¿Qué es la asexualidad, la grisexualidad y la demisexualidad?
Los límites y las denominaciones de la sexualidad y las autopercepciones se expande. En esta nota te contamos algunos conceptos.
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BUENOS AIRES, Argentina. En 2018, Flavia Herrera, de 21 años y oriunda de Rosario (Argentina), decidió publicar en su cuenta personal de Instagram cuatro historias contando qué es la asexualidad.
Al poco tiempo, una compañera de su secundaria y presidenta del centro de estudiantes, se contactó con ella pidiéndole permiso para imprimir las placas y pegarlas en las paredes de la escuela.
A partir de esta acción, dos personas le escribieron a Flavia por privado.
“Me contactaron dos personas de esa misma escuela diciéndome que también eran asexuales y agradeciéndome por haberlo hecho. Ahí pensé en que está bueno esto de acercar información, porque puede ayudar a gente a encontrarse entre sí y, por otro lado. Me hizo sentir bien”, cuenta a Presentes Flavia. La activista es empleada doméstica, quiere estudiar periodismo y activa en su cuenta “No soy asexuada”, desde donde brinda información sobre la asexualidad.
“Son espectros que incluyen distintas experiencias”
Ahora bien, ¿qué es la asexualidad?
“La asexualidad se define como una orientación sexual en la que se siente poca o nula atracción sexual. Algo similar ocurre para el arromanticismo, pero en lo referente a la atracción romántica. Estas y otras atracciones no necesariamente van de la mano. Es decir, no toda la gente ase (asexual) es arro (arromántica) y no toda la gente arro es ase. Tanto la asexualidad como el arromanticismo son espectros que incluyen distintas experiencias”, explica Gabriela Soto, de 25 años, asexual y grisrromántica de Santiago de Chile. Soto, además, es psicóloga y parte de la directiva de Ases y Arros Chile.
Mel (25) es trabajador y educador sexual, además de activista trans no binarie, fetichista y neuroqueer. Para él, “hay muchísimas personas que experimentan posibilidades que no se encuentran dentro del marco de la alosexualidad”. Este último término hace referencia a aquellas personas que forman parte de la norma en cuanto a la atracción sexual, es decir, personas que experimentan deseo y atracción sexual por otras.
“Dentro del espectro hay millones de posibilidades: desde personas que experimentan atracción sexual luego de tener un vínculo con alguien ya sea amistoso, como romántico, platónico, etc.; o sentir atracción sexual siempre que no se conozca a una persona y perderla cuando la empezás a conocer; solo sentir atracción romántica; o solo sentir atracción sensual”, dice Mel.
Destaca que estas orientaciones sexuales y románticas son ignoradas o patologizadas porque se tiende a pensar en la sexualidad como algo “monolítico”, que se encuentra “en un entramado de naturalidad, de lo esperable, de lo sano y no sentirlo se lo considera una enfermedad”.
El fanzine “Asexualidad. Una pequeña guía”, que presenta dos volúmenes y fue elaborado por Kinky Vibe, una cooperativa y tienda sexual que se dedica a la divulgación de información sobre salud sexual, y Tallarines con Tuco abre el abanico sobre las diferentes experiencias sexuales y románticas que existen, y define algunas de ellas, como la grisexualidad, la demisexualidad, el arromanticismo y el fetichismo.
“Así como cuando hablamos de asexualidad y arromanticismo hablamos de un espectro en el que, si bien se puede sentir nula atracción, sexual o romántica según corresponda, también se puede sentir poca. Cuando hablamos del área “gris” (grisexualidad y grisromanticismo) nos referimos a ese espectro donde se puede sentir atracción, pero con baja intensidad respecto a la norma y lo esperado socialmente, ante ciertas características, en situaciones muy precisas o que duran poco”, explica Gabriela Soto.
Por su parte, Lucas “Fauno” Gutiérrez, periodista de Argentina, activista VIH+ y puto, se reconoce como “demisexual”, lo cual describe como “sentir atracción sexual cuando se genera un vínculo”. “Puede ser que aparezcas con una bandera de esa banda o que llegues y hagas el comentario del tipo gracioso que me copa o que sepa que nos gusta lo mismo en términos políticos o de dibujitos animados”, explica, y agrega: “A través de ese puente se me atraviesa y se genera mi atracción sexual”.
A Lucas le sirvió “muchísimo” identificarse como demi porque considera que fue “construido con una ESI (Educación Sexual Integral) muy de la televisión de los 90 donde los varones gays lo único que querían hacer era coger con todo”.
Así, en su salida del clóset de lo hetero a lo no hetero, se preguntaba: “¿No es que a los putos nos gusta todo esto? ¿Por qué a mí me pasa que no? ¿Por qué no tengo esa misma voluntad de querer cogerme a todo?”.
“De repente en la demisexualidad lo que encontré, más que una respuesta, fue un pivot, un lugar para ver que hay otra gente que vive su sexualidad de esta manera”, sintetiza.
Muchas personas que se encuentran dentro del espectro asexual consideran que su orientación sexual es disidente porque se aparta de la norma. En este sentido, a Flavia le costó entenderse de esa forma. “En el colectivo LGBT hay una cuestión de si pertenecemos o no porque hay heteros. Ahora me estoy entendiendo como disidente y que en realidad no formo parte de la norma”, cuenta a Presentes.
Para Gabriela, “una de las cosas bonitas” de reconocerse de esta forma “es tener la posibilidad de buscar también otras formas de vincularnos y socializarnos, considerando que estas son normas que están impuestas socialmente y que se nos cría dentro de ellas”.
¿Qué mitos hay sobre la asexualidad?
Además de pensar a la (a)sexualidad como un espectro, les activistas ponen la atención en desarticular los mitos que existen asociados a les asexuales: que es una fase, que no tienen sexo, que no quieren tener una pareja ni formar una familia, que son raros, solitarios, que cómo disfrutas la vida, que porque eres virgen o porque aún no encontraste a la persona indicada.
“Uno de los grandes mitos de la orientación es que los asexuales no tenemos relaciones sexuales, que somos antisociales o sexorepelidos, y pues eso no es así. Hay asexuales que somos sexopositivos o sexoindiferentes y que no tenemos problema con tener relaciones”, dice Ainhoa Ruiz Verdugo, de 35 años, activista mexicana asexual, panromántica y sexopositivo, además de ser escritora de fantasía épica y emprendedora digital.
“También decir que no existe tal cosa, que es una fase, que falta conocer a la persona indicada. A mi parecer decir esa última frase es no entender a qué nos referimos cuando hablamos de asexualidad y arromanticismo. No tiene que ver con quiénes nos queremos vincular sexoafectivamente, sino cómo sentimos la atracción sexual y romántica”, dice, por su parte, Gabriela.
Y agrega que “otra idea muy común tiene que ver con hablar de traumas, decir que es una respuesta traumática”. “Esto es sumamente invalidante no solo para las personas asearro, sino también para les sobrevivientes de experiencias traumáticas. Un trauma en sí mismo no implica un cambio en la orientación. También es sumamente invalidante para la gente asearro que sí ha sido víctima de experiencias traumáticas, y que pueden o no vincular esa experiencia traumática con cómo viven sus sentires respecto de su atracción sexual y romántica”.
En relación a la posibilidad de vincularse (sexo)afectivamente, les asexuales que hablaron para esta nota con Presentes consideran que pueden existir problemas, como no.
“A mucha gente ase que es alorromántica le cuesta mucho que sus parejas alosexuales y alorrománticas entiendan que el no sentirse sexualmente atraíde a alguien no significa que no se le ame. Esas son cuestiones que requieren de mucha comunicación. A veces no se logra porque no se comprende o no se quiere entender, pero también porque hay necesidades y límites que son incompatibles entre sí”, señala Gabriela.
En este sentido, en el último tiempo Flavia se siente en un “dilema sobre si tener vínculos con personas alosexuales o no”. “Todavía no tuve la oportunidad de encontrarme con una persona que sea comprensiva conmigo y entienda que a veces puede pasar (tener sexo) como a veces no. Y que esas veces que no, lo tiene que respetar”, dice, y agrega que, en caso de tener vínculos sexo-afectivos lo haría con personas asexuales. “Porque de alguna manera nos comprendemos el uno al otro”.
Sin embargo, conocerse entre personas que forman parte del espectro asexual no siempre es una tarea fácil. “Yo tengo la suerte de tener a una amiga en mi propia ciudad con la que nos podemos reunir y hablar de todas estas cuestiones, pero no todas las personas corren esta suerte”, dice Flavia.
Con este problema en la mira, en internet surgieron espacios de vinculación en varios países, como Asexualidad Guatemala, Asexuales México y América Latina, Ases y Arros Chile, Tinder-Ace (Argentina) y, desde hace un año, una deuda histórica: aseqs.net, una App de citas para personas del espectro.
“Me gustaría que los alosexuales se pregunten a sí mismos y se replanteen si podrían llegar a salir con una persona asexual y por qué no. Porque al preguntarse eso quizá se pueden llegar a deconstruir muchas cuestiones que quizá tengan atadas y que no sean tan necesarias para llevar su vida”, sugiere Flavia.
Otra deuda… La representación
[El siguiente apartado contiene un spoilers sobre la segunda temporada de Sex Education y la cuarta de Bojack Horseman].
— Creo que soy a…sexual.
— ¿Sexual, qué? ¿Dínamo? ¿Desviado? ¿Demanda de acoso en camino?
— ¡No! Asexual. No sexual. Seguro pensás que es raro…
— ¿Estás jodiendo? ¡Es genial! A veces yo quisiera ser asexual. A lo mejor no tendría Herpes tipo A.
— La verdad se siente bien poder decirlo en voz alta. Soy una persona asexual. ¡Soy asexual!
Así hablaban Todd Chávez y Bojack Horseman en la cuarta temporada de la serie animada Bojack Horseman disponible en Netflix, una de las escasas oportunidades en las que la asexualidad tiene lugar en un producto cultural masivo.
“Yo creo que Todd es un gran personaje. Sobre todo, en cómo se abordó su autodescubrimiento y posteriormente cómo él asume que es ase y empieza a aprender de este mundo. Pero claramente un solo personaje no va a describir a la totalidad de experiencias que pueden haber”, indica Gabriela.
“A nivel más mainstream también está el personaje de Florence en Sex education, que tuvo una escena hermosa, pero que duró dos minutos y luego no fue más relevante ni en ese capítulo ni volvió a aparecer en la temporada siguiente de la serie”, agrega.
“En cuanto a productos más underground, o creaciones independientes, cada vez son más les autores asearro que crean contenido con personajes asearro precisamente para verse representades y eso es súper bonito. Pero no ha logrado llegar a públicos masivos todavía”, dice Gabriela.
Para Ainhoa, la representación aún es pequeña, oculta y poco representada. “Nos hace falta más representación en los medios, en la comunidad LGBT+, pero estamos tomando fuerza y eso es lo importante”, concluye.
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