La hostigaron y despidieron por ser trans: ganó el juicio

Natalia resistió los acosos hasta que un día fue a trabajar y directamente no la dejaron entrar. Allí se contactó con un abogado y empezó un juicio por despido sin causa que terminó ganando a principio de mes: la empresa tiene que indemnizarla

Por Ana Fornaro 

Natalia Romero es locutora, tiene 32 años y es trans. En 2014 consiguió trabajo en una empresa de seguridad y desde allí la contrataron para monitorear cámaras. Ley de Identidad de Género mediante, Natalia ya tenía su nuevo DNI y además estaba por hacerse una cirugía plástica, algo contemplado por esa ley. Hasta ese momento en su trabajo nadie había hecho alusión al hecho de si era trans o no. Pero se filtró un correo electrónico y empezó una pesadilla de acoso y maltrato que duró seis meses y terminó en su despido.

El correo era para tramitar su licencia médica: allí se detallaba que la empresa estaba obligada por ley a concedérsela. Eso no le gustó ni a sus jefes ni a sus compañeros. Esto desencadenó los mensajes transfóbicos, fotos de Lizie Tagliani pegadas en su monitor y cambios de turno que siempre la perjudicaban.

“Todo ese acoso empezó al día siguiente que se filtró ese mail. Es una empresa súper machista y maltratadora y también sé que le dieron orden a mis compañeros de hacer esas cosas. Después mi jefe me dijo que si él hubiera sabido que yo era trans no me contrataba” , dijo Natalia a Presentes.

Buscaban que se fuera y así renunciara a los derechos que tenía como trabajadora. Natalia resistió hasta que un día fue a trabajar y directamente no la dejaron entrar. Allí se contactó con un abogado y empezó un juicio por despido sin causa que terminó ganando a principio de mes: la empresa tiene que indemnizarla.

Una laguna legal

Su abogado, Ezequiel Rabines, activista de Frente Diversia de La Cámpora, contó a Presentes que con este caso quedó a la vista una laguna legal. Si bien ganaron, no se podía cuantificar el daño porque la Ley Integral de Protección a la Mujer no contempla este tipo de daño moral específico, el de ser una feminidad trans. “Tuvimos que hacer una analogía de esa ley. En esta justicia machista es muy difícil poner en palabras que a ella la despidieron por ser trans. Necesitamos una ley que ampare a las identidades disidentes: que si te despiden por ser diversx se pueda hacer algo al respecto”, dijo.

Natalia es de las pocas personas trans que cuentan con estudios y han ingresado al mercado laboral formal. Según una encuesta publicada en el libro “La revolución de las mariposas”, el 98% de las personas trans en Ciudad de Buenos Aires están en situación de prostitución o son trabajadoras sexuales.

“Yo soy una privilegiada, por trabajar desde siempre y por haber ganado este juicio. Por eso que es importante hacer público esto que me pasó, porque deja en evidencia lo que nos pasa, también, cuando accedemos a algunos trabajos”, agregó Natalia.

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