Ataque transfóbico a trabajadora sexual: “Me dejan traumatizada de por vida”

Cuando faltan apenas tres días para que la Ley de Identidad de Género entre en vigencia en Chile, Gema exige a las autoridades que se hagan cargo “de verdad” de la realidad de las mujeres trans

Por Airam Fernández, desde Santiago de Chile

La tarde del jueves 19 de diciembre, Gema Vargas Mancilla, una mujer trans de 30 años, trabajadora sexual, fue atacada por tres hombres en una plazoleta de Puerto Montt. A las 16:30, esperaba un bus que la llevaría de vuelta a su casa en Chaqueihua, una localidad rural ubicada a orillas de la Carretera Austral y a 113 kilómetros de esa ciudad a la que suele ir con frecuencia. Tiene heridas en todo el cuerpo, pero sobre todo en la cara. Le fracturaron la nariz y la mandíbula. Aún así, Gema puede hablar: “Con esto que me hicieron me dejan traumatizada de por vida”, dice a Presentes al teléfono en la víspera de Navidad, desde un hospital donde permanecerá hasta el fin de semana mientras se recupera.

Uno de los agresores fue detenido pocas horas después del ataque. Tiene antecedentes penales. La fiscal Ana María Agüero informó a la prensa local que fue imputado por el delito de lesiones graves. Pero el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), tras denunciar el caso públicamente, asegura que presentará una querella criminal contra los agresores para exigir la aplicación de la agravante de la ley Zamudio. 

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“Estamos ante un ataque transfóbico. Hay videos, fotografías y testigos que confirman que Gema estaba tranquila en ese lugar, sin molestar a nadie. Y llegaron estos tipos en estado de ebriedad. Al verla, la insultaron y golpearon”, señala José Arcos, vocero de Movilh-Los Lagos. 

Gema cuenta que cuando empezaron a golpearla, se asustó tanto que no pudo defenderse. “Mi primer reflejo fue llevarme las manos al rostro, para tratar de cubrirme lo más posible y que no me dejaran tan desfigurada. Por eso no les vi bien la cara. No sé cómo lucen, o no lo recuerdo”, cuenta, mientras espera a que le practiquen unos exámenes para descartar daños oculares. Sí recuerda que mientras esperaban a Carabineros, unos pocos se acercaron a ayudarla después de que la dejaron tendida en el piso, ensangrentada: “Cuando me pegaban, la gente solo miraba”. 

Gema dice que es la primera vez que le ocurre algo así. Antes, los ataques no pasaban de lo verbal. Hoy confiesa que siente miedo de volver a la calle cuando termine de recuperarse. “La cárcel tiene puerta giratoria y la Justicia quizás hoy me proteja, pero ese caballero podría salir en uno o dos meses bajo cautelar y buscarme para vengarse. Así que no me siento segura”, lamenta.

Por eso, cuando faltan apenas tres días para que la Ley de Identidad de Género entre en vigencia en Chile, Gema exige a las autoridades que se hagan cargo “de verdad” de la realidad de las mujeres trans, históricamente discriminadas por la sociedad en todos los ámbitos. La discriminación en el mundo laboral la marcó desde que tenía 17: “Yo no soy una chica busca pleitos ni mal hablada, solo soy una chica común y me tocó buscarme la vida de esta forma porque no tuve otra opción. Ahora sueño con poder recuperarme y ojalá algún día, tener la oportunidad de salir del ambiente en el que me muevo y poder surgir en otros ámbitos. Es mi deseo de Navidad”. 

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