HomoOdio en Valparaíso: vecino atacó a pareja gay

El domingo 23 de agosto Joaquín Somella fue atacado por un vecino. Al principio no quisieron tomarle la denuncia.

Por Airam Fernández, desde Santiago de Chile

Eduardo Hermosilla, de 40 años, denunció este lunes que su pareja, Joaquín Somella, fue atacado por un vecino afuera de su casa, en Valparaíso el domingo 24 de agosto. El golpe con un vaso de vidrio le produjo una herida profunda en la cabeza, que lo llevó a un hospital, y después a una clínica. 

En los últimos días se produjeron varios ataques contra la diversidad sexual en Chile.

El ataque y antecedentes

Eduardo y Joaquín viven juntos desde hace dos años y no es primera vez que tienen problemas con esta persona. Cuenta Eduardo a Presentes: “Siempre nos gritaba cosas. Nos decía ‘maricones’, ‘caballos’, y otros insultos homofóbicos de ese tipo. Hace como tres meses quiso pegarme sin razón alguna, pero Joaquín intervino y no pasó de ahí”. 

El domingo no hubo insulto previo. Eduardo dice que aproximadamente a las 14 horas, el vecino -vive al frente de su casa- decidió colgar un parlante inalámbrico en su reja. Como la música estaba muy alta, una amiga que en ese momento estaba en casa salió a pedirle amablemente que le bajara el volumen. “Él estaba tomando, y cuando ella salió a decirle eso, el tipo le lanzó un trago en la cara, así de la nada”, dice Eduardo. Añade que apenas Joaquín salió y lo vió, se le acercó a golpes y le quebró un vaso en la cabeza. Eduardo estaba en el segundo piso de la casa, se asomó a mirar qué pasaba y bajó corriendo. 

“Cuando llegué, Joaquín estaba sangrando exageradamente. Me tuve que meter, tironearlo, sacarlo de ahí. En medio de todo eso el tipo nos gritaba cosas muy ofensivas”, recuerda. 

Al principio no quisieron tomarle la denuncia

Después de aquella escena, llamaron a Carabineros y a una ambulancia, pero nadie contestó. Eduardo llevó a Joaquín al Hospital Carlos van Buren. Ahí lo recibieron dos paramédicos del área de urgencias. 

“Lo suturaron sin anestesia y en menos de cinco minutos ya estaba afuera, de pie. Pero se sentía muy mal y estaba muy débil. Pedimos hablar con algún policía para que nos tomara la denuncia, pero nos dijeron que los que estaban de turno en el hospital ya se habían ido”, cuenta. De ahí salieron a la oficina de la Policía de Investigaciones (PDI), en el centro de la ciudad: “No nos querían tomar la denuncia porque el informe médico decía que Joaquín tenía una lesión leve y para ellos, eso no tenía tanto peso”. 

Después de varias horas, la denuncia quedó formalizada y se marcharon a casa. Eduardo dice que una patrulla policial fue hasta su barrio a constatar lo que había pasado, incluso a la casa del vecino, a quien identifican con nombre y apellido. “Lo que nos dijeron fue que el vecino ya estaba tranquilo, que estaba tomando una once”, dice Eduardo (En Chile, tomar once significa comer algo previo a la cena, en familia). 

Eduardo está molesto por la respuesta policial, pero también asustado porque “no hay investigación, mucho menos orden de arresto, ninguna medida que nos garantice que este tipo no volverá a agredirnos”. 

Por eso decidieron comunicarse con el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) para pedir orientación. Rolando Jiménez, vocero de la organización, dijo que están evaluando las acciones legales a cursar contra el agresor, y en comunicación con Fiscalía, pensando en que se aplique la Ley Zamudio.

Presentes intentó comunicarse con la oficina de la PDI donde Eduardo y Joaquín hicieron la denuncia, pero hasta el cierre de esta nota, el lunes en la tarde, no hubo respuestas. 

«Que se visibilice y hagan algo«

Ya en casa, a la noche, Joaquín empezó a convulsionar. Eduardo no quiso llevarlo al hospital donde lo habían atendido en la tarde y prefirió ir a una clínica en Viña del Mar, a menos de 10 kilómetros de Valparaíso: “Ahí le hicieron el examen de coronavirus, por protocolo y prevención, le hicieron un scaner completo y vieron los puntos de la sutura, pero también vieron que tenía vidrios adentro. Por eso los médicos programaron una operación de emergencia”. 

A Joaquín lo operaron este lunes a primera hora. Su pareja dice que está bien, recuperándose. Hasta las 14 horas no había podido ver el informe médico. Tampoco podrá verlo hasta este martes, cuando le den el alta. 

Eduardo dice que sólo podrán estar tranquilos cuando la Justicia actúe: “Queremos que nuestro caso se visibilice y que las autoridades hagan algo. Ya no podemos vivir tranquilos ahí, porque ese tipo no nos trata así sólo porque le caemos mal o porque le hicimos algo. Es solamente por nuestra orientación sexual, porque cree que somos distintos a él. Con un vecino así, no estamos a salvo”.

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