Usha: la pionera drag que tendió puentes entre el show y el activismo en Paraguay
Usha Didi Gunatita fue la transformista que dejó una huella permanente en la memoria histórica de Paraguay.
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Por Juliana Quintana
Artista, performer, actriz, activista, defensora de derechos LGBT, maquilladora, mamá guasu (grande), amiga, hermana, tía Usha Didi Gunatita fue la transformista que dejó una huella permanente en la memoria histórica de Paraguay. El 13 de mayo se cumplieron 5 años del día en que falleció de un infarto en su departamento en el microcentro de Asunción.
Nació en Caaguazú el 16 de febrero de 1971. Su hermana Lucía le preguntaba por qué se dejaba las uñas largas. “Toco mucho la guitarra”, le decía. Pero Lucía ya sabía que su hermano era gay. Cuando cumplió 13 años falleció su mamá, y al poco tiempo se mudó al centro. Comenzó a trabajar en los boliches “Playboy” y “Trauma”, haciendo shows nocturnos.
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Una vez recibieron de regalo por Reyes una muñeca y un cochecito, pero cuando se fueron a jugar Usha le pidió a Lucía que le prestara su muñeca. “Por eso mamá nos pegó muchísimo. Yo tenía cinco años y él diez”, recuerda. Su infancia transcurrió en los últimos años de la dictadura stronista y Usha tenía que esconderse para salir con chicos de su edad porque a los homosexuales los perseguían y torturaban.
Si bien la lista de los 108 “amorales” fue en el 1959, existieron varias listas similares y una redada permanente contra las personas LGBT y quienes compartieran vínculos. El caso Palmieri en 1982 reavivó la cacería de brujas y apresó a veinte travestis, entre ellas Carla, una de las primeras trans reconocidas por haberse enfrentado a la Policía, y Liz Paola Cortaza, mujer trans y sobreviviente de la dictadura estronista. Una práctica común era humillarlas, cortarles el pelo y someterlas a trabajo duro en la cárcel.
“No se tenía que saber. Sino los llevaban y los mataban. Uno pensaba que porque te juntabas con homosexuales te ibas a convertir, o algo así. Yo pienso que la gente es muy ignorante. Él amaba mucho lo que hacía, yo eso admiraba de él. Practicaba todos los días, y en la época de la dictadura encima”, cuenta Lucía a Presentes.
En 1994, Edilberto Álvarez, mejor conocido como Babi, llegó a Asunción desde Presidente Franco, (departamento Alto Paraná) y conoció a Usha en el bar Stop, que quedaba en 14 de mayo casi Oliva, delante de Playboy. Stop era el único bar que recibía a personas trans, chacariteños y bañadenses.
“En ese entonces, Usha, era la encargada de la limpieza del lugar. Por las noches, las trans hacían shows pero el de Usha era distinto porque tomaba canciones populares y se burlaba de sí misma: hacía la galopera exagerada, daba vueltas y usaba un lenguaje más grotesco”, recuerda Babi.
El auge de CHOPA, Trans Faces y Lazos
A mediados de los 90, se conforma la Comunidad Homosexual del Paraguay (CHOPA), la primera organización LGTBI en Paraguay. Miguel Angel Auad, conocido como la Petunia, trajo la idea como una experiencia similar al CHA, Comunidad Homosexual Argentina y otras experiencias del movimiento gay que había conocido en los Estados Unidos. El trabajo consistía en apoyar todo lo relacionado con el VIH, que en ese entonces tenía un enorme impacto en la población homosexual, ante la falta de respuestas del Estado.
CHOPA se centraba en la asistencia y solidaridad con las personas que estaban viviendo con VIH y requerían internación y compra de medicamentos. Estas acciones necesitaban fondos, y para ello se realizaban eventos, grandes noches de fiestas y de talentos, como la elección de Miss Paraguay, La Noche de las Rosas, entre otras. Babi fue uno de los miembros fundadores de CHOPA y su trabajo comenzó con la asistencia a la población trans: así conoció a Usha.
“Ella vivía en una calle sobre Humaitá casi 15 de agosto. Cuando Usha toma poder de esa casa, cada vez que se le acercaba alguien y le pedía ayuda, ella les abría las puertas. A la gente que no tenía dónde dormir, gente que se le echaba de su casa. Usha le recibía a la gente siempre. Después Usha formó siempre parte de los eventos LGTBI, de hecho, hacía muchas cosas con las elecciones de reinas. Ella siempre estuvo ahí y era la encargada de hacernos reír”, señala.
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De joven, Omar Marecos, profesional del teatro paraguayo, empezó a frecuentar las reuniones de CHOPA en el 1995 y a asistir a los shows de Usha en los pubs de La Barca, El audaz, Spider, Punto G, Luna. Se escabullía para ver los mejores shows de Liz Paola, de Sandra, de Usha. “La más poderosa, simpática, trasgresora y la que fluctuaba entre el transformismo y el dragqueenismo fue Usha”, dice. Además de su formación en teatro y danza, gran parte de su identidad como Envidia estuvo influida por Usha. “Soy el eslabón que une la generación de la dictadura y la de esta generación que tiene más de arte drag”.
“Me parecía que había tanta gente tan libre y empoderada para esas épocas, riéndose, hablando y Usha era el alma de la reunión. En las fiestas de recaudación de fondos para las personas que vivían con VIH, Usha era la conductora, la caricata, la humorista, llevaba el hilo conductor de todo. Usha, Sandra y Carmen fueron lo mejor que yo vi en mi vida”, narra Omar, al que lo conocen también por Envidia Metenés, su personaje drag.
Alrededor del 1996, se formó un grupo llamado Trans Faces compuesto por siete artistas reconocidxs en la escena under como Kupple, Quiels, Lumiers, Cesarito, Kinsinha y Usha. Los shows eran eventos en distintos bares nocturnos, donde un grupo de personas, transformistas o travestis, interpretaban personajes famosos del mundo del espectáculo, y se caracterizaban por ser grandes producciones.
El investigador Edilberto Álvarez (Babi) y Lumiers cuenta que Trans Faces fue un espacio de formación para Usha, ahí ella pulió su estilo y ya la gente la empezó a conocer por encarnar a Evita Perón, Damas, Pimpinela, Tita Merello.
“Había una diferencia clasista entre Stop y bares como la Honorabile Societé, pero el Stop es el que empieza a juntar gente a través de Usha con estos chicos gays a hacer actividades de solidaridad. Usha estuvo muy al frente de Amigos del stop que ayudaba a personas LGBT en situación de emergencia porque había chicas que morían en la cárcel, no tenían cajón, no tenían qué comer. Usha era de las personas que movían mucho eso. Hay un fuerte movimiento artístico trans en esa época”, explica Babi.
La casa de Humaitá: abrigo y refugio
Usha era muy solidaria y un personaje muy querido de Asunción: se la encontraba en las plazas con las vendedoras de artesanías, los taxistas. “Vos salías por el centro a hacer un trámite y siempre te cruzabas con ella. También tenía un lado religioso. Siempre hacía sus promesas a San Blas y siempre estaban presentes en esas fiestas de comunidades vecinales, apoyaba sus actividades. No tenía problema de estar desde el teatro municipal hasta en una calle en una fiesta pro-empedrado”, destaca Babi.
Llevaba arroz, fideo, azúcar, yerba y pan a los presos. En las navidades se vestía de papá Noel y visitaba a lxs niñxs en el hospital del cáncer, repartía regalos en el barrio de su hermana. También fue muy importante para quienes encontraron en ella un refugio. En su casa recibía a gente que estaba situación de violencia, de inseguridad o enfermedad.
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En esa época se formaban los modelos de familias alternativas. Las personas LGBT que tenían departamentos o que alquilaban casas grandes iban subalquilando las habitaciones para otros personas homosexuales o trans más jóvenes. Durante unos años regenteó un lugar en el centro, conocido como “la casa de Humaitá”.
“Vivir y trabajar en el centro era bastante desafiante pero administrar una casa con gente con nuestra actividad era triplemente desafiante. Ese es el escenario en el que, en general, el gay se educa. La conocí en su faceta de dueña de la casa, también en el rol de amigo, amiga, en su rol humano”, cuenta Nilson González, alias Leslie Palmer.
Teatro, televisión y “Claricaturas”
La figura mítica de Usha guardaba muchos misterios. Nunca se supo, por ejemplo, qué le pasó en el ojo derecho o cómo aprendió todo lo que sabía. El actor Aldo Calabrese formó parte del elenco de Gordas, una obra dirigida por Hugo Robles, de la que Usha fue telonera. Mucho de su relación se formó en los camerinos, y recuerda que una vez, mientras la miraba maquillarse antes de una función, le contó que maquillaba muertos. En otra ocasión, le preguntó quién le enseñó esas técnicas, y Usha le contestó: “El espejo fue mi maestro”.
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Según revelan quienes más tarde fueron sus compañeros y maestros de teatro, ella cosía y bordaba sus trajes, y también se inventaba pestañas postizas. Se pintaba los ojos y usaba utilería exagerada: sus anillos y peinados tenían una impronta muy personal que hasta el día de hoy sobreviven en las nuevas generaciones de drag y transformismo. Para el director de teatro Hugo Robles, la Usha presentaba a un antihéroe, no a la diva. Presentaba personajes populares como una chipera, una trabajadora del mercado, una niña y eso lo diferenciaba de otros shows de la época.
“Encontrar a un hombre vestido de mujer era común en los bares pero no en el teatro o la televisión. Ella rompió con eso y la comenzaron a invitar a fiestas sociales y despedidas de solteras. Ahí se empieza a comunicar no solo con el ambiente LGBT sino con la comunidad en general. La conexión que lograba con lo popular, una ama de casa, un chofer de bus, la gente común y corriente me pareció súper interesante”, reflexiona Robles.
En el 2013, formó parte de la obra El Despojo, dirigida por Omar Marecos e integrada por las activistas de la Asociación Panambi. Allí, Usha desplegó un monólogo íntimo en el que resumía toda su vida. Contaba cuando decidió vestirse como mujer, cuando decidió empezar a hacer shows. Luego el personaje de Usha saltó a la televisión con Telecomio. En el canal 9 formó parte de Claricaturas, un programa de humor protagonizado por la comediante Clara Franco.
La productora de televisión Maby Rojas la invitó a que participara del casting de Claricaturas. “Cuando logramos hacer ese cierre para que ella pudiera estar en televisión fue un logro personal muy grande para ella. Lloramos muchísimo porque para que un canal nacional me haya permitido incluir a una drag dentro de mi equipo de humoristas fue un paso muy grandes”.
Usha introdujo la música paraguaya y el elemento de lo popular a la performance. Sus clásicos eran: “Rata inmunda”, de Paquita; “Se dice de mí”, de Tita Merello; “Marinero de luces”, de Isabel Pantoja; y otros de Diana Barboza, América Ferreira, Gloria del Paraguay. Quienes compartieron la vida con ella coinciden en que su característica distintiva era la manera en que hacía reír a todo el mundo. Ella reivindicaba su cuerpo gordo, su ojo de vidrio y su vestuario típico. En su autenticidad parece estar la clave de la convivencia entre esos dos mundos, el de la televisión y el espectáculo y el de la calle y la lucha social.
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