Cómo es ser una persona no binaria en Chile

En el Día Internacional de la Visibilidad No Binaria te contamos cómo viven estas identidades en Chile.

SANTIAGO DE CHILE, Chile. En Chile, las personas no binarias existen, resisten y hoy luchan por un reconocimiento legal que todavía no llega, pero que parece estar cerca.

La semana pasada, el curso de Clínica Jurídica de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile logró el primer fallo de la justicia chilena que reconoce a una persona mayor de edad como no binaria y ordena rectificar su partida de nacimiento con una ‘X’ en lugar de asignarle ‘masculino’ o ‘femenino’.

El activismo espera que esto marque un precedente, pues todavía no es un trámite disponible para todes, en un país donde la Ley de Identidad de Género es el mecanismo para que una persona pueda cambiar su nombre y sexo de manera registral.

Esta norma comprende a la identidad de género como “la convicción personal e interna de ser hombre o mujer, tal como la persona se percibe a sí misma”. Aunque su aprobación significó un gran avance para la comunidad en materia de derechos, omite las identidades que se escapan del modelo binario de género.

¿Cómo viven y resisten quienes se identifican como no binaries en Chile? Acá lo cuentan tres personas de la comunidad.  

“No puedo tener documentos según la identidad que siento que me corresponde y eso me deja fuera de muchos espacios”

Hire es activista y trabajadore sexual virtual y presencial. Él y elle son sus pronombres.

Vivir en este país es frustrante desde muchos lugares: desde lo jurídico e institucional, porque no te permiten existir en el marco legal, hasta lo más cotidiano. No hay un reconocimiento a nivel estatal, no hay capacitación al personal de salud sobre nuestras identidades, no puedo tener documentos según la identidad que siento que me corresponde. Eso me deja fuera de muchos espacios, como conseguir trabajo o ir a la universidad, ya que para hacerlo tengo que dar mi nombre muerto o mis datos del carnet. Yo soy una persona transmasculina no binarie, e igual me van a mujerear, entonces eso genera una distancia.

Mi transición no se enfocó en ir hacia una masculinidad sino más bien en desintoxicarme de una femineidad impuesta. En este camino de nombrarme y enunciarme fui pasando por varios lugares, como queer, genderless, bigénero, género fluido, transmasculinidad, y después fui decantando en esta situación de ser una persona trans no binarie.

Al momento de relacionarnos tenemos que etiquetarnos de alguna manera para ser comprendides por quien nos mira, nos escucha, nos toca o se vincula con nosotres. Si fuera por mí, me gustaría que se refirieran a mí sin pronombres, pero no puedo pedirles lingüísticamente que hagan eso, porque ya les cuesta tratarme de él, en vez de ella, y aun más les cuesta el elle. La mayoría de las veces no me leen como una masculinidad o como una persona de género no conforme, porque tienen en su cabeza la idea de mujer-vagina y hombre-pene.

En Chile hace falta una visibilidad desde lo cotidiano, para avanzar en cómo ir integrando la idea de que somos personas y no necesariamente hombres o mujeres. Por ejemplo, que en las tiendas no haya un sector de mujeres de blanco y rosado y otro sector de hombres de gris o azul. También está el tema de los baños: si entro al de mujeres, las que están ahí se sienten incómodas; y si entro al de hombres, me miren mal, y muchas veces me han sacado. Cosas que para el resto de la gente son tan simples o normales se vuelven profundamente complejas cuando tu identidad pertenece a algo que el mundo niega”.

Hire es activista y trabajadore sexual virtual y presencial.

“En Chile vivimos situaciones de malgenerizacion que invalidan nuestro sentir identitario”

Clau Belaunde es activista y trabaja en un contact center. Sus pronombres son ella/elle/él, en ese orden.

“No podría definir cómo vivimos en Chile desde una realidad absoluta, ya que todas las vivencias son distintas. Lo que sí es un patrón constante, es que vivimos situaciones de malgenerización que invalidan nuestro sentir identitario como personas neutras, a pesar de no ser estéticamente andróginos como el general supone. Además, todavía no somos reconocides mediante un carnet de identidad, por lo que quedamos invisibilizades ante la sociedad, legalmente hablando.

En mi caso, esto fue un descubrimiento desde la niñez. Por eso tuve muchos problemas de bullying que a su vez me generaron otros problemas que me derivaron al psicólogo a muy temprana edad. En esas sesiones me hacían preguntas muy crudas acerca de mi identidad y recién hace algunos años, haciendo memoria, me di cuenta de que pudieron haber sido una suerte de terapia de conversión. Con los años me costó mucho llegar a un espacio seguro donde pudiera decir abiertamente y en primera instancia que yo no era heterosexual.

Recuerdo un hito histórico, en 2019, cuando en la casa central de la Universidad de Chile se desplegó una enorme bandera no binaria. En esa época yo estaba comenzando mi camino como activista y la no binariedad llegó de golpe, y con ella, también muchas respuestas. Ahí me di cuenta de que percibirme neutro o femenino no era una incomodidad personal y con la deconstrucción de mi ser y la ayuda de amigues, poco a poco fui abandonando el sentirme en masculino. No totalmente, porque en algunos escenarios como el trabajo o en contextos familiares, creo que es algo que nunca se podrá cambiar. Con esa conciencia, no me molesta tanto como a otres cuando no les respetan los pronombres, porque al final del día a mí me pueden llamar con los tres”.

Clau Belaunde, activista.

“En este país, usar pronombres como ‘elle’ es peligroso”

Shane Cienfuegos es coordinadore de Intervención Social de OTD Chile. Su pronombre es elle.

“Ser una persona no binarie en Chile es no tener reconocimiento de nuestra existencia tanto a nivel cultural como legal. El CIStema sexo-género ha construido relaciones desiguales en donde todo lo que escape del canon femenino/masculino es condenable y debe ser inmediatamente corregido, censurado y si el ‘problema’ persiste, debe ser silenciado.

Mi experiencia es colectiva, porque no solo yo vivo discriminación por ser una persona no binarie. Somos muchas las personas reprimidas por espacios educacionales, políticos y de salud por reivindicar nuestras existencias. En este país, usar pronombres como ‘elle’ es peligroso y estamos expuestes a violencia física y también mediática.

Pero frente a eso, hay muchos movimientos no binaries y estamos articulades de formas múltiples. Nuestras luchas nos han permitido reencontrarnos desde los afectos para problematizar varios temas, y uno de ellos es cómo queremos ser tratades y sostenides en espacios tan relevantes como los sistemas de protección social.

Es necesario que estos brinden soporte de forma íntegra a nuestras experiencias vitales y escuchen nuestras demandas de reconocimiento de identidad, que más que demandas son derechos humanos”.

Shane Cienfuegos es coordinadore de Intervención Social de OTD Chile.

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