Francisca Linconao, la machi que tendrá un rol crucial en la nueva constitución de Chile

Una autoridad ancestral del pueblo mapuche, Francisca Linconao, fue la candidata indígena más votada en mayo y escribirá la nueva Constitución de Chile. Quién es y por qué su participación es un hito.

Foto: Juan José González/página web de Machi Francisca Linconao

Con 65 años y al menos 13 en una cruzada pública contra la usurpación del territorio, la destrucción del ecosistema y la biodiversidad indígena, la machi Francisca Linconao fue la candidata indígena más votada en las elecciones de mayo para definir quiénes integrarían la convención constitucional. Es un hito por dos razones: se trata de una figura importante que representa a una comunidad históricamente marginada y discriminada, en un país donde la mayoría de sus habitantes prefiere despojarse de cualquier vinculación indígena y cree que tener un apellido mapuche puede ser perjudicial en varios aspectos de la vida, según un estudio reciente de la Universidad de Talca sobre discriminación racista en Chile. También porque se trata de una mujer que fue procesada por el Estado en tres ocasiones, por crímenes que no cometió,, según concluyó la misma Justicia.

De los 155 convencionales constituyentes, 17 son escaños reservados para los diez pueblos originarios chilenos reconocidos por el Estado. Fueron definidos por electores pertenecientes a cada pueblo que, sin importar su lugar de domicilio, optaron por marcar esta papeleta en lugar de la general. Siete escaños pertenecen al pueblo mapuche. La machi obtuvo la mayoría entre las 39 candidaturas lanzadas, con 15.513 de votos en el 98,50% de las mesas escrutadas, representando el 7,1% del total de votos emitidos para esos escaños.

La convención se instalará el 4 de julio a partir de las 10 en la sede del Congreso Nacional de Santiago, después de una serie de trámites legales y constitucionales. Para Verónica Figueroa, académica mapuche del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, la presencia indígena en esta instancia es motivo de emoción y admiración. “Es histórico. Es la primera vez que los pueblos indígenas participamos en la vida del Estado. Tuvimos que forzar esa participación porque los mecanismos de representación no lo permitían”, cuenta a Presentes. 

Su emoción por el triunfo de la machi es doble: “Es un hito por su importantísimo rol ancestral. Ella tiene una gran responsabilidad en el resguardo y equilibrio del pueblo mapuche, pero también es una autoridad política para nosotros. Lo que plantea y desde dónde habla, tiene un gran peso respecto de la historia propia de nuestro pueblo”. 

A diferencia de lo que ocurre con otres constituyentes indígenas, la machi lleva una causa que a juicio de la académica aportará mucho a los temas a tratar en la convención. “Será muy interesante ver el rol que ella pueda jugar no solamente para liderar algunas discusiones, sino también para educar a la sociedad occidental chilena, que entre otras cosas, desconoce los protocolos y argumentos que dan sustento a su autoridad”.

La historia de la machi

Según la biografía disponible en la página web de su candidatura —levantada con la ayuda de un equipo— Linconao abandonó los estudios cuando estaba en 4º año básico, porque en esa época comenzó  a “recibir” el llamado de machi. A los 12 años, y en contra de su voluntad, sus padres la vistieron con chamal. “Lloré mucho porque yo no quería ser machi. Yo quería seguir estudiando, tenía muy buena memoria”, contó en una entrevista a The Clinic en 2018. 

A los 16 años plantó su rewe, un tótem de madera construido por cada comunidad del roble más antiguo que tenga y simboliza la conexión entre la tierra y el cielo. Allí realizan su renovación mediante una ceremonia que enlaza su energía con la del universo espiritual.

Pero en Chile, a la machi se le conoce públicamente desde el año 2008, cuando ganó un emblemático juicio contra una empresa forestal por tala ilegal de árboles, arbustos nativos y pérdida de plantas medicinales en La Araucanía, al sur de Chile. La machi alzó la voz no solo por ser testigo de una práctica nociva para el ambiente y los ecosistemas, sino porque los elementos que estaban en juego son vitales para el equilibrio de su trabajo y para el rol que desempeña en su comunidad. 

“Estoy preocupada por la tierra, siempre lo he dicho. No hay tierra, no hay agua, y las familias de nuestra comunidad tienen hijos, se casan y ya no tenemos más tierra para construir casas. Los españoles y los colonos nos quitaron todas las tierras. Eso tenemos que conversarlo”, dijo la machi a la radio Biobío en una entrevista tras conocer el resultado de su triunfo electoral. 

El fallo que visibilizó su causa representó la primera aplicación del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo en Chile. En su artículo 13 establece la obligación del Estado de respetar las culturas y las formas de vida de los pueblos indígenas, y reconoce sus derechos sobre las tierras y los recursos naturales. Desde entonces la persiguen. 

En 2013, Werner Luchsinger y Vivianne Mackay murieron en un incendio en las cercanías de la comunidad donde todavía hoy vive la machi, junto a su familia. La Justicia la acusó de reunir a 30 personas en su casa para planear el ataque. La encarcelaron, estuvo en huelga de hambre y después en arresto domiciliario hasta que la declararon inocente. 

Tres años más tarde, en 2016, el caso se reabrió y la machi fue presa nuevamente. En 2017 fue absuelta otra vez. Y en 2019, tras las protestas nacionales que condujeron a un pacto político para la redacción de una nueva Constitución, la machi empezó a pensar y estudiar cuál podría ser su aporte en este escenario. 

Un rol crucial en la convención

En el referéndum constitucional de octubre, el 80% de la gente optó por cambiar la carta vigente y la participación llegó al 50,91%. La convención que se instalará en julio es consecuencia de eso. En la primera sesión, lxs constituyentes tendrán la misión de elegir un presidente y un vicepresidente por mayoría absoluta. El nombre de la machi resuena. 

Jorge Baradit, escritor y constituyente electo por el Distrito 10, la propuso recientemente en un programa transmitido por CNN Chile: “Quien presida la convención constitucional debe ser una mujer, debe ser independiente, no debe pertenecer a ningún partido político y no debe ser una persona de la élite, ni siquiera del mundo académico. Tiene que representar también la realidad de la chilenidad, a ese 80% que fue el que triunfó. (…) Por eso, mi candidata es la machi Francisca Linconao”.

Para Claudia Ancapán, mujer trans, matrona y mapuche, la machi puede aportar sabiduría desde ese rol, por su historia y por todo lo que vivió. Y aunque lamenta que la convención se instale sin constituyentes trans, porque no lograron un puesto tras la elección, celebra el logro de la machi porque, de alguna forma, ella también es disidencia.   

“La machi es la representación del concepto de criminalización. Me siento muy identificada con su historia porque ambas somos víctimas de la violencia, aunque en diferentes dimensiones”, dice a Presentes, recordando la época de su transición y lo duro que fue abrirse paso en el área de la salud, porque nadie la aceptaba. Y añade: “Lo que me encanta de ella es que tomó la miseria, la burla y el acoso y lo transformó en trabajo social, en una representación, y ahí está: establecida por mayoría para la convención”.  

Para Figueroa, entender la historia de la machi también es fundamental para entender el peso de su figura en este contexto. “Ella representa las reivindicaciones que el pueblo mapuche ha intentado posicionar en la agenda política durante las últimas décadas, y llevará esas particularidades a la discusión de la Constitución”, analiza. 

Una de esas es el idioma. Ya lo dejó claro. En una rueda de prensa transmitida por Facebook live desde su cuenta, aseguró que en la convención no hablará español sino mapudungún: «Voy a seguir hablando con mi idioma, porque soy mapuche, porque soy machi. Voy a seguir hablando así, y si el winka no entiende… ese es su problema, es problema del Estado”. 

“Esa postura es muy interesante, muy política, porque es el Estado el que debe hacerse cargo de esa invisibilización, de esa discriminación y de la exclusión histórica que ha tenido con los pueblos indígenas”, plantea Figueroa. 

Propuestas de la machi

En su página web, la machi tiene un manifiesto donde explica que se embarcó en este viaje político por responsabilidad con su pueblo. “Soy una autoridad tradicional mapuche y puedo colocar a disposición de este proceso histórico mi kimvn (conocimiento), rakizvam (pensamiento), mis pewma (sueños). De eso se trata el mandato espiritual que tengo: guiar a mi gente y a quien lo necesite”, escribe. También, porque cree que la deuda con los pueblos originarios debe ser reparada. 

Una de las propuestas de su programa es el reconocimiento a la plurinacionalidad, para que se reformule el poder “desde el derecho a la libre determinación de los pueblos”. Las demás incluyen el reconocimiento y garantías a los derechos humanos, especialmente civiles, económicos, políticos, ambientales, sociales y culturales; el derecho al buen vivir, a las aguas y a la tierra, porque “los pueblos originarios han vivido el despojo de sus territorios, primero de parte del Estado, y luego desde las empresas extractivistas”; el derecho a la participación y representación política de los pueblos y movimientos sociales; y el derecho a la soberanía alimentaria y bienes comunes naturales. 

“Lo que se espera de ella -considera Ancapán- es que logre acuerdos para que finalmente la nueva Constitución  garantice el reconocimiento al Estado-nación mapuche, a las lenguas indígenas, al respeto por lo diferente y a la reparación del Estado de Chile hacia nuestros pueblos originarios”. 

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