Organizaciones LGBT+ despidieron a Cigliutti en Plaza de Mayo: “César es de todas, todos y todes”

Activistas realizaron un homenaje en Plaza de Mayo para despedir a César Cigliutti.

Un grupo de activistas de la diversidad sexual y amigues de César Cigliutti despidieron al presidente de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina) en la tarde del martes 1 de septiembre en la Plaza de Mayo. Fue un encuentro fugaz, íntimo, respetuoso de distancias y cargado de un profundo sentido político alrededor de esa ronda emblemática trazada por Madres y Abuelas. Esa Plaza fue un escenario crucial de la vida de César, un pionero en las luchas LGBT como parte de la agenda de los derechos humanos en la Argentina. Ayer no hubo abrazos, apenas algunos codos chocándose en el aire helado de esa tarde que parecía irreal, más invernal y a la intemperie que todas las anteriores de la cuarentena. 

Orgullo en Plaza de Mayo

Aunque seguramente muchas personas se quedaron con ganas de acercarse a despedir al referente histórico, las coordenadas del encuentro se mantuvieron en reserva para atenerse a las medidas del confinamiento preventivo. A partir de las cinco de la tarde, activistas gays, lesbianas, bisexuales, travestis y trans empezaron a llegar a la Plaza con barbijos con los colores del arco iris, banderas del Orgullo, carteles y ramos de flores. Algunes por prudencia ni siquiera se chocaban el codo pero se quedaban un rato mirándose a los ojos. Otres empezaron a colgar las banderas de las organizaciones, una enorme foto de César y los carteles sobre las rejas que rodean la pirámide.

En la Plaza se armó una larga y extraña fila, la que forman las personas tristes y cabizbajas dejando más de un metro y medio entre sí para saludar a un referente que partió mientras dormía, el último día de agosto, a los 63 años. 

No habían pasado aún 24 horas desde que se conoció la noticia. Les que iban llegando intentaban reconocerse por debajo de los barbijos y los abrigos. En el aire flotaba una sensación de ser testigues de un momento por fuera de la realidad, con los colores del Orgullo resplandecientes en el gris plomo que envolvía la Plaza. La muerte de César, que en 2010 fue declarado ciudadano ilustre de Buenos Aires por su labor en la promoción de derechos humanos, llegó por sorpresa, en un momento donde no es posible una ceremonia de despedida más grande, y ojalá –repetían les activistas como una plegaria– que pueda hacerse en algún momento. 

Mientras hacían la fila para dejarle un ramo de flores, algunes fantaseaban otros planes: despedir a César en la Legislatura, arrojar sus cenizas en algún ritual colectivo. Después de que todes y cada une se acercaran a dejar las flores y los pensamientos debajo de la foto de César, les activistas y amigues armaron un semicírculo siguiendo la línea de los pañuelos blancos dibujados en el piso. 

La comunidad no son sólo ideas

“No estoy preparado para decir las últimas palabras, a pesar de haber acompañado tantos años a César en el activismo”, dijo Marcelo Suntheim, su compañero de vida y activista de la CHA. “No puedo hablar de César. César no es más nuestro, es de todas, de todos y de todes. Tras recordar cómo peleó contra la represión policial por las tortas, maricas y travas, y cómo acompañó a tantes compañeres en situaciones difíciles, Marcelo puso el acento en el modo en que la palabra “comunidad” resonó en los labios y en los gestos de César. 

“La comunidad no son sólo ideas, es algo que se siente: el amor y afecto como instrumento político son cuestiones de lucha. Por eso el amor derrota al odio”, expresó el hombre con quien el 18 de julio de 2003 conformaron la primera pareja en acceder a la unión civil para parejas LGBT+ en América Latina y el Caribe. Marcelo lo despidió con un “César marica esposa querida Presente!”. 

«Se fue feliz y orgulloso»

Pedro Paradiso Sottile, activista de la CHA y director ejecutivo de Ilga Lac, agradeció conmovido el ejemplo, el amor yel orgullo de quien consideraba “su hermana”. “César es todo lo vamos a amar siempre para seguir luchando con el mundo que soñamos y nos hermanó. Se fue feliz porque estaba feliz y orgulloso de todo lo que estamos construyendo”, dijo, en referencia a lo que terminó siendo el último tramo de una militancia incansable: el Frente Orgullo y Lucha, espacio en el que confluye el trabajo militante de muchas organizaciones de la diversidad sexual. La potencia de este espacio se fortaleció en las redes solidarias y urgentes que tejieron en la cuarentena, organizándose para asistir a las personas LGBT+ más vulnerables, con César participando activamente de cada paso: desde el empaquetado de bolsones hasta el armado de estrategias colectivas para impulsar una Ley Nacional de Cupo Laboral e Inclusión Laboral travesti-trans. 

Desde Cien por Ciento Diversidad y Derechos -una de las organizaciones que integran Orgullo y Lucha- Martín Canevaro expresó: “Entre tantas cosas, de César aprendimos que detrás de un activista hay una organización. Como todos los que estamos acá hoy. En lo personal siempre lo voy a recordar por su generosidad”. Greta Pena, también de Cien por Ciento, resaltó: “Nos sentimos honradas de que nos haya permitido militar con él. Era un rosquero divino, siempre tramando algo, con una claridad política tal que con una frase defendía su posición, íntegro, honesto. Nos sentíamos cómodas al lado de él. Nos regaló sus últimos momentos de vitalidad militante. Después del gobierno de Mauricio Macri, había revivido con Orgullo y Lucha. Hoy está triste toda la comunidad, porque como ya dijeron, César es de todas, todos y todes”. 

Alba Rueda, subsecretaria de Políticas de Diversidad de la Nación y activista de Mujeres Trans Argentina, dijo: “Para nosotres es duro. Hay una dimensión política de la presencia de César que solo nosotres podemos entender. Muchas cosas cambiaron gracias a él, que peleaba por más derechos, contra la policía y también por la visibilidad. Me acuerdo cómo nos reclamaba y se enojaba cuando no nombrábamos a Nadia Echazú”. Y destacó: “Estos duelos, son en la calle como lo estamos haciendo hoy”. La ceremonia cerró con un largo y efusivo aplauso. También con un grito emblemático que por primera vez conjugó su nombre: César Cigliutti, Presente. Ahora y Siempre.


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