Mujeres indígenas caminan desde el norte y sur de Argentina en defensa de la Madre Tierra

La Caminata Basta de Terricidio tiene salidas de distintos puntos del país, asentada sobre dos columnas que partieron desde Chubut y Chaco. Terminará en Buenos Aires el 25 de mayo.

Por Elena Corvalán

Fotos: Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir y Agencia Periodística Timbó

El hostigamiento y la presión constante sobre sus territorios, las actividades extractivas, todo lo que repercute en las comunidades con la imposibilidad de acceder a derechos humanos esenciales, como la alimentación y el acceso al agua. Y ahora, además, los incendios intencionales en el sur de Argentina. Esas son algunas de las razones por las que las integrantes del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir iniciaron una caminata que se propone llamar la atención sobre el daño ambiental que provocan las actividades extractivas y sobre el hecho de que las consecuencias afectan en mayor medida a personas con menores recursos económicos.

“Aquí en el sur está mucho el tema de la megaminería, las hidroeléctricas, y ahora, con el tema del fuego, que están quemando todo el territorio con el pretexto del incendio y no, es para sacar a la gente y adueñarse de la tierra. Y en el norte también está pasando lo mismo”, enumeró Karumanta Escalada, mujer quechua y ava guaraní residente en General Pico, La Pampa, que tiene previsto sumarse a la Caminata en Rosario, Santa Fe.

La Caminata Basta de Terricidio tiene salidas de distintos puntos del país, asentada sobre dos columnas. La columna sur empezó a moverse el 17 de marzo, tras una conferencia de prensa en la ciudad de Esquel, en Chubut, y luego avanzó a El Bolsón, en Río Negro (Puel Willimapu). La columna norte partió de la ciudad de Presidencia Roque Sáenz Peña, en el Chaco.

La columna de Chaco se reunió en Resistencia para salir en la caminata

«No tenemos agua, no tenemos trabajo y nos están quitando la tierra»

“Las hermanas del Chaco no tienen agua para tomar, hace semanas que están sin agua, entonces todo eso son graves problemas y como mujeres que nos encontramos, nos abrazamos, nos identificamos con los problemas, decidimos decir basta, decidimos alzar nuestras voces e iniciar esta Caminata”, afirmó Karumanta desde el sur ante la consulta de Presentes.

Objetivo: Ciudad de Buenos Aires

Está previsto que las caminantes vayan sumándose a medida que avancen las columnas, que se han fijado el objetivo de llegar a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para participar de “una gran movilización” el 25 de mayo, “Para exigir que el #TERRICIDIO sea considerado un crimen de lesa naturaleza y lesa humanidad y que los terricidas sean juzgados y condenados”.

La coincidencia con la fecha patria persigue visibilizar la preexistencia de los pueblos originarios, y denunciar las políticas de extracción de los bienes que brinda la naturaleza en el territorio que hoy comprende a la República Argentina.

Con el lema “Mientras no tengamos justicia, para ellos no habrá paz”, las integrantes del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir piden el acompañamiento “de hermanes originarios y de les argentines que quieran sumarse a esta caminata para decir #BastaDeTerricidio”.

Si bien la posibilidad de hacer algo que visibilizara la agresión constante que sufre la tierra venía siendo conversada desde tiempo antes, hubo mayor urgencia con los últimos incendios en la Patagonia, explicó a Presentes Karumanta Escalada, mujer hija de madre quechua y padre ava guaraní nacida en el barrio Estación de la ciudad salteña de San Ramón de la Nueva Orán que hace unos veinte años reside en General Pico, La Pampa, y que integra el Movimiento de Mujeres Indígenas.

En el comunicado del Movimiento se pone énfasis en que “Hasta aquí todos los atentados contra la vida de nuestra madre tierra han sido impunes” y se denuncia “La indolencia de los gobiernos (que) alimenta la avaricia, la codicia letal del extractivismo”. Por eso también es la intención de movilizarse en el aniversario de la independencia argentina, para recordar que a la par que se daba el grito de libertad frente a les invasores españoles, “el Estado se empezó a constituir como una fuerza de invasión en los territorios indígenas”.

También recuerda que hubo genocidio, el exterminio de pueblos originarios; ecocidio, con ecosistemas arrancados de la faz de la tierra; epistemicidio indígena, con la eliminación de otros modos de pensar la vida, y que la “represión y persecución ha llevado a la clandestinidad de nuestras prácticas espirituales, medicinales y la imposibilidad de vivir de acuerdo a nuestra cultura que es en absoluta armonía con la naturaleza”.

El Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir hizo un llamado a esa “plurinacionalidad que habita los confines de todos los territorios llamado hoy Argentina” a “unirse en clamor por la vida, construyendo junto al pueblo argentino y los pueblos del mundo una nueva matriz civilizatoria” porque hasta aquí “Las repúblicas coloniales han llevado al Terricidio a su máxima expresión de dolor y muerte”. 

La columna del sur, reunida en Esquel antes de partir

Desalojos silenciosos

Las dos mujeres que dieron su testimonio para esta nota refrendan en lo particular lo que el Movimiento afirma en general.

Karumanta Escalada nació en el humilde barrio Estación, donde se asentó su comunidad cuando las actividades del inmenso Ingenio San Martín del Tabacal la constriñeron a una franja mínima de tierra, esa forma de desalojo silencioso que se lleva a cabo muchas veces. Sin lugar donde residir, y sin fuentes para sustentarse, con dos hijos pequeños a cuestas, Karumanta migró al sur, donde tenía una pariente.

Ahí también sufrió estrecheces extremas: “Yo me quedé aquí porque no tenía un peso para volver y no entendía cómo se manejaba esta sociedad”. “Me quedé aquí y la peleé, haciendo pan, empanadas, todas esas cosas elaboradas con harina, para vender. La pasamos mal los primeros años”.

Ella se integró al Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir y organizó una comunidad, reuniendo a los migrantes de distintos pueblos originarios del país que se mueven por el territorio argentino como peones golondrinas. “Aquí en Pico yo logré hacer una comunidad, porque aquí hay de todo, hay rampuches, mapuches, hay otros guaraníes, hay algunas hermanas charrúas. Aquí de Salta hay muchas familias, debe haber por lo menos 70 familias, no todas se identifican pero vos le ponés un pin pin (danza guaraní) y enseguida se le mueven las patitas solas”.

«De a poco nos fuimos animando una a la otra»

En la Comunidad Pluricultural Ajayu Pahwa (Espíritu Libre) “Nos juntamos también para visibilizar, porque aquí en La Pampa es una provincia muy difícil en el tema indígena”. Como la actividad económica principal es la agricultura, “son todos terratenientes y no le dan mucha bolilla” al tema de los pueblos originarios. “Y nosotros ya hace años que nos levantamos como comunidad y gracias a eso logramos pequeñas cosas pero que para nosotros son grandes logros”.

Karumanta contó que la Caminata se fue pensando en un proceso, “y de a poco nos fuimos animando una a otra”. Indicó que se harán asambleas en cada pueblo que se vaya tocando. “Para contar el propósito de la Caminata, que puedan escuchar de las propias hermanas que vienen caminando su experiencia, y también pedir que apoyen”. Es que las caminantes necesitarán contar con apoyo en los lugares que toquen, para proveerles de agua y alimentos, y también para renovar los calzados.

La weychafe mapuche Moira Millán, en Esquel

La vocera dijo que se proponen caminar entre 14 y 20 kilómetros por día, parar, descansar, hacer una asamblea y continuar la Caminata. “Es un esfuerzo enorme. Hay hermanas que han decidido dejar sus hijos al cuidado de otras personas o de los padres, o de la familia que también apoya esta Caminata”.

“Detrás de cada hermana hay toda una familia que está apoyando, si no, no podrían hacer eso. Y también es la valentía, porque no sabemos cómo nos van a recibir, no sabemos si por ahí el estado a través de la Policía hace represión de la Caminata, si bien estamos en nuestro derecho de hacer esta Caminata, pero yo sé que a muchos no les va a gustar” que vayan con “la verdad de los territorios”, dijo.

En ese mismo sentido, señaló que es posible que reciban ataques a través de los medios de comunicación, como ya pasó con los incendios. “Pero nosotras vamos firmes y con la conciencia tranquila de que lo que estamos haciendo no es tan solo para nosotros, es para todas las personas en general, porque la Pachamama, la Mapu, nos da cobijo a todos. La Pacha no hace distinciones de decir vos sos mi comunidad, o vos sos indígena, vos no. No. Aquí todos respiramos el mismo aire, todos comemos de la misma tierra, solo que algunos son conscientes en cuidarla, en amarla, y a otros que no les importa, ese egoísmo ambicioso que tienen, no les importa destrozarla”.

Pedidos sin respuesta

También la comunidad de Fabiola Rodas, en Tartagal, sufrió históricamente formas de desalojo silencioso. No hubo un operativo violento, pero la ciudad misma se fundó sobre territorio originario y de a poco fue ampliándose, creciendo sobre el territorio ancestral y ciñendo a sus habitantes a pequeños espacios que ahora la intendencia pretende denominar barrios.

“La vez pasada, cuando yo también hice la caminata acá con la gente, los hermanos de Santa Victoria, fuimos de Tartagal a Salta y no tuvimos ninguna clase de respuesta”, es “como que el gobierno, todos, hacen oídos sordos”, dijo Fabiola cuando se le preguntó por las motivaciones para caminar con el Movimiento.

En noviembre del año pasado habitantes originaries nucleades en la Unión Autónoma de Comunidades Originarias del Pilcomayo (UACOP) marcharon desde el pueblo de Santa Victoria Este, en el límite tripartito de Argentina con Bolivia y Paraguay, hasta la ciudad de Salta, reclamando políticas públicas que les permitan acceder a viviendas dignas, al agua y a la tierra.

“Ahora yo voy a hacer esta Caminata porque nosotros no tenemos agua, no tenemos trabajo, ya nos están quitando toda la tierra, no tenemos lugar en donde sembrar”, agregó la vocera. Añadió que en Tartagal se sienten discriminadxs, como ejemplo, contó la Municipalidad está pavimentando las calles de los barrios alrededor de Misión Tapiete, “menos la parte donde nosotros vivimos, seguimos con tierra, seguimos sin agua”.

“El que se duerme se queda sin agua. El que no duerme se levanta 3, 4 de la mañana para juntar”.

Sobre el acceso al agua, contó que llega a través de un sistema de mangueras que ya es muy viejo, y que la presión es mínima, y solo por las noches. “El que se duerme se queda sin agua. El que no duerme se levanta 3, 4 de la mañana para juntar”.

Fabiola también incluye en las cuentas el reclamo histórico por la pérdida de su territorio, que era “grandísimo. Yo me acuerdo que teníamos cercos donde teníamos para sembrar, ahora no, acá en las casas vivimos dos o tres familias, todos amontonados”. En Misión Tapiete residen unas 300 familias.

En la caminata de noviembre, la Comunidad pedía acceder a proyectos de trabajo en costura y para la compra de maquinaria para hacer trabajos de carpintería, “pero jamás tuvimos respuesta a eso”. Y, en la emergencia, pedían un comedor comunitario: “Ni esa ayuda nos dan”, lamentó.

«No están dadas las condiciones para vivir»

“No faltará quien diga: ‘compañeras indígenas no están dadas las condiciones para salir a luchar’.  A lo cual respondemos: no están dadas las condiciones para vivir, es por eso que salimos a luchar”, sostiene el comunicado del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir.

Las Mujeres invitaron a apoyar y participar de la Caminata, “caminaremos junto a todas aquellas personas que al igual que nosotras se sientan indignades, impotentes, y que no quieren ser meros espectadores ante la tragedia, ni cómplices silenciosos frente a la destrucción de la vida”. Quienes deseen ofrecerse como voluntarios deben escribir al mail:
bastadeterricidio@gmail.com

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