Carla Rivero, primera directora trans de Rosario: “Educar es la única manera de erradicar el odio”
Después de 28 años como docente, Carla Rivero es la directora de la Escuela Nº79 “República del Paraguay” de Tiro Suizo, zona sur de Rosario (Santa Fe).
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BUENOS AIRES, Argentina. En la infancia, cuando jugaba con sus amigas, Carla se convertía en una directora de escuela. Soñaba con ocupar ese rol. Tras 28 años de recorrido en la educación pública, desde esta semana Carla cumple su sueño en la Escuela Nº79 “República del Paraguay” de Tiro Suizo, zona sur de Rosario (provincia de Santa Fe). Y hoy es la primera directora trans del país.
Carla Valeria Rivero llegó al cargo por de una licencia que se renueva mes a mes, y podrá acceder a través de un concurso. En su escritorio ya puso a disposición todo el contenido de Educación Sexual Integral para que lxs docentes lo usen en sus clases, pero también para que lo consulten cuando sea necesario. Después de leer los comentarios en las redes sociales, luego de una nota periodística que le hicieron hace unos días, se dio cuenta que todavía falta mucho camino para recorrer.
“Sigue habiendo una mirada inquisidora, acusadora. Porque sigue estando mal visto y porque hay una especie de acusación indirecta a pesar de muchos avances”, dice Carla a Agencia Presentes desde la escuela que dirige, minutos antes de salir hacia una manifestación.
Docencia y transición
Carla lleva 28 años de vida docente. Se recibió en 1996 y comenzó a ejercer al año siguiente en la escuela de Villa Gobernador Gálvez como docente de Matemáticas. Allí comenzó también su transición. Ella se reconocía Carla pero en los papeles figuraba el nombre asignado al nacer. «Imagínate que no me podían decir Carlos porque ya tenía unos pechos gigantes, entonces me empezaron a decir Carli», se ríe.
“Quedó Carli durante muchos años hasta que llegó la Ley de Identidad de Género. Ahí es cuando al personaje que yo había construido pude darle la legalidad, pero recién en 2012. Habían pasado muchos años, no fue tan rápido”, cuenta la docente.
“Sin ley identidad de género quedaba todo dentro de un marco personal. No teníamos nuestro nombre, era un fantasma, no teníamos legalidad y no teníamos cómo llamarnos. Siempre fui Carla Valeria, pero para el sistema yo no existía, era Carlos Alberto. Fue la comunidad donde transicioné la que me dio la posibilidad de sentir comodidad. En esa escuela donde trabajé 20 años construí un poco de la esencia de lo que soy”, agrega.
Carla dice que es crucial hablar de Educación Sexual Integral para no retroceder en los derechos que el colectivo travesti trans alcanzó en las últimas décadas. “Ayuda mucho a la infancia y a todas las adolescencias trans. Hace 25 años esto ni siquiera se podía pensar”, expresa.
Carla cuenta que cuando hizo su transición no existía la ESI y andaba con cautela a la hora de hablar con lxs estudiantes. “Hace 20 años teníamos que tener cuidado, todo podía ser malinterpretado. Se hablaba desde un lugar personal y no curricular, por eso insisto en la aplicación de esa ley. En aquel momento, para hablar de educación sexual teníamos que pedir una autorización a los padres. Y las clases se limitaban a la genitalidad y el aparato reproductivo”.
La primera docente trans en los ´90
Cuando comenzó en la docencia, a fines de la década del 90, Carla fue noticia.
Se escribieron algunos artículos periodísticos donde se destacaba que era la primera docente trans. Recuerda esos años como “una época de muchas luchas”. En el país había sólo tres personas trans que ejercían la docencia. Y en Santa Fe había sólo tres personas trans con trabajo formal: una amiga de Carla que estaba en el área de salud, otra conocida dentro de las fuerzas de seguridad y ella en educación.
En 2015 la trasladaron a la Escuela Cabecera N° 53: “Ramón F. García”, en la ciudad de Esquina, Corrientes. Allí se encontró con situaciones de maltrato por parte de la directora. “Sentí la discriminación en forma personal y como una cuestión acusadora”.
Durante una reunión de padres de tercer grado la mujer se refirió a Carla de manera despectiva y discriminatoria. La frase fue grabada por la mamá de un alumno y gracias a eso, pudo denunciarla ante el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, Xenofobia y Racismo).
“Se avanzó mucho. Pero para las personas trans sigue siendo complejo habitar todos los lugares sociales de cualquier ciudadano. En los 90, si bien había terminado la dictadura militar, no nos podíamos sentar en un bar. No podíamos ir a bailar adonde tuviéramos ganas. Había un montón de cuestionamientos desde lo social, lo político, y desde las fuerzas de seguridad que nos detenían. Hoy verme en un lugar así, después de tantos años, me alegra”.
El foco: garantizar la educación
En su regreso a Rosario, en 2021, Carla se encontró con algunas puertas abiertas, entre ellas la posibilidad de coordinar el bachillerato trans de Rosario. “Es un espacio que habitamos y que construimos en base al amor, la ternura”. Ese trabajo la ayudó, dice, a plantarse dentro de la escuela y a no perder de vista el objetivo: garantizar la educación de niñxs, adolescentes y adultxs.
“El sentido de todo esto es ése. Y me voy a enfocar en eso: garantizar la educación. Con todo lo que implica, con todas las fallas que tiene el sistema educativo que es bastante viejo y retrógrado. Habría que actualizarlo. Las escuelas públicas que tanto queremos o que tanto sostenemos se nos caen. Hay poca inversión, donde la infraestructura a veces es precaria. Los docentes sostenemos la escuela. ¿Y eso cómo se sostiene? Con amor. Es la única manera”.
Carla renueva mes a mes este cargo de directora, al que podrá acceder fácilmente gracias a su recorrido en la escuela. En este tiempo, insiste en que lo principal es lograr transversalizar la ESI en la escuela y participar activamente para disminuir la violencia contra las diversidades sexuales.
ESI es trabajar en el cuidado y el afecto
La docente afirma que, una vez llegada al cargo de directora le resulta imposible no tener una mirada retrospectiva de su carrera. También de la sociedad y sobre todo del ámbito educativo.
“Los cambios de paradigmas son culturales. Hay gente que sigue pensando que somos personas degeneradas, que es anti biológico. Cambiar esa mirada cuesta. Pero vamos dando pasos hasta que llegue el momento en que todo se transforme”, reflexiona Carla.
“La ESI no es hablar del aparato reproductor masculino o femenino. La ESI es trabajar en el cuidado del cuerpo, la prevención, el afecto. Debe darse desde lo transversal y en todas las áreas. Porque un cuerpo trans dentro de una institución pública está resistiendo un montón de cosas. Educar es la única manera de erradicar toda esta cuestión de odio y de violencia”.
Orgullo y libertad
Desde muy chica quiso ser maestra, pero también sacerdote. “Tenía un traje de cura y daba misa. Cuando me quisieron llevar al seminario, creo que tenía 11 años, mi mamá se opuso. Y hasta el día de hoy se lo agradezco”, dice entre risas.
“No cuestiono nada de lo que tenga que ver con la fe, tengo otra mirada sobre la Iglesia. Soy creyente, pero hay cosas que cuestiono a la institución”, afirma.
Creció entre papeles porque su mamá trabajaba en una oficina. “Tengo una madre que nunca me ha cuestionado. Una mujer muy buena que estudió hasta tercer grado pero que tuvo la visión de dejarme ser libre. Eso siempre se lo agradezco”, agrega. “Soy una persona abierta, muy libre. A algunas personas trans les molesta hablar del pasado o no les gusta decir el nombre que tenían. Yo no tengo problemas con esas cosas y lo planteo porque siempre lo viví desde un lugar de felicidad. Todas mis etapas las viví desde la felicidad y desde el orgullo. Porque si yo tengo que contar cómo fue mi vida anterior a ser trans fui una persona feliz, como fue mi vida después de ser trans”.
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