Alba Rueda: «Ya no basta hablar sólo de LGBTI+: hay que hablar de desigualdades y condiciones de vida»
Entrevista a Alba Rueda, representante Especial de Argentina sobre Orientación Sexual e Identidad de Género. Géneros, diversidad y agendas políticas.
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En el salón de un hotel de convenciones en Long Beach, al sur de Los Ángeles, la activista estadounidense y ahora funcionaria Jessica Stern es una de las principales oradoras de la apertura de la Conferencia global de ILGA Mundo, la mayor reunión de activistas de la diversidad sexual a nivel mundial. El salón está repleto: más de 600 activistas LGBTI+ venidos de todos los continentes la escuchan. Jessica cuenta que el presidente Joe Biden la nombró en 2021 para un rol con el que cuentan muy pocos países en el mundo: las y los “envoy” o enviados especiales para la defensa de los derechos LGBTI+ en el mundo. Sólo Estados Unidos, Inglaterra, Italia, Alemania y Argentina lo tienen. Sentada entre el público Alba Rueda, activista trans, está estrenando ese rol, que en Argentina se llama Representante Especial sobre Orientación Sexual e Identidad de Género, en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto. Jessica Stern habla de la importancia que haya enviades ahí, y pide a Alba y Fabrizio Petri (enviado de Italia) que se paren para que les activistas puedan identificarles. Alba se pone de pie, sonríe y saluda con cierta timidez. La aplauden fuerte. Ha recorrido un largo camino. Le espera otro. Que una activista trans hoy esté ocupando ese rol es una victoria política del movimiento.
Alba Rueda nació en Salta y de chica se instaló con su familia en Buenos Aires, donde vive. Activista de Mujeres Trans Argentina y una de sus fundadoras, fue la primera feminidad trans en desempeñar un cargo público con rango de subsecretaría en Políticas de diversidad en el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación. Dejó ese rol para asumir éste y promover una agenda más allá de las fronteras. En 2021 la BBC la incluyó en una lista con las cien mujeres más influyentes e inspiradoras del año (BBC 100 Women).
Alba también es, entre tantas cosas, una de las personas que militó y trabajó políticamente en la aprobación de Ley de Identidad de Género (LIG) que por estos días cumplió 10 años.
-¿Te acordás cuándo empezaste a pensar y a soñar con una ley de identidad de género?
-Me acuerdo que cuando era adolescente no sabía y me preocupaba mucho cómo iba a hacer. A los 16 años todo el tiempo me lo preguntaba. Y todas las respuestas que tenía eran ilegales y por fuera del Estado. Por ejemplo: truchar un dni, irme del país, tener que operarme en Chile o Francia. Todas situaciones de cómo voy a hacer y desde el lugar en el que estaba, de pobreza. Desde que era adolescente fue uno de los temas más importantes y difíciles, porque me afectaba en todo: para ingresar a la biblioteca, para ir al medique. Estaba estudiando Filosofía en la facultad y toda mi documentación se basaba en los datos registrales que me habían asignado mis viejos. No todo el mundo la pasa mal con su nombre de origen pero yo la pasé pésimo. Además, se usaba en un modo despectivo, de violencia, como un chiste. Qué haces fulanito. Pero no existía en mi imaginario una situación así. Jamás se me hubiera ocurrido que el Estado podía reconocer mi identidad de género.
Cuando Alba entró a trabajar al INADI en 2006 pasaron casi dos años hasta que su cargo fue designado. El trámite suele ser largo pero en su caso se demoraba mucho más. En todas las áreas que iba sorteando, se frenaba “porque era incongruente mi nombre y mi identidad de género”. Hasta que finalmente pudo tener el recibo de sueldo como Alba Rueda. Era una ecuación no tan simple: trabajaba en el INADI ¿cómo el Estado la iba a discriminar ahí?
-¿Estuviste todo ese tiempo sin cobrar tu sueldo?
-Sí. Yo trabajaba pero no cobraba nada. El día que cobré fue recibir lo que para mí era un fangote de guita y hacer un puente para repartirla porque debía plata a mucha gente. Cuando se murió mi viejo mis compañeres hicieron una vaquita para colaborar. En términos personales fue toda una situación muy fea. Aunque parezca que estoy hablando en nombre propio, no se trataba solo de mi. Por ejemplo, antes de tener mi documento, yo salía con un noviecito en la facultad. Y cuando supo que todos mis datos estaban registrados, a él le cambió la cara. No era solo aceptar que tenía una novia trans, sino la implicancia institucional que eso tenía. El problema no era tanto el nombre anterior sino que se no bulineaba con eso. No era un dato, era el uso.
Tenemos derechos de la diversidad sexual
-¿Qué ves hoy al mirar aquel momento histórico en que se aprobó la LIG?
-Creo que lo más importante de aquel contexto fue lo que pasó antes, con el impacto de la ley de Matrimonio Igualitario (MI, sancionada en 2010). Lo que que cambió el escenario en términos políticos y sociales fue lo que pasó con MI. Su debate fue absolutamente transversal. Y como fue tan épico el momento donde se ganó, y la Iglesia católica había dado tanto empuje para decir que se trataba de la guerra de dios contra el diablo, en la tele habían dicho que íbamos a violar a les niñes e hijes y que las parejas del mismo sexo eran todas enfermas, se había puesto tanta carne al asador de parte de la derecha que creo ese debate que fue muy importante. La síntesis política del logro era: “Cuando se reconocen derechos, toda la sociedad avanza”. Lo dijo Cristina Fernández de Kirchner cuando se promulgó la ley. En 2010 también se logró la primera sentencia judicial que permitió a Florencia de la V obtener su DNI con su nombre por vía judicial.
-¿Vos también te habías presentado?
-Me había presentado ante la Justicia junto con otras compañeras con una estrategia: queríamos se reconociera la identidad de género por vía judicial, como había pasado antes con Matrimonio Igualitario, y empezar a probar que eso no destruía la sociedad. Habíamos hecho amparos colectivos, éramos más de 40 personas trans. Mi sentencia llegó el 7 de abril del 2011. Eso permitió que muchas de nosotras fuéramos las primeras trans y travas en las provincias de origen. En mi caso, la primera trans de Salta. Era instalar el tema, decir “ya el derecho lo reconoce”.
Alba recuerda que una vez aprobado el MI y con cierta estructura caldeada en Diputades y Senadores, se usaron las mismas líneas de diálogo, el mismo cabildeo. Los proyectos tenían distintos tipos de letra. “En perspectiva, lo que se estaba debatiendo no era la titularidad sino quién le ponía la mejor letra al proyecto. Quién maximizaba los derechos de las travestis y trans. Eso fue hermoso. Porque un proyecto tenía más el énfasis en salud, otro desarrollaba con mayor profundidad el tema de la identidad. Estaba el Frente por la Ley de Identidad de Género y la Federación Argentina de Lesbianas Gay Bisexuales y Trans (FALGBT) con una mega campaña sobre la LIG. “Hablábamos mucho con compañeres de Diputades de la comisión de Familia, la encabezaba Vilma Ibarra. Armamos una síntesis de las organizaciones, participaron varias compas. Hoy solo quedamos pocas compañeras vivas.
-Uno de los puntos más celebrados fue el tema de incluir servicios de salud.
-Es que no hay que olvidar que el movimiento trava además de haberse formado como respuesta institucional también se armó en respuesta a la violencia en ámbitos de salud. Y ese es el otro gran tema ligado al nombre: el acceso a la salud. Celebramos mucho que la LIG incluyera eso. El vih sida sin política pública era una bomba de tiempo en toda nuestra comunidad. Cuando empiezo a militar, empiezo con tema vih. Ibas al hospital Muñiz y dentro del hospital, el primero en adecuarse por las prácticas, estábamos las organizaciones.
-¿Cómo se configuraba el movimiento travesti trans en ese momento?
-Ahí se arma el primer grupo de referencia de pares, Tacos Altos. Estaba Claudia Pía Baudracco, era un contexto de militancia en una dimensión más pequeña. Con Matrimonio Igualitario crece muchísimo el movimiento y la militancia trava da un paso adelante, hermoso. Fue un momento que tengo muy presente en mi memoria, no es algo que se olvida, vive en vos porque todo lo que fue el debate de LIg, el contexto y el momento fue realmente precioso. Esa narrativa épica que era ganarle a la iglesia y asentar en la sociedad un debate: tenemos derechos de la diversidad sexual. Eso estuvo presente en el debate de LIG, ya se hablaba de condiciones de vida trava. Ahí ya se había muerto Claudia Pía. Y recuerdo que en 2012, a los pocos meses de aprobarse LIG Diana (Sacayán) llama para hablar de cupo laboral travesti trans.
-¿Qué planteaba Diana entonces?
-Llamó a algunas travas para que empezáramos a militar la ley de cupo trans en la provincia de Buenos Aires. Cuando ella convocó en esa primera ronda de llamados, creo que muchas y me da pena haber tenido esa posición en ese momento, me da pena pero pasó, es que creíamos que se iba a resolver porque habíamos logrado laLIG. Y eso fue un error. Pero no todo el mundo lo vio.
-¿El error fue pensar que estaban las cosas más fáciles por lo logrado?
-Exacto. Lo que había que hacer era profundizar muchísimo, pelear la agenda y seguir peleando por otro marco normativo. Para cuando Diana llamó, todavía estabamos tratando de contar de qué iba la LIG. Mujeres Trans Argentinas nace porque nos teníamos que hablar a nosotras. Se arma un grupo de Facebook para hablar de que pasaba con los trámites y con las hormonas. Éramos 3000 travas conectadas por primera vez. El movimiento creció un montón. Y después vino el macrismo, el travesticidio de Diana, la muerte de Lohana. Fue tremendo.
-10 años después de aprobar la LIG: ¿qué ves?
-Veo con más claridad el enorme logro de las organizaciones sociales trava trans. Al sujeto político emergiendo, ocupando y pisando la calle como no había pasado antes. Una presencia del feminismo trava en los espacios feministas. El travesticidio de Diana y la muerte de Lohana impactaron muy fuerte en la militancia, se terminó de comprender que nuestras vidas son frágiles, que nos estaban matando, fue brutal. Hoy creo se sella más lo que era el feminismo popular. Ya habia feministas cis que acompañaban las agendas de las trans y travas pero creo que después de las muertes de Diana y Lohana se selló un feminismo popular, que permitió transitar el macrismo mas unidas, exigiendo justicia por Diana, basta de travesticidios y transfemicidos. Era en un plano ese feminismo que levantaba las banderas trava y que por otro lado no acompañaba la agenda trava.
-¿Lo seguís percibiendo así?
-Creo que estamos en otro momento en términos políticos. El feminismo hoy se ve en una encrucijada por el movimiento trans-excluyente, que no hay que ignorar. Se nota lo que pasó con el censo. Además la fractura dentro del Encuentro de Mujeres. Porque no hay dos encuentros, hay uno y es el Encuentro plurinacional de mujeres, lesbianas, travesti, trans, no binaries. No olvidemos que hay activistas feministas cis que golpearon a las travas y trans en 2019.
Política trava/trans
-Lohana decía que cuando una travesti entra a la universidad, le cambia la vida. Y cuando muchas travestis entren a la Universidad, le cambian la vida a la sociedad. ¿Qué pasa cuando una trava/trans entra al Estado?
-Ahí hay un tema que es las relaciones de fuerza y de poder. Uno de los grandes desafíos que afronta una trava en el Estado es habitar un mundo con lógica cis. Por ejemplo: el sistema binario de información del Estado. Empezar a trabajar en política interna significa empezar a trabajar en cambiar los sistemas de información, aunque no tiene impacto inmediato en términos de ciudadanía. Porque si no se cambian los modos de registro y sistema de información, no cambia la estructura. Cuando laburamos en el decreto de cupo trans, el tema es cómo se registra. y esa pregunta no fue un laburo científico sino de trabajo para articular y que cambie, mucha tarea de alfabetización en ese caso.
-¿Una trav/trans hace política de manera diferente?
-Creo que tenemos otras prioridades y quien lleva la agenda lleva las prioridades. No voy a responder pensando solo en mi sino en haber visto cómo llevaba su agenda Pia Ceballos, nuestra compa trava, que se sumó a la ministeria a trabajar en la coordinación de empleo travesti trans. Con mucho compromiso genuino acerca de la vitalidad y la importancia de determinados temas. Yo también siento que lo hice con compromiso genuino. Por supuesto que no eran negociables y había que discutirlso en términos personales, con una implicancia porque vos no estas afuera. Es lo que pasa ahora. A mi el travesticidio social de las compañeras mayores de 45 me toca, no en lo personal pero toca a mis compañeras con las que crecí. Muchas de las cosas que se hacen en términos políticos se hacen desde una posición que no tiene que ver con esas implicancias tan vitales. Pero sos vos la que estás ahí con una responsabilidad histórica. Y el costo es altísimo porque sos parte de la comunidad que te demanda y te hace saber que hay hambre y necesidades. Y posta que laburamos muchísimo. Pero ahí es cuando empezas a ver que el mundo cis tiene otras valoraciones y urgencias. No hay sueldo que pague ese pesar de llevar adelante una agenda trava. Para nosotras, hacer política es también lidiar con esas lágrimas de las que decía Lohana en Cumbia, copeteo y lágrimas.
-¿Cómo es ese modo politico trava/trans?
-Hay una escucha y una lógica distinta y una historia que recuperar que es distinta, hay un vínculo con el Estado que reparar que es distinto. Hay enojos con las instituciones porque nos violentaron por años. Entonces hay una posición en torno a las políticas que se tienen que dar. Eso no quiere decir otra genética sino otra conciencia sobre esas implicancias, otra responsabilidad histórica, recoger y mirar la historia de las travas y otro modo de vincularte con las instituciones desde ese lugar. Lo que te lleva mucho tiempo es tener que hacer hasta pedagogia para poder llevar esto. Porque te encontras no con uno, con 100 funcionarios de distintos rangos que no saben de esto. Somos travas en mundo cis con lógicas institucionales que no son de un partido politico sino del mundo cis.
Dónde está Tehuel
-Se cumplió 1 año y 2 meses sin Tehuel.
-Tehuel es un compa trans que ha sido de los más buscados por las orgas y la comunidad en Argentina. ¿Qué quiere decir eso? Para mi es poner en valor a las orgas que registran lo que es la pobreza y la necesidad de poner a los varones trans en la mesa. Lo que me preocupa del tema es que de las lógicas travas y de las lógicas cis como se interpreta esa situacion. La desaparición en democracia es un concepto que no basta para explicar la desaparición de Tehuel como varón trans. Hay que pensar la situación de varones trans y en cómo son las tramas de violencia de vida y de muerte y desaparición de los pibes trans. Esto también describe al Estado en la incapacidad de tomar esa agenda de varones trans desaparecidos y actuar en torno a cambios sustantivos. Cuando se dice “El Estado es responsable” me parece no se termina de entrar en dónde cae la responsabilidad por ejemplo la responsabilidad judicial. No se trata de la fiscalía sino del sistema judicial que no tiene la perspectiva para poder cubrir esto. A 10 años de LIG hay que tener en cuenta el capítulo de justicia transfeminista. Para poder hablar de Tehuel y de todes les compañeres que viven la violencia judicial. Ya sea que son criminalizades, o por cómo actúa el sistema judicial hasta que las orgas salen a levantar las voces dentro del tema. Como pasó con Marian Gómez o Joe Lemonge.
Por una agenda LGBTI+ del sur global
En la Conferencia de ILGA Alba Rueda mantuvo, al igual que sus pares Jessica Stern (EEUU) y Fabrizio Petri (Italia) , reuniones con activistas de diversos continentes.
-¿A qué mapa global de derechos LGBT+ pudiste acceder a partir de lo visto y escuchado en la Conferencia ILGA Mundo?
-En un espacio de tanta militancia como este encuentro, con esta federación de organizaciones en diálogo con el Estado y los Estados reunidos en espacios multilaterales, el diagnóstico es todo lo que nos falta. Creo que realmente tanto la pandemia como la guerra nos pasaron por arriba. No hubo mecanismos internacionales que puedan abordarlos de manera dinámica, con la urgencia que se tenía que hacer. Hay muchas ganas, mucho esfuerzo de una militancia internacional, y hay un ejercicio diplomático para hacer. Me parece que falta esa implicancia trava para pensar la agenda internacional. Me encuentro otra vez con la responsabilidad histórica que implica cambiar estas lógicas. Hay algo de la cultura LGBT que quizás se pierde porque casi todo acomoda como un capítulo dentro de la diplomacia internacional. Creo que esas diplomacias tienen que aprender un poco más de nuestro movimientos y no solo en términos de cómo nos podemos generar mejores políticas sino cómo poder generar otra cultura. Cuando me tocó hablar con autoridades, organizaciones otros países, creo que sí podemos marcar diferencias en términos de un modo ético y político, me parece que hay otras implicancias. Hay un desajuste por donde funcionan las prioridades. Hay un desajuste en los financiamientos. Ya no basta hablar de LGBT: hay que hablar de decolonialidad, de financiamiento global, del capital financiero, del racismo.
-¿Qué agendas LGBT urgentes plantea hoy el sur global?
-Me parece imprescindible que empecemos a hablar de LGBTI+ en condiciones de vida y desigualdades. A diferencia de poner en valor relativo nuestras agendas, la amplifica. No basta hablar de personas de la diversidad sexual o de una comunidad. Hay que situarlas en agendas que nos atraviesan como sociedad. Por ejemplo, la tensión con el Estado cuando hay gobiernos que no son populares, que no levantan las banderas nuestra comunidad y que no responden solo a una cuestión de orientación sexual o’identidad de género sino que también está vinculado a explotación y apoyo a modelos de esa matriz financiera global. Lo más urgente creo que es encontrarnos con diálogos que nos vinculen en agendas políticas que hablen sobre la economía global y la crisis internacional, las migrantes trans, las latinas trans. En Latinoamérica el desafío me acrece es darle sentido a una agenda dentro de una presencia de instituciones religiosas muy fuertes que nos tienen bajo amenaza, por ejemplo en prácticas de conversión hacia nuestra comunidad. Hablar desde las agendas en condiciones de vida es contar que las personas LGBT también vivimos bajo condiciones de profundas desigualdades no sólo por nuestra orientación sexual o identidad de género sino por racializaciones y por lo que implican nuestras agendas de emancipación. Y poder pensarnos en agendas de movimientos sociales más amplios.
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