Transfemicidio de La Chaqueña: detuvieron al principal sospechoso
La Chaqueña, sobreviviente trans de 64 años, fue víctima de un transfemicidio. El sospechoso está detenido. Pero la injusticia no cesa con la muerte: en el entierro no se respetó su identidad de género.
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BUENOS AIRES, Argentina. Hay un detenido por el transfemicidio de Liliana “La Chaqueña” Varoni en Almirante Brown, Provincia de Buenos Aires. A raíz del informe médico y gracias a los testimonios, la Unidad Fiscal de Investigación (UFI) 3 de Lomas de Zamora decidió cambiar la carátula a homicidio. Y detuvo a Maximiliano Martín Leito, de 39 años, quien permanece en la Comisaría 2da.de Burzaco, provincia de Buenos Aires, acusado de haberla asesinado.
La Chaqueña, sobreviviente trans, fue víctima de un crimen de odio el 3 de julio mientras ejercía trabajo sexual en la ruta, en avenida Monteverde, en la Rotonda de Burzaco. El 9 de julio hubiera cumplido 65 años.
Desde el momento en que se conoció la noticia, el director de Diversidad del Municipio de Quilmes, Paulo Kyriakos, que además es referente de la agrupación Orgullo Brown y amigo de la familia, mantuvo silencio, tratando de que no se hablara demasiado para que la fiscalía trabajara en la búsqueda mientras el sospechoso estaba prófugo. Para las compañeras travestis y trans de la Chaqueña, el dolor por su muerte violenta revive las secuencias de riesgo a las que cada una se expuso en su vida. El miedo, para no paralizar, necesita de los rituales: la marcha a las fiscalías es parte del repertorio habitual.
En el video se ve claramente cuando el victimario arroja el ladrillo que pega en la frente de Varoni. El fin de semana del 8 de julio se había allanado su casa en Montegrande, pero al momento en que se realizó, él ya se había escapado. El detenido era reconocido como un consumidor de sustancias psicoactivas, un lumpen habitué de los márgenes, que se jactaba de “mover” cocaína y paco, según Presentes pudo corroborar con diversas fuentes. “Muchas veces pagaba. Otras veces pretendía que lo atendieran gratis. La Chaqueña una vez le había pegado con un bastón”, fueron algunos de los testimonios recogidos por esta agencia. Se trata de una persona con antecedentes penales.
El viernes 7 habían declarado ante la Justicia cuatro compañeras trans que habían sido amenazadas por él con una cuchilla, en el mismo sector. También declaró una mujer, su ex pareja, que ya lo había denunciado por violencia de género. Ella lo acusó de haber perdido un embarazo producto de sus golpes.
“Ni cuando te morís te respetan tu identidad”
La frente de Liliana fue amorosamente maquillada para la despedida. Fue a cajón abierto en la mañana del lunes 10 de julio, en la sociedad de fomento de San José. El entierro se realizó a las 13 en el cementerio municipal de Almirante Brown, en Rafael Calzada.
El certificado de defunción se hizo con un nombre que Liliana no reconocía como propio. Pero la indignación estalló cuando quienes asistieron vieron que la cruz que acompañaba el cajón no tenía impresa la L de Liliana, sino la letra del nombre asignado al nacer, que no corresponde con su identidad.
“En un ataque de furia, porque no se de donde saqué la fuerza, agarré la cruz y la revoleó”, cuenta, con pudor, un compañero. Las trans y travestis allí presentes lo aplaudieron. Entonces la agrupación Orgullo Brown encaró una colecta para juntar plata y días después instaló una cruz que ahora sí dice: “Liliana Varoni, La Chaqueña”.
“Es simbólico, pero fue muy fuerte. Yo venía de maquillarla para el velorio y lo de la cruz fue duro. Ahora queremos armar para ella un mosaico de la diversidad. La chaqueña era su sonrisa, su voz, su manera de caminar, siempre tenía una palabra linda para decirte. Para los que quedamos es más reconfortante tener un espacio para llevarle flores”, dice el compañero que prefiere no revelar su identidad.
La situación con la cruz fue injusta e incómoda: el compañero que la quitó le pidió perdón a cada una de las personas de la familia, a las amigas, y no registró voces en contra. “Todos me decían que estaba bien, que ella hubiera estado orgullosa porque esa cruz no la identificaba. Fue muy fuerte. Decía Argentino con O”.
Por su parte, Kiiriakos advierte: “Con esta placa, la dirección del cementerio debería darse por enterada de que con esa cruz se violaba el artículo 12 de trato digno de la ley de Identidad de Género 26.743”,
La aprobación fue unánime. Había y hay demasiados antecedentes: entre ellos, un caso en el distrito vecino de La Matanza. Allí una chica trans que trabajaba como policía, y a quien la fuerza le hacía la vida imposible, se terminó quitando la vida. La velaron y enterraron, por pedido de su familia, con el nombre biológico. “Fue en marzo de 2018, y nunca me pude olvidar de ese caso, porque ni cuando te morís te respetan tu autopercepción”, recuerda, reclamando respeto.
“En todo este proceso de conquistas, leyes, articulaciones, todo está siendo muy lento. Nosotras, las travestis trans como Liliana, algunas tuvimos oportunidades para ver cómo construir una mejor vida. Históricamente fuimos empujadas al vacío y solamente accedían a derechos alguna que otra compañera, como Lohana Berkins. Ella fue la primera que entró a trabajar en el Poder Judicial”, dice Marcela Tobaldi, de la Rosa Naranja, una organización travesti trans de la Ciudad de Buenos Aires, y trabajadora del Ministerio de las Mujeres Género y Diversidades de Nación.
“Nosotras en Argentina se supone que somos el país de América Latina más avanzado en derechos humanos para nuestras comunidades. Tenemos leyes aprobadas en el Congreso de la Nación. Pero la realidad a veces contrasta el avance político con la vida cotidiana en los territorios«, dice Tobaldi. Ante cada noticia de un travesticidio o transfemicidio, Tobaldi se pregunta “¿Cuál es el punto que tenemos que evaluar? Ensaya algunas respuestas: «es una responsabilidad del Estado nacional, el provincial, los municipios, y las organizaciones que estamos en los territorios. Pero el Estado piensa que la comunidad LGBTIQ+ tenemos la responsabilidad de ocupar todos estos espacios, y nosotras no damos abasto».
La Chaqueña murió en el Hospital Municipal de Rafael Calzada, un día después del ataque, el martes 4 a la madrugada. Había perdido mucha masa encefálica. Pese a los reiterados llamados de los vecinos, la ambulancia y la policía tardaron 45 minutos en llegar al lugar. Orgullo Brown pidió la intervención de diversas áreas del Estado.
El área de género del Ministerio de Seguridad de la Provincia, a cargo de la Policía Bonaerense, ratificó la denuncia porque estaba redactada en masculino. El expediente también es seguido de cerca por Daniela Castro, funcionaria trans del Ministerio de Mujeres de la Provincia de Buenos Aires.
“Con la experiencia dolorosísima que tuvimos cuando le quitaron a Diana Sacayán la figura de travesticidio estamos alertas, y vamos a observar atentamente, para que el poder judicial sea menos injusto y aplique algo de la diversidad que tanto le cuesta”, señala Kyriacos, en relación al revés judicial que significó la negativa de la Cámara de Casación penal de convalidar la figura de travesticidio que se había sentenciado en primera instancia.
Reparación para las sobrevivientes
Se considera sobreviviente a las personas travestis y trans que superan los 40 años, como «La Chaqueña», porque la esperanza de vida de ese colectivo va de los 35 a los 40 años. Esto tiene que ver con las violencias estructurales sufridas y con el acceso a derechos como la salud, y por eso se exige una ley de reparación histórica.
El 24 de mayo de este año, más de 90 organizaciones participaron de la Primera Marcha Plurinacional por una «Ley de Reparación Histórica Ya ». Fue una marcha histórica también por la cantidad de personas travestis y trans que llegaron desde las provincias para participar de la convocatoria que lanzó la organización Travestis-Trans Las Históricas Argentina.
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