Grupos conservadores de Chile usan la televisión para difundir mensajes de odio anti-LGBT
Aprovechando el espacio televisivo que les da el Estado en el marco de la campaña por el plebiscito para una nueva Constitución, partidos políticos de derecha y grupos religiosos hacen propaganda anti-LGBT.
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Por Airam Fernández, desde Santiago de Chile
A finales de septiembre comenzó en Chile la emisión de la franja electoral televisiva de las campañas del Apruebo y del Rechazo para el histórico plebiscito constitucional que se realizará en el país el 25 de octubre. Algunos sectores del Rechazo vinculados a las iglesias evangélicas y a la Unión Demócrata Independiente (UDI) -un partido político de derecha- están utilizando ese espacio para difundir mensajes de odio en contra de la diversidad sexual, construidos en base a discursos religiosos, simbología de la comunidad y hasta testimonios de personas LGBTI.
Según las reglas del sistema de propaganda política chileno, esta franja -que incorpora por primera vez a la sociedad civil- debe emitirse dos veces al día. Cada una dura 15 minutos, con 7 minutos y 30 segundos divididos por igual entre los partidos y organizaciones de ambas opciones. Que sea un espacio que se transmite en cadena nacional y en televisión abierta en los canales agrupados en la Asociación Nacional de Televisión es algo que preocupa a la comunidad LGBTI, por algunos de los contenidos difundidos que les señalan, frente a la posibilidad de escribir una nueva Constitución.
Presentes los analizó, a partir de la visión de activistas y expertxs de la diversidad en materia comunicacional y de leyes. También consultó a la Pastoral de la Diversidad Sexual (Padis), una comunidad de hombres y mujeres lesbianas, gays y bisexuales que junto a sus familias, se vinculan a la Comunidad de Vida Cristiana (CVX), una asociación laica internacional inspirada en el modelo de vida espiritual de Ignacio de Loyola.
Bandera de la diversidad y una iglesia ardiendo
A través de la Fundación El Samaritano,un grupo evangélico que milita por el Rechazo utiliza imágenes de marchas por el aborto, la bandera de la diversidad e incluso una iglesia ardiendo en llamas. Se van intercalando con una música de suspenso de fondo y una voz en off que narra: “La iglesia evangélica ha estado siempre en ayuda de los que más necesitan, pero hoy está en peligro y vamos a salir a defenderla. El prudente ve el peligro y lo evita, el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias”.
Hay una clara intención en la forma de construir ese mensaje, dice Érika Montecinos, periodista y directora de la Agrupación Lésbica Rompiendo el Silencio (RS): “Quieren vincular a la diversidad con la destrucción”.
Erich Mellado, periodista y parte de la organización Padis, lo ve como parte de la avanzada de populismos de extremos ideológicos que se han levantado también en varios países y que promueven una agenda en contra de la diversidad sexual. “Muchos de esos programas políticos han sido eficaces en construir y extender el concepto ‘ideología de género’, que ha sido recogido por el mundo católico y cristiano, sobre todo, entre los más conservadores. Así, se ha entremezclado la política partidista con cierto integrismo religioso que, entre sus enemigos, tiene a las demandas de la comunidad LGTB+”, dice.
Para Constanza Valdés, abogada trans, asesora legislativa y codirectora de la Asociación de Abogadas Feministas de Chile (Abofem), no solamente es “lamentable y vergonzosa” la forma de actuar de estos grupos religiosos, que a su juicio imitan a los grupos más conservadores del Brasil de Jair Bolsonaro. Es, también, algo fuera de norma: “No sólo buscan difundir una campaña de terror, con miedos, prejuicios y lgbtifobia infundada, sino que no corresponde. Desde 1925, el Estado de Chile está separado de la Iglesia y partiendo de ahí, la política y la gerencia estatal no se pueden mezclar con la religión”.
Valdés dice que también son discursos muy peligrosos, que pueden abonar el clima violento y anti derechos que avanza en el país. “Pueden provocar que la gente actúe en contra de nosotres solamente porque se promueven en televisión nacional y a lo largo de todo Chile”, advierte.
«Votar aprueblo es votar por Satanás»
Votar apruebo es votar por Satanás. Eso insinúa el mensaje de un grupo autodenominado “Evangélicos por el Rechazo”, que utilizó su espacio en la franja para difundir un mensaje que al menos a Valdés sólo le causa risa. Kevin Valenzuela es el vocero en este caso: “La Biblia dice que Satanás vino precisamente a matar, robar y destruir. Esto nos demuestra quién es el que está detrás de todo este proceso refundacional de Chile y ningún hijo de Dios puede dar su aprobación a las obras infructuosas de las tinieblas”.
Valenzuela es un férreo defensor de movimientos anti derechos como el de “Con mis hijos no te metas”. Tanto su aparición como la de la bandera de la diversidad en el spot de este grupo evangélico buscan “recordar al público más conservador sobre los supuestos peligros que tendría abrir la puerta a los derechos de las minorías sexuales”, observa Mellado.
Y añade que como estrategia, este grupo recurre al miedo para señalar, por ejemplo, “supuestos nexos entre la diversidad sexual y la pedofilia, la no existencia de una clara imagen de los roles padre y madre para los hijos e hijas, y tantos otros desastres que supondría votar por el Apruebo”. Cree que lo hacen basados en una visión “bibliocéntrica”: “Quizás, esta es una de las diferencias que existe con el mundo católico, en donde hay un debate más amplio para comprender la Biblia”.
Mellado también subraya que esto ocurre en un escenario que tiene varios años en construcción. Prueba de ello es que en el Parlamento chileno hay una bancada evangélica conformada, que surgió para “luchar en favor de los ‘valores cristianos’”, pero que al mismo tiempo se opone “a toda legislación que pudiera contrariarlos”, como los avances en el reconocimiento de derechos para la diversidad sexual.
“Ponen en riesgo toda nuestra evidencia y testimonios”
La aparición de un Youtuber conocido como el “Facho Cola” también molestó a la comunidad. En la franja del Rechazo, asegura que jamás he tenido problemas al decir que es gay, pero que no ocurre lo mismo cuando dice que es gay y de derecha. Valdés pone en duda la primera afirmación, sobre todo en un país como Chile, que en 2019 registró un ataque de homofobia y transfobia cada seis días, de acuerdo a la data del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh). “Es un discurso que pone en riesgo toda nuestra evidencia, nuestros testimonios”, dice.
Para Montecinos, la intención de ese mensaje es, primero mostrar que la derecha apoya a la comunidad o tiene gente de las disidencias en sus filas. Y cree que eso, al mismo tiempo, es un intento de restarle importancia al movimiento: “Cada persona es libre de militar donde quiera, pero esto es claramente un intento de relativizar todo, de decir que todo da lo mismo, si igual ‘nos apoyan’, como sugieren ahí”.
Mellado cuestiona el uso de una etiqueta como “facho cola” para presentar a una persona no heterosexual, sobre todo por la carga de ese adjetivo. “Pareciera que existe en algunos la necesidad de presentar a la diversidad con esos apelativos, como una caricatura. Lo otro cuestionable es que él no habla sobre los derechos de la diversidad o los cambios que podría traer al colectivo votar por esa opción en la papeleta electoral”, plantea.
“Quieren anular y agredir todo lo que sea diferente a la heteronorma”
En la franja, una estudiante de trabajo social de la Universidad de Chile cuenta un episodio de violencia que vivió el año pasado. Dice que por motivos políticos, un grupo de encapuchados “como de 15 personas” la atacaron. Y justo cuando dice eso, la sacan del cuadro, su voz se queda en off y sale en pantalla una imagen que parece captada por una cámara de seguridad, donde se ve un grupo de personas vestidas de negro, muy cerca de un mural donde aparecen personajes emblemáticos de la diversidad en Chile: Pedro Lemebel, Hija de Perra, Gabriela Mistral, Mara Rita y Nicole Saavedra, asesinada en 2016.
A Montecinos le preocupa este guiño a la diversidad con la construcción de un mensaje como ese: “Evidentemente hay una intención de anular y agredir todo lo que sea diferente a la heteronorma. Quieren dar a entender que todo lo relacionado con la diversidad, con las disidencias, incluso con personas que fueron violentadas, implica una sociedad en peligro. Es caer muy bajo, porque en ese mural además aparece el rostro de Nicole y seguramente quienes hicieron esa campaña no deben tener ni idea de lo que padeció sólo por el hecho de ser lesbiana y camiona”.
Valdés explica que en este escenario no existen herramientas legales específicas. Ni siquiera acciones especiales a las que recurrir para sancionar discursos de odio, más allá de la figura del recurso de protección como el que presentó Fundación Iguales ante la Corte de Apelaciones de Santiago y en contra de la UDI, ante las evidentes referencias discriminatorias.
La excusa de la libertad de expresión
Pero lo que ambas consideran especialmente grave dentro de todo esto, es que quienes promueven estos discursos se excusan en la libertad de expresión. Para Montecinos, no son más que discursos de odio que hay que denunciar públicamente, a través de medios y redes sociales, ante la falta de otras herramientas. “Si se trata de mensajes que atentan contra las libertades de otras personas, o que son construidos desde creencias o ignorancias respecto de la existencia de otras personas, no pueden ser validados en un Estado que dice proteger a todas las personas”, dice, criticando además el rol del Servicio Electoral de Chile (Servel), institución que en teoría tiene la función fiscalizadora en materia de campañas electorales.
Para Valdés, precisamente por esto era tan importante el avance de un proyecto como el de Educación Sexual Integral, rechazado la semana pasada en la discusión parlamentaria. De aprobarse, sería un gran aporte para una educación que permitiera “combatir el odio y la ignorancia” con información, discusión y libertad frente al derecho de vivir una sexualidad libre de prejuicios.
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