Elecciones en México: no se respetó el protocolo trans para votar
El 6 de junio en México se vivieron las elecciones “más inclusivas” de la historia. Parte de esa inclusión es la aplicación del Protocolo Trans. Sin embargo, durante la jornada del domingo, personas trans denunciaron que no se respetó su identidad de género ni nombre.
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El 6 de junio en México se vivieron las elecciones “más inclusivas” de la historia. Parte de esa inclusión es la aplicación del Protocolo Trans, un mecanismo que desde 2017 busca garantizar que las personas trans que decidan votar lo hagan en igualdad y sin discriminación. Sin embargo, durante la jornada del domingo, personas trans denunciaron que no se respetó su identidad de género ni su nombre.
El primer lineamiento del protocolo es claro. Dice: “En ningún caso la falta de concordancia entre la expresión de género del o de la votante con la fotografía de la Credencial para Votar, o bien con el nombre o el sexo (hombre o mujer) asentados en ella podrá ser causa para impedir el voto”.
Pese a las más de un millón de capacitaciones que se hicieron en diferentes partes del país, algunas personas trans denunciaron que no se respetó su identidad de género ni los pronombres adecuados. También que fueron llamadas por su deadname (el nombre con el que fueron registradas en su acta de nacimiento).
“Cuando di mi INE (credencial para votar) me pasó la clásica confusión: (esa persona) vio mi info y me examinó el cuerpo con la vista. Dijo mi nombre completo en voz alta y volteó a verme el pecho. Fue un momento incómodo. Después de esto noté que intentó sordearla (desentenderse) y yo traté de interactuar lo menos posible” dice Larissa Garza, una persona no binaria de Guadalajara, a Presentes.
A unos kilómetros de ahí, en Morelia, Aura cuenta: “soy una mujer trans de 23 años que no lleva una transición medicalizada. Cuando pasé (a votar) dijeron mis apellidos y mi deadname. A lo que respondí que debían nombrar a les votantes por sus apellidos. Los encargados me dijeron “ok” de manera burlona y comenzaron a reírse y susurrar. Cuando me fui me sentí extraña, vulnerable”.
En Torreón, al norte del país, a un hombre trans le cuestionaron su expresión de género. Trataron de negarle el voto al alegar que usaba una credencial para votar que no era la suya y le llamaron por su deadname
Mak, que es originario del Estado de México y una persona no binaria, narró así su experiencia. “En la entrada de la casilla el muchacho me trató en masculino y todo bien pero al leer mi nombre el trato y todo cambió. Los funcionarios voltearon a verme de que ‘no encaja’. Fue incómodo escuchar que gritaran mi nombre legal. Preferí evitar corregir o informar, y no por menospreciar el pueblo donde vivo, pero sé que es un lugar más lejano a la inclusión, al poder tener visibilidad”.
Las ciudadanas y ciudadanas que fungieron como funcionarios de casilla donde votó Larissa, Aura y Mak no respetaron los puntos 6, 7 y 8 del protocolo. Mencionan, a grandes rasgos, que se debe evitar cuestionar la identidad y evitar actos intimidatorios como miradas detenidas e incómodas; otorgar el mismo trato sin importar si la apariencia no coincide con los estándares binarios de género; y dirigirse a todas las personas (cisgénero y trans) por sus apellidos, respectivamente.
“Esta medida por sí sola no cambia la realidad”
En diciembre de 2017, el protocolo trans del INE marcó un precedente. Fue el primer mecanismo en América Latina que adoptó medidas y estrategias para garantizar el voto y promover la participación ciudadana de las personas trans en México.
En cada elección o mecanismo de participación ciudadana organizada por el INE, el protocolo trans debe aplicarse. Esta medida además, conlleva capacitar a integrantxs de la ciudadanía que el día de los comicios fungen como autoridad electoral y son llamadxs funcionarixs de casilla.
“En estas elecciones tuvimos que capacitar a casi un millón y medio de ciudadanos y ciudadanas. Eso implica un círculo virtuoso en donde esas personas se empiezan a sensibilizar con el tema y a conocer los derechos humanos de este grupo social. Y luego no solamente se quedan con ese conocimiento para la jornada electoral, sino que lo empiezan a replicar en su entorno, con los familiares. Creo que eso va abonando para generar una sociedad mucho más justa e igualitaria”, comentó en entrevista la consejera electoral Dania Ravel.
Para Rebeca Garza, mujer trans y ex funcionaria electoral, “esta medida por sí sola no cambia la realidad”. Desde su perspectiva y experiencia, considera que “falta un mensaje contundente de que estas políticas son transversales, porque así fueron construidas”. Y agrega que también hace falta asegurar, en un proceso de evaluación, “si efectivamente se están implementando de manera integral. Porque uno de los sesgos tanto cisexistas como machistas y clasistas, es pensar que las medidas de inclusión o acciones afirmativas son como un especie de post-it que pones para que no se te olvide. Pero incluir no es añadir, sino que debe de significar una reconformación de la estructura”.
Fallas al denunciar
Aura, de Morelia, contó a Presentes que después de votar se acercó a observadores del INE para reportar lo que vivió. Al no haber más que una disculpa a secas de su parte decidió denunciar vía telefónica al INETEL.
En un primer enlace le hablaron con pronombres masculinos pese a que se presentó como mujer trans y contó lo que había vivido en la casilla para votar. En un segundo enlace, la persona que la atendió respetó su pronombre. Sin embargo, luego de narrar que no la habían llamado por apellidos, la funcionaria al teléfono respondió: “Los funcionarios de casilla sí pueden llamar por nombre y apellido”. Aurora le hizo repasar que el punto 8 del protocolo marca que se debe nombrar a todas las personas electoras por apellidos.
Después de ese desacuerdo, Aurora cuenta que la funcionaria al teléfono cambió la categoría de la denuncia. Pasó de “sufrió discriminación” a “usted estaba en una situación vulnerable por ser una mujer trans”.
De acuerdo al mismo protocolo, cada consejo local y distrital debe entregar un reporte a la dirección de capacitación y educación cívica del INE sobre los incidentes que se hayan presentado y que estén referidos a la participación de personas trans durante la jornada electoral.
En un primer corte, el Sistema de Información de la Jornada Electoral (SIJE) dentro de los “incidentes” no da cuenta de experiencias como las de Aura, Larissa o Mak en donde el protocolo trans no fue aplicado.
«Tuvo fallas pero no fue un fracaso»
“Es indignante darse cuenta que este protocolo es inoperante. ¿Pero qué esperábamos cuando se permitieron usurpadores que se hicieron pasar por personas trans aquí y en Tlaxcala? Mejor nos hubieran dicho que la inclusión era un comercial y ya”, dice a Presentes, Diana Vardi, presidenta Coalición Agnes Torres de Puebla, a quien durante la jornada un funcionario de casilla la llamó con su deadname.
Para Irene Valdivia, activista trans que se inscribió como observadora electoral en Morelia, el protocolo trans “tuvo fallas pero no fue un fracaso. Aún tiene áreas de oportunidad, pareciera que hasta que el tema no les cruza directamente o no lo ven relevante no da resultados”. Lo que sí considera un fracaso es la cuota LGBT, medida afirmativa que el INE interpuso por primera vez a los partidos políticos.
“Creo que no nos sirve que sea trans por ser trans, sino porque tiene una trayectoria que le respalda y va a cumplir cierta agenda. No creo que sirva de nada que haya una mujer trans en partidos que votan abiertamente en contra de derechos trans” advierte.
Finalmente, Rebeca Garza, mujer trans y ex funcionaria electoral cree que “más que mirar a las personas trans, volteemos a ver los contextos en los que su diferencia y su diversidad no encuentra espacios seguros, dentro del sistema electoral mexicano ya sea laborando o ejerciendo su derecho al voto. Es importante que personas trans estemos en esos espacios. Sólo así habrá un cambio en cómo operan las instituciones, y eso hará más que las mil horas de capacitaciones, eso es democracia, o sea, ¿cómo entendemos la democracia si las personas trans no estamos en todos lados?”.
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