La película sobre el primer bachillerato trans del mundo

“Mocha: nuestra lucha, su vida, mi derecho”: el documental sobre el primer bachillerato trans del mundo.

Por Luciana Caminos

Empieza así: año 2014. En el quinto piso de un viejo edificio del barrio de Chacarita (Ciudad de Buenos Aires), vecino a la estación Lacroze del Ferrocarril Urquiza, un grupo de alumnxs se prepara para comenzar el rodaje de una docuficción. Hablará de sus vidas. Dividen los roles: producción, guión, maquillaje, vestuario y casting. Serán a la vez, protagonistas y realizadorxs. La escena del detrás de cámaras abre “Mocha: nuestra lucha, su vida, mi derecho”, el documental sobre el primer bachillerato trans del mundo.

El Bachillerato Popular Trans Mocha Celis es una escuela secundaria inclusiva y no excluyente, pública y gratuita, con orientación en Diversidad de Género, Sexual y Cultural.  Fue pensada desde su origen para ofrecer una respuesta a la exclusión histórica sufrida por las  personas trans, travestis y transexuales. Funciona desde 2012, el año en que se aprobó la Ley de Identidad de Género en Argentina.

“Cuando arrancamos, los medios llegaban al Bachi para registrar cómo estudiaban las travestis. Había una especie de zoologización y las compañeras empezaron a plantearlo. Esto tomó forma en la materia metodología de la investigación. Querían pasar de ser sujetas-objeto para ser sujetas productoras de conocimiento y sentido, con un relato colectivo en primera persona. Así se generó el documental”, cuenta Francisco Quiñones, director del bachillerato y de la película. Esta última función la comparte con Rayan Hindi.

Quién fue Mocha Celis

El documental hilvana testimonios en primera persona de lxs estudiantes, con distintas situaciones que protagoniza Mocha Celis. Ella fue una travesti tucumana que trabajaba en la zona de Flores y fue asesinada por un policía. En una parte del documental, Lohana Berkins recuerda: “Mocha no sabía leer ni escribir. Cuando llegábamos a las comisarías detenidas, ella siempre me pedía a mí que le leyera. Recuerdo que cuando estábamos en los calabozos había otra trava, una chica súper erudita. Y yo le dije: “Aprovechemos que estamos acá adentro y enseñále a Mocha. Pero hacelo de manera que ella no se sienta mal, que no se sienta menos”.

Relato en código trava 

Las representaciones de la vida de Mocha Celis «sirvieron como teatro de lo oprimido para hablar de ellas mismas y reconocer que hay una matriz que se imprime sobre sus cuerpos», dice Quiñones.

“Queríamos reflejar el sistema que aplica una necropolítica que descarta lo que no es funcional, para poder entender por qué las personas trans tienen un promedio de vida de 35 años. Esta película era la excusa para que ellas pudieran hablar de si mismas sin amarillismo, mostrando lo que les pasa, los desalojos, la represión policial, la discriminación, en código trava”, agrega el director.

En ese concepto se enmarca una escena donde se celebra un cumpleaños. Hay música, bebida y alegría, cuando de repente llegan dos mujeres contando que a otra se la llevó la policía. La respuesta inmediata es: “Llamemos a la abogada y vamos todas a la comisaría a sacarla”.

Este guiño-homenaje a la Ángela Vanni, abogada histórica de las travas, está en boca del personaje que interpreta Alma Fernández. Hace pocas semanas, Alma vivió una situación similar cuando fue detenida arbitrariamente por la policía de la Ciudad de Buenos Aires. “La Mocha aportó ese abrazo simbólico, esa agarrada de manos que venimos buscando desde hace años como colectivo”, dice la activista.

«El Bachi me hizo ver la vida de otra manera»

“La Mocha es una familia”, dice Virginia Silveira, trans, estudiante de derecho y empleada del Ministerio Público Fiscal. Llegó a Buenos Aires desde Salta a los 13. Conoció el bachillerato a través de un posteo de la activista travesti Marlene Wayar. Ella integró la primera promoción del bachillerato. “Fui la primera inscripta. Éramos cinco personas, entre ellas una compañera que llevé. La escuela me hizo ver la vida de otra manera. Me marcó adónde quería llegar. Me enseñó a ponerme metas pequeñas para poder alcanzarlas. Y sobre todo, me hizo ver que mientras unx no goza del derecho a la vivienda, al trabajo y a la educación, no puede desarrollarse. Yo estaba postergada y ahí empecé a reaccionar, a crecer, a mirar la vida de otra manera”.

Flavia Flores egresó el año pasado. Es vicepresidenta del centro de estudiantes. «La Mocha no es sólo un lugar para estudiar, es un lugar de contención. A mi me abrió la puerta para militar y poder ayudar a otras chicas más jóvenes».

Sebastián Remolgado fue estudiante del Mocha, también de la primera camada y trabajó como asistente de producción de la película. “Era el único hétero y llegue al Mocha porque no había terminado el secundario. Para mí fue una experiencia increíble, me sacó muchos prejuicios».

Sin educación para travestis y trans

“La matriz recién está empezando a cambiar, pero la represión policial sigue y va en aumento. La Vanni de antes es Luciana Sánchez ahora”, afirma Quiñones, en referencia a la abogada lesbiana y feminista que, entre otras cosas, representó a la querella en el juicio por el travesticidio de Diana Sacayán.

“Las compañeras acá en Buenos Aires tienen la posibilidad del Mocha, pero en el interior no hay nodos de acceso a la educacion. No es un política pública que las travestis se eduquen en las provincias. No hay leyes de promoción. Sólo Santa Fe implementó el Reconocer es Reparar. Entonces la Mocha termina siendo un lugar voluntarista, porque depende de nuestras voluntades resolver el buen vivir de las compañeras trans”, dice Quiñones.

Pone de ejemplo a una alumna que vive en Pilar. Llegar al Mocha implica para ella tomar cinco colectivos pagando 17 pesos, sin un trabajo formal, “Entonces queda en manos de la ayuda de docentes y voluntarios. Se hacen fiestas, rifas, de todo para poder ayudarlas. No tenenemos financiamiento integral y el sostenimiento del espacio continua sin poder resolverse, siendo una escuela modelo”.

“Mocha: nuestra lucha, su vida, mi derecho”, se vuelve una herramienta pedagógica necesaria para replicar la experiencia del Bachillerato Mocha Celis y también para conocer la realidad de las personas trans a través de sus propias voces.

En la Ciudad de Buenos Aires, se puede ver los domingos de febrero a las 18 en el Malba. Habrá una función el 28 de febrero en el Cine Gaumont.

Vista previa del vídeo DOCUMENTAL MOCHA – TRAILER de YouTube

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