Orgullo y barullo: el libro de entrevistas de Franco Torchia en No se puede vivir del amor
El arte de la entrevista en esta conversación con Franco Torchia, sobre mucho más que la cocina de su e-book Orgullo y barullo.
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Por Lucas Gutiérrez
Fotos: Romina Perkins
Franco Torchia se graduó en Letras, es periodista y, desde hace siete años, cada medianoche, da inicio a su programa ‘No se puede vivir del amor’ en la radio pública de la Ciudad de Buenos Aires. Con manifiesto y bandera, se construye en el aire el único programa de radio sobre la diversidad sexual que se emite a diario en el mundo. Son muchas las voces que han pasado por este ciclo y que han sido entrevistadas por el gran conversador que es Torchia. Ahora algunas de ellas están reunidas en Orgullo y barullo (Indie Libros), el e-book que condensa siete entrevistas cruciales y testigas de estos tiempos.
El libro está dedicado a Romina Perkins, productora de No se puede vivir del amor. “Por el lazo y por el consejo, esta es el acta de nuestro matrimonio”, escribió Torchia antes de dar paso a las siete entrevistas. Son las voces de Rita Segato, Daniel Borrillo, Marlene Wayar, Ernesto Meccia, Diana Maffia, Sayak Valencia y Eva Giberti.
“Mi intención es la de la profundización y, me atrevería a decir también, la del enriquecimiento y la sofisticación de determinados argumentos. A quienes trabajamos todo los días con esto, se nos van acabando los argumentos. A veces nos vamos cansando, incluso nosotros mismos, de ciertos términos, de ciertas proclamas que se romantizan o se vacían. Y que gestiones políticas también se encargan de vaciar automáticamente”, dice Torchia a Presentes.
Les siete entrevistades
A Daniel Borrillo, doctor en Filosofía del Derecho, autor de varios libros y militante LGBT+, Torchia le preguntará por nuevas nociones y encares del término orgullo. Algunas de ellas aparecerán en las palabras de la filósofa Sayak Valencia, al plantear “¿Quiénes son audibles y quiénes no?”. Con la antropóloga Rita Segato, hay charla y problematización acerca del rol del Estado. Pensando en esa parte del libro, Torchia dice: “El trabajo de las demandas político-partidarias hay que hacerlo siempre, pero no es suficiente. No nos queda otra que desplegar un sinfín de artilugios, una potencia creativa, una cantidad de recursos que los activismos pueden tener para que todos esos reclamos tengan otra resonancia”.
Después se abre paso el diálogo con la psicóloga social y activista travesti Marlene Wayar. Torchia explica que para este capítulo decidió fusionar dos charlas que mantuvo con ella. “Me seduce muchísimo Marlene en su pensamiento. Me deja siempre perplejo y me recuerda que me quedo corto en ese trabajo arqueológico que termina haciendo Marlene. Marlene siempre es más fondista que quienes creemos que estamos llegando a ciertos fondos”.
Un libro duro
Es el tipo de e-book para ir y volver, leer y en un tiempo releer, y depende de la coyuntura, guiará a nuevas reflexiones. “Es un libro difícil. Podríamos haber hecho un libro de activistas o de historias de vida, y habría tenido otras condiciones de lectura. Sería más hitero, pero yo elegí hacer un libro duro. Me veo en la obligación de tratar de endurecerlo a propósito. Siento que ese endurecimiento en los discursos, por más duro que parezca, nos va a terminar abriendo posibilidades de pensamiento”, dice Torchia.
El libro es también un extracto del programa con el que el conductor comparte un modo de ser, estar y escuchar. “La familia hoy es igual de delincuencial como institución del Estado, como lo son la Secretaría de Salud o lo es un senador anti derechos”. Lo asegura desde la experiencia que le dieron los años conduciendo el programa de radio en el que vivió como algunas personas del colectivo LGBT+ tenían que irse de sus casas por el rechazo familiar.
“No lo vi de forma directa, pero experimenté el suicidio por homofobia de personas que nos escuchaban, como mínimo de cinco. Donde hay un suicidio por homofobia en el contexto de la familia hay un problema del Estado. Me preguntabas por las dinámicas del Estado y claro que hay un trabajo que hacer, pero también hay que innovar en las peticiones, hay que innovar en las demandas”, dice. Y cada una de las siete entrevistas que comparte en el libro se plantan como nuevas coordenadas para repensarse.
El aire nocturno de “No se puede vivir del amor” tiene mucho orgullo y mucho barullo, lo constituyen. La sigla LGBT+ se mira desde tantas ópticas como voces atraviesan el aire de la radio La Once Diez. Y el libro no es la excepción. En la charla con el sociólogo Ernesto Meccia, su tema central de estudio son los adultos mayores gays, los viejos putos. “La autorreflexión es fundamental. La población lgbtiq misma es una población completamente caracterizada por micro expulsiones y automarginaciones, no está exenta de eso. Creo que es a partir de nuestra autodestrucción que vamos a poder volver a construirnos una vez más y una vez más”, dice Franco.
«No hay nada más político que una vida»
En las entrevistas de este e-book -libro dinamita, libro Fénix- Franco explica que suele adoptar el lugar del deslumbrado. “Que no es el mismo que el del fan”, aclara. Pero Torchia es otra raza de mutantes que bien podría tener su propia serie en la saga X-Men, es camaleónicamente entrevistador.
Se lo puede encontrar en redes sociales con un formato que aprecia mucho: “Entrevistas por cinco pesos”. Alguien random pagará cinco pesos para ser entrevistade por Torchia. “En esas zonas en donde reina la insignificancia, dónde solo está la narración de un momento, para mí hay muchísimo más, porque no hay nada más político que una vida. Incluso que una vida condensada en cinco minutos”.
Y esa gesta que vive fuera del libro, dentro de la radio, vive en Torchia. Sabe que siempre volverá a mutar. “Como cuando me toca hacer alguna de las entrevistas en la radio saliendo en vivo con la consigna ‘así me hice puto/torta/+’. Para mí ese abismo en el que yo no conozco a la persona que va salir al aire, esa intemperie, esa caída, ese misterio que se funda cuando arranco ‘Buenas noches ¿cómo andas?’ me reconcilia mucho con el periodismo, mucho más que entrevistar a intelectuales. No hay nada más poderoso que una vida”, dice.
Y cuando las entrevistas terminan, queda otra pregunta: ¿quién es Franco Torchia?: “Soy un chico triste. Tuve una vida dificilísima, no fui seteado para poder sobrevivir igual. Desarrollé estrategias, me sobreadapté y no lo aconsejo. Llevo las marcas debajo de la piel de haber desplegado muchos mecanismos para poder trabajar de lo que sea, cuando sea”, dice Franco.
“Soy hijo de un inmigrante italiano que tiene 80 años y llegó muerto de hambre con la última ola inmigratoria de Perón, en el año 51. Escuché de forma directa, toda mi vida, la narración de la guerra y el hambre. No es fácil para mí a diario correrme de esa energía tanática que te lleva muy rápidamente en pensar en la muerte”, comparte Torchia, mientras recuerda la frase que decía la activista travesti Lohana Berkins: “tengo un cementerio en la cabeza”.
“Nosotros no hacemos otra cosa que ponernos a contar muertos hasta que quizás nos llegue el momento a nosotros. Tuve trabajos en los que fui un hombre chistoso, otros donde fui un personaje de ficción, como en el programa de TV Cupido. Trabajé en programas de chimentos, hice todo eso, lo aprendí a hacer como quien aprende a pintar bien una pared. Pero no soy yo”.
-¿Y el Franco Torchia de ‘Orgullo y Barullo’ se parece a vos?
-Sí, un montón. Más allá de lo mortuorio, finalmente hay una reconciliación con la vida, hay una puesta en valor de algunos sentidos. Yo, que pierdo muy rápidamente el sentido, necesito volver a encontrarlo de algún modo. Pensándolo en términos de Rita Segato yo no tengo una fe ciega en los Estados, tengo una fe ciega en la producción intelectual. Me pone muy bien descubrir que hay personas que piensan y trabajan con el pensamiento, y desde ahí construyen nuevos pensamientos. Desde las historias arman nuevas historias, desde los nudos anudan y desanudan. Desde los lazos construyen otros lazos.
*Orgullo y Barullo se puede conseguir acá.
Este miércoles de noviembre 20 se presentará a las 17:45 Biblioteca de Legislatura de CABA (Perú 160)
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