblea Nacional sigue tomando decisiones al respecto. Ha mostrado apoyo a las fuerzas armadas y la policía, y dijo que va a dar indultos por uso excesivo de la fuerza para garantizar “que han lo que tienen que hacer”.  A raíz de esto estamos temerosas de lo que pueda pasar. Mujeres y hombres con piercings, chicas y chicos con expresión de género diversa, trabajadoras sexuales, personas queer y no binarias, todas ellas entran en el listado de personas sospechosas, expuestxs a los “controles” que los militares harán sin previo aviso a quienes consideren una amenaza; de igual manera, podrán ingresar a casa, instituciones, asociaciones,y allanar y detener sin previo aviso. Mi preocupación no son sólo los coches bomba, sino qué pasara con mis compañeras que tienen tatuajes o cuya expresión de género es queer o no binaria. Por ejemplo, qué pasara con las lesbianas que por su expresión de genero son mas fáciles de percibir como tales. Ya lo vivimos en pandemia, hubo mucha violencia con ellas, las botaban de los lugares que habitaban por asociar el lesbianismo con temas religiosos. Nos hacían culpables de la pandemia. En estos contextos de grupos armados hay mucha argumentación falsa. Ayer conversé con una de mis compañeras, ella tiene muchos tatuajes y está acostumbrada a lidiar con señalamientos, pero temo por su seguridad y por su vida. Hay personas que creen que las lesbianas somos una amenaza. En la calle, frente a un militar y policía seremos automáticamente consideras sospechosas. Mi preocupación es también por aquellas que viven su lesbiandad libremente, y personas LGBTIQ+ que quizás sienten que no corren peligro, pero están expuestxas. Las mujeres trans trabajadoras sexuales y lxs chiques con expresión de génerodiversa creo que están más expuestas a la violencia en las calles. 

-¿Cómo se organizan frente a esto?

-Estamos en articulación para aplicación de protocolos de cuidado. Nos estamos reuniendo entre nosotras para ir preparándonos para este escenario, aplaudido por gran parte de la ciudadanía. Es tremenda la manipulación y fácil la reproducción de noticias falsas. Ha provocado que mucha gente piense que lo mejor es que los militares tomen el control. En materia de ddhh nos estamos imaginando escenarios de retroceso, donde mujeres, niñas, personas racializadas y lxs disidentes del sexo y del género serán, como siempre, las mayores víctimas. Ya sabemos a qué nos lleva. Estamos en alerta, con preocupación e incertidumbre. Estamos ya en medio de esta guerra declarada al crimen organizado, pero todxs estaremos expuestxs, especialmente lxs más jóvenes, así que estamos analizando desde comunicación cómo llegar a ellxs con recomendaciones de cuidados. 

Foto: Fundación Mujer & Mujer

-¿Cómo es la vida cotidiana en Guayaquil hoy?

-Guayaquil es una ciudad comercial, se vive mucho en las calles, del comercio. En la noche hay muy poca gente, de alguna manera es como volver a vivir el contexto post-Covid. Lentamente algunas actividades se van retornando a la aparente normalidad, pero hay muy poca venta, así que el hambre y la pobreza se han sentir con más fuerza. Desde nuestra organización hemos levantado datos que reflejan que el 80 por ciento de las personas que se dedican al trabajo autónomo son mujeres y al no poder vender ni contar con medidas de seguridad, aquellas mujeres que son jefas de familia van a ver mermada su capacidad de generar recursos. Si la situación ya era precaria, esto la agrava aún más. Son las mujeres las que están en las calles trabajando de forma autónoma, muchas de ellas, migrantes. Todas esas condiciones se entrecruzan afectando a las mujeres y a otros grupos señalados como peligrosos, como la población afro y LGBTIQ+. También personas con problemas de consumo de drogas que están en las calles. Ya hay varios videos circulando que muestran prácticas de la policía con los chicos adictos que son lanzados al estero salado, en medio de la madrugada. Así es como los castigan. Hay en las calles un intento por volver a la normalidad pero también un miedo a no estar afuera para no exponerse. En estos días vivimos atentos a las noticias y redes sociales, que también entrañan sus peligros. Vivimos todo esto como miedo colectivo, en una ciudad mucho más peligrosa que antes. 

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