Trans, migrantes y peluqueras: abrieron Las Charapas para salir de la prostitución
Estaban en situación de prostitución y apostaron a organizarse en una cooperativa. La peluquería Las Charapas abrió sus puertas en La Plata, después de tres años de formación y trabajo de diez mujeres trans. La cinta de inauguración, extendida sobre la entrada del local, tenía los colores del arco iris, a tono con las letras del…
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Estaban en situación de prostitución y apostaron a organizarse en una cooperativa. La peluquería Las Charapas abrió sus puertas en La Plata, después de tres años de formación y trabajo de diez mujeres trans.
La cinta de inauguración, extendida sobre la entrada del local, tenía los colores del arco iris, a tono con las letras del cartel: «Las Charapas, peluquería y belleza integral». Las diez mujeres trans y travestis que pusieron en marcha esta cooperativa autogestionada en diciembre de 2016, acomodaban los cepillos, los secadores y repasaban un vez más los espejos (colgados días antes, entre lágrimas de emoción), con el énfasis y el nerviosismo que se pone en aquello que se hace por primera vez. Durante tres años, depositaron sueños y esperanzas en la peluquería que inauguraron ayer en La Plata. «Para nosotras, es un momento histórico. Siempre supimos y sabemos que tenemos la capacidad y las ganas de ejercer, como cualquier persona, un trabajo digno. Ante la falta de un Estado presente, incapaz de generar políticas públicas, hemos hecho esto y lo hemos pagado con el trabajo en la calle», dijo Celeste Shunia, 29 años, presidenta de la cooperativa. Así empezó la breve ceremonia que dejó inaugurado el local donde diez personas en situación de prostitución se convierten en peluqueras y manicuras.
Se llama Las Charapas y queda sobre la calle 18, entre 39 y 40. Celeste cuenta a Presentes que aún están terminando de hacer la lista de servicios, y promete «precios cuidados en cortes para hombres, mujeres, niñas y niños; brushines, peinados, color y manos». Está abierta de lunes a sábado, de 10 de la mañana a ocho de la noche.
El emprendimiento se suma a otras cooperativas pensadas con el objetivo de generar puestos de trabajo para personas trans y travestis. Así nació la pionera Nadia Echazú en Avellaneda (Provincia de Buenos Aires), una textil abierta en 2008 por Lohana Berkins desde la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti Transexual (Alitt). También, en el barrio de La Boca, funciona desde hace cuatro años La Paquito, que se dedica a hacer estampados de remeras, tazas y souvenirs.
“Ya no siento que esté sola”
«Soy una trans migrante, vengo de Tarapoto, al nororiente del Perú. Me fui de casa a los 17 años, por el rechazo de mis padres. Y a esa edad empecé en la prostitución. Vengo de un país fuertemente machista y llegué a la Argentina en 2012 porque una amiga me invitó a conocer. Me dijo que la vida era más liberada, y así fue», cuenta Celeste. De fondo suena «Corazón Valiente» de Gilda. Y Celeste recuerda que ni bien llegó, decidió instalarse en La Plata y trabajar en la calle. Al mes la invitaron a una reunión: «Ahí conocí a Claudia, que me habló del proyecto de Otrans. Desde que me sumé, ya no siento que esté sola». Claudia Vásquez Haro -presidenta de Otrans Argentina, también migrante y peruana- es una pata crucial del proyecto, como un director técnico a un equipo de fútbol. Es, además, la persona que las organizaciones eligieron para llevar en noviembre a Naciones Unidas uno de los reclamos más urgentes de la comunidad trans y travestis: la violencia policial y la falta de políticas públicas para el acceso al trabajo digno. Ayer Claudia agradeció «a las compañeras y compañeros que acompañaron estos procesos complejos», «con un Estado que mira hacia otro lado». Y recordó a las que ya son históricas: «La cooperativa es un ejemplo de que se puede, del amor y la furia trans-trava que nos enseñaron Diana (Sacayán) y Lohana (Berkins). En este escenario de políticas de mano dura que generan desocupación, acá se generan puestos de trabajo gracias a la organización. Y nos alimenta el alma para seguir luchando», dijo Claudia.«Pagamos nuestros estudios, nadie nos regaló nada»
Ahí estaban también lxs amigxs y familiares, los estudiantes y docentes de la Facultad de Periodismo y Comunicación, y activistas como Ariel Borgna, del Frente de organizaciones TLGBI de La Plata, Berisso y Ensenada. «Es un gran logro. Se están organizando hace mucho tiempo y por fin consiguen acceder a un trabajo con dignidad». Lourdes Rivadeneira – de la Red de Migrantes y Refugiados en la Argentina -las felicitó: «Sabemos lo que significa, toda la comunidad migrante está con ustedes». En el interior de la peluquería, todo estaba listo para recibir a la clientela: las sillas nuevas, los secadores, las paredes blancas recién pintadas, el aire acondicionado. «Me emociona pensar que hemos comprado todo esto con nuestro trabajo. Nos capacitamos en peluquería y manicuría, y pagamos nuestros estudios para estar acá, nadie nos regaló nada», decía Ariana Linares, de 24 años. Ariana llegó a la Argentina en 2012, cuando su madre trabajaba como empleada doméstica en una casa de Tigre. Su madre regresó a Perú, pero los planes de Ariana siguen en la Argentina: «Esto ha sido como un trampolín, mi próximo paso es estudiar administración de empresas en la facultad. Ahora sí puedo decir que tengo un trabajo y es algo que no me da vergüenza». «La prostitución para nosotras no es un trabajo» advirtió Celeste, la presidenta de la cooperativa, en la ceremonia. «Por eso, las diez chicas que conformamos la cooperativa tenemos la idea de sacar a nuestras compañeras de esta situación, producto de la sociedad machista y heteropatriarcal. En la calle nos persiguen y maltratan , y no sabemos cuál será nuestro último día. No queremos más violencia policial, tampoco nos queremos muertas. Nos queremos vivas, con trabajo, con educación y salud, y sobre todo, con dignidad. Furia trans y travesti, ahora y siempre!» arengó. En nombre de sus compañeras, también pidió por la reglamentación de la ley de cupo Diana Sacayán. Y todos los presentes corearon los nombres de Diana y Lohana. Paradas en la puerta del salón, las diez trabajadoras, la directora técnica y la madrina se arremolinaron y acercaron sus manos simbólicamente para cortar la cinta. Y cuando la tijera rasgó la tela de colores y la entrada de la peluquería quedó despejada para los primeros visitantes, lo que se abrió en ese gesto, planeado, contundente, fue mucho más que un lugar donde renovar y sacudir las cabezas. ]]>Somos Presentes
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Simplemente hermoso! Un ejemplo de lucha y perseverancia. Ésta noticia me puso feliz, es reconfortante leer algo que representa un paso hacia adelante tan grande en nuestra sociedad, en medio de tanto retroceso. Bravo por ellas!!!
Simplemente hermoso! Un ejemplo de lucha y perseverancia. Ésta noticia me puso feliz, es reconfortante leer algo que representa un paso hacia adelante tan grande en nuestra sociedad, en medio de tanto retroceso. Bravo por ellas!!!