Ser trans en Guatemala: contar vidas para frenar la discriminación

Organizaciones lanzaron campaña “sertrans.gt” para sensibilizar a la población guatemalteca con historias e información y así combatir la discriminación.

Por Pilar Salazar

En un contexto social y político de vulnerabilidad extrema para las personas trans, donde el 60% sólo terminó la escuela primaria y el mismo porcentaje sufrió alguna vez algún atentado contra su vida, distintas organizaciones lanzaron la campaña “sertrans.gt” para sensibilizar a la población guatemalteca con historias e información y así combatir la discriminación.

Los lugares de mayor exclusión para las personas trans suelen ser el mundo laboral, la justicia – por eso la mayoría de las veces no hacen denuncias- y en particular la salud. Entre los tratamientos hormonales caseros, la exposición al VIH por tener que ejercer el trabajo sexual y los ataques, la salud de estas poblaciones queda resentida. Pero el sistema de salud de Guatemala no responde a esas necesidades, sino que excluye y, muchas veces además, maltrata.

Para paliar esto se aprobó la “Estrategia de salud integral diferenciada», pero sigue sin implementarse. “El VIH nos ha azotado muy fuerte con una prevalencia del 24% y nos sigue matando y seguimos en el trabajo sexual y la muerte” dijo la directora de Otrans Guatemala, Andrea González, en la presentación de la campaña lanzada por Otrans Guatemala, Redmutrans (Red Multicultural de mujeres trans), Colectivo Hombres en Transformación y la Red Lactrans (Red Latinoamericana y del Caribe de personas trans). 

Según la Red Nacional de la Diversidad Sexual, en 2018 hubo al menos 24 crímenes de odio y unas 20 son trans. Pero cifras aparte: ¿Qué significa ser trans en Guatemala? Para eso Presentes conversó con dos activistas que recorren sus vidas y sentires.

Mónica Estefanía Chub Caal, de 27 años, mujer trans maya quekchi y bilingüe.  

Originaria de San Pedro Carchá (ubicado en la parte central del departamento de Alta Verapaz, en la región norte del país. A 220 kilómetros del departamento de Guatemala). Trabaja como activista en Asociación Gente Positiva, es la coordinadora de la Oficina para la Diversidad Sexual y de Género en Alta Verapaz.

“La experiencia de vivir en mi territorio ha sido muy difícil sabiendo que vivimos en un municipio machista, conservador y discriminador. Las que somos mujeres trans indígenas hemos sido doblemente discriminadas por nuestra identidad de género, nuestro idioma y por el uso de nuestra indumentaria maya. Esas son algunas problemáticas que enfrentamos y sobre todo  la exclusión de parte de la sociedad. En el mundo laboral se me excluyó por mi forma de vestir y expresarme. Ya que iba maquillada, me dijeron que si me cortaba el pelo, y si iba varonil entonces obtenía la plaza. En el sistema educativo es peor ya que no nos aceptan a recibir una educación por la forma de vestirnos y expresarnos. Me había inscrito en un centro educativo nocturno pero me tuve que salir por motivos de burla y bulliyng por mi identidad.

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Alex Castillo, hombre trans de 48 años, inició su transición a los 43 años pues sentía que no tenía referentes.

“No es fácil estar por una vida sin tener claro quién eres, sobre todo por la culpabilidad que manejas al sentirte diferente, cuestionado y no saber el por qué. Al descubrir mi transexualidad, decido iniciar un colectivo para apoyar a otros que se encontraban en mi situación. Así que me ha tocado abrir muchos caminos, luchar por una agenda inclusiva, en donde se plasmen las necesidades de mi población. Guatemala un país muy hostil con las personas trans y si a esto le sumamos la nula agenda de transmaculinos que existe hace que todo sea más difícil”, incluso dentro la misma comunidad LGTBI.

Salud y educación

“En la salud, se me negó el derecho a asistencia ginecológica en el IGSS, ya que, por el tiempo de reemplazo hormonal, necesitaba una histerectomía y al asistir a solicitar dicho servicio, además de cuestionar mi expresión masculina en el área de ginecología, me indicaron que yo me había ocasionado los problemas ginecológicos que tenía en ese momento, por lo que no podían atender mi caso», continúa Alex.

«Para las personas trans, uno de los espacios más violentos es el área educativa, ya que no hay ningún tipo de respeto hacia tu identidad de género (esto hace que la mayor de niñez y adolescentes, no estén estudiando en este momento).  En mi caso, continúo con un título de nivel medio, con mi nombre femenino, ya que a la fecha no he logrado que el ministerio de Educación pueda hacer el cambio en dicho título, aun teniendo ya mi cambio de nombre legal en masculino”.

«Con el cambio de nombre, mi pasado laboral desapareció«

“Soy administrador, con 15 años de experiencia en bancos. También trabajé con el Estado de Guatemala por 4 años antes de mi transición. Ahora, con el cambio de nombre, mi pasado desapareció, ya que al pedir referencias a estas instituciones con mi actual nombre, solo se limitan a decir que nunca trabajé para ellos. A la fecha trabajo, pero porque es una ONG de la Diversidad sexual”.

-¿Cómo ves la campaña sertrans.gt y su alcance a nivel social y político?

-Luego de dos consultorías fallidas para intentar lanzar esta iniciativa, fue hasta ahora con Victoria Orellana Comunicadora trans, con quien se logró esta hermosa campaña, la cual es muy apegada a nuestras realidades. Hago esta introducción, ya que es importante resaltar que las personas cisgénero son las que suelen hablar y estudian a las personas trans, y esto ha hecho que haya muy poca información real sobre nosotres. Esta campaña plasma lo que realmente queríamos, que era simple:  dar la cara como lo que somos “seres humanos comunes y corrientes”, para deconstruir ese imaginario social, que por ser trans eres:  conflictivo, trabajadora sexual, vicioso, adicto, que no somos capaces de tener familia, amigos, contar con personas que nos amen y apoyen.

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