HeartStopper: La historia de amor que me faltó al crecer
La serie que estrenó el 22 de abril por Netflix recupera la adolescencia LGBT+ con una mirada amorosa.
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BUENOS AIRES, Argentina. En una de esas salidas de cine con mi primer novio vimos Secreto en la montaña, o como le gustaba decir a tanta gente con aires peyorativos: la de los cowboys putos. Me recuerdo fascinado y enamorado, viviendo una fantasía: tener una cita con un pibe. Mientras yo imaginaba estar comenzando un proyecto vincular en la pantalla el amor gay era ocultado, castigado, prohibido, asesinado. Esa película fue parte de mi educación sexoafectiva integral, (mi ESI). Salimos de ahí entendiendo que lo que hacíamos era un delito, un peligro. La categoría era drama romántico, debería haber sido terror.
Si bien no me considero tan viejo, las cosas cambiaron a gran velocidad. Antes para acceder a cualquiera de estas películas, series o materiales LGBT+ había que ir al cine, alquilarlas en un videoclub o anotarse el día y horario en que la pasarían por ese canal de cable indie: I-Sat.
Krampack fue otra de las películas fundacionales en mi deseo y mi modelo vincular sexoafectivo. Dos amigos adolescentes que mientras hacían todo por “debutar” con alguna mujer, se masturbaban entre ellos. El amor era no correspondido y la angustia avanzaba en espiral hacia la frustración.
Es que desde que el Código Hays de censura al cine en los años ‘30 decretó que todas las “perversiones” no podían tener una representación luminosa, es que las maricas, tortas, travas, monstruas y abyectas nacimos al celuloide como víctima o villanes. Y mi propio Truman Show versión ‘puto de barrio’ sintió que a los dos minutos de empezar ya tenía un final espoileado.
En la serie HeartStopper, Charlie se enamora de Nick. Uno gay y el otro descubriéndose. Todo se centra en la ternura y el conflicto, pero sin ser morbosa. Acá conviven los amores que transforman junto al acoso escolar que nos intimidó históricamente, pero a diferencia de otras representaciones, acá el ojo no se enfoca obsesiva y morbosamente sobre el odio, ‘HeartStopper’ propone el amor -el de ellos más el de sus familias y amigues- como contrapeso al daño y prejuicio.
Elle es parte de ese grupo. Es una joven trans que debió cambiarse de colegio por el bullying que recibía, y nuevamente se recorrerá centrándose en la positividad. Con el éxito de la serie vino el trending topic y algunas personas tildaron la serie de ‘naif’, casi irreal. Esto no es problema de esta ficción, acá el drama está en nuestra sociedad odiante que construye un contexto para que las historias de amor y amistad LGBT+ parezcan una utopía.
Otro factor importante es que los personajes no están sexualizados y no es que esto signifique que lo estén invisibilizando, simplemente la historia va por otro lado. Esto es interesante porque la sexualidad LGBT+ parece ser la obsesión de los grupos anti derechos que viven pensando en nuestros genitales y en si tenemos o no relaciones para elevar sus proclamas de odio.
Desde que le di play no pude parar y la terminé en una noche. Asumo (estoy seguro) que mucho de lo que la lloré tiene que ver con pensar en lo mucho que le hubiese ayudado a mi yo joven el ver una serie así. Entre moco y lágrima me llenó de esperanza saber que este material está al alcance de muchas infancias y adolescencias, que van a poder ver los recorridos y sabores agridulces del arco iris. HeartStoper nace en 2016 como cómic de la mano de Alice Oseman, quién también guionó la serie. Entre las diferencias entre una y otra versión está la incorporación de un nuevo personaje, Isaac.
Cada libro que lee Isaac es un ‘easter egg’, un mensaje escondido. Por ejemplo, mientras se juega el partido de rugby él lee Proud, la autobiografía de Gareth Thomas, uno de los mejores jugadores de este deporte, y es gay. Sin duda, el personaje de Isaac nos deja con gusto a poco, en un contexto de romper barreras hubiese sido interesante ver qué pasa con el personaje tímido y gordo. Ya suena la posibilidad de una secuela, esperemos ahí lo contemplen.
Los números piden más producciones LGBT
Según Forbes, ‘HeartStopper’ se convirtió en la película con la calificación más alta dentro de la plataforma Netflix y se arroga también el éxito entre el público. Esto arroja un mensaje clarísimo: queremos más producciones LGBT+ y con historias distintas al recorrido de dolor, las queremos en la vida y en las series y películas.
En Estados Unidos uno de cada cuatro adolescentes LGBT+ dijo que intentó suicidarse durante la primera mitad del 2021 según el Centers for Disease Control and Prevention (CDC), según la encuesta 2021 publicada por The Trevor Project el año anterior un 42% de jóvenes LGBT+ comentó la misma intención.
Una serie o una película no van a cambiar definitivamente esto, pero seguro ayudarán a que la angustia sea menor, porque existimos, y tenemos lo que merecemos: un final feliz. Mejor dicho, un comienzo feliz.
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