Los feminismos se unen para frenar a las derechas en Centroamérica
Mujeres centroamericanas plantearon una agenda en común para debatir las problemáticas de políticas represivas en la región.
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Centroamérica vive un periodo complejo. Gobiernos autoritarios, dictaduras, corrupción, violencia generalizada, violencia contra las mujeres y disidencias sexuales, criminalización de la protesta social, limitación del acceso a derechos sexuales y reproductivos, militarización, persecución de defensoras/res de derechos humanos y del territorio, presxs políticxs.
Ante este panorama, más de 500 mujeres de Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Honduras y Panamá se reunieron para retomar un proyecto de unidad. El objetivo es organizarse rumbo al XV Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe, (EFLAC), que realizará en noviembre de 2023 en El Salvador.
Retomaron el paso histórico de articulación que se dio en marzo de 1992 con el Encuentro Centroamericano de Mujeres en Montelimar, Nicaragua, y este 2022 realizaron el Encuentro Feminista Centroamericano.
Durante tres días, del 22 al 24 de noviembre, las centroamericanas se encontraron en Mixco, Guatemala. En Presentes compartimos algunas voces del Encuentro Feminista Centroamericano (EFC)
“El cuerpo de las mujeres es nuestro primer territorio”
María Elena Reynoso Velázquez es de Guatemala. Empezó su activismo en 1988. Se integró a la colectiva Mujeres Tierra Viva. Después participó en encuentros feministas en Chile y El Salvador. “Es un aporte del feminismo para mí el reconocer que el cuerpo de las mujeres es nuestro primer territorio. Si no lo cuidamos pues estamos destruyéndonos a nosotras mismas. Y retomé esa parte de sentirme como persona, a través de las sanaciones, recobrar la identidad de mujer indígena”, comparte.
Ella acudió a este EFC como representante de la Red de Educación Popular Entre Mujeres de Latinoamérica y el Caribe, REPEM LAC. “La unificación de esfuerzos es importante en este momento porque coyunturalmente tenemos un contexto difícil en América Latina. Yo creo que este momento es el reto de unir agendas políticas para hacer algo en colectivo y unir esfuerzos para romper con muchas cosas: la violencia contra las mujeres, el racismo, la discriminación, abrir caminos”, expresa.
“El régimen ha sido el principal enemigo de las feministas”
Mariángeles Delgado tuvo que salir de su país, Nicaragua, en 2021, luego de que apresaran a varias de sus amigas. “Tuve que salir para resguardar mi seguridad y mi vida”.
Vive en Costa Rica. Ahí no participa en espacios de incidencia política, pero trabaja promoviendo la visibilización de la situación de las presas políticas en Nicaragua. Forma parte del grupo de voluntarios Sé Humano que realiza diversas iniciativas para apoyar a estas personas.
“El régimen ha sido el principal enemigo de las feministas, siempre ha habido una cacería sobre ellas”, expresa. Comenta que en Nicaragua no se puede realizar ninguna acción de protesta, que no hay acceso a derechos sexuales y reproductivos, como el aborto. Pero, pese a eso, “las mujeres están organizadas”.
El EFC fue su primer encuentro feminista. En Nicaragua había acudido a marchas conmemorativas como el 8M, pero no tenía una experiencia como la de un encuentro. Tenía muchas inquietudes. Su formación se la debe a su madre es feminista no organizada. “Me emocioné bastante, me gustó. Me di cuenta de que no estoy sola, que somos muchas personas que tenemos críticas y cuestionamientos a los movimientos organizados. Pero que al mismo tiempo sentimos mucha apertura desde los grupos y las personas organizadas a este grupo de mujeres no organizadas”.
“En Nicaragua nada está normal, hay una dictadura que violenta, vulnera y transgrede a las mujeres en su diversidad”
Yasuri Potoy Ortiz tuvo que desplazarse de manera forzada de Nicaragua hace cuatro años. En 2018, cuando se detonó toda la implosión social en Nicaragua, se unió a las unidades médicas que atendían a las personas que salían lesionadas en las marchas contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Ella estudiaba la licenciatura de enfermería, pero tras sus acciones de auxilio fue expulsada arbitrariamente de su carrera. En ese contexto, observó además, los abusos contra las mujeres trans que protestaban. De ahí que decidió irse del país. “En Nicaragua nada está normal, hay una dictadura que violenta, vulnera y transgrede a las mujeres en su diversidad”.
Recientemente recibió el estatus de refugiada en Costa Rica. Ahora vive en una zona rural y desde ahí ejerce su activismo. Es coordinadora de un espacio LGBTI+ que brinda acompañamiento legal y social a otras mujeres trans y LGBI desplazadas. También trabaja con otras mujeres que viven violencia.
Sobre su experiencia en el EFC dice: “Un Encuentro Centroamericano con una apuesta de reconocimiento a la identidad, a la diversidad, a la construcción del ser mujer más allá de lo biológico para mí significó mucho. Sé que hay muchos desafíos, pero estamos dando los pasos para que ninguna mujer sea excluida de espacios como este, de tejer redes”
“Los contextos se han agudizado y han motivado la migración”
Isabel Ascencio es de El Salvador. Desde pequeña se posicionó como una mujer autónoma. Enfrentó la vida siendo huérfana. Inició su activismo feminista en 1990 en el contexto del quinto EFLAC en Argentina. Participó en el Encuentro Centroamericano de Mujeres en Montelimar (1992).
Isabel se enuncia como mujer maya cósmica. Comparte la preocupación que siente ante el retroceso que se vive en El Salvador debido a los fundamentalismos que cobraron fuerza en los últimos 4 años.
“La violencia de género, la violencia institucional, las afectaciones climáticas, el régimen de excepción de garantías que ha llevado al encarcelamiento de mujeres de sectores emprobrecidos, ya sea acusadas de agrupación ilícita o en defensa de sus hijes o familiares, continúa la desaparición de personas, en su mayoría jóvenes. Todos estos contextos se han agudizado y han motivado la migración para salvar sus vidas”.
Para Isabel el EFC logró sus objetivos. “Desde la pluridiversidad que nos caracteriza, compartimos los contextos de dictaduras, de fundamentalismos religiosos, pero también compartimos las diferentes luchas para erradicar los patriarcados. Fortalecimos nuestros sueños, locuras y nos comprometimos con la realización del 15 EFLAC en 2023, en El Salvador”.
Declaración del Encuentro Feminista Centroamericano
Las feministas/ les feministes centroamericanas/nes elaboraron propuestas para la agenda de la región con un objetivo: “Nuestros feminismos son la voz de quienes luchamos por una Centroamérica unida y resistiendo”.
1. Luchar juntas para impedir que se instalen y perpetúen gobiernos autoritarios y dictaduras en Centroamérica.
2. Luchar contra todas las formas de violencia que se ejercen contra las mujeres y los cuerpos disidentes en toda su diversidad, incluyendo la que viene del propio estado y de las empresas transnacionales.
3. Defender la laicidad del estado como condición indispensable para el reconocimiento y ejercicio de los derechos de las mujeres y en particular los relativos a la sexualidad y la reproducción.
4. Defender el derecho de las mujeres, las niñas y los cuerpos disidentes a migrar en condiciones dignas y seguras. Es responsabilidad de los estados que expulsan y reciben migrantes asegurar los derechos humanos de la población migrante.
5. Defender la tierra y los territorios que aseguran la sostenibilidad de la vida de las comunidades. No más proyectos que amenazan los bienes comunes y la calidad de vida de todas, todos y todes.
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