Apostamos a un periodismo capaz de adentrarse en los territorios y la investigación exhaustiva, aliado a nuevas tecnologías y formatos narrativos. Queremos que lxs protagonistas, sus historias y sus luchas, estén presentes.
Por Paula Bistagnino
No quiere parecer mujer. Es hombre y vedette. Junto a Franco Torchia protagoniza la primera obra de teatro de revista LGTTBIQ, «Como nunca«. Juan Pablo Mirabelli es el primer varón vedette en la primera obra de teatro de revista LGTTBIQ, y eso es lo que viene a decir al escenario con una obra que empezó a imaginar y crear inspirado por unos videos de la artista española Lina Morgan y el deseo personal desde que era chico y empezó a actuar de “ser vedette”, algún día.
Con 35 años, hoy Juan Pablo Mirabelli tiene un largo recorrido en escenarios, desde que empezó a los 19. Trabajó en varias tiras de televisión –Los Roldán, El tiempo no para, Un año para recordar, Vecinos en guerra y este año en Fanny la fan-, y entre unas y otras dio algunas vueltas por el mundo. Hasta que regresó con esta idea, que terminó de tomar forma cuando conoció a Franco Torchia: “El me invitó a su programa de radio No se puede vivir del amor, a los ‘Martes de putos trash’, y cuando me puse a buscar capocómico, contrafigura central de la vedette, no dudé en que era él”.
-¿Cómo es una “Revista LGTTBIQ”?
-¡Con un puto de vedette! Siempre estuvo la figura de la vedette mujer o una mujer trans o drag queen, pero yo no soy nada de eso. Soy un hombre, y no intento ser mujer. Y si bien impacta al público eso, también es lo que los convoca a venir: si quisieran ver a una vedette con tetas, irían a otro lado. Y de lo que se trata también es de mezclar la cosa más liviana que tiene la revista con un contenido más fuerte. Tampoco es que me creo que soy vedette: soy actor y hago de vedette. Y más allá de cumplir un deseo personal, porque yo siempre quise “vedettearme”, estoy actuando.
-¿Cómo se problematiza el género?
-No sé si hubo un trabajo desde ese lugar. Pero creo que de alguna manera estoy rompiendo los estereotipos. En estos días fui a un programa de televisión en el que me quisieron poner a discutir con Adriana Aguirre, que me decía que “no existe un hombre vedette”. Y yo le decía que sí existe, porque yo lo soy. Lo que quiero decir es que no soy lo que a vos te parece que puedo ser. Y soy un hombre vedette porque hago lo que hace una vedette pero con mis pelos y mis bolas y sin necesidad de ponerme tetas ni una peluca rubia. Lo que se problematiza son las categorías. Los cuerpos están idealizados y se trata de sacar al género masculino del lugar que tiene y ponerlo con plumas.
-¿Por qué elegiste a Franco Torchia como capocómico en la obra?
-Para mí lo importante de lo que estamos haciendo era saber que cuando saliéramos al escenario no íbamos a sentir vergüenza. Y lo que vi en Franco es que además de ser una persona tan pero tan culta, tiene la certeza de la palabra precisa y correcta en el momento exacto. Y eso me daba mucha seguridad, porque yo no lo tengo. Y su postura ideológica, que me interesa mucho. Porque cuando yo pensé una revista, que es un género liviano, también pensé en que quería que tuviera algo para decir. Él, y Liliana Viola –autora de los textos- que es deslumbrante y que encima es una mujer que es un puto, porque hasta como habla es un puto. Y la amé desde el primer minuto y escribió unos textos maravillosos. Y también el director Dino Balanzino, que es un genio. Y muchos amigos más, todos muy talentosos.
–¿Cuál es el lugar de lo LGTTBIQ en los medios masivos?
–Un lugar estereotipado y siempre en la historia secundaria. Hace poco me llamaron para ser el secretario gay de alguien. Y siempre es un tipo al que le gusta la moda, el maquillaje, delicado… ¿No pueden hacer un gay al que le chupe un huevo la moda y la estética? ¿Qué le guste la biología o la química y su pasión sea estar encerrado en un laboratorio investigando? Y que sale de ahí y va a jugar a la Play con los amigos. Falta eso: faltan representaciones reales, desestereotipadas, del puto.
-¿Te parece que falta mucho para que pase eso?
-Sí, yo siento que falta muchísimo. En esto la televisión es un anacronismo de verdad. No es que se están abriendo y vienen con una década de atraso. No. Es como si se hubieran quedado en los 80, mientras afuera el mundo avanzó. No hay todavía una sola tira en la que haya una pareja gay como protagonista. Y eso es muy loco. Porque encima pasa mientras que muchos productores, guionistas, directos ¡son gays! Es bastante desolador.
“Como nunca. La revista”: viernes y sábados de febrero a las 22 en Work Bar, Gurruchaga 1832.]]>
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