Encuentran muerta a una mujer trans en una zanja de Malvinas Argentinas
Tamara Denis Morales tenía 36 años y vivía con su madre. Había ingresado a la guardia del hospital Malvinas Argentinas el sábado y desaparecido el domingo.
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Por María Eugenia Ludueña
[Noticia actualizada el 29 de abril]
El sábado 25 de abril al atardecer, Tamara Denise Morales –una mujer trans de 36 años– fue trasladada en ambulancia desde la casa de Villa de Mayo, donde vive con su familia, a la guardia del hospital Malvinas Argentinas. Se sentía muy mal, e iban a practicarle diversos exámenes, incluido un testeo de coronavirus, contaron sus allegadxs. Estuvo en el hospital entre las 20 y las 3 de la madrugada, cuando –según dio a conocer el hospital–, pidió el alta voluntaria y se fue. Su familia y amigas no supieron más de ella y el domingo pidieron desesperadamente en las redes que si alguien la había visto se comunicara con ellxs. Finalmente la policía la encontró muerta.
Tamara yacía en una zanja, semi-cubierta de agua, en Pablo Nogués, el 27 de abril. La investigación fue caratulada como “Averiguación de causales de muerte” y está a cargo de la Unidad Fiscal de Instrucción nro. 23 de Malvinas Argentinas, cuya titular es Silvia Bassani. Aunque según los peritos de la policía científica el cuerpo no presentaba señales de violencia explícita, fuentes judiciales dijeron a Presentes que “Se mandaron a pedir las cámaras de la zona y se levantaron las muestras para las pericias pertinentes. No se descarta ninguna hipótesis».
El 29 de abril la fiscalía informó que «la autopsia arrojó que la muerte fue no traumática pero se está a la espera de las otras pericias».
Desde hacía un año Tamara había vuelto a la casa familiar de Villa de Mayo (Malvinas Argentinas), después de vivir con otras amigas trans que como ella ejercían la prostitución.
“La llevaron al hospital porque se sentía muy mal, con pérdida de conocimiento, dolor de estómago y vómitos. No sé por qué la dejaron irse del hospital”, dice la madre a Presentes, mientras vuelve a Buenos Aires, ya que había viajado a Catamarca para cuidar a una parienta que falleció.
En el hospital, le hicieron diversos estudios, entre ellos testeo de Covid-19 que dio negativo. A causa de la cuarentena, ninguna de las hermanas pudo quedarse allí a acompañarla. Dejaron su teléfono para que les avisaran si podían buscarla. Como no recibían noticias, llamaron a la madrugada a ver cómo seguía y ahí supieron que Tamara había firmado el alta voluntaria.
“Ella estaba en tratamiento por otras enfermedades y se quedó unos días sin medicación, porque por el corovavirus, no habíamos podido buscarlos. Pero dentro de todos sus males, ella estaba bien en los últimos tiempos. Abandonarla como hizo el hospital es discriminarla. ¿Cómo pueden dejarla salir sola, a las 3 de la mañana, cuando lo único que tenía era su documento en el bolsillo? Hasta ahora no nos han explicado bien qué pasó ni por qué la dejaron salir. Yo no me voy a quedar así de brazos cruzados”, dice la madre, con la voz rota. Toda la familia se pregunta por qué no lxs notificaron de que salía, como habían quedado.
«Nuestras muertes siempre son trágicas»
Tamara, cuentan sus amigas, cumplía estrictamente la cuarentena. No salía a “trabajar”. “No entendemos qué pasó. ¿Dónde estuvo el domingo? Porque por algún lugar anduvo ¿Cómo llegó hasta ahí?”, se preguntan sus conocidas de Villa de Mayo. “Era una muy buena compañera, sensible, excelente persona, cero conflicto. Cuando era chica su familia le dio un buen estudio. Fue a una escuela adventista. Pero siempre nos contaba que la habían echado de la escuela. Su familia con el tiempo terminó aceptándola. Era una chica muy sufrida”, dijeron a Presentes.
Hace un año Tamara había tenido una neumonía leve. Por eso se cuidaba mucho del coronavirus. Había estado en tratamiento por consumos problemáticos, algo muy frecuente entre las personas trans que están en situación de prostitución o son trabajadoras sexuales. “Quería estudiar. Pero viste cómo es nuestra vida. Nuestras muertes siempre son trágicas”, dice una de sus amigas.
“Mi hija había luchado contra las adicciones. Había hecho un tratamiento y ya había dejado todo. Incluso la doctora la había felicitado porque la había visto muy bien, dice su madre. Y dice que Tamara había soñado de chica con ser médica forense.
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Tamara les había contado que quería dejar la prostitución. “Pero es un oficio muy difícil de dejar. Hay que vivirlo para saber cómo es dejar. Nosotras también tenemos que salir a trabajar, vestirnos, comer, pagar impuestos. Para mí no es una deshonra, pero hay que estar lúcida y atenta a todo. Yo las cago a pedos a las compañeras porque les digo no se puede estar drogadas o borrachas, porque hay gente que viene con maldad”.
Desde el área de Diversidad de Malvinas Argentinas, Patricia Vitale dijo a Presentes que están siguiendo el caso. “Desconocemos aún qué pasó, estamos esperando los resultados de la autopsia”, dijo. Y agregó que “desde el municipio estamos asistiendo a otras chicas trans, amigas de Tamara, con alimentos a través de Desarrollo Social”.
Un intento de travesticidio en el mismo Municipio
Hace pocos días, en el mismo municipio, otra travesti, Gabriela Homman, fue atacada a cuchillazos. Hoy se recupera en su casa. Pero su agresor, que tiene pedido de captura, aún no ha sido encontrado. Gabriela no puede moverse de su casa, salvo para realizarse curaciones en las heridas. Y mientras tanto, no está en condiciones de acercarse a una comisaría a pedir una perimetral o un botón antipánico. La investigación en su caso está en manos de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 21 descentralizada de Malvinas Argentinas, a cargo de la fiscal Lorena Carpovich, pero hasta ahora hay muy pocos avances.
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A raíz de la pandemia, hace una semana la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hizo un llamado a los Estados “a garantizar los derechos de igualdad y no-discriminación de las personas lesbianas, gay, bisexuales, trans e intersex (LGBTI), en las medidas de atención y contención adoptadas, en particular asegurar el acceso de estas personas a servicios de salud y programas de atención social con una perspectiva de seguridad humana integral”. No sólo por el Covid-19 sino porque la pandemia, como señalan distintos organismos, requiere de enfoques diferenciados e interseccionales. En el caso de travestis y trans, porla deuda histórica de los gobiernos con sus derechos humanos”.
En Argentina las violencias patriarcales se agravaron durante la pandemia. El Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad informó hoy que aumentaron en un 40 por ciento los llamados a la línea 144 que atiende violencia de género–, durante el primer mes de cuarentena obligatoria.
Y están los otros tipos de violencias: la estructural (muchas travestis y trans están pidiendo encarecidamente les hagan llegar ayuda alimentaria y tejiendo redes para sobrevivir) también la mediática. Ninguna de las dos tuvo consideración con Tamara. Los medios de comunicación locales la trataron en masculino y hasta dieron su nombre anterior, algo que transgrede lo que marca la Ley de Identidad de Género.
«Las muertes trans por acá no llegan ni a conmover»
Violeta Alegre, activista travesti, vivió hasta hace poco en Malvinas Argentinas. “No hay respuesta ni respeto para las personas trans. Para el Municipio nunca fuimos una población a tener en cuenta, sino a exterminar. Los medios siguen masculinizando, haciendo chistes y comunicando barbaridades para que todo sea justificable e insensible. Las muertes trans por acá no llegan ni a conmover”. Hace unas semanas, Gabriela Alejandra Homann me dijo “vivo de casualidad”. Y hoy nos llega esta tristísima noticia de otra conocida. En medio de esta desesperanza nos están exterminando. Los sectores que manejan los medios feministas tampoco mencionan nuestras noticias, no les importamos, quieren la notas de las Stars del feminismo, analizando la pandemia y las consecuencias en las mujeres, los femicidios -y esta bien- pero no es suficiente. Lo vengo diciendo hace años: También para los medios feministas no somos ni siquiera muertes válidas y eso las hace cómplices ”.
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