Entrevista a Marcela Tobaldi: “Durante años las travestis nos autopercibimos sólo como prostitutas”
La activista travesti Marcela Tobaldi reflexiona sobre las condiciones de vida de sus compañeras, el ejercicio de la prostitución y las deudas desde el Estado en un país como Argentina donde se avanzó en leyes y políticas pero la realidad sigue siendo genocida para esta población.
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El silencio que deja cada muerte profundiza una misma herida. Después del transfemicidio de Liliana “La Chaqueña” Varoni en Provincia de Buenos Aires, la activista travesti Marcela Tobaldi reflexiona sobre las condiciones de sus compañeras – y las suyas propias como sobreviviente- y la crueldad patriarcal. Actualmente trabaja en el Estado y desde allí sigue reclamando políticas públicas para un sector de la población que sobrevive como puede.
“Yo cumplí 57 años ahora, y no sé por qué, por causa del destino, por suerte”, dice a Presentes la referenta de la asociación civil la Rosa Naranja. Su organización abrió en 2017 un aula para que sus compañeras accedan a la educación, con el apoyo del Paebyt, el Programa de Alfabetización, Educación Básica y Trabajo de la Provincia de Buenos Aires.
Allí se imparte la educación oficial del nivel primario y secundario. Hasta la pandemia funcionó en un espacio prestado por el Ministerio Público de la Defensa de la Ciudad de Buenos Aires, donde Marcela trabajaba. “Ya tuvimos tres promociones de egresadas de primaria”, dice con orgullo. Ahora funcionan en un espacio que se llama Compadres del Horizonte, en un edificio antiguo, con muchas ventanas, frente al Hospital Garrahan.
Marcela milita la educación. Ella empezó sus estudios universitarios gracias al apoyo de su familia pero en 2001 dejó la facultad para construir su identidad. Migró a Europa cuando en la Argentina estallaba una crisis profunda, y había cifras récord de jóvenes exiliados económicos.
“La política tiene que entender que nosotras necesitamos acceder a derechos como la educación y la vivienda”, decía Marcela desde la marcha del 28 de junio pasado, contra los Travesticidios, Transfemicidios y Transhomicidios, que congregó a más de 5000 personas que recorrieron las arterias centrales del centro porteño. ”¡Dejen de empujarnos al vacío y de someternos a todas las violencias a las que hemos sido sometidas!”, agrega.
Las cifras de la injusticia
Se estima que en la Argentina hay 40 mil personas trans, aunque no llegan a 10 mil las que tienen su DNI. Según la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, entre 2016 y 2021 en la Argentina se iniciaron al menos 32 causas judiciales de travesticidio/transfemicidio con 32 víctimas.
El promedio de edad es de 32 años y un tercio de ellas migrantes. El 59% ejercía la prostitución. El 22% fue asesinada por sus parejas o exparejas. Por eso hay quienes hablan de un genocidio y se reclaman políticas reparadoras, como el proyecto de ley de una pensión mensual a las trans y travestis mayores de 40 años que hayan sido víctimas de violencia institucional en base a su identidad de género.
– ¿Cuál es el punto que tenemos que evaluar en estos travesticidios?
– Es una responsabilidad del Estado nacional, el provincial, los municipios, y todas las organizaciones con presencia territorial. Porque el Estado se piensa que la comunidad LGBTIQ+ tenemos la responsabilidad de ocupar todos estos espacios, y nosotras no damos abasto compañera. Yo ayer tuve un día de locos, me fui al maxiconsumo, armé bolsones, volví al aula a entregarlos, o sea: no tengo tiempo para todo.
– ¿Qué debería hacer el Estado?
– Lo que falta es que se invierta dinero, que se distribuya la torta, es vergonzante. Hace no sé cuánto tiempo tenemos una política para mayores de 50 y no se paga.
– Se supone que somos el país de latinoamerica más avanzado en materia de conquista de derechos humanos para la comunidades LGTBIQ+.
– Bueno, sí porque están redactadas, aprobadas en el Congreso de la Nación y son Ley. Pero la realidad es otra”. Hacen falta más recursos materiales y humanos. En el Ministerio de las Mujeres -donde Marcela trabaja- que es una conquista de todo el movimiento LGTBIQ+ tiene muy poco personal travesti y trans. Somos sólo cinco en todo el ministerio, ¡no se puede conducir toda la política de la nación! ¿Se entiende?
– Este año hay elecciones en todos los niveles en la Argentina, ¿hay otra alternativa?
– De verdad nos estamos preguntando qué vamos a decir cada vez que levantemos nuestras voces. ¿Vamos a seguir apoyando? Y sí, porque tenemos que seguir avanzado. Pero estamos viendo que no alcanza porque necesitamos un Estado más grande: ministerios con más personas trabajando. En la provincia de Buenos Aires está más avanzado el un proyecto de reparación, Reconocer es Reparar y está más lento en Nación. Estoy involucradísima en esto.
– La derecha no ofrece mejores alternativas.
– Para que no nos sigan matando tenemos que darle trabajo a las personas trans, tenemos que mejorarles la calidad de vida. No pueden seguir apostando a la prostitución como único medio de vida”- dice – conmovida por el último travesticidio, de Liliana “La Chaqueña” Varoni, ocurrido en el distrito bonaerense de Almirante Brown el 3 de julio pasado.
El mismo dolor, la misma herida
“La vida de Liliana transcurrió en la prostitución que tiene todas las características de marginalidad. No le arregla la vida a nadie. Y además tenés una vida de uso corta, y fue lo que nos pasó a todas. Fue una experiencia diferente, mala, y cuando me di cuenta me retiré. Una noche para atender 21 tipos consumí muchísimo. Fueron varios años, hablar de todo esto me vuelve loca. Yo estaba en Amsterdam, di vuelta por toda Europa, y no pude encontrar nada diferente en ningún lugar”. Ella interpela a un capitalismo fuerte que sigue dejando a las personas trans al margen de las delicias del Estado benefactor.
Marcela volvió a la Argentina en 2011 completamente segura de que quería luchar por los derechos de la comunidad travesti trans. Tres meses estuvo con sus padres, después de 10 años afuera. La sociedad europea no había resultado más culta, ni más abierta. La prostitución era el único camino para las personas trans. “Eso cuesta entenderlo. Cuando yo me di cuenta de eso, del daño que me estaba haciendo a mi subjetividad. Yo seguía por los diarios que aquí había un proceso político con mucho avance. Ya estaba aprobada la ley de matrimonio igualitario y toda la construcción por el cupo laboral travesti trans. Aunque eso es un fracaso porque tenemos 720 personas incluidas y somos más de 10 mil”, denuncia.
Escenas típicas del patriarcado
“El tipo que llegó en una bicicleta donde estaba Liliana La Chaqueña era parte del sistema prostibulario. Él movía merca. Este tipo le dice a las seis de la mañana ´vení a chuparme la pija´. Y ella le dijo ´no, yo estoy trabajando’ Los límites son difusos entre la trata y la prostitución”, dice Marcela, llenando de detalles una escena que se llevó tantas vidas travestis y trans.
“El tipo se calienta, la agarra de los pelos, la tira al suelo y la termina rematando en ese pozo. Y como ella no pudo con él, porque era un tipo fuerte, es ella la que termina muerta. Entonces evidentemente todas las organizaciones salimos a lamentarnos. A pesar del Estado y y del nivel de militancia y trabajo social que hemos encarado todavía no hemos llegado a todas las compañeras travestis trans del país”, lamenta.
– Son muertes evitables.
– Liliana se podría haber salvado. ¡A esta muerte no la justifica nada, y todos deberíamos estar apenados como sociedad que no pudimos salvarla. Con 64 años no podés estar parada en la esquina con la prostitución!
– La familia se esforzaba y la ayudaba, ojo.
– Pero no tenía las condiciones básicas. Una pensión por discapacidad más un Potenciar trabajo suma 80 mil pesos. ¡Con eso no vivís! La perspectiva de género en diversidad no se cumple. La Victoria Tolosa Paz asume en Desarrollo Social de la Nación y decide que una persona travesti trans no pueda gozar de estas dos políticas públicas. Con esos 80 mil pesos vivían las compañeras, más o menos, y se hacían una changuita. Eso había frenado el avance de las travestis yendo a la calle. A todas nos cayó muy mal. En nuestra organización muchas compañeras fueron afectadas. Les hizo mucho daño. Nos re bardeaban. Nos deslegitima a todas las referentas que estamos al frente de la lucha, nos quita poder, porque el Estado te está sacando una política pública y ellas nos ponen a nosotras como culpables.
– Igual hay un punto en que algo de su identidad las lleva a exponerse igual.
– Es lo que siempre hicimos, durante tantos años nos prostituimos y nos autopercibimos como prostitutas. Por eso la guerra que hay entre abolicionismo y reglamentarismo. Podemos tener capacidad para hacer tortas, pero a la hora de disfrutar de la vida me voy a la calle. No hemos gozado de empleos estables, de trabajos diferentes. Hemos sido siempre prostitutas. Muy doloroso porque no conocemos otra realidad.
– Hay algo de la identidad que se relaciona con la mercantilización de los cuerpos travestis. ¿Qué política pública puede transformar esto?
– La perversidad del hombre de tener una mujer con pito, de eso se trata. Completísima. En Holanda, un tipo excitado con un pito y con tetas y con todo lo que representa una travesti es lo máximo.
– ¿Y qué le pasa a una con esa excitación?
– Nosotras nos volvemos locas — dice, y ríe.
– Bueno digo para reivindicar el goce de Liliana, hermosa, con los labios pintados, gozosa.
– De eso se trata, la Chaqueña respetaba su goce. Y respetaba que no tenía un mango para gozar de comer. Es todo el combo. ¿Quiénes somos responsables de toda esta masacre? Fijate vos que la Corte Internacional de Derechos Humanos dijo que lo que se produce con la comunidad travesti trans es un genocidio. En Estados Unidos pasa lo mismo, en casi todo el mundo. Europa es distinto. En Holanda en los años en los que yo estuve allá se había reconocido la muerte de muy pocas travestis, no como acá en Argentina que ya llevamos 50 /60 en lo que va del año.
– Y la infinidad de situaciones de crueldad y de perversidad del patriarcado que sin llegar a la muerte son incontables.
-Yo tengo miedo con todo lo que está pasando políticamente, con la derechización. Pero al caretaje lo tenemos que empezar a combatir, y a pesar de los buenos gestos que tiene el caretaje. Porque Daniela Castro que es una funcionaria travesti del Ministerio de las Mujeres de la Provincia de Buenos Aires impulsó y dos veces se cayó. Pero ahora volvió a levantar el proyecto de reparación histórica. Se lo puso a Kicillof y le dijo “Firmame esto, guapo”, porque no podemos seguir las travestis prostituyéndonos en la calle.
– Porque además no es tan grande la población, y se trata de salvar a una generación para que las próximas, que ahora son chicas, ya conozcan otras formas de ganarse la vida.
– Y son herramientas para que si vos querés ser prostituta que lo hagas a través de una página para que no te expongas a la violencia en la calle. Aún dentro de esas páginas se dan situaciones de violencia que después se ocultan. La última temporada que estuve en Amsterdam estuve año y medio trabajando en una página. Estaba encerrada en un departamento y me pasaban cosas con los tipos. Espléndida, con una casa impecable.
Me dieron muchas satisfacciones desde el punto de vista del goce y en eso de que entraba el tipo y te ponía 2.500 euros y te decía ´yo quiero estar toda la noche con vos’. Yo me entregaba a la pasión. Y era famosa por mi entrega a la pasión. Y después cuando llegaba a mi casa, o cuando se iba el cliente o el tipo, yo decía, estos 2.500 valen la pena por todo lo que hice, ¿vale la pena? El ejercicio prostibulario a mi me quedó marcado y no lo pude superar. Cuando pasan estas cosas como la muerte de Liliana, que se podría haber evitado.
– Porque no es tampoco un crimen de poder, es el lumpenaje del mundo de la marginalidad, donde el Estado no regula y prima la ley del más fuerte.
– Estamos afectadas todas, no hay una sola travesti que no está afectada por todo lo que hemos vivido. Y algunas hemos subido a aviones, pero no tuve ninguna suerte. Los suecos me miraban mal, me hacían sentir para el culo, y yo volví y estoy acá, y voy a seguir luchando.
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