Tortazo en Córdoba: dos días de camping, debates y baile entre identidades lésbicas

El fin de semana del 26 y 27 de febrero se realizó el “Tortazo”, en La Bolsa, Córdoba. Fue un encuentro de identidades lésbicas convocado por la organización Alerta Torta.

El fin de semana del 26 y 27 de febrero se realizó el “Tortazo”, en La Bolsa, Córdoba. Fue un encuentro de identidades lésbicas convocado por la organización Alerta Torta, dos días de camping, debates, bailes, talleres, comidas, pileta, con el objetivo de construir una agenda Tortx.

Vinieron tortxs de Santa Fe, Rosario, Viedma, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, CABA, Provincia de Buenos Aires, Uruguay, Comodoro Rivadavia, La Pampa, La Rioja, Jujuy, Necochea, San Juan, San Luis, Orán, Neuquén, Córdoba ciudad y provincia -espero no olvidar ningunx- en el camping de Transmitaxi de La Bolsa, con un sistema de organización que garantizaba la comida, y los cuidados entre todxs.

Nos cocinaron sendas ollas de guisos para todas, se mantenían los baños limpios, el micrófono abierto y la pileta dispuesta al encuentro. La capacidad del camping se desbordó, con 300 tortxs habitando allí, muchas se alojaron en casas que alquilaron alrededor y otras fuimos y volvimos de la ciudad ambos días. Sin embargo compartimos todxs juntxs en las mesas, el quincho, metegol, se podría decir que fuimos un montón y que una memoria de la praxis política se activaba en los cuerpos, esa que tan bien construimos en los encuentros plurinacionales.

La organización Alerta Torta surgió de modo asambleario en julio del 2019, con una consigna amplia se convocó a identidades lésbicas de toda la ciudad a pensar colectivamente una agenda política para lesbianas. Pandemia mediante, la asamblea quedó constituida como una organización que integran 17 tortxs, quienes se pusieron el trabajo de organizar un encuentro de identidades lésbicas en Córdoba, que estaba previsto para marzo del 2020, y que, por motivos que conocemos no se pudo realizar.

Dos años después nos volvimos a ver. Nuestras vidas cambiaron muchísimo, nuestras problemáticas se agudizaron con la crisis económica y la derechización del mundo, nuestras vulnerabilidades quedaron a flor de piel, como así también nuestras ganas de encontrarnos, y eso se vio reflejado este fin de semana.

Los talleres

La invitación a los talleres estaba signada por nombres de referentes, que de alguna manera posibilitaban una lectura en la perspectiva de los mismos. El taller de salud y derechos se llamó Felipa de Souza, quien fue perseguida por la Santa Inquisición en el Brasil del siglo XVI, expulsada del convento por prácticas de sodomía.

El Taller Pepa Gaitán trabajó sobre violencias hacia identidades lésbicas. Alejandra Pizarnik le dio nombre a nuestras prácticas y poéticas del deseo y el goce. Gabriela Mistral nos enmarcó para hablar de educación; Nicole Saavedra nos dispuso a hablar de la justicia cis hetero patriarcal; Marielle Franco nos convocó a hablar de nuestros activismos y prácticas políticas.

Chavela Vargas nos invitó a pensar en cultura y comunicación; Gloria Anzaldúa fue evocada para el taller de trabajo y derechos, Cachita Arévalo nos dispuso a pensar nuestras conformaciones familiares. Y el último con nombre propio fue el taller Higui, que nos invitaba a pensar en deportes y derechos. El único que no tuvo un nombre propio fue el taller que invitaba a reflexionar sobre el escrache como herramienta política, sin embargo, me voy a tomar el atrevimiento de nombrarlo: María Luz Baravalle, lesbiana que se suicidó en Chacho en el año 2019 luego de ser escrachada por violentar a su pareja.

Memoria lésbica

Se construyó una genealogía lésbica anacrónica, sin fronteras, y muy diversa. La necesidad de construir una memoria lésbica fue un tema recurrente que apareció en varios talleres y a la que se volvía una y otra vez. Las genealogías también producen cartografías, y Córdoba, sin dudas, es una ciudad que ha sabido convocar a lesbianas desde hace muchas décadas.

La memoria de la Pepa hace que Córdoba sea un lugar de encuentro, incluso para nosotras mismas, muchas nos conocimos en las calles marchando en su nombre, en la puerta de tribunales exigiendo justicia, conocimos activistas que viajaron de todo el país a presenciar el juicio, la red lésbica que ya venía tejiéndose desde hace décadas se hizo visible.

Enl 2012 se realizó en córdoba un encuentro de activistas lesbianas, llamado la Celebración de las Amantes, convocado, pensado y diagramado por Potencia Tortillera y realizado por un grupo de tortas cordobesas que nunca tuvimos nombre, pero que intentamos sostener el día de la visibilidad lésbica durante casi 10 años. Esa memoria rondaba en el aire, como un murmullo.

Lesbos, esa tierra prometida

La Bolsa es una localidad pequeña, con una arboleda muy añosa, plátanos y eucaliptos custodian sus callecitas, el río es ancho, con unas lindas piedras para sentarse al sol, el río se deja oír desde lejos.

La entrada al camping está señalizada con un arco que te da la bienvenida, con una proveeduría que se equipó muy bien para recibirnos en todas nuestras variedades alimentarias, un metegol que albergó muchos partidos y las pibas de la organización con sus remeras, carteles, indicaciones, calcomanías, el abrazo y la sonrisa dispuesta, más allá de toda diferencia política o lesbodrama.

Seguías caminando y te topabas con las mesas donde estaban en grupos lxs tortxs, era inevitable mirarse fijo un rato y sonreírse, saludarse con todas como si nos conociéramos entre todas, alguna amiga aparecía y el abrazo se fundía solo. Es que tienen que entender la emoción que significó para muchas de nosotras encontrarnos sin barbijos, al aire libre, abrazarnos sin miedo, volver a compartir, a saber de la vida de la otra sin la ficción narrativa de las redes sociales.

Pasabas las mesas y estaban las rejas de la pileta donde estaban colgadas todas las banderas de las organizaciones, hermosas, gigantes, el nombre de la Pepa flameaba, el de Higui también, los colores del orgullo, las ciudades, los trapos custodiando una pileta enorme llena de tortxs libres, -y entiéndase la libertad aquí como un ejercicio de placer-, cuerpos al sol, entrelazados, danzando en el agua, con los torsos al aire libre. Me interpeló la imagen, me quede un rato contemplando, un cuadro con el que solía estar familiarizada produjo un extrañamiento, era demasiado para procesar, las lesbianas aquí estábamos, de nuevo, insistiendo en pensar nuestras existencias, disfrutándonos.

A la derecha estaban las carpas, una al lado de la otra, eran muchas, y el domingo con la lluvia acechando más de una se puso con la pala a cavar la famosa canaleta. Heladeritas, pelotas, guitarras, gorras, cuadernos, fanzines, remeras, circulaban de mano en mano propiciando el encuentro, el dialogo. En el sector de las carpas estaban los asadores que mantuvieron las brasas para unas pizzas a la parrilla, también había casitas amarillas, pues es el sindicato de lxs taxistas, donde se alojaron personas que no podían o no querían dormir en carpas. Todo estaba entrelazado en una armonía aparente, por momento era un retrato de las guerrilleras de Wittig, la tierra prometida.

El erotismo lésbico se te impregnaba en la piel como la humedad del clima, en un momento alguien prendió un parlante pequeño, los cuerpos se empezaron a mover en silencio, otrx tortx trajo una luz portátil que cambiaba de color con el tacto, los cuerpos se empezaron a acercar, el parlante era muy pequeño, la música apenas se podía oír, quien sostenía el parlante empezó a danzar entre nosotras. La música se escuchaba entre los cuerpos, siguieron llegando tortas, empezaron a susurrar las canciones para que todas pudieran bailarlas, los torsos seguían sin remeras, flores cervezas, luces rojas y parlantes.

Pieles húmedas, hablar el lenguaje de los cuerpos tortilleros, esa erótica lésbica que producimos cuando nos juntamos y danzamos. No es casual que por el taller de poéticas del goce circularan más de 100 tortxs.

Las discusiones que pudimos

Aparte de las conclusiones de los talleres, hubo algunas intervenciones que merecen una nota aparte. Como la de Paulilla Sosilla, lesbiana intersex no binaria, quien nos invitó a “escuchar en la carne lo que se dicen en los libros sobre las nociones de género”. Denunciando como la noción de género le sirvió al feminismo de la diferencia sexual para seguir instalando el binarismo como únicas posibilidades corporales, lo que termina negando las variaciones corporales intersex, o las expresiones de género marimachas, chongas. Invitando a incluir en la agenda lésbica las problemáticas intersex, en pos de luchar contra la patologización y la mutilación genital infantil. Para profundizar sobre el tema recomiendo leer su blog.

Al momento de abordar las conclusiones del taller de violencia entre lesbianas, también se volvió a problematizar la categoría de género, preguntándonos si la noción “violencia de género” daba cuenta de la violencia entre lesbianas, denunciando que las políticas públicas para abordar la violencia estaban diagramadas con el supuesto heterosexual, “necesitamos políticas públicas diseñadas por lesbianas, y no por el feminismo, al igual que un observatorio de violencias entre lesbianas y espacios de contención para lesbianas que ejercen violencia”.

La discusión sobre los feminismos fue una de las primeras que se hizo presente, y la trajo el taller de activismo político, discutieron en la potencia política de seguir nombrándonos como feministas o transfeministas, con el objetivo de pensar si las lesbianas estamos incluidas en las agendas políticas feministas. Bajo la pregunta ¿Cómo nos sentimos en los espacios de activismos lésbicos? El taller de identidades de identidades sexogénericas nos invitaba a reflexionar sobre las prácticas cis-sexistas que sin ser explícitamente terf, terminan excluyendo a diversas maneras de habitar el lesbianismo.

La necesidad de políticas públicas diseñadas por nosotras y para nosotras fue una demanda recurrente en todos los talleres, desde poder pensar en un acceso a la vivienda y jubilación tortx, a pensar los accesos a la salud y educación.

La vejez tortx fue una problemática que se abordó en varios momentos, cabe aclarar que la franja etaria que participó del encuentro fue muy amplia, con fuerte presencia de tortas adultas, pensar en nuestra vejez, para quienes decidieron no tener hijos o conformar familias tradicionales, es una urgencia, debido a que el sistema aún esta diagramado para reconocer como única persona que puede entrar a un geriátrico o cuidarte en una clínica, solo a un familiar directo.

Muchas de nuestras formas vinculares no están contempladas, más allá de que nos podamos casar, lo que termina generando soledades no deseadas. El lesbiátrico sigue siendo una tierra prometida, cada vez más cercana en los imaginarios y más lejana en materia de políticas públicas.

Salud

En materia de salud se propuso abandonar la retórica de la enfermedad para hablar de cuidados en cuanto a nuestra salud sexual, marcando la urgencia de que el preservativo para vulvas sea realmente accesible como lo es para los penes. Aún hoy el acceso a la salud ginecológica para lesbianxs es una problemática que atraviesa nuestro colectivo, y aquí me detengo, porque quizás a las personas no lesbianas les resulte raro pensar porqué no se acercan al ginecologx.

La narrativa del sistema de salud es heterosexual y reproductivista, todo lo que atañe a nuestro útero o mamas está relacionado con nuestra posibilidad reproductiva, lo que hace que muchas corporalidades o bien no se sientan convocadas a revisarse por sentirse excluidas de los sistemas de cuidado, o bien por miedo a tener que dar cuenta ante un extraño de tu condición sexual. Esto produce muerte y enfermedad, porque nuestros úteros y nuestras mamas, más allá y más acá de los hijos, se pueden volver en nuestra contra.

Higui de Jesús

A semanas de que empiece su juicio oral, Higui de Jesús participó del Tortazo, la observaba jugar a la pelota, correr, cantar, bailar, tirar chistes, y no podía dejar de pensar en la Pepa. El ensañamiento hacia los cuerpos de las chongas, las masculinidades lésbicas sigue operando de la misma manera, Higui enfrenta un juicio por defenderse de una violación grupal, violación correctiva como le dicen, como si nuestro lesbianismo se quitara del cuerpo con esa forma de la violencia.

Higui pudo defenderse, la Pepa no. Higui puede ir presa por defenderse. Vivas nos queremos, no es solo pedir que no nos maten, es pedir que no nos metan presas si sobrevivimos. La consigna “Yo me defendería como Higui” no es solo una frase, es una posición política que abrazamos todxs en el encuentro y la llenamos de fuerza para afrontar lo que se viene. Higui no está sola y las tortas estamos organizadas.

También hubo una agenda cultural con batucada, bandas, cantantes, poesía, talleres de astrología, taller de perreo, imposible abarcar todo, fue un desborde lésbico. Frenesí de encuentro, necesidad de contacto, mientras afuera hay una guerra, la pandemia sigue azotando, la derecha no para, el liberalismo se afianza con más fuerzas, pero en ese camping hubo un oasis, una posibilidad de crear otros mundos, otros modos, con sabor a poco para algunas, para otras fue un motor para seguir peleando la cotidianidad normativa de cada día. Gracias Alerta Torta por convocarnos, por cuidarnos. Hay activismo lésbico para rato.

El 7 de marzo es un nuevo aniversario del fusilamiento de la Pepa Gaitán y desde el merendero que gestiona Yamila Gaitan, “Lucia Pia”, Alerta Torta y el Deleite de los Cuerpos, nos convocamos a realizar una campeonato de futbol, radio abierta y música en vivo, con la presencia de Susy Shock, en memoria de la Pepa.

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