Con tus hijes sí me meto: escenas de la vida escolar con ESI
Convocamos a docentes para que nos cuenten cómo los talleres de Educación Sexual Integral transformaron escenas de la vida escolar.
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Convocamos a docentes para que nos cuenten cómo los talleres de Educación Sexual Integral transformaron escenas de la vida escolar, dieron herramientas para hacer más libres a lxs niñxs y muchas veces ayudaron a destapar situaciones de abuso en la familia o en el entorno cercano. Si sos docente y querés agregar tu testimonio, escribinos a contacto@agenciapresentes.org
G. está en primer grado. Cuando sea grande, dice, quiere ser diseñador de moda. Le gusta jugar con muñecas, cada tanto trae una a la escuela. La semana pasada su muñeca vino rota: a su papá no le gusta que el nene no sea macho como él quisiera, así que se la rompió. Hoy G. vino a la escuela con un “vestido” que se hizo el mismo. Estaba feliz. Daba vueltas y vueltas mostrando cómo la pollera se hacía mas amplia mientras él giraba. Cada tanto algún compañero venía riéndose a agitarlo: «qué haces vos vestido de mujer?”, le decían. Y G., que es tan hermoso y especial, les respondía sin cazar la mala onda: “¿no me queda re lindo? ¿Querés que te cuente como me lo hice?” Le contaba de G. a mi amigo Fer. El me dijo algo que me quedó maquinando el resto del día: “parte de esa experiencia es recuerdo de mi infancia, celebro que la escuela lo deje expresarse y que les docentes preserven su proceso. Y no puedo evitar pensar que si, que con sus hijes sí nos metemos: que no hay nada más hermoso y sanador que acompañarles en ese proceso de encontrarse con su deseo, de que puedan ser un poco más felices en medio del mundo tan hostil y violento que les rodea.
Defendemos la ESI, exigimos la ESI, abrazamos y complejizamos la ESI. Por G. y por todes les G. que nos rodean y a quienes acompañamos con amor y compromiso todos los días.
Sofía Luppino, docente de escuela primaria pública. Ciudad de Buenos Aires.
[LEE TAMBIÉN: #ConMisHijosNoTeMetas marchó contra ESI y ley de identidad de género]
Luego de un taller de ESI en el cual trabajamos situaciones de la vida cotidiana y las emociones que nos causaban, C se acercó a sus maestras y pidió hablar. Relató el abuso físico y sexual al que había sobrevivido un tiempo atrás. En ese momento activamos un protocolo burocrático largo y confuso que no dio muchos resultados. Un año después C pidió ayuda nuevamente, esta vez pudo identificar claramente una situación de violencia familiar. El sistema no da respuestas siempre, pero C aprendió a no quedarse callada y yo entendí que la ESI no solo era obligatoria por una ley, Sino que era necesaria para que C no crezca con toda esa basura adentro. Para que pida ayuda las veces que sean necesarias. Para que encuentre referentes en la escuela y sepa que no tiene por qué vivir situaciones violentas. También entendí que mi preparacion en el área no era suficiente y que necesitaba capacitarme para poder aplicar la ESI con calidad. La ESI no solo da conocimientos, da herramientas para que la violencia en sus distintas formas no se siga reproduciendo. Todo eso me enseñó C.
Anahí González, docentes de 4to grado de escuela primaria pública.
Dentro de las variadas actividades dentro del taller ESI, planteé la reflexión sobre la propia experiencia de lxs estudiantxs en la escuela de Jóvenes y Adultos para retomar luego el abordaje sobre el proyecto de vida. Debían recuperar en un escrito aquellos sentimientos o situaciones que quisieran sobre su trayectoria. En este contexto es que recibí el siguiente escrito, realizado por una estudiante, a la que llamaré «Y»:
«Es viernes 12 de julio. Ultimo día de escuela de la semana. Son las 20.15 hs y estamos en el aula. El frío se cuela por los marcos que han quedado sin vidrio. El mate y la atención a la profe de… nos mantiene calientes. Me gusta cómo nos habla… me gusta que se acerque y acaricie a mi hija mientras duerme en el coche… me gusta que se preocupe por mover su manta para que no pase frío… me gusta que me llame por mi nombre… me gusta que me vea, que estoy acá, que entienda lo duro que se me hace a mi y a mis compañeros sostener la escuela, que le llame la atención cada una de las ausencias, cada una de las caras tristes, cada uno de los enojos con el mundo que traemos acá como mochilas.».
A través de este y de otros escritos es que comenzamos a trabajar problemáticas asociadas al género en la institución, lo referente a ese derecho que todavía está siendo vulnerado en las Escuelas de Jóvenes y Adultos que es los jardines lúdico-expresivos para madres y padres estudiantes, la reflexión sobre los vínculos interpersonales que establecemos en la escuela, en fin, un sinnúmero de problemáticas que surgieron a partir de sus escritos y de la reflexión sobre sí mismos. Esto es lo maravilloso de la ESI, la posibilidad de que pongan en palabras aquello que les pasa, porque así puede pensarse de otra manera y si es necesario, deconstruirlo para pensar otras posibilidades, pensar otras alternativas. Y por esto mismo, es tan importante la ESI en esta modalidad como en cualquiera del sistema educativo. Por eso sigo apostando a ella.
Mariana Giorda, profesora de Ciencias Sociales y tallerista de ESI en la Escuela Secundaria de Jóvenes y Adultos (ESJA) nº 25 Atahualpa Yupanqui, Paraná, Entre Ríos.
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