A Paola la mataron hace 4 años: su amiga Kenya Cuevas se hizo activista para buscar justicia
El transfeminicidio de Paola Buenrostro logró una atención mediática nunca antes vista en México gracias al activismo de su amiga Kenya Cuevas.
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Texto y fotos: Georgina González, desde Ciudad de México
Este 30 de septiembre se cumplieron cuatro años del asesinato de Paola Buenrostro, una mujer trans de 25 años que ejercía el trabajo sexual. A Paola la mataron en un auto en Puente de Alvarado esquina con Aldama en la Ciudad de México. El asesinato de Paola logró una atención mediática nunca antes vista en México gracias al activismo de su amiga Kenya Cuevas. Hoy Kenya no camina sola por el reclamo de justicia. Junto a su abogada, activistas, y mujeres trans trabajadoras sexuales, realizaron un homenaje en el lugar donde fue asesinada.
Kenya recuerda “helada y rara” aquella madrugada, también que su amiga Paola estaba triste. Junto a otras dos compañeras de trabajo, bebieron anís para apaciguar el frío. “Esa noche nos jugamos la ruleta de la muerte entre cuatro personas, entre ellas le tocó a Paola”, contó a Presentes.
Minutos más tarde la voz de Paola pronunció un grito de auxilio. ¡Kenya, Kenya!. Kenya corrió, escuchó detonaciones y vio a Paola agonizando. Estaba en el asiento de copiloto de un auto gris, a un lado de ella, un ex-militar.
Kenya se convirtió esa noche en la testigo principal del asesinato de Paola Buenrostro.
“Ella dio su vida para dar un giro en la historia de las mujeres trans asesinadas en México y hacer un cambio de paradigma. Desde aquel momento no paré de luchar contra las autoridades que nos negaron nuestro derecho a la identidad y a acceder a la justicia cuando detuvieron y liberaron (dos días después) al homicida de Paola por falta de pruebas”.
“Era una mujer explosiva pero también muy noble”
Paola nació en Chiapas y desde niña fue rechazada por su familia. “Ella creció resentida con su mamá. Eso la hacía una mujer explosiva. Tenía un carácter fuerte pero dentro de todo también era muy noble. Ella te podía ver y si no tenías qué comer, y tenía 20 pesos en la bolsa, te los daba”, contó Kenya.
Paola, como muchas mujeres trans, no eligen vivir en circunstancias de exclusión familiar. El rechazo que experimentó le impidió acceder a la educación y en consecuencia al mercado laboral. Paola migró a la capital de México a sus 17 años y para ganarse la vida ejerció el trabajo sexual todos los días de nueve de la noche a seis de la mañana.
“Los fines de semana después de trabajar, a veces, nos íbamos a Garibaldi, al 33. Paola y yo le llamamos el treintaycórrele porque casi siempre al entrar al bar nos salía un cliente. Nos echábamos la copita, bailábamos Mónica Naranjo, Jeny Rivera, todas esas” recordó Kenya.
En 2016, año en que asesinaron a Paola, hubo 80 transfeminicidios. Representa el año más violento para las mujeres trans en México, según el registro, de 2007 a la fecha, que lleva el Centro de Apoyo a las Identidades Trans. Ese mismo año el Frente Nacional por la Familia, un grupo conservador y anti derechos apoyado por la iglesia católica, realizó dos marchas nacionales y tuvo espacios en medios de comunicación para difundir sus discursos.
Justicia y reparación para Paola y Kenya
El hombre que detonó el arma contra el cuerpo de Paola fue puesto en libertad a falta de pruebas dos días después, el 2 de octubre. Como protesta, Kenya, en compañía de trabajadoras sexuales de Puente de Alvarado, realizaron un bloqueo de cuerpo presente con Paola dentro de un féretro en Avenida Insurgentes, una de las vialidades más importantes de la Ciudad de México.
“Desde ese momento no dejé en paz a la Fiscalía. Jamás pensaron que dos años después una mujer trans, trabajadora sexual, iba a ponerlos contra la pared y los haría revivir y reconocer que lo hicieron todo mal, que faltaron al debido proceso y que violaron los derechos de Paola y los míos”.
En 2019, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHDF) emitió, por primera vez en la historia, una recomendación para que la Procuraduría General de Justicia trate con perspectiva de género el transfemicidio de Paola Buenrostro, haya reparación a Kenya Cuevas y se establezca un como modelo futuro de investigación para crímenes de odio contra la población LGBT+.
En el camino de lucha Kenya ha recibido amenazas de muerte. Por esa razón, solicitó a las autoridades medidas de protección para su seguridad. En un primer momento la Fiscalía se la concedió, sin embargo, Equis Justicia, organización que acompaña jurídicamente el caso, ha interpuesto dos amparos por los intentos de retirarle la protección a Kenya.
“La Policía de Investigación que depende de la Fiscalía le ha negado la protección en dos ocasiones argumentando que Kenya ya no se encuentra en riesgo”, explica en entrevista para Presentes, Viridiana Valgañón, abogada de Equis Justicia.
«La Fiscalía no reconoce el derecho a la identidad»
“Esperamos que la Fiscalía cumpla con la recomendación, porque por un lado reconoce la violencia estructural contra las mujeres trans, reconoce que cuando son víctimas de algún delito las Fiscalías las criminalizan por ejercer el trabajo sexual y no les reconocen el derecho a la identidad. Queremos que se las reconozca como testigos o como víctimas dentro de las carpetas de investigación. Y queremos que hagan cosas efectivas, no cosas que ensanchen el expediente, queremos que logren aprehenderlo, enjuiciarlo y procesarlo”, sostiene Valgañón.
A cuatro años del asesinato de Paola, la Fiscalía de la Ciudad de México ha ha emitido dos oficios para buscar al ex militar, ambos en 2017, pero no hay una línea de investigación.
“Para Kenya y las mujeres trans es importante que el Estado se disculpe públicamente y reconozca, en Puente de Alvarado, que las mujeres trans son sujetas de derecho. Que las Fiscalías de todo el país emitan el protocolo y lo apliquen. Así también que capaciten al personal ministerial como al policial con el objetivo de dejar de ver casos de discriminación contra las compañeras y que no haya más impunidad”, advierte Viridiana Valgañon.
Transformar el dolor en vida
A partir del asesinato de su amiga, Kenya empezó a ofrecer refugio a sus compañeras. Por mucho tiempo su propia casa se convirtió en un hogar para muchas mujeres trans que vivían adicciones, que no tenían acceso a un tratamiento de VIH, que no tenían techo.
El sueño que Kenya tuvo “entre ceja y ceja” durante esos años se materializó en 2018 con la fundación de la Casa de las Muñecas Tiresias, organización que acompaña a trabajadoras sexuales, personas usuarias de drogas y personas que viven con VIH. Además, en diciembre de 2019 tomó forma el primer refugio para mujeres trans de México, que lleva por nombre Casa Hogar Paola Buenrostro, ubicado en la Alcaldía Gustavo A. Madero.
Vidas cambiadas
Esta noche, cuatro años después del asesinato de Paola Buenrostro, Rebeca Martínez se siente contenta. Ella trabajó en la zona de Puente de Alvarado ejerciendo el trabajo sexual, comenzó a los 18 años y consumió drogas durante 10 años. Esa situación la llevó a “un punto grave de vulnerabilidad”, explica para Presentes.
Durante la pandemia y los cierres de hoteles, Rebeca no tuvo opciones y comenzó a vivir en las calles. Kenya la conoció ahí y la invitó a la Casa Hogar. Rebeca tenía miedo, pensó que era un anexo “donde muchas veces te tratan mal, te violentan feo”. Kenya le insistió.
Rebeca lleva cuatro meses dentro de la Casa Hogar. “Voy a terminar mi secundaria y tomó clases de belleza. Tenemos psicología y grupo de alcohólicos anónimos, es lo que me está ayudando. Estoy sacando mis miedos, me siento segura de mí misma”, dice emocionada.
“Y esta noche no me siento sola, sé que no estamos solas. Tenemos derechos y podemos defendernos. Pronto no darán un curso para entender por qué no pueden llevarme a la cárcel solo por usar ropa de mujer, que no me pueden negar el servicio en lugares. Ahora sé que podemos defendernos y que las leyes también están con nosotras. Me siento bien contenta con todo esto”, agrega.
A cuatro años del asesinato de Paola Buenrostro, Kenya ha transformado el dolor en sueños tangibles y vidas vivibles.
Esta noche decide rendir homenaje a su amiga. La acompaña su abogada, amigas que hizo en el camino y mujeres trans trabajadoras sexuales que vivieron junto a ella la noche del 30 de septiembre de 2016.
Hoy para no olvidar preparan un performance. Recrearon esa noche, desde que bebieron anís, cuando Paola subió al auto gris y gritó a Kenya por auxilio.
“Todo este camino ha sido titánico pero creo que por algo esa noche Paola me gritó. Y esta noche, a cuatro años, la recuerdo con su sonrisa, con sus ganas de vivir”, dijo Kenya Cuevas a Presentes.
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