Ataque homo-odiante a un activista de Dolores: “Te pegamos por puto”
Cristian Leonardo Guevara (33) fue víctima de un ataque homoodiante en la ciudad de Dolores, en la Provincia de Buenos Aires.
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Por Verónica Stewart
El pasado domingo 14 de febrero, Cristian Leonardo Guevara (33) fue víctima de un ataque homoodiante en la ciudad de Dolores, en la Provincia de Buenos Aires. Tras ser arrojado al suelo y golpeado repetidas veces, Cristian fue al Hospital San Roque, donde los médicos determinaron que había sufrido lesiones leves. Por lo tanto, esa fue la carátula – la de lesiones leves – que recibió la causa cuando se acercó a la comisaría a hacer la denuncia. La misma se encuentra radicada en la fiscalía N° 5 – UDT, especializada en violencia de género.
Cristian había acompañado a la prima a buscar a su hija a un cumpleaños. Lo primero que les llamó la atención fue la cantidad de gente. “Cuando llegamos al lugar, nos encontramos con que había más de 150 personas”, explicó a Agencia Presentes. “Era una fiesta clandestina”. Cristian se acercó a la casa para buscar a Ludmila, la hija de su prima. Sin embargo, lo detuvieron a los pocos pasos; “vos no podés estar acá, vos sos puto”, le dijo el dueño de casa junto a su familia y un grupo de invitados. Cristian contestó que no venía con intenciones de pelear, y salió a esperar a Ludmila afuera.
No fue suficiente. Por más que Cristian intentara alejarse, sus agresores, A. N. y J. G. lo persiguieron. Finalmente, le pusieron la traba y lo arrojaron al piso. “Lo primero que hicieron fue darme una patada en la cabeza que me torció los anteojos”, contó Cristian. “Me golpearon en el piso y me gritaron ‘puto’. Les dije ‘¿qué pasa, por qué me pegan? Por favor, no me peguen, yo no soy violento’ y me contestaron ‘por puto’”. La golpiza continuó hasta que se acercaron su prima y un par de invitados más de la fiesta a tratar de detenerla, entre ellos una ex alumna de Cristian. Cuando logró levantarse, corrió hacia su auto. Uno de sus agresores lo persiguió y le dijo “tomatelas ya porque rompemos el auto.” Cristian se subió y arrancó.
“Di la vuelta a la manzana, estacioné el auto y llamé al 911. Pasaron diez, quince minutos. Volví a llamar, pasaron otros diez, quince minutos. Volví a llamar por tercera vez”, explicó Cristian. El patrullero nunca apareció. Tras reencontrarse con su prima y la hija de ella, fue al hospital y luego a la Comisaría de la Mujer y la Familia a hacer la denuncia. “La subcomisaria me dijo que no quería que el caso tuviera tanta visibilidad porque la fiesta clandestina nunca fue clausurada”, dijo Cristian. “Siguieron hasta las ocho, nueve de la mañana, siguieron mientras me habían golpeado y yo me había ido muy mal”. Ahora, la subcomisaria lo llama todos los días para ver cómo está y para preguntar si los agresores pasaron por su domicilio.
Desde la policía de Dolores, le ofrecieron un botón antipánico y se acercaron a su casa con un patrullero, pero con el paso de los días, dejó de contar con cuidado policial constante. “Ahí empecé con los ataques de pánico. Llevo cuatro, cinco días sin comer porque rechazo la comida, y siento desgano. Siento que incomodo a los demás y que no puedo ser yo”, dijo. En el trabajo, le otorgaron una licencia por diez días debido a las secuelas que dejó el ataque.
LGBT Dolores: Red de contención
Cristian es el fundador de la agrupación LGBT Dolores, que lo acompañó en todo momento. “Decidimos apoyarlo en nuestras redes sociales, tanto en las de la organización como en nuestras cuentas personales” contó Joaquín Caimi, miembro de la organización desde el año pasado, a Presentes. Además de esta difusión y del acompañamiento tanto físico como virtual que puedan hacer, la agrupación no tiene herramientas para hacer mucho más. “No contamos con ayuda de ningún lado. Todo lo que podemos llegar a dar, si es material, sale de nuestras casas. Lamentablemente, tampoco contamos con un espacio para albergar a chicxs que sufren todo tipo de violencias”, explicó Joaquín.
Sin embargo, la visibilización no es poca cosa. Joaquín asegura que en una ciudad como Dolores, donde sigue siendo difícil para el colectivo LGBT vivir tranquilo, la difusión de casos como los de Cristian es la clave para cambiar esa mentalidad. “Dolores es una ciudad muy cerrada, conservadora y que discrimina muchísimo”, dijo. “Se dan a conocer muy pocos hechos de discriminación, pero si no los visibilizamos siguen pasando desapercibidos. Visibilización es igual a importancia. Y si la gente no quiere adaptarse, les vamos a ganar por cansancio y se van a acostumbrar a ver los colores del orgullo por todos lados”, agregó.
Por su parte, Cecilia Coronel, integrante de la organización Mujeres y Diversidades Dolorenses, que también se hizo presente durante el acompañamiento a Cristian, destaca la importancia de la organización colectiva, transversal y horizontal. “Las acciones en la calle y las redes sirven para decirle al Estado que lxs estamos observando, que tenemos propuestas y que vamos por todo”, dijo a Presentes.
Crímenes de odio
Según el informe semestral publicado por el Observatorio de Crímenes de Odio LGBT de los 69 crímenes de odio perpetrados desde el 1 de enero hasta el 30 de junio de 2020, el 16% fueron contra varones gays cis, mientras que el 54% del total corresponden a “lesiones al derecho a la integridad física, es decir violencia física que no terminó en muerte.” Dentro de estas lesiones, el 28% tienen como modalidad a los golpes. Es la segunda modalidad más común, precedida solo por la manifestación de la ausencia estatal (35%).
El informe también destaca que “en cuanto al vínculo de las víctimas de los crímenes de odio con los agresores particulares, en el 29% de los casos los agresores son vecinos/as o personas conocidas por ellas. En segundo lugar, el 26% corresponde a personas desconocidas por las víctimas”. Esto quiere decir que tanto como un cuarto de las víctimas fueron agredidas por desconocidos exclusivamente por su orientación sexual o su identidad de género.
El crimen homoodiante que sufrió Cristian se engloba dentro de la mayoría en tres características: la localidad geográfica, el lugar físico donde ocurrió el ataque y la edad de la víctima. Tanto como el 42,3% de las víctimas tiene entre 30 y 39 años. Además, la provincia de Buenos Aires fue el escenario de la mayor cantidad de crímenes de odio LGBT en la primera mitad del 2020 con el 35% de los mismos. Por último, el ataque fue llevado a cabo en la vía pública, como sucedió en el 49% de los casos.
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